«Cuando dejó de verse en el horizonte la tierra rusa, se quitaron las ropas gruesas y bastas que llevaban y las tiraron al mar. Nadie que lo haya visto podría olvidar aquella escena de casi trescientos prisioneros llorando sobre la cubierta de un barco.»(Oficial del barco Semíramis, 1954)
Sobre la 250 Einheit spanischer Freiwilliger de la Wehrmacht, más conocida por los españoles como la División Azul (Blaue Division, 1941-1943) se han escrito muchos libros actualmente, desde buenos y excelentes ensayos y libros ilustrados, hasta novelas que nos alejan de aquella patina de patriotismo barato de los libros de antaño que glorificaban y desvirtuaban políticamente la lucha abnegada de unos hombres arrastrados a la vorágine de la Segunda Guerra Mundial para calmar añejos pactos anteriores. Últimamente [2011] están apareciendo títulos bastante interesantes de una claridad meridiana que nos hablan de qué supuso aquella entrada de hombres en las heladas tierras del frente oriental, y cómo se comportaron frente al enemigo. Estos ensayos nos hablan de las causas, de por qué una división entera, casi 18.000 soldados “voluntarios”, entraron en batalla frente a las «hordas» comunistas, el desarrollo de los combates, y la vuelta a casa en 1943 tras dejar atrás pinceladas de verdadero heroísmo ante el enemigo. Incluso algunas veces ese epílogo se cierra con la historia de los hombres que no quisieron volver y desearon terminar el cometido por el que creían estar allí hablándonos posteriormente sobre la Legión Azul o la legendaria figura de Miguel Ezquerra en el mismo Berlín. Libros bastante interesantes y que dan idea de la División Azul en conjunto… pero ¿y los soldados que fueron allí?, ¿no se merecen una historia aparte que nos enseñe lo que pasaron en realidad, aguantando el frío y la incertidumbre de la muerte? He aquí que para relatarnos las vivencias de los que fueron y que regresaron, a pie o en el triste Semíramis, el mejor medio es el género novelístico, y tenemos una excelente muestra de ello en la obra estos momentos les estoy reseñando: Añoranza de Guerra, de Blanco Corredoira.
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