LA CAÍDA DE LOS GIGANTES – Ken Follett

Power by WinArgentina at http://www.winargentina.com/«El mismo día que Jorge V fue coronado rey en la abadía de Westminster, en Londres, Billy Williams bajo por primera vez a la mina en Aberowen, Gales del Sur…».

Lo primero, ser sincero. El autor galés, Ken Follett no es santo de mi devoción. Es decir, no es un escritor por el que sienta un cariño especial ni tampoco soy de los que corren  sin aliento a la librería cada vez que escribe un libro. ¿Por qué? ¿Acaso me ha hecho algo? Pues la verdad es que no. No tengo el gusto de conocerle, pero lo que si tengo que confesar  es que no soy partidario de los escritores que venden a tanto el kilo de libro, y de los que les gusta inflar sus novelas con tal de agradar a los editores. ¿Qué cuando dejó de gustarme? Pues desde que escribió sus famosísimos Pilares de la tierra. ¡Hereje! ¡Penitenciagite! gritaran unos, mientras otros aplaudirán mis afirmaciones. Ya sé que para gusto están los colores pero fue una novela que no me gustó nada, llena de errores, que desde mi punto de vista estuvo sobrevalorada de principio a fin y que consiguió sus fines gracias a la ingente labor de la editorial que la encumbró hasta los números uno de las listas de venta internacionales. Así pues, tras haber dicho esto, cómo me puedo atrever a reseñar una de sus últimas novelas, La caída de los gigantes, primera de la trilogía The Century. Pues tiene su aquel, no crean. Para empezar diré que no me la compre ni la cogí ex profeso en una biblioteca. ¡Ni regalada, la hubiera querido! 

Todo empezó cuando un familiar mío hizo un viaje transatlántico y como este duraba muchas horas, para pasar el rato compró en una librería de Barajas (ahora Aeropuerto Adolfo Suárez) la edición de bolsillo que Mondadori acababa de reeditar. Cuando volvió me la ofreció y, claro está, yo no quise ni tocarlo. Pero fue pasando el tiempo, y ante la insistencia machacona de esta persona, un día me la lleve a casa, donde estuvo durmiendo el sueño de los justos otra temporada. Hasta que quiso el destino que una vez me encontrase dudando que libro leerme y mis ojos se fijaron en su voluminoso corpachón. Así que lo abrí por curiosidad, con una mueca de desagrado en la caras, y solo he de decirles una cosa… ¡por su culpa estuve un tiempo pasándome continuamente de estación de metro porque me sentía enganchado a este libro!

¡Milagro! Pensaran los admiradores de Ken Follett. Más de uno se frotará las manos al leer que quizá me haya pasado al bando del escritor gales, y haya visto la verdad cual Pablo camino de Damasco. Au contrarie, chers amis. Una cosa es que este libro de más de mil hojas me haya parecido brillante y otra que por esta razón haya perdonado su obra al completo. Lejos de mi ese cáliz. Aun así, si cogiéramos esta novela y la analizáramos como una unidad solitaria, separada del resto, he de reconocer que es excelente. Por lo tanto pasemos al tajo y hablemos, como diría el fenecido Francisco Umbral, de esta novela histórica: La caída de los gigantes. Lo primero es preguntarnos, esta novela, ¿qué es? Pues esencialmente es la primera parte de una trilogía que Ken Follett escribió a partir de 2010 y que él tituló como The Century. Según sus palabras «esta es la historia de mis abuelos y de los vuestros, de nuestros padres y de nuestras propias vidas. De alguna forma es la historia de todos nosotros».  Está compuesta por tres novelas: La caída de los gigantes, seguida de El invierno del mundo, y finalizada con El umbral de la eternidad. Mediante estos tres libros el autor gales quiere dar un repaso a la historia del siglo XX a través de las vivencias de cinco familias (aunque luego se ramifican en unas cuantas más) repartidas por todo el mundo y que dan muestra de los procesos más importantes vividos en lo que se ha llamado «el siglo de hierro».

