LA NIÑA LOBO, LOS GRIEGOS Y LOS DIOSES – Tom Holland / Jason Cockcroft
“¿Pero y si el incendio de Troya no fue el final? ¿Y si nosotros, los griegos, tenemos que sufrir la misma condena que infligimos a los troyanos? ¿Y si está predestinado que Asia invada Europa, igual que Europa invadió Asia? ¿Y si el mundo está destinado a arder de nuevo?”
Los niños griegos no tenían miedo del hombre del saco ni del coco; estas son invenciones demasiado modernas. Ellos temían a las empusas y las lamias. Luego crecían, se hacían adultos y esos miedos desaparecían, o bien aprendían a vivir con ellos. Pero también surgían miedos nuevos; al menos así fue durante un cierto período de la historia griega. “¡Que vienen los persas!”, se oye aquí y allá por las calles de Esparta y de Atenas. Estamos a finales del siglo VI a.C. Y los persas no son una amenaza infantil e intangible como las lamias. Los persas son el enemigo. Un enemigo real, muy real.
Tom Holland es un viejo conocido de Hislibris. Desde que decidió alejarse de la novelística (sus inicios coquetearon con el género vampírico —si es que eso es un género—) y centrarse en los ensayos, ha ido encadenando una detrás de otra obras de enorme éxito y nada desdeñables, todas centradas en el mundo griego, el romano y la Edad Media. Ya en sus novelas se le veía una predilección por la historia: en ellas estaba siempre presente el pasado, valga la paradoja: Howard Carter, Lord Byron, la Inglaterra de Cromwell, el Londres victoriano, el salvaje Oeste americano… La aparición de Rubicón, y poco después Fuego Persa, descubrió a muchos una manera diferente de explicar la historia, en la que su habilidad como narrador se combina perfectamente con una excelente capacidad divulgativa. Dominio (sobre la construcción del occidente cristiano), Dinastía (los primeros emperadores romanos), A la sombra de las espadas (el fin del imperio bizantino y el auge del musulmán), Milenio (el año mil y el milenarismo) y Pax: guerra y paz en la edad de oro de Roma, recién traducido al castellano, constituyen el grueso de los ensayos que Holland ha dedicado a la musa Clío. Bien, pues ahora hay que añadir uno más.
Pero La niña lobo, los griegos y los dioses no es una novela ni tampoco un ensayo: es un cuento, un relato, un mito si queremos. Una ficción en la que Holland revisita los hechos históricos que ya nos describiera en Fuego Persa, pero con otro tono, otros objetivos e incluso otros personajes. Una historia que comienza con Gorgo y acaba con Gorgo. ¿Y quién es Gorgo? Los duchos en la historia de los griegos ya lo sabrán, y los profanos es posible que también, si recuerdan la película 300 de Zack Snyder o si se han atrevido a leer la única obra conocida y conservada de un individuo nacido en una pequeña ciudad costera de la actual Turquía llamada Bodrum, conocida universalmente desde la Antigüedad como Halicarnaso. El individuo en cuestión es Heródoto (o Herodoto, que la tilde se pone o se quita según las modas), y su obra se llama Historia. En ella su autor relata, en un tono amenísimo e incluyendo la información que recopiló a lo largo de sus viajes e inquisiciones, la guerra que enfrentó el mundo griego, así en general, con el todopoderoso imperio persa, cuya extensión era más de 40 veces mayor que el conjunto de los territorios de habla griega.
Es ese mismo recorrido temporal y argumental el que abordó Holland en Fuego Persa, y en su nuevo libro lo retoma otra vez. Resolviendo la cuestión anterior, Gorgo fue la esposa de Leónidas, rey espartano universalmente conocido por su sacrificio en el estrecho de las Termópilas, donde él y 300 espartanos (y otras fuerzas griegas, como los tespios) resistieron varios días hasta caer aplastados por el infinitamente superior ejército persa. Gorgo era hija de Cleómenes, rey de Esparta y hermanastro de Leónidas (ambos eran hijos del mismo padre, Anaxándridas, pero de distinta madre). En La niña lobo, los griegos y los dioses, Gorgo es la narradora de la historia, que comienza cuando ella es apenas una niña a quien su aya Lampitó le cuenta historias de dioses y hombres, de griegos… y de persas.
Los persas descienden de los dioses, le cuenta Lampitó; como la propia Gorgo. Las mujeres atenienses se transforman en osas, le cuenta también; y las espartanas en lobas. El relato del aya entrevera verdad y ficción, historia y mito, porque en el fondo, para los griegos todo es lo mismo y no hay distinción. Y entre relato y relato, Gorgo ve y vive en primera persona los sucesos que ocurren a su alrededor. El peligro persa acecha cada vez más, los atenienses son conscientes y solicitan ayuda, su padre Cleómenes es inteligente y sabe qué ha de hacerse, mientras que Demarato, el otro rey (sí, en Esparta hay dos reyes) seguirá un camino muy distinto. Y Temístocles, el ateniense astuto, le abrirá los ojos a Gorgo y le enseñará cómo ganar una guerra. En fin: la misma historia que nos contó Herodoto, pero con la hija de Cleómenes como narradora y protagonista.
El texto de Holland es juvenil, directo y ágil. El autor tiene tablas en eso de contar historias desde la ficción. Además, viene bien acompañado por las ilustraciones de Jason Cockcroft, dibujante neozelandés afincado en Leeds, conocido sobre todo por ser autor de varias de las portadas de las novelas de Harry Potter. Para el libro de Holland, Cockcroft ha hecho unas ilustraciones de gran tamaño que evocan muy bien el lado mágico, misterioso, oscuro y crudo del mundo griego. La aportación gráfica es, desde luego, uno de los aspectos más destacados del libro.
La niña lobo, los griegos y los dioses es una obra ideal para introducir a los profanos, sean estos jóvenes o más talluditos, en la historia de los griegos. Aunque, como siempre conviene recordar, no está de más acudir a las fuentes, y en este caso Herodoto sería un anfitrión magnífico para acoger primero, y disipar después, nuestros reparos a la hora de leer a los clásicos. Pero como paso previo e introductorio, hay que decir que Tom Holland ha hecho un buen trabajo.
*******
Tom Holland y Jason Cockcroft, La niña lobo, los griegos y los dioses (traducción de Joan Eloi Roca). Barcelona, Ático de los Libros, 208 páginas.
Este libro lo vi hace un tiempo en el escaparate de una librería y desde entonces le tengo ganas. Debido al precio lo tengo apuntado en un excel de futuribles para cuando lo traigan a la biblioteca, y en cuanto lo adquieran lo leeré con ganas. Muy buena tu reseña, como siempre ;-) … ¡leche me están entrando ganas de volver a releerme el de Fuego Persa!
Gracias por la reseña. Ha sido de lo mejor que he leído últimamente. Escribir este tipo de libros introductorio, en los que se combina ficción y realidad histórica, no es nada fácil. Y Tom Holland logra un resultado excelente para jóvenes y no tan jóvenes.
Como acercamiento es un libro excelente, desde luego.
A mí solo por las ilustraciones ya me tendría ganado. Buena reseña compañero.
No sabía que era una especie de novela-cuento ilustrado, vi que era de Holland y lo puse en la lista de regalos navideños y me cayó. Desde entonces lo tengo en la estantería porque estoy leyendo más Kindle que físico pero sabiendo el formato y con ganas de ver las ilustraciones le daré un repaso pronto. ¡Buena reseña!
Pero cómo. ¿Ni siquiera lo habías hojeado?
Que va, así voy ultimamente, no vivo. Me lo regalaron, no tuve tiempo ni de mirarlo, se quedó en la bolsa mezclado con el regalo de Laura y hace unas semanas apareció y lo puse en la estantería con prisas entre los otros libros de Holland. Es que si no es por la reseña lo mismo ni me acuerdo. Mañana pretendo darle un vistazo.
Lo que está tirando de mis lecturas es el Kindle y la noche, el resto del día es que no vivo.
¡A por él!
como comentas, combinar ficción e historia es una apuesta arriesgada y hay que tener mucho talento y conocimientos para saber conservar el equilibrio. parece que el autor lo consigue con creces, así que apuntado para futuras compras.
gracias por la reseña.
Coincido con la apreciación de Gonzalo. Pero justo que salga bien ese equilibrio entre ficción e historia es lo que hace que parezca un libro muy interesante.
Gracias por traérnoslo, cavilius.