Ayer, 21 de junio, la editorial Nowtilus presentó en la Casa de Soria en Madrid la obra de Miguel Ángel Almodóvar La cocina del Cid, que lleva por subtítulo «Historia de los yantares y banquetes de los caballeros medievales». Por rigurosa insaculación -método aleatorio que tiene por norma emplear Richar en estos casos- me correspondió a mí hacer aprecio a la invitación que gentilmente había cursado la editorial al mejor blog de todos los tiempos y del universo todo que es Hislibris.

¿Por qué en la Casa de Soria y no en la de Burgos? inquirí entre mis paisanos. Aparte de que don Rodrigo cabalgase la meseta soriana en toda su extensión, porque se ofreció la Casa de Soria y porque hizo de presentador Juan José Lucas, expresidente de la Junta de Castilla y León y ferviente soriano de El Burgo de Osma. Se contó también con la intervención del actor Francisco Valladares que recitó algunos fragmentos del Cantar de mio Cid y ese otro poema, Castilla, de Manuel Machado que tiene por final del estribillo el famoso dodecasílabo «-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga».

Confieso que acudí a la cita única y exclusivamente por si se hacía una demostración práctica de una de esas pantagruélicas comilonas que todos asociamos con los usos y costumbres gastronómicos medievales propios de las grandes mesas señoriales o del alto clero. No fue así; en todo caso no salí defraudado, pues de la exposición que allí se hizo del libro y del vistazo que tuve ocasión de echarle -no he tenido tiempo de leerlo-, comprendí que se abría para mí una nueva visión y una concepción distinta de esta rama del conocimiento que a todos los hislibreños nos apasiona. Por fin hallé el verdadero sentido de la Historia. Tantos años intentando encontrar una aplicación concreta de las enseñanzas del pasado a la cotidianeidad de mi vida rutinaria sin haber tenido ocasión de poner en práctica estrategias como la que utilizó Napoleón en la batalla de Austerlitz, o las matrimoniales que empleaban los reyes con sus hijos/as para anexionarse reinos ajenos, o las tributarias diezmales eclesiásticas que permitían a muchos vivir como curas, o el derecho de pernada -ese logro social lamentablemente perdido-, y, de repente, tengo en mis manos un libro que incluye 73 recetas de cocina del medievo hispano que voy a experimentar en mi fogón en cuanto tenga un momento. Por lo pronto probaré una que me ha saltado a la vista: la Receta de Hypocrás. Lleva por ingredientes: 3/4 de litro de vino, jengibre, canela, clavo de olor, 50 g de azúcar blanco y 1/4 de litro de agua. Quitando el agua, que no sé para qué sirve, con lo demás se me antoja que se puede confeccionar un buen sustituto del café con leche de los desayunos que me propongo incorporar desde ahora a mi dieta. Ya os comentaré los resultados… aunque posiblemente no haga falta; por poco sagaces que seáis los notaréis vosotros mismos en mis futuras intervenciones.

Cordiales saludos.

Esta entrada fue enviada el viernes, 22 d+02:00 junio d+02:00 2007 a las 09:45 y está archivada bajo Varios. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de la fuente RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propia página.