Pero no adelantemos acontecimientos y centrémonos en este. Como ya he indicado anteriormente es una novela coral, en la que tienen voz y voto cinco grandes familias, que por un lado representan o simbolizan un aspecto del siglo XX y que en algunas ocasiones incluso se entrecruzan en el devenir de otros personas pertenecientes a las otras familias. Como sería un trabajo arduo y dificultoso hablar de todos los personajes de uno en uno, y como una simple reseña tiene unos límites físicos preestablecidos, lo mejor es agruparlos de la siguiente manera: los Williams, es una familia que vive en una cuenca minera de Gales y que con el sudor de su frente representarían la lucha obrera convirtiéndose en bandera de toda la masa obrera que siguen laborando para los terratenientes; estos son los  Fitzherbert, dueños de la mina y que con su riqueza se codean no solo con sus compadres terratenientes sino incluso con la misma monarquía inglesa. Al otro lado del océano, en Estados Unidos, nos encontramos con la alta sociedad, aunque liberal, escenificada por los Dewar. Con su dinero este tipo de familia es el verdadero motor de la industria americana teniendo que bregar con la solicitud de derechos de la masa obrera de sus fábricas. En la Madre Patria, es decir en Rusia, destaca la presencia de dos hermanos, los Kostin, Grigori y Lev que se verán envueltos en la increíble hazaña de la Revolución Rusa y que a la vez, uno de ellos encarnará tiempo después la figura del hombre hecho a sí mismo (selfmanmade) que triunfará en el incipiente mundo del hampa de Chicago. Y finalmente no nos hemos de olvidar de la familia con más raigambre medieval, los Ullrich, herederos de la nobleza alemana que crecen y sobreviven a la sombra del Káiser, aunque este les lleve a emprender una guerra con destino incierto.

Ken Follett inserta a todas estas familias en el marco histórico de manera brillante y precisa, como si fijase con mano maestra las piezas de un puzle o los delicados tornillos de un reloj de precisión. A través de ellas damos un auténtico paseo por los hitos más importantes del siglo. La novela comienza unos años antes de la Primera Guerra Mundial, en 1911, y desde entonces nos sumergimos en las luchas de clases que desembocaron en la llamada huelga minera de 1913, conocida como la de las viudas; viviremos la Revolución Rusa y nos colaremos en la toma del Palacio de Invierno de los Romanov ; los movimientos sufragistas; el nacimiento del hampa en Estados Unidos; y sobre todo nos adentraremos en el conflicto que supuestamente iba a acabar con todas las guerras futuras. En ella viviremos las grandes batallas del momento como por ejemplo la de Tannenberg, Verdún, el Somme, el asedio de París… Y para que todo ello lo apreciemos de primera mano Ken Follett nos lo hace revivir con los personajes que más se asemejan a la situación, es decir desde los ojos de una sufragista que busca la igualdad de la mujeres; la gesta de un soldado británico de infanteria o tommy, el cual vive el día a día dependiendo de si una bala enemiga no le acierta al saltar de su trinchera; un oficial inglés que merodea por las esferas del alto mando; una aristócrata rusa que desprecia a la chusma obrera; un político americano que asiste impertérrito al ver cómo su país se adentra en la Gran Guerra al grito de ¡Recordad el Lusitania!; o las aventuras peligrosas de un espía alemán que debe nadar y guardar la ropa adentrándose en las filas enemigas. Y esto es solo la punta del iceberg de todo lo que el lector puede revivir al leer esta novela histórica.

