EL TESTAMENTO DE ARISTÓTELES – Alfredo Marcos
24 dEurope/Madrid agosto dEurope/Madrid 2010«Ahora tengo que reposar. Duele, ¿sabes? Y quiero pensar. Me tenderé en el lecho con una bola de bronce en mi mano y al menos mi cuerpo descansará. Mi mente no podrá hacerlo. Tengo que pensar acerca de un texto hipocrático que he encontrado entre los que me mandó Teofrasto. Cuando viene el sueño la bola cae con estruendo y sobresalta. Me mantendrá despierto. Tengo ya poco tiempo.»
Entre los griegos hay individualidades que brillan con luz propia: Pericles, Alejandro, Aquiles, Leónidas, Alcibíades, Homero, Aristófanes, Solón… También entre los griegos destacan las parejas: Hipias e Hiparco, Harmodio y Aristogitón, Demóstenes y Esquines, Temístocles y Arístides, Heráclito y Parménides, Cástor y Pólux, Epaminondas y Pelópidas, la alpha y la beta… Pero no son menos famosos los tríos: Esquilo, Sófocles y Eurípides; Tales, Anaximandro y Anaxímenes; Mirón, Policleto y Fidias; el dórico, el jónico y el corintio; Praxíteles, Scopas y Lisipo; Sócrates, Platón y Aristóteles… Hombre, hablando de Aristóteles (nótese qué hábil recurso he usado para introducir el tema): acabo de leer un libro sobre su vida, aunque por el título bien pudiera parecer que es sobre su muerte: El testamento de Aristóteles. Pues ya que estamos y vista la expectación que acabo de despertar (¿?), paso a comentarlo.