LOS GENERALES PANZER DE HITLER AL DESCUBIERTO – David Stahel
El pasado mes de abril los amigos de Ediciones Salamina sorprendieron a los lectores interesados en la Segunda Guerra Mundial con la publicación de Los generales panzer de Hitler al descubierto: Guderian, Hoepner, Reinhardt y Schmidt del investigador e historiador David Stahel. Este autor se ha ganado todos los elogios en el mundo anglosajón por sus pormenorizados estudios sobre la campaña alemana en Rusia en 1941. En España ya le conocemos bien, ya que Salamina ha traducido todos y cada uno de los libros que conforman su pentalogía. Una colección que Íñigo y yo hemos tenido el placer de reseñar para esta casa. Si es la primera vez que escucháis el nombre de este autor os recomiendo encarecidamente que las leáis y las comentéis si podéis: Operación Barbarroja. La derrota alemana en el este, Kiev 1941, Operación Tifón, Moscú 1941 y La retirada de Moscú (1941-1942).
Volviendo a la obra que nos atañe en esta reseña, Los generales panzer de Hitler es una vuelta de hoja a lo que nos tiene acostumbrados normalmente Stahel. El autor se sale de sus estudios de las operaciones militares alemanas en el este para centrarse en algunos de los personajes que las dirigieron. El volumen, bastante más reducido que los otros publicados, consta de cinco capítulos dedicados de manera independiente a una dimensión concreta de cada uno de los generales antes citados. Así es como a lo largo de las páginas este historiador va perfilando y definiendo cómo eran, pensaban y actuaban estos hombres en diferentes momentos de su vida a lo largo de 1941.
Entrando en materia, el capítulo 1 (pp. 21-36) está centrado en las cartas de los generales panzer. Parecido a un estado de la cuestión, Stahel nos muestra de manera crítica lo que significa usar como fuente las misivas que mandaron y recibieron los protagonistas. Unas fuentes que están modificadas en la posguerra en algunos casos, parciales en su número debido a sustracciones o pérdidas por el paso de los años. Casi como si se tratara de un inspector de policía, el autor ya muestra aquí toda la capacidad de análisis que tiene. Es una maravilla leer las interpretaciones y comentarios que da Stahel ante la evidente falta de cartas o lo que los generales pretendían escribiéndolas.
En el capítulo 2 (pp. 37-102) la narración toma velocidad y el tono académico de la primera parte desaparece. Este se centra en el ámbito privado de los generales, un ámbito donde los militares germanos se expresaron de manera realista a los pesares de las situaciones que soportaban en el frente, incluso a veces en primera línea. Destacable son los escritos de Guderian, los cuales me han parecido los más completos. Las conversaciones con su esposa Margarette son verdaderamente interesantes. Los temas tratados aquí son variados, entre ellos está el cansancio generado al ver que la guerra no terminaba con el paso de las semanas o las narraciones con todo tipo de detalles que hacían los generales de las operaciones a sus esposas.
Este capítulo está contrapuesto de forma clara al capítulo 3 (p. 103-174) en donde se explora el ámbito público de los generales. Si en el anterior había declaraciones y comentarios que ponían en duda la fama de “aguerridos” de estos hombres, en esta parte del libro se ve hasta qué punto la propaganda privada o del propio régimen encumbró a estos individuos. Más que militares parecían estrellas de Hollywood. Aparte de esto, Stahel se adentra en un mundo donde el tráfico de influencias era la moneda cambio además de la corrupción y el uso abusivo de los privilegios que tenían estos oficiales por su rango. Por poner varios ejemplos, Hitler solía hacer cuantiosos pagos mensuales libres de impuestos a los coroneles generales. Por otro lado, estos a su vez usaban su rango en el escalafón para vivir y tener mejores condiciones que los hombres a los que dirigían. A veces en una clara violación de las leyes militares germanas.
Vamos pasando las páginas y llegando a la recta final con el capítulo 4 (pp. 175-238) que trata un asunto polémico: la dimensión criminal. Uno de los mayores mitos creados después de la Segunda Guerra Mundial fue el de Saubere Wehrmacht (la Wehrmacht inocente o limpia) que rechazaba que el ejército alemán hubiera estado de acuerdo o implementado políticas de aniquilación. Aquello fue solo cosa de Hitler, sus nazis y las SS. Stahel demuestra de manera pormenorizada que esto es a todas luces falso. Los cuatro hombres protagonistas no fueron indiferentes a los crímenes, sino que estuvieron muchas veces de acuerdo e incluso aplicaron las directrices que el Führer dio para limpiar el este de Europa de Untermensch (infrahombres). Aquí las cartas se muestran más reservadas, pero como sugiere el autor, son evocadoras por lo que a veces no dicen o por lo que se les olvidó censurar pensando que lo que decían no era malo. En definitiva, en toda esta parte no hay lugar para dudas, el uso de fuentes para demostrarlo es una auténtica maravilla.