La caída de los gigantes, la caída de los grandes imperios existentes en ese momento en el primer tercio de siglo, es de esos libros que no sueltas. Ya les he dicho que por su culpa me pasaba de parada en el suburbano además de no soltar el libro de mi mano y bendecir que hubiera tramos de escaleras automáticas para seguir leyendo antes de salir a la calle. Y aunque son más de mil hojas los que tiene este mamotreto la lectura se hace enganchante, rápida y muy entretenida, llegando incluso a que cuando lo terminas sientas hasta pena de despedirte de los personajes pues llega un momento que los haces tuyos. Una novela histórica redonda que te hace plantearte si hubiera sido necesaria continuarla pues el final cierra muchos caminos a la continuación. Por ahora no he leído el segundo pero tampoco me entristece, pues verdaderamente goce con este y ¡quién sabe, a lo mejor algún año me decido y les vuelvo hablar del segundo! Chi lo sa.

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8 comentarios en “LA CAÍDA DE LOS GIGANTES – Ken Follett

  1. Urogallo dice:

    ¡Sacrilegio! Para los que aún defendemos SOLO la obra breve de Follet, la conversión de Balbo es estigma y anatema.

  2. Balbo dice:

    Jejeje… pues te digo que ésta, tomada como unidad independiente, te mantiene enganchado ;-)

  3. Arturus dice:

    Estupenda reseña, Balbo. Tengo Los Pilares muerto de asco en un rincón desde hace tiempo, si lo llego a saber hubiera comprado éste. Al parecer tiene todos los ingredientes para una buena novela histórica, habrá que tenerla en cuenta…

  4. Don Porfirio dice:

    Fantástica reseña. Yo también me divorcié del galés por culpa de los pilares pero para eso está Hislibris y sus reseñadores, para lograr reconciliaciones que parecían imposibles.

  5. valeriamuva dice:

    Gran entrada y gran novela. Te mantiene enganchado desde el momento 0.
    Sin embargo he intentado leerme Los Pilares de la Tierra… y aún no me los he terminado.
    Ami personalmente me ha gustado más esta.

  6. Tico dice:

    Las dos siguientes bajan mucho el nivel a mi entender, la última me pareció infumabel

  7. Karin dice:

    Debo decir que esta novela fue la primera que me leí de este autor y también de las primeras que me leí de novela histórica. Considerando esto, creo que para introducirse en este subgenero es un buen comienzo, ya que es una lectura sencilla o no complicada de leer y se hace entretenido el viaje.
    Concuerdo con ud. que con respecto a pilares de la tierra, yo la leí posterior a esta, ingenuamente pensando que podía ser buena… craso error, me costo mucho terminar, solo porque no me gusta dejar inconcluso un libro lo terminé, pero si no lo habría dejado tirado.

  8. Gertz Gertzen dice:

    Este libro está muy bien para leer y entretenerse. Pero está lleno de errores, sobre todo gramaticales: especialmente cientos de leísmos, muy arbitrarios, pues las mismas formas a veces las escriben correctamente y otras incorrectamente, como si decidieran a sorteo, como si no tuvieran ni idea de qué toca poner en cada momento (la, le o lo); pero también muchísimas colocaciones indebidas de la preposición «a»; errores de concordancia de número como «la gente decía que estaban felices»; e infinidad de otras), cientos de fallos en su versión castellana, y no me extraña porque Plaza Y Janés, es decir, Penguin Random House, paga 103 euros a quien lo supervisa entero (un libro que lleva al menos 5 días leerlo con atención). Es decir, una miseria. Y así les sale: una adaptación penosa.
    Pero lo más escandaloso son los errores de contenido histórico, como cuando en la página 639 (en la versión de 1017 páginas, por si hay más), es decir en la octava hoja del capítulo 22, habla de que sus personajes alemanes hablan de poner a Japón en contra de USA, cuando Japón se metió en tal guerra el mismo agosto de 1914 directamente en conflicto con Alemania y le robó múltiples colonias en el Pacífico. Japón eran tan enemigo de Alemania como Francia, tal vez más, pues le robó más territorio (Francia se limitó a recuperar Alsacia y Lorena robadas por los boches en 1871).

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