POMPEYA. VIDA, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE LA CIUDAD SEPULTADA POR EL VESUBIO – Mirella Romero Recio

POMPEYA. VIDA, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE LA CIUDAD SEPULTADA POR EL VESUBIO - Mirella Romero Recio

«¡Qué doloroso anhelo por lo que ya no existe
despiertan esas ruinas de majestad sagrada!»

(Manuel Verdugo, Manila, 1878»

Pompeya es un conjuro, es una palabra que evoca cientos, miles de significados, imágenes, historias, viajes, descubrimientos, sucesos del pasado. Pompeya es un yacimiento insólito, una ciudad sepultada. Pompeya es un volcán (los romanos carecían, hasta la erupción del Vesubio, de un término para designar a los volcanes) y también la demostración palpable de la cólera divina que sepulta a la ciudad pagana. Pompeya es un estilo decorativo, una escuela pictórica, un destino turístico, una meta intelectual. También es una ensoñación, el milagro gozoso que nos permite un pequeño viaje en el tiempo, la inspiración de novelistas y poetas, de cineastas, y un capítulo obligado de la literatura de viajes desde el siglo XVIII. Destino obligado de las privilegiadas clases pudientes de siglos pasados, destino elegido de cientos de miles de turistas en la actualidad, estación de paso de artistas y escritores, capricho de príncipes y reyes.

Todo eso y mucho más es Pompeya. Un lugar que despierta sentimientos contradictorios, pero nunca indiferencia, en palabras de la autora de este interesantísimo ensayo. Un libro de libros, pues cada una de las partes de esta obra podía constituir, por sí misma, una obra sobre las múltiples facetas que se pueden descubrir alrededor de esta pequeña ciudad sin importancia que nació posiblemente entre los siglos VIII y VII a.C., pereció en el 79 d.C., fue sepultada y resucitó en 1748, alcanzando un lugar privilegiado en el imaginario colectivo. Pompeya a su vez oculta y fagocita el nombre de otra ciudad también sepultada por la erupción del Vesubio y que se merece su propio sitio en la historia, en la arqueología y en el libro: Herculano.

La primera parte del libro, «Pompeya en la antigüedad», es un recorrido sobre la historia del enclave que dio lugar a la romana Pompeya, a la vez que una amenísima exposición científica y divulgativa sobre la vida de una pequeña ciudad romana del siglo I. Nos pasea por la ciudad a la vez que nos instruye sobre la historia de los primeros asentamientos humanos en la costa del sur de Italia, recorriendo los acontecimientos políticos más relevantes de la villa. Llegados al siglo I, Mirella Romero nos describe pormenorizadamente y de una manera fluida cómo «palpitaba» el corazón de la ciudad a través de los principales restos arqueológicos conocidos: sistema de gobierno, economía, espectáculos, industria, religión, familia, sociedad. Todo ello apoyado en constantes citas, notas y en la detallada descripción de los restos encontrados: termas, insulae, fulónicas, templos y, sobre todo, los famosos grafitos pompeyanos.

Y a continuación, los prolegómenos del cataclismo (Pompeya sufrió un terrible terremoto en febrero del año 62 d.C.) y la descripción de la famosa erupción que sepultó las ciudades de Pompeya, Herculano y Estabia, tomando como base, por un lado, la descripción que Plinio el Joven, testigo privilegiado (o no tan privilegiado) del suceso, y por otro lado las informaciones –totalmente coincidentes con Plinio- que los científicos aventuran de cómo pudo ser la erupción a la vista de los restos geológicos hallados.

Llegados hasta aquí, algún lector pudiera pensar que incluso a pesar de lo detallado, interesante, ameno y documentado de la obra, realmente no hay nada nuevo bajo el sol y sobre Pompeya ya se ha escrito todo esto. Pero es entonces cuando la autora inicia lo que en mi particular opinión es lo más novedoso y sugerente de esta historia: la resurrección de Pompeya, y lo que se engloba en la segunda parte de la obra «Pompeya para la posteridad».

En esta segunda parte, se relata el redescubrimiento de Pompeya y Herculano tras siglos de olvido, cuyos primeros antecedentes se remontan al año 1592. La labor investigadora llevada a cabo siendo rey de Nápoles Carlos VII, futuro Carlos III de España, fue crucial para el yacimiento arqueológico, y aunque los intereses en las excavaciones no siempre fueron «puros», ni en ese momento ni en siglos posteriores, el caso es que esas primeras investigaciones arqueológicas con aire español –el primer arqueólogo fue un ingeniero español – dieron el impulso definitivo para sacar a la luz los restos sepultados.

A partir de ahí la historia que nos cuenta la autora ya no es la historia de Pompeya, sino la historia del redescubrimiento de Pompeya, la historia del yacimiento arqueológico, y los ecos en el mundo de una ciudad que poco a poco resurgió de sus cenizas: los distintos monarcas interesados, la búsqueda de financiación, el destino de los restos hallados, los conflictos surgidos por la conservación, la constitución del Gabinete Secreto para las obras de arte memorables pero «poco decentes»… En aquellos momentos contadas personas disponían del privilegio de contemplar la ciudad o los restos hallados. Sin embargo poco a poco, constituyendo Pompeya por razones políticas un gran proyecto nacional que debía dar a conocer al mundo las grandezas de una Italia unificada, se empezó a reconocer el derecho de los ciudadanos a conocer Pompeya.

Todo el mundo quería visitar Pompeya. Las ruinas eran etapa obligada del denominado Grand Tour, ese viaje de iniciación de carácter intelectual y humanístico que los caballeros y las damas de las clases sociales pudientes realizaban a través de Europa, y se convirtió en destino ineludible de la alta sociedad, de artistas, escritores, poetas. Son innumerables las personalidades que hasta allí viajaron y que nos han dejado sus impresiones, recogidas en el libro: Goethe, Stendhal, Chateaubriand, Dickens. Pero también autores españoles como Leandro Fernández de Moratín, el Duque de Rivas, Pedro Antonio de Alarcón, Juan Valera, Pérez Galdós, Blasco Ibáñez o Unamuno. Aunque ninguno hizo tanto por el mito de Pompeya como el pintor ruso Karl Brjullov, autor del cuadro El último día de Pompeya, el novelista Bulwer-Lytton, autor de la novela Los últimos días de Pompeya, o más modernamente, el pintor Alma-Tadema.

Y empieza entonces la narración de la repercusión de Pompeya en el mundo. Su influencia en el arte fue imparable y de una extraordinaria extensión: se plasmó en varias escuelas pictóricas, entre las que podemos citar a los prerrafaelitas (incluso se becaba a los artistas para estancias en Nápoles), inspiró innumerables obras literarias, se constituyó como un estilo arquitectónico y también influyó en las artes decorativas, desde las porcelanas hasta los tapizados, estela que podemos encontrar tanto en el palacio de Catalina II en San Petersburgo, en la mansión californiana de John Paul Getty o en el Palacete de la Moncloa. También ha sido inspiración para el teatro, ópera, cine y televisión.

Esto, en el pasado y en el presente. Como finaliza el epílogo: El futuro de la ciudad está por descubrir.

Lo único malo de este libro es que para disfrutarlo como se merece necesitaría leerse en una biblioteca, rodeado el lector de libros de arqueología y de arte, para poder degustar visualmente las descripciones que detalla no sólo de la ciudad y sus ruinas, de los edificios recuperados de Pompeya y Herculano, de los objetos rescatados de la lava, sino de todas y cada una de las manifestaciones artísticas que en ella se inspiraron, pues es un libro que te pide «ver» más. Desde esa perspectiva, si tuviera que ponerle alguna objeción señalaría que algunas de las láminas centrales del libro, que por razones obvias tienen su número limitado, deberían haber sido otras, en mi humilde opinión.

Para finalizar, quisiera recomendar a los interesados en el tema como una lectura muy recomendable y complementaria de ésta, la Pompeya de Mary Beard, una obra reseñada aquí.

Sobre la autora: Mirella Romero es profesora titular de Historia Antigua en la Universidad Carlos III de Madrid, y entre otras actividades investigadoras y docentes, es miembro de varios proyectos de investigación dedicados al estudio de la recepción, repercusión y eco social y académico del descubrimiento de Pompeya y Herculano en España.

Datos Técnicos:

Pompeya: Vida, muerte y resurrección de la ciudad sepultada por el Vesubio.
Mirella Romero Recio
Ed. La esfera de los libros, 2010.
455 páginas.

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8 comentarios en “POMPEYA. VIDA, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE LA CIUDAD SEPULTADA POR EL VESUBIO – Mirella Romero Recio

  1. Urogallo dice:

    Evocador lugar Pompeya, sin duda, y evocadora reseña Valeria.

  2. Balbo dice:

    Muy chula la reseña Valeria. Pompeya siempre ha tenido ese halo de inmortalidad, que aunque sepas su triste destino, te atrae por su belleza terminal. Es como la llama, que siendo muy bonita e hipnotizante si te acercas a ella te quemas. Pompeya y su destino, una mezcla explosiva… como su volcan vesubiano.
    Felicidades por la reseña galleguina. Un abrazo :-)

  3. Valeria dice:

    Muchas gracias a los dos. Lástima que se hayan «caído» de la reseña dos imágenes que había insertado: un cuadro de Alma Tadema, y la famosa obra de Karl Brjullov, El último día de Pompeya . Pero bueno, el que quiera verlos sólo tiene que buscarlos en la red.

  4. Nuruialwen dice:

    Coñe, Valeria. En el correo de tu reseña no encontré imagen alguna, algo ha debido pasar entonces por el camino. Se me advirtió del cambio de formato al abrir tu Docx, de que se perderían algunas características, a ver si va a ser algo de eso.

    Lo siento mucho, en fin. Si nos las reenvías por separado las colocamos para que quede tu reseña como querías, sin problema.

    Y felicidades por ella, por cierto. Aparte de por tus letras en sí, porque uno de mis tesorillos es una antigua edición de la obra de Lytton y me la has recordado de la mejor manera.

    1. Javi_LR dice:

      Cuuuulpa mía…

      Lo de las imágenes, digo.

  5. farsalia dice:

    Evocadora reseña, sí señor. Tengo el libro pendiente, pero aún tengo fresco en la memoria el de Mary Beard…

  6. Valeria dice:

    No pretendía daros más trabajo, chicos, sólo hice el comentario porque me sorprendió su ausencia. Os las envío un día de estos.

  7. Rodrigo dice:

    Excelente reseña, Valeria. Para un lego como yo creo que vendría muy bien un libro como éste, sobre todo considerando su doble enfoque (pasado y posteridad). La verdad es que la segunda parte parece muy atractiva, con su estudio del redescubrimiento de las ruinas y la repercusión en épocas recientes.

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