428 DESPUÉS DE CRISTO. HISTORIA DE UN AÑO – Giusto Traina
19 dEurope/Madrid mayo dEurope/Madrid 2011«¿Por qué el año 428 d.C.?». Es la pregunta que uno se hace al coger este libro de la mesa de novedades, leer la contraportada, ver el índice de contenidos y hojearlo un poco a vuelapluma. ¿Qué tiene de especial este año? Ciertamente, no parece que fuera un año en el que sucedieran grandes hechos. No al menos, y si nos situamos en ese período histórico, como el 410, cuando Alarico saqueó Roma (todo un trauma para el imaginario colectivo… ¿o no?); o el 451 y la batalla de los Campos Catalaúnicos, la derrota de los hunos de Atila ante el combinado romano-«bárbaro» dirigido por Aecio; o, cómo no, el 476, cuando el último emperador romano de Occidente (o quizá el penúltimo, si nos ponemos en la óptica de Julio Nepote) fue depuesto por el hérulo Odoacro. Ahora bien, y siempre me lo he preguntado, ¿acaso el mundo enmudeció cuando el último sucesor de Augusto en tierras occidentales fue desposeído de sus insignias imperiales? ¿Alguien sintió que el mundo había cambiado para siempre? Las fechas suelen crear compartimentos estancos (o Edades) que sirven para categorizar períodos, pero en realidad no significan mucho más. Y menos para los que vivieron en esa época. Pero es cierto, lo asumo, sí hay fechas que significan algo para quienes las vivieron: y así, a diferencia de la caída de un imperio nominalmente en manos de un adolescente, en el año 1453 cayó el otro imperio romano, el de Oriente, el bizantino, y su caída golpeó a todo Occidente… aunque éste hiciera poco por evitarlo. Y su sucesor, el imperio otomano, languideció en sus últimos dos siglos para finalmente ser ejecutado sin compasión y sin que a muchos coetáneos no les pillara de nuevas. Las cosas de las fechas.