ISABEL LA CATÓLICA. GRANDEZA, CARÁCTER Y PODER – Cristina Hernando

Isabel la CatólicaISABEL LA CATÓLICA. GRANDEZA, CARÁCTER Y PODER.
Cristina Hernando.
Nowtilus 2007

He aquí un simpático ejemplar de historia novelada. Que viene a comenzar en la sala del Rey Juan II, en el momento en que recibe la noticia del nacimiento de su hija, y a terminar un poco mas allá de la muerte de la católica reina Isabel de Castilla, acaecida en Medina del Campo, en noviembre de 1504.

En casi quinientas páginas la autora nos lleva de la mano por toda la vida de quien fue, con seguridad, la mas importante de nuestras reinas. Nos permite acompañarla por su recluida infancia, siempre vigilados ella y su hermano Alfonso, por su hermanastro Enrique IV. Nos cuenta sus impresiones, inmersa en medio de las ambiciosas maniobras de la gran nobleza castellana, y como de peón de negras, pasa a convertirse en la reina blanca. Asistimos a su matrimonio con Fernando de Aragón, de quien se convertirá en el “tanto monta” o en el “monta tanto”, su eficaz complemento en todo caso, y a la posterior guerra por la corona, contra su sobrina Juana “la Beltraneja”. Pero mas allá de estos sucesos, la historia va a marcar su cenit en la toma de Granada, y a la partida de cierto marino con destino a oriente. Y es que a partir de cierto momento la historia se dispersa un poco.
La novela narra con atención las maniobras isabelinas a favor de la unificación de la península, así como las ambiciosas alianzas matrimoniales que tejerá por medio de sus hijos. Y como todo ello se acaba viniendo abajo. En el momento de su muerte no la embarga mas que la tristeza, por los herederos que van a gobernar lo que la novela remarca como “su” castilla. Y sin embargo ella no sabe que tras el frívolo Felipe y la loca Juana, habrá de venir el insigne Carlos.
Pero esa es otra historia.
Me suelo resistir a decir de una novela que es simpática, porque el adjetivo puede parecer condescendiente. Pero, sin condescendencia, es una de las novelas mas amables que he leído en los últimos tiempos. Desde mi humilde punto de vista los personajes resultan creíbles: tiernos, fieles, ambiciosos, terribles… sin caer en el histrionismo. Las secuencias se entretejen sin cortes abruptos, los saltos en el tiempo no son bruscos, ni dejan en el olvido acontecimientos importantes. Pero sobre todo, sobre todo, no se trata de una novela estridente. En un tiempo en que la novela “histórica” está cuajada de templarios, griales, asesinos, cañones, misterios y revelaciones, Isabel la Católica puede leerse con la mente relajada de quien no se ve acosado por la amenaza de fantásticos sucesos. Sin ser experto en la época (que me gustaría), nada sucede que lleve a desconfiar de la realidad de los hechos narrados. No hay milagros, no se resuelven las situaciones al límite de la catástrofe, el mundo no está a punto de acabarse. Y a veces eso es un descanso.
Se me ocurre, por concretar un poco, indicar que Isabel la Católica no es lo que yo llamaría, personalmente, novela histórica, sino que entraría mas bien en el campo de la historia novelada. Lejos de cualquier distinción académica, que seguro que la hay y el debate es intenso, se me ocurre distinguir la primera de la segunda por los personajes en que se centra el relato: si son personajes históricos de importancia y bien documentados, y son reales los hechos que se narran, me gusta hablar de historia novelada. Si son personajes de una época histórica determinada y que, probablemente, no existieron, o cuyas aventuras son, en parte o en todo, inventadas. Entonces prefiero hablar de novela histórica. Pero siempre que sea verosímil con la historia. Luego está la novela con marco histórico, el panfleto histórico, y “otros”. Pero no voy a adentrarme mas en este cenagal, que estoy oyendo como alguno se afila los dientes.
Con respecto a la autora, tiene mi misma edad, que no citaré por delicadeza (hacia mi, por supuesto).Psicóloga, es orientadora en un Instituto Público. Ha escrito varios cuentos para niños, así como artículos de psicología. Y esta es su primera novela. Además se me ocurre que sería un excelente fichaje para este blog (añado por si da la casualidad de que en alguna ocasión lee esta reseña). Estimada Señorita Hernando, si es cierto que, tal y como pone en la solapa del libro, le apasiona, a usted, la novela histórica y las biografías de personajes ilustres, la animo a que participe con nosotros.
En fin, tras la sesión de peloteo (que espero no haya quedado en exceso evidente, juro que no la conozco) voy a terminar con el detalle que no me ha gustado. Opino que a partir de cierto momento hay cierta… dispersión. Si durante la infancia de Isabel, ella es la protagonista indiscutible, repentinamente se nos van “colando” otros personajes, importantes, por supuesto, pero que diluyen un poco el seguimiento de la protagonista: Boabdil, Cristóbal Colón, Juana la Loca, “roban” plano a la protagonista, y eso, a medio libro, cuando estaba uno disfrutando plenamente de Isabel, resulta un poquitín “imperdonable”, porque nos deja con la curiosidad de seguir viendo las cosas que suceden a la reina y desde los ojos de la reina. Que no digo que no sea interesante la pugna de Boabdil con su padre, pero es otra historia.
Pero a pesar de esto, en general me ha resultado un libro agradable, y perfectamente recomendable para pasar un buen rato.

