ESPADAS DEL FIN DEL MUNDO – Ángel Miranda y Juan Aguilera

24 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

51yqK+2HexL._SX368_BO1,204,203,200_ (1)Año 1582. Las islas Filipinas están siendo azotadas por la piratería oriental; barcos coreanos, chinos y japoneses infestan sus costas, atacando y saqueando impunemente desde hace años. El más famoso de estos líderes piratas era conocido por los españoles como Tay Fusa, bajo cuyas órdenes luchaban bandidos y piratas de toda calaña pero también ronin, samuráis sin señor que habían terminado dados al bandidaje para sobrevivir. Y con las guerras civiles que infestaban el Japón de la época, no era extraño que el gran número de estos guerreros errantes empujase a muchos a tales actividades. Así, una escuadra de estos piratas wako (piratas japoneses) ponía en peligro la navegación de las costas de Luzón y el río Cagayán.

El contra-ataque cayó en manos del veterano marino y soldado Juan Pablo de Carrión, quién, a sus casi setenta años, con cuarenta soldados debía hacer frente a mil piratas.  » seguir leyendo

EL ICONO Y EL HACHA – James H. Billington

22 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

9788432314797Puestos tras la pista de la singularidad rusa o, si apetece, del “alma de Rusia”, podemos detectar ciertas constantes o continuidades históricas, una suerte de ilación entre, por ejemplo, las antiguas manifestaciones rusas de religiosidad cristiana y los modernos movimientos políticos e ideológicos, o entre un Tolstói, que aseveraba que las novelas rusas no lo eran a la manera europea, y un Stalin, que instaba a los escritores a ser los ingenieros del alma. En el primer caso, lo que tienen en común la variante primigenia de la ortodoxia rusa y la intelectualidad rusa de los siglos XIX y XX es una propensión a las ideas totalizantes y al utopismo mesiánico, o la predilección por las cosmovisiones cerradas, proféticas e impregnadas de promesas salvíficas: fenómeno que dio pie a Isaiah Berlin para referirse a la característica sed rusa de sistemas escatológicos y la tendencia a convertir la historia o la ciencia en una teodicea que responda a los problemas morales esenciales; en el utopismo abstracto de la intelligentsia –la intelectualidad progresista- sobreviven de alguna manera la disociación de la realidad mundana y el misticismo de la tradición ortodoxa (debiendo considerárselo, a juicio de Berlin, como uno de los factores que contribuyeron al éxito del bolchevismo). Con respecto al segundo caso: lo que Tolstói tenía en cuenta era la función social de la literatura, en particular de la novela, mucho más patente en Rusia que en cualquier sociedad occidental. Siguiendo a Tolstói, si en Europa la dimensión estética de la narrativa es primordial, en Rusia la dimensión moral y el contexto social resultan por lo menos tan importantes; de hecho, ninguna obra literaria superior al nivel medio desatiende lo que en la Rusia decimonónica se llamó las “malditas preguntas”, esto es, las cuestiones sociales y espirituales que roían la conciencia de todo hombre cultivado (cuestiones que iban desde el significado del arte y el sentido de la vida hasta el lugar de Rusia en el mundo). Décadas después y revolución de por medio, Stalin elevó a la quinta potencia el cometido público de la literatura, al extremo de desvirtuarlo. Supuesto básico del quehacer de los escritores del siglo XIX era la libertad de pensamiento, misma que para Stalin era no ya una extravagancia sino una amenaza existencial para el régimen soviético; los escritores debían limitarse a ser sus rendidos apologetas y a adoctrinar a la población. Aun así, lo pertinente es que al déspota bolchevique lo inspiraba una convicción similar a la de los clásicos nacionales, desde Pushkin y Gógol en adelante, relativa justamente al poder y la responsabilidad social de la literatura.  » seguir leyendo

