EL ENEMIGO JUDEO-MASÓNICO EN LA PROPAGANDA FRANQUISTA (1936-1945) – Javier Domínguez Arribas
2 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2010Tal vez no sea exagerado reconocer en el pensamiento del jurista alemán Carl Schmitt la caracterización canónica de la figura del enemigo político, a partir de la célebre dialéctica amigo/enemigo expuesta en su ensayo El concepto de lo político. Brillante y docto intelectual y, al mismo tiempo, fiel seguidor de la ideología nazi, Schmitt ofrece dos disposiciones teórico-prácticas idóneas para disertar sobre el odio al adversario político. Autor, pues, que escribe con conocimiento de causa. Recordemos ahora uno de sus más conocidas descripciones de enemigo: «El enemigo político no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo; no hace falta que se erija en competidor económico, e incluso puede tener sus ventajas hacer negocios con él. Simplemente es el otro, el extraño, y para determinar su esencia basta con que sea existencialmente distinto y extraño en un sentido particularmente intensivo.»
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