EL PRÍNCIPE ROJO – Timothy Snyder
9 dEurope/Madrid mayo dEurope/Madrid 2016Principios del siglo XX. Europa está inmersa en una época de profundos trastornos socioculturales y en su seno se gesta un cataclismo que arrojará el continente a unos segundos Treinta Años de pesadilla. En los años de vértigo que preceden a la catástrofe, los Habsburgo pueden tenerse por encarnación de la estabilidad y la permanencia. Erigida en dinastía reinante desde 1273, cuando Rodolfo de Habsburgo accedió al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, la Casa ha sobrevivido a la Reforma, a la Revolución Francesa y a las guerras napoleónicas; a la disolución del Sacro Imperio, a la oleada revolucionaria de 1848 y, en la segunda mitad del siglo XIX, a una sucesión de derrotas militares a manos de potencias emergentes. Francisco José gobierna desde 1848, y es en 1914 “el emperador más viejo del mundo” (Joseph Roth), tanto por su edad como por la duración de su reinado, y el único soberano que ha conocido la mayoría de sus súbditos. Él mismo simboliza la capacidad de resistir, pues ha debido soportar la muerte de sus seres más cercanos: su esposa, su único hijo y su hermano. Sin embargo, en el siglo que siguió a la derrota de Napoleón, una fuerza ha tenido tiempo suficiente para madurar y ejercer al fin su poder centrífugo: el nacionalismo, cuya amenaza conoce el emperador desde su coronación. Es por obra de esta fuerza que, más que nunca, se ve expuesta la estructura en que se sustenta el reinado Habsburgo como una construcción artificial, no tan precaria que sea incapaz de sortear por buen tiempo los embates nacionalistas, pero sí vulnerable. Y es por necesidad –y por tradición- que el frondoso linaje Habsburgo hace gala de un airoso cosmopolitismo… hasta que el ascenso del nacionalismo obliga a trazar planes especiales. Planes de los que surgiría un Habsburgo ucraniano por propia elección, aspirante a una soñada corona de Ucrania y a quien sus compatriotas electivos llamarían “el Príncipe Rojo”, por su tendencia a simpatizar con los intereses del pueblo llano. » seguir leyendo