NADIE LO SABE – Tony Gratacós
La famosa expedición de Magallanes a través del globo terráqueo, concluida por Elcano, ha cumplido 500 años de Historia. La gesta en la que tan solo regresaron 18 supervivientes después de tres largos años de penalidades ha sido objeto últimamente de numerosas novelas históricas. Tomemos, por ejemplo, a José Calvo Poyato con La ruta infinita, HarperCollins Ibérica (2019), que continuó con La travesía final, HarperCollins Ibérica (2021). Ignasi Serrahima puso como protagonista a Elcano en El mapa del fin del mundo, Ediciones B (2019). María Saavedra, que revive los hechos a través del supuesto relato escrito que dejó Elcano en El capitán de la Victoria, Ciudadela Libros (2021). Óscar Mijallo, hace protagonista a un grumete en El beso de los océanos Contraluz (2022). Guillermo Sánchez Martínez narra enfrentamiento entre España y Portugal en la llamada «guerra de las antípodas», en Lluvia de almendras Algaida (2021). Si nos vamos más atrás, Luis Mollá relató el viaje en La flota de las especias, Almuzara (2017). El gran Stefan Zweig le dedicó una biografía a Magallanes. Y cómo no, los hislibreños recordaréis seguramente a Alber Vázquez, Poniente, La Esfera de los Libros (2020), obra reseñada en nuestra Papri.
En el libro de Tony Gratacós, la historia es contada por Diego de Soto, un joven cronista, que aspira a narrar la realidad verdadera: «A las futuras generaciones no se les puede hurtar el derecho a conocer la verdad de su propia historia, cueste lo que cueste». Lo que plantea el autor es una audaz revisión de la historia aceptada. Aprovecha las lagunas históricas para crear una historia llena de intrigas, espías y lucha por el poder.
Comienza con un narrador en presente de primera persona, Diego de Soto. Es una manera subjetiva de contar, por tanto. El título de la obra enfatiza esa subjetividad. Luego aparecen diálogos. Otras partes de la historia son contadas en tercera persona, en pasado, como si fueran fragmentos dispersos de un Diario narrado por diferentes personajes: el grumete Atarrabia, Elcano, Esteban Gómez, etc. Esta estructura es acertada, a mi juicio, pues permite combinar la crónica del viaje alrededor del mundo con las intrigas que rodean dicho viaje y que constituyen el nucleo de la historia contada en presente. La lectura se hace amena en todo momento.
El estilo es correcto sin más. Hay buen conocimiento del vocabulario marítimo. El lenguaje es el actual, lo cual nos da la impresión de leer una novela policíaca en lugar de una histórica. El autor ha elegido no usar el lenguaje de la época. Simplemente es una elección, no obstante algunas expresiones que me chirriaron por demasiado modernas: «Los aires de un nuevo humanismo basado en la cultura grecolatina», «sin tierra donde continuar expandiéndose», «había cierta química entre nosotros», «lo último que tengo ganas de hacer hoy es socializar».
Los personajes resultan bastante creíbles, aunque un poco estereotipados. El protagonista es cabezota y bocazas, los italianos son sutiles e irónicos, los poderosos, egoístas e interesados. Entre los personajes hay tres mujeres que juegan un papel activo: la espía que ayuda al joven protagonista, Marina, la bella de alta cuna que no quiere arriesgar en la vida y una amiga de juventud, Auristela, que está siempre al servicio de lo que necesite la trama.
Lo que considero más logrado es el pulso narrativo: el autor sabe crear tensión para mantener en vilo al lector en todo momento incluso de los hechos más cotidianos. Por ejemplo, en la página 196 introduce un elemento de suspense en el viaje a Valladolid porque el amigo le da mucho dinero para que lo entregue a su tío. Aparte del peligro de robo está el tema del cambio de rumbo y el llegar dentro del plazo fijado. Todo eso añade incertidumbre y tensión a la trama.
La parte central de la novela es la escena dónde los amantes cumplen su deseo y a la vez se separan. Aquí se aprecia el conflicto con toda claridad: el protagonista debe elegir entre la búsqueda azarosa de la verdad o la posibilidad de casarse con la amada y tener una vida fácil. La historia se va acelerando según avanza, la trama se complica y el final está conseguido pues todo encaja. Sin embargo, a veces los acontecimientos resultan demasiado predecibles.
Aunque estamos, sin duda, ante una novela histórica, el peso de lo «histórico» no es tan grande como en otras. Digamos que es un «ambientado en», lo que por otra parte no lo tomo como algo peyorativo. En la hibridación con otros géneros veo yo el futuro de la novela histórica. Tony lleva el pulso narrativo de la historia con sorprendente maestría y sin aparente esfuerzo consigue mantener atento al lector. Lo que cuenta, lo cuenta bien. Entretenida, por tanto, y recomendable, sobre todo para los amantes de la intriga. También debo decir que no es una obra que yo guardaría en mi estantería para releer.
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Tony Gratacós, Nadie lo sabe. Barcelona, Ediciones Destino, 2022, 624 páginas.
Leí poco más de cien páginas y la abandoné: la trama no me atrapaba y el estilo, demasiado «moderno», me sacaba a menudo del texto.
La novela no sé, pero la cubierta está muy conseguida. Me gusta.