LOS MOSAICOS DE SARANTIUM – Guy Gavriel Kay

20 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

LosMosaicosdeSarantiumXXLSin duda se ha escrito mucho sobre el Imperio Bizantino y la época de Justiniano I. Artículos de investigación, tesis, ensayos y, por supuesto, novelas de menor o mayor relevancia. De entre estas últimas yo, humildemente, destacaría dos que me han llamado mucho la atención. Entre los clásicos de la novela histórica es casi obligado citar a Robert Graves y su obra El conde Belisario, centrada en la figura de este gran general romano, el último que recibió los honores de un triunfo por sus conquistas en África y que, sin embargo, fue tan injustamente tratado por su emperador. Sin llegar al nivel de Yo, Claudio y su continuación, es una excelente novela que representa muy bien la época de Justiniano, llamado El Grande. La otra novela es mucho más reciente y de un autor español, se trata de El sueño de Justiniano, obra de Salvador Felip cuyo «leit motiv» es la construcción de Santa Sofía y los avatares que suceden a los diversos personajes implicados en la brillante trama. Estas dos novelas son de corte histórico, centradas en personajes y hechos reales, pero quizá faltaba una visión diferente de una civilización tan mítica y preñada de magia y misterio como fue Bizancio, y esa nos la ofrece el autor canadiense Guy Gavriel Kay, admirador de la obra de Tolkien y amigo y colaborador de su hijo Christopher en la edición de El Silmarillion. Kay es un escritor de obras calificadas como «fantasía histórica», es decir concebidas basándose en hechos históricos pero dándoles una vuelta de tuerca con elementos provenientes del género fantástico y ambientadas en lo que podrían denominarse mundos paralelos. Estarían, pues, cercanas al género de la ucronía pero con un carácter propio dado por su afinidad a la fantasía.  » seguir leyendo

LOS IMPRESCINDIBLES – Raimundo Castro

17 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

9788499709123En la historia, como en la vida, hay personajes y hechos de primera y de otras varias categorías. Unos son por todos conocidos, otros, no tanto y algunos pasan como fantasmas de los que casi nadie se acuerda.

El periodista Raimundo Castro pretende rendir un homenaje y rescatar para las generaciones actuales la memoria de los guerrilleros antifranquistas conocidos como maquis por influencia de quienes se opusieron en Francia a la ocupación alemana. El desconocimiento no es solo por parte de la generación más joven, sino de los nacidos durante un franquismo que se encargó de hacer pasar a aquellos «rebeldes» por bandidos. Esa fue una de las razones de encargar a la Guardia Civil de su represión, retirando a las fuerzas del ejército regular, para no dar al enemigo una apariencia de soldados de la república y presentarlos a ojos de las potencias extranjeras como simples bandoleros.  » seguir leyendo

TRAS LAS HUELLAS DE HERÓDOTO – Antonio Penadés

15 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

9788416392254Un viaje de dos semanas por las costas de Turquía occidental, el territorio denominado Jonia en la época de la Grecia Arcaica y Clásica, es el protagonista de este libro, escrito, disfrutado y madurado por Antonio Penadés. Su afición por la historia antigua griega y por sus literatos, filósofos, generales, héroes y dioses ha hecho que este valenciano decidiera un buen día visitar los lugares que conocieron al historiador Heródoto y aquellos por los que las huestes de Jerjes, uno de los más célebres protagonistas de sus escritos, comenzaron la invasión de Grecia en el inicio de la 2ª Guerra Médica.

Penadés describe su visita a aquellos lugares en forma de crónica de viaje, intercalando aquí y allá pasajes históricos en forma de ensayo, además de recurrir a fragmentos originales de la Historia de Heródoto. No faltan comentarios subjetivos, opiniones y sentimientos que adornan con bastante acierto en forma de memoria sus experiencias de viajero incansable y apasionado. El libro, que comienza en Halicarsano y termina en Estambul, se surte de esta mezcolanza de géneros, en los que la figura de Heródoto sirve de guía en sus etapas, junto a un buen mapa, el conocimiento de los yacimientos arqueológicos de la zona y la historia de Grecia, sobre todo en lo que respecta a las Guerras Médicas. Penadés, de vez en cuando, se desvía no solo físicamente sino también intelectualmente para contar distintos episodios de la historia de aquellos pueblos griegos, sus bases humanísticas, filosóficas y de conocimiento, además de los mitos y leyendas que rodean a los dioses del Olimpo.  » seguir leyendo

MARIANA PINEDA – José Luis Olaizola

13 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

Mariana Pineda«¡Oh! Qué día tan triste en Granada, que a las piedras hacía llorar al ver que Marianita se muere en cadalso por no declarar» (Mariana Pineda, Federico García Lorca).