Opino, claro.

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156 comentarios en “ISABEL LA CATÓLICA. GRANDEZA, CARÁCTER Y PODER – Cristina Hernando

  1. Anthos dice:

    Biografiar a Isabel la Católica siempre encierra peligros. Es figura clave de la Historia de España y, casi por el mero hecho de serlo, muy controvertida. No sólo ya en el aspecto de su supuesta legitimidad o no a ocupar el trono de Castilla en detrimento de su sobrina Juana, sino por la utilización que de ella y de sus símbolos se ha hecho tendenciosamente en tantas ocasiones. Su acendrado catolicismo -no en vano es la «Católica»-, su manida aspiración a la unidad de España, la conquista de América como preludio del imperialismo hispano, la culminación de la «Reconquista» y, por si fuera poco, el tan manipulado símbolo del yugo y las flechas. No es fácil evadirse a tantas circunstancias para transitar objetivamente por su vida. No veo referencia alguna en tu extraordinaria reseña, Koenig, en este sentido. ¿Cómo aborda la autora estos aspectos?

  2. pepe dice:

    Recuerdo que un amigo solía referir que en cierto libro de historia antiguo había una ilustración de Viriato con la siguiete leyenda: Viriato, simpático pastor lusitano. Simpática es también tu reseña, Koenig, sobre una simpática biografía novelada de un simpático personaje de la historia de España injustamente olvidado.
    Debe haber mucha luz por arrojar y cientos de libros aún por escribir sobre episodios de nuestra historia tan poco conocidos, siendo Yo fui peluquera de Isabel la Católica el más urgente de todos ellos. Ánimo.

  3. pepe dice:

    Por cierto, si se admiten conjeturas sobre tu edad, yo voto por 35 años. Igual podríamos hacer una porra … He visto también que a Carlos I le adjudicas el adjetivo de insigne lo que ofende un tanto mi alma comunera:

    Don Carlos que Adriano queda,
    Un flamenco cardenal,
    De regente de Castilla
    Para poderse ausentar
    Le ordena que con Toledo
    Se proceda sin piedad.

  4. jerufa dice:

    Estimado Koenig, agradable y simpática reseña, si señor. Pertenece a la misma colección de aquella que se publicó con el nombre de Juana, la reina loca de amor y, al igual que ocurre con Cristina Hernando, creo que es su primera incursión seria en este campo.
    Deduzco según cuentas, que la autora trabaja mucho el aspecto de la Reina como persona. Me gustaría hacerte una pregunta aparte de las de Anthos (vaya faena, tio): ¿Era tan recia, severa y seca con sus hijos como se dice?, es decir, ¿antepuso descaradamente el gobierno de Castilla, la unificación y el expansionismo del Imperio tan por encima del cuidado y el cariño hacia sus hijos, hasta el punto de hacerlos crecer casi en el más absoluto abandono familiar?
    Las despedidas de sus cartas firmando con la frase «Yo, la reina» hacia sus hijos delatan una costumbre regia o una altanería indistinguida?
    Adiodió.