Por último, llegamos al capítulo 5 (pp. 239-308) donde se aborda con extensión la faceta militar propiamente dicha de Guderian, Hoepner, Reinhardt y Schmidt. De nuevo, y como el anterior capítulo, es un apartado de revelaciones que chocan directamente con los mitos de posguerra. Considerados grandes tácticos, David Stahel presenta un mando narcisista que no dudaba en echar la culpa a otros cuando cometían errores de gravedad en el curso de las batallas. El éxito personal de cada uno de ellos estaba más allá de los objetivos militares marcados en los mapas, lo que llevó a su vez a la discordia abierta entre estos mandos sus subordinados y la cúpula. Todas estas características ponen de manifiesto que en lo que se refiere a las figuras estudiadas el mando de la Wehrmacht era disfuncional, así lo concluye el autor.
Acabada la parte ensayística, Stahel se lanza en las páginas finales de las conclusiones a unas mordaces críticas (todavía más si cabe) contra estos hombres a los que acusa de los peores crímenes y de los que dice que su legado debe de estar empañado por las miserias que causaron. Incluido el legado de Erich Hoepner, que pese a haber sido fusilado por el régimen por su adhesión a la conspiración de 1944, participó activamente en la políticas de aniquilamiento en la URSS en los estadios iniciales de la campaña de 1941.
Pasando a la parte técnica, la obra está muy bien editada, como nos tiene acostumbrados Ediciones Salamina. Cuenta con una buena selección de imágenes además de una tipografía correcta para no dejarnos los ojos. La traducción, realizada por Hugo A. Cañete, y revisión, hecha por Javier Ribelles, es mejor que buena. Esto es importante y hay que reseñarlo, porque una mala traducción o revisión suele arruinar lo que puede ser un gran libro.
Para acabar, puedo decir sin miedo a equivocarme que ha sido una lectura redonda, muy amena y sustancial. Si os habéis leído la pentalogía original este volumen os vendrá de perlas para comprender mejor a cuatro de los personajes que tuvieron distinto peso en la campaña. Si no os interesa leerla da igual, esta obra es independiente al resto y podréis disfrutarla por separado. En resumen, una investigación de primer nivel.
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David Stahel. Los generales panzer de Hitler al descubierto. Guderian, Hoepner, Reinhardt y Schmidt; traducción de Hugo A. Cañete. Málaga, Ediciones Salamina, 2023, 344 páginas.
Buen libro. Interesante por la aportación de la correspondencia que permite leer entre líneas, y no tanto, los sentimientos, penas y deseos que estos generales podían y no podían decir en público. En general, todo un corral lleno de gallos de pelea. Bien por la reseña.
Estoy de acuerdo contigo. Me ha sorprendido el nivel de detalle que ha logrado Stahel. Un libro que sirve para romper mitos entre ese furibundo grupo de aficionados que aún cree en la leyenda de la Wehrmacht limpia e inocente.
Muchas gracias por publicar. Siempre es un placer, y un honor, ver publicadas las aportaciones de uno en este tablón. En avant!
Y que vengan más!
Por lo que leo Stahel en su línea de desacreditar. que me hablen de un militar de la historia que no hayan cometido los peores crímenes imaginables. No entiendo esas corrientes tan distintas. Por un lado el glamour de los generales de Napoleon (los mariscales de imperio), el silencio de los grandes genocidas anglosajones. Arthur Harris, Westmoreland, McArthur, Curtis LeMay… Por no hablar de los grandes carniceros rusos, de los que no se libraba ninguno en desprecio a sus propios soldados.
Hasta ahí sin necesidad de ir más atrás en el pasado. No menciones los millones de muertos provocados por Julio César en las Galias que ya la liamos.
¿Y por eso debemos decir que no pasa nada? El libro va de lo que va, hay muchos otros hablando de los horrores de la guerra en otras épocas o sobre otros personajes. Basta de mitificar la guerra, se necesitan más libros así, la verdad. Y lo dice uno al que le gusta mucho la Historia militar, uno de los motores de la historia de la humanidad, sin duda. Y por desgracia.
Pese a ser seguidor de Stahel para mi gusto es el más flojo de todos los que ha traducido Salamina.
Me costó acabarlo.
Yo no diría más flojo. Se aleja del escenario puramente militar de su obra anterior, para volcarse en la intimidad de una parte de sus protagonistas, lo que implica cambiar radicalmente la visión de conflicto, en cuanto realiza una radiografía social, política y personal de aquellos. No por ello resulta mejor o peor, sino simplemente distinto en su enfoque. A mi me dio mucha información que ayuda a entender el porqué de ciertas decisiones y comportamientos de aquellos generales en el frente soviético y, por supuesto, su relación con otros oficiales de alto grado, con el partido nazi y con el propio Hitler.
Gracias por la reseña, HistoriaMilita. No soy aficionado a los libros de batallas, pero este sí que se me hace interesante, tomo nota.
Y lo es por ahondar en la vida privada de los generales protagonistas, y su particular relación con el régimen nazi.