Aquí tenemos la tercera entrega que nos ofrece la editorial Valdemar de su colección Frontera; dedicada a autores de novelas del Far West.

Esta vez le toca el turno del protagonismo a la caballería del ejército U.S.A, que luchó en las guerras indias. Y nos viene de la mano de James Warner Bellah, controvertido (luego explicaré el porqué) escritor neoyorquino que se especializó en este tipo de narraciones. Narraciones las cuales, una vez más, sirvieron de inspiración al mundo del cine, concretamente y nada más ni nada menos que a John Ford. Los cinco relatos y la novela corta que aparecen en este libro sirvieron a John Ford para crear su trilogía sobre la caballería yanqui formada por: Fort Apache (1948), La legión invencible (1949) y Río Grande (1950). En este caso, el vínculo “literatura-cine” es más fuerte y estrecho que muchas otras veces, ya que la popularidad de James Warner Bellah creció grandemente después de que Ford rodara sus películas. Incluso se ha llegado a decir que Warner se lo debe todo a John Ford; aunque esta teoría tiene bastante de verdad, a mí me parece bastante injusta, ya que Warner en mi opinión es un buen escritor que teje buenas y entretenidas historias sobre la caballería yanqui, creando así un subgénero del cual él es el principal exponente.

El libro tiene tres partes diferenciadas. Primero la presentación a cargo de Alfredo Lara López, director de esta colección Frontera. La recomiendo fervientemente. En ella sale jugosa información de James Warner Bellah,  su vida y obra y su relación con John Ford y el mundo del cine. Es tan interesante para los lectores propiamente dichos como para los cinéfilos más frikies. Imperdible. Luego tenemos una segunda parte que consta de cinco relatos, y una tercera parte con la novela corta que presta su título al libro. Esos cinco relatos primeros pertenecen a la serie de aventuras de Fort Starke, donde más o menos los personajes son los mismos y que transcurre en algún lugar indeterminado entre el oeste de Kansas y el este de Colorado por allá la década de los sesenta hasta mediados de la década de los ochenta del siglo XIX. En ellos nos encontramos con que Warner nos lo cuenta todo en tercera persona, pero partiendo siempre del pensamiento interior de los personajes. Este pensamiento interior lo plasma a menudo en el texto con letra diferenciada. Nos habla de la vida del soldado de caballería en todos sus detalles de una forma poética a la vez que cruda y realista, cruel y ácida en muchos momentos, con un valor argumental de calidad aunque un poco repetitivo; esgrimiendo un rico arsenal, a veces en demasía incluso, de recursos literarios. En los momentos de acción esto último desemboca en una forma un tanto onírica de narrar; bueno esto también es consecuencia de narrar desde las sensaciones de los soldados opino.

Warner habla con absoluta propiedad de la vida militar, sacando a la luz su experiencia adquirida en las dos guerras mundiales. Se retiró con el grado de coronel. Esta experiencia se nota tanto en los momentos más tranquilos como en los de acción, en los cuales demuestra sus conocimientos (adaptados a aquella época) de técnicas de rastreo, guerra de guerrillas, psicología del mando, dominio del hábitat, conocimiento de las costumbres, estrategia y táctica del enemigo, las dificultades que provocan a veces ciertas órdenes de Washington  y como no, del modo de pensar y sensaciones tanto físicas como mentales de soldados y oficiales. La épica flota a través de todas sus narraciones. Los indios para él no tienen voz, solo son el enemigo al que hay que destruir; este escritor es así.

En la tercera parte del libro, la magnífica novela corta: Un tronar de tambores, el estilo y la calidad cambia a mejor, que ya es decir. Esta novela, al contrario que los cinco relatos anteriores, fue en origen, el guión de la película del mismo nombre, titulada en Spain: Fort Comanche (1961), dirigida por Joseph M. Newman.

En esta novela las virtudes y los rasgos del estilo de Warner continúan. Solo cambia que la descripción del interior de los personajes incluidos los personajes civiles, los cuales toman más relevancia, son enfocados más desde fuera, y que el argumento es más sólido; los momentos oníricos desaparecen en gran parte para dar paso a una narración más directa y clara, sobretodo en los momentos de acción. Digamos que es un James Warner más centrado; las sabias reflexiones sobre la vida en general y sobre la militar se incrementan. Eso si, los indios continúan sin tener voz ni voto.

Y una cosa que me gusta mucho: su descripción del “juego del ratón y el gato” entre indios (no digo cuales para no dar el spoilerazo, ya que es un punto importante de la narración) y soldados en los desérticos parajes norteamericanos, explicándolo y desmenuzándolo todo al más puro estilo detectivesco. Sublime.

Y queda por hablar de un tema importante, tratándose de James Warner Bellah: su condición de escritor “políticamente incorrecto”. Warner se muestra racista, misógino, imperialista, violento,  etc..;  tiene frases sin desperdicio que son como puñetazos que no dejan indiferente a nadie. Un servidor de ustedes con esto no congrega, que quede claro, pero su estilo literario y sus historias me ponen y si encuentro más escritos de Warner Bellah pienso leerlas.

Un saludo.

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