  5. jerufa dice:

    Javi, al igual que sugiere Koenig en su reseña, sería muy interesante que la autora Yolanda Scheubert (de nacionalidad argentina) apareciera por la reseña de Juana, la reina loca de amor.
    Opino, yo también.

  6. Javi_LR dice:

    Bueno, a ver qué se puede hacer. Por intentarlo que no quede.

  7. Koening el de las dos enes dice:

    Buenos días.

    Voy a contestar por partes, en la medida en que mi memoria me permite, a las diversas dudas planteadas.

    Con respecto a religiosidad y símbolos, la autora no hace especial hincapié en el asunto. En la acción que se nos narra vemos a menudo a la reina ir a rezar, por motivos diversos, pero sin que se le de al hecho una relevancia que lo haga especial. Nada mas normal que ella rece mientras su marido el rey Fernando combate en batalla, por ejemplo. Tampoco se extiende la autora en los rezos. Es mas, también leemos de los rezos de personajes no cristianos de la historia.

    Con respecto al yugo y las flechas, sinceramente, no recuerdo si dice algo, lo cual seguramente significa que no se le da especial relevancia, porque si no, supongo, me acordaría.

    Donde si se moja la autora algo mas es cuando habla del derecho a reinar de Isabel. Desde el punto de vista, novelado no hay que olvidarlo, de la reina, ella es la legítima heredera. Pensamiento, sospecho, totalmente coherente con su situación y su época.
    La autora introduce además otro elemento en la narración: la lucha entre diferentes facciones de la nobleza castellana, a favor unos de Juana, y otros de Isabel, descentralizadores y acumuladores de poder los primeros, centralizadores y acumuladores de poder los segundos. También nos habla de la constante preocupación de la reina Isabel por su pueblo castellano, motivo por el cual considera su deber ser reina, y someter a la nobleza.

    Con respecto a la relación con sus hijos. La novela refleja su grandísima preocupación por la unidad de los reinos peninsulares, y como emplea a sus hijos como peones para lograr dicha unidad. Por otro lado también nos muestra su tremendo pesar por la muerte de dichos hijos, aunque a veces duda el lector si el pesar es por verlos morir, o por ver morir su proyecto dinástico.

    En todo caso no olvidemos que se trata de una novela.

    Y con respecto a cuestiones mas frívolas, mi comunero amigo, hay insignes puñeteros e insignes lumbreras en esto mundos de Dios, y no, no son 35. Cuando la porra alcance una cifra interesante, me avisas.

    Saludos.

    Koenig.

  8. Aretes dice:

    Un dato de lo más curioso:

    http://www.conoceralautor.com/1/1_2.asp?id=42

    (espero que salga)

  9. Koening el de las dos enes dice:

    Sabe hablar ante una cámara…

  10. Aretes dice:

    Hombre, no es un friki test pero me parece curioso.

  11. chema dice:

    Lo siento, pero se me han afilado los dientes. Para mi no hay más novela histórica que la narración novelada de hechos o acontecimientos históricos, grandes o pequeños, o de la vida y circuntancias de personajes históricos. Lo demás son novelas de otra clase, de aventuras, sociales, realistas, psicológicas, etc. Centrándonos en un escritor actual, Pérez Reverte, por ejemplo, Trafalgar y su reciente libro sobre el Dos de Mayo serían novelas históricas, mientras que la serie Alatriste, serían en mi opinión, novelas de aventuras.

  12. pepe dice:

    Gran documento, Aretes, esto del internés es una maravilla… en particular el glogle, que me ha permitido saber cuántos años tiene Koenig. La verdad es que me he quedado muy cerca con mi primera conjetura. De hecho, he acertado moralmente, porque he restado dos años a lo que yo verdaderamente pensaba. Es una maniobra que suele dar resultado: cuando intentas adivinar la edad de un niño, hay que decir un poco más de la que piensas que realmente tiene, para que cuando la madre te diga «nooooo, si sólo tiene…» tu pongas cara de asombro y digas «es que como está tan grande, parece que tuviera …» En el caso de los adultos, es justamente al contrario.

  13. cavilius dice:

    Qué gran idea han tenido los de esa página, Aretes.

    Conozco el truco, pepe. Funciona especialmente bien con el sexo débil. Bueno, no estoy queriendo decir que Koenig… en fin, no vamos a hablar ahora de intimidades. Además, según eso, a mí durante mucho tiempo me han estado tratando como a una mujer porque siempre me echaban menos años de los que realmente tenía. En cualquier caso, la preocupación viene cuando a uno no le echan más años ni menos, sino que sencillamente no le echan…

  14. Aretes dice:

    ¡Por Dios! ¿En Google vienen los años que tiene Koenig?

  15. Aretes dice:

    Y, retomando la reseña, creo que será un libro como dice Koenig entretenido y entra en mi lista de candidatos para el verano.
    Una duda que nunca acabo de aclarar es la relación familiar con sus hijos, en algún libro se presenta entrañable, en otros todo lo contrario… sigue sin solucionarse con éste.

  16. Koening el de las dos enes dice:

    Famosillo que es uno….

  17. Clío dice:

    Y desde cuando tienes dos enes? y porqué Pepe sabe tu edad si no se lo has dicho? y es mona la chica-autora, que bien vende su obra, y será verdad aquello de que Isabel la Católica se cosió una camisa al cuerpo como penitencia, que nos contaban en «illo tempore» en el cole, y nunca se quitó? (que siempre me dió mucho asquito). Y recuerdo que mas allá leí una novelita, sobre su juventud, y se lo pasaba pipa con Fernandito, pero ahora no recuerdo el libro, ya lo buscaré..

  18. pepe dice:

    Clío, basta leer la reseña con cuidado y luego irse al google a ver cuántos años tiene la autora de la novela de marras que, si de verdad escribe tan bien como dice Koenig, quizá debiera intentar escribir otra con plantemiento y tema más originales.

  19. Laurita dice:

    Pues yo estoy en «desacuerdísimo» con todos los que no opinan como los que no comparten las ideas que no defienden los que no piensan como Pepe. Ojú.

  20. jerufa dice:

    Te juro pepe que yo no tengo nada que ver con el comentario precedente.

  21. jerufa dice:

    Koenig, no me has respondido a mi últma cuestión.
    Adiodió.

  22. Rodrigo dice:

    Pues es joven, sí…

  23. Koenig dice:

    ¿Te refieres a lo de «Yo, la Reina»?

    Lo que parece indicar es una sinceridad a prueba de bombas.

  24. jerufa dice:

    Príngate, tío.
    Esa frase no es corriente. ¿Que encerraba?

  25. Huguete dice:

    Hay que mencionar aquí sin tardarse no más que Isabel tuvo un gesto bolivariano reaccionando contra los abusos del pérfido virrey Colón y dejando claro que los indios eran hombres libres. Se nos impone en este hilo como centro del debate si la señora bordaba en punto de cruz o en punto cadena, relegando a un segundo plano lo más urgente en este momento planetario que es hablar de la esclavitud del pueblo indígena. Copio aquí para todos los compañeros y amigos de la libertad el codicilio que Isabel añadió en su testamento antes de morir:

    Concedidas que nos fueron por la Santa Sede Apostólica las islas y la tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue la de tratar de inducir a sus pueblos que abrazaran nuestra santa fe católica y enviar a aquellas tierras religiosos y otras personas doctas y temerosas de Dios para instruir a los habitantes en la fe y dotarlos de buenas costumbres poniendo en ello el celo debido; por ello suplico al Rey, mi señor, muy afectuosamente, y recomiendo y ordeno a mi hija la princesa y a su marido, el príncipe, que así lo hagan y cumplan y que éste sea su fin principal y que en él
    empleen mucha diligencia y que no consientan que los nativos y los habitantes de dichas tierras conquistadas y por conquistar sufran daño alguno en sus personas o bienes, sino que hagan lo necesario para que sean tratados con justicia y humanidad y que si sufrieren algún daño, lo repararen.

  26. Koenig dice:

    Así, a primera vista, nueve letras, dos de ellas mayúsculas, una coma y un espacio.

    Ahora sólo falta que venga Arauxo Brown y nos la traduzca.

    Saludos.

  27. jerufa dice:

    Mariquita…

  28. Koenig dice:

    quira, quita, quita…

  29. akawi dice:

    ¡¡Uff!!, Palabras mayores, en una página tan seria e interesante como es ésta de Doña Isabel. Cuidado que va a venir una que yo me sé, con el látigo. ji, ji, ji,

    Por cierto, la autora sabe estar y sabe hacerse publicidad. Muy mona.

    ¡Qué dudas me corroen! ¿Cuántos años tendrá Koenig? ¿O Aretes? ¿Y Cavi? ¿Estudian o trabajan? ¡pufff…!

  30. Aretes dice:

    Y dale… ¡cotilla!

  31. Koenig dice:

    Bueno, así ya tenéis tema de conversación…

  32. Laya dice:

    Conque invitando a una chica mona, autora para más detalles, a que se una a tu reseña, ¿eh galo? Y parecía tan inocente él…
    Yo estoy disfrutando con «Isabel, la reina», de Ángeles de Irisarri, que curiosamente va sobre el mismo tema de la Hernando (sorry pepe).
    Igual un año de éstos me animo y compito con la reseña del galo, con todas las de ganar para la Irisarri, me temo. Un lenguaje delicioso, anécdotas ingeniosas, tres historias simultáneas con chispa y cambios de ritmo… Es una pena que esta autora no se venda tan bien como otros/as.

  33. Laya dice:

    Javi LR, ¿Hislibris lleva traductor incorporado o es la inteligencia inconmensurable de mi ordenador? Acabo de darme cuenta de que si pongo el cursor sobre «sorry» ¡me lo traduce!
    Stoy anonadada

  34. pepe dice:

    A mi también me gusta Irisarri, Laya, y he leido la novela sobre Isabel -en realidad son tres- con mucho placer. Opino como tú que esa mujer escribe deliciosamente, pero sigo pensando que un escritor con talento tiene que buscar argumentos más originales. ¿Cómo va la reseña sobre Harry Potter, reina?

  35. Rodrigo dice:

    Por una vez, he leído parte de un libro en versión electrónica -los dos primeros capítulos de esta novela. Me parece que hace méritos. Lo malo es que leer en pantalla me agota. Confirmo mi voto por el sufrido papel -de celulosa, algodón o lo que sea: ¡Arriba el papel!

  36. akawi dice:

    Laya, si lo que pretendes en competir en las reseñas con el Sr. Koenig, ya sabes, empieza por estudiar……hummmm. no sé….. …Derecho, por ejemplo, y empápate de 500 libros sobre la IIGM.
    Tendríamos que dejar a los maridos, los niños, la casa y hacer un retiro de varios meses, aprender idiomas y con un poco de suerte, a lo mejoooor….. quizaaaás……….ja, ja, ja, ja.
    En fin,¡¡ que no sé como c*ño lo hace el tío.!!
    Pero tú Laya, persevera y luego me dices como lo has hecho.

    Abrazos.

    PD/Va en broma Laya.

  37. Laya dice:

    A ver, Akawi, un resumen fácil de lo que quería decir:
    – Hernando/Irisarri: gana Irisarri
    – Koening/Laya: goleada del galo (y si entramos en tema IIGM, ya kao directo por retirada).
    Yo con el galo ni opino, que para eso se basta él solito.

  38. akawi dice:

    Me lo temía. Mi intención era animarte a destronar a Koenig y a otros como él. Es que hacen cada reseña que te dejan con la boca abierta.

    Así que insisto Laya, pa’lante, que tú vales mucho.

    Abrazos

  39. Koenig dice:

    Buenos días.

    