CRIADAS Y SEÑORAS – Kathryn Stockett
24 dEurope/Madrid septiembre dEurope/Madrid 2020«Tú eres buena, tú eres lista, tú eres importante».
Casi cien años después de la finalización de la Guerra de Secesión (1861 – 1865), a mediados de los años sesenta, en Estados Unidos, los roces entre la gente de raza blanca y la gente de raza negra todavía persistían (y aún hoy, por desgracia, todavía los sigue habiendo). Como decía, en aquellos años del siglo pasado, más de once millones de personas de color que vivían en los estados del Sur sufrían un tipo de apartheid llamado segregación racial que, bajo el lema de “separados pero iguales”, mantenía totalmente apartados tanto las esferas del mundo de los blancos como la de los negros. Todo estaba dividido: los colegios, los transportes públicos, los locales de ocio, los barrios, los estadios deportivos, las tiendas… y un sin fin de lugares por los que la gente blanca entraba por una puerta y los negros por otra, por las que hubiera un cartel que dijera colored. ¡Hasta los urinarios y fuentes de agua potable eran distintos! Y no es que este tipo de segregación racial fuera ilegal, es que estaba amparada en aquellos estados por unos escritos llamados Leyes Jim Crow, vigentes entre 1876 y 1965, y que limitaban el movimiento de los negros para que no se mezclaran en el ámbito de los blancos. Estaban condensadas en un librito que podía estar en cada mesilla de cada blanco, como si fuera la Biblia, y hasta poder consultarse en las bibliotecas por si alguien tenía dudas acerca de su aplicación. Leyéndolas con detenimiento vemos que eran ridículas ad nauseam como por ejemplo la que decía que una mujer blanca no podía dar el pecho delante de un hombre negro (no fuera a ser que éste se excitara) o que un peluquero negro tocara el pelo de una blanca. » seguir leyendo