En virtud de lo pactado en el Congreso de Viena de 1814, los países firmantes de la Santa Alianza, dictaminaron que ya era tiempo de acabar con aquel sueño que se había instalado en España durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823). Aquel último año el sonido claveteado de las botas de los Cien Mil Hijos de San Luis, ejército combinado de tropas francesas y españolas comandado por el duque de Angulema, irrumpieron en la Península Ibérica y terminaron de destrozar a las tropas libertarias en la Batalla del Trocadero (Cádiz). Aquel 31 de Agosto las bayonetas francesas echaron por tierra el proyecto de llevar a España un paso adelante e igualarlo a las libertades y oportunidades que había normalmente en otros países europeos. Como consecuencia de ello se volvía a instaurar una nueva regencia de Fernando VII, rey felón por excelencia, y tras abominar del juramento que había hecho sobre la Constitución de 1812, sumerge a España en una época oscura y represiva donde su poder será el garante de todo atropello y villanía. Este tiempo será tristemente conocido como la Década Ominosa (1823 – 1833). Pero a pesar de que una  noche de terror se ha echado sobre esta vieja piel de toro, los rescoldos del antiguo fuego no son apagados del todo y aquí y allá asoman de vez en cuando algún personaje que defiende las anheladas libertades. Y sobre todos éstos destaca uno que hará temblar los cimientos del poder omnímodo del rey Fernando. No es un general erizado de bayonetas, ni un político esquivo con gran poder de oratoria. Se trata sencillamente de una muchachita de Granada, que tras bordar un símbolo, una simple bandera se convertirá en un mito de nuestra Historia. Su nombre es  Mariana Pineda y es por excelencia la heroína y mártir del liberalismo español.  » seguir leyendo

BATALLAS DECISIVAS DEL MUNDO OCCIDENTAL – J. F. C. Fuller

10 dEurope/Madrid junio dEurope/Madrid 2016

17847256270La derrota de los franceses en la India y el asentamiento del poder británico en el subcontinente supuso, de inmediato, el acceso de los ingleses a los tesoros de la corte de los grandes mogoles. Se trataba de un botín principesco, cantidades inmensas de oro acuñado: ¡besantes bizantinos y ducados venecianos! El precio con el que se habían comprado, en efectivo, los lujos de Oriente durante siglos. Ahora ese metal regresaba a Europa, a Inglaterra, para financiar el desarrollo tecnológico que permitiría la revolución industrial (claramente Fuller no está de acuerdo con que la revolución agrícola fuese la que permitió la acumulación de capital previa). Esto convirtió a Inglaterra en un país poderoso, el taller del mundo, el centro del comercio y la nación que dispondría del crédito necesario para financiar la caída de Napoleón. Si Bonaparte quería hacer grande a Francia, necesitaba desarrollar su industria. Y para eso precisaba de los mercados europeos que Inglaterra monopolizaba. Inglaterra, sin su comercio, volvería a la condición de una isla miserable. Por eso su guerra contra Napoleón sería absoluta y sin piedad. El corso jamás perdió de vista que su principal enemigo era el oro inglés. Y aunque las reservas auríferas francesas llegaron a ser las más importantes debido al bloqueo continental, Inglaterra pudo manejar su crédito de forma tal que nunca faltaron soberanos de oro con los que animar a las potencias europeas a combatir a Napoleón. Baste el dato de que, tras la campaña de Jena, Napoleón captura tanto paño inglés sin distribuir en los depósitos que los comerciantes británicos tenían en Alemania, que puede regalar un uniforme nuevo a todos sus oficiales y un capote a todos los soldados de la Grande Armée. Cuando los mercaderes de la City logran presionar lo suficiente a los rusos para restablecer el comercio, seiscientos buques mercantes desembarcan de inmediato sus géneros en puertos rusos. La formación de la sexta coalición va a ser convenientemente engrasada por un subsidio de 2.500.000 libras. No en vano, con la rebelión de las provincias españolas de América, Inglaterra ya estaba inundando aquellos territorios de mercancías.  » seguir leyendo