EL GRAN MIEDO – James Harris
13 dEurope/Madrid diciembre dEurope/Madrid 2019El sentido entero del libro de Harris es contrarrestar la tesis tradicional sobre el Gran Terror, las purgas multitudinarias que tuvieron lugar entre 1936 y 1938 en la Unión Soviética; tesis que, según el autor, incurre en el error de personalizar en exceso el dramático acontecimiento, atribuyendo su gestación al deseo de Stalin de acrecentar su poder. A esta explicación simplificadora, consagrada ante todo por el clásico estudio de Robert Conquest, ‘The Great Terror’ (1968), Harris opone una que pone el acento en ciertas continuidades históricas tocantes a la Rusia pre y posrevolucionaria. El enfoque de Harris imbrica la mentalidad de asedio de los dirigentes soviéticos con la apreciación del terror como supremo mecanismo de defensa frente a la amenaza interior. De acuerdo a esta tesis, los dirigentes de la URSS, partiendo ciertamente por Stalin, creían que el régimen surgido de la revolución estaba sometido a una constante amenaza exterior, y que los estados enemigos operaban en connivencia con numerosos elementos contrarrevolucionarios que, infiltrados en el sistema, realizaban una subrepticia labor de zapa. La impresión de hallarse bajo asedio era una herencia del Antiguo Régimen, aquejado desde sus orígenes de un estado de guerra semipermanente contra multitud de potencias hostiles; también lo era el temor al faccionalismo y las luchas intestinas por el poder, así como al peligro de las infiltraciones, sobre todo desde que la Revolución Francesa y las libertades políticas occidentales amenazaran con contagiar de ideas peligrosas a los aristócratas que viajaban a Europa. La sensación de vulnerabilidad e inseguridad había sido una constante en la historia de la monarquía rusa, y los amos del nuevo régimen estaban igualmente imbuidos de ella. Pero también lo estaban de la forma de proceder bajo esa sensación: recurriendo a medidas coercitivas propias de un estado policial, bien conocidas por quienes habían sido las víctimas predilectas de la represión zarista. De su muy personal experiencia, los líderes bolcheviques dedujeron que la respuesta a la acción subversiva consistía en un aparato de vigilancia y castigo de eficacia redoblada, para lo cual urgía endurecer sus métodos. La tesis de James Harris se yergue sobre la premisa de que ninguna de las circunstancias que incidieron en la génesis del Gran Terror carecía de precedentes en la historia rusa. » seguir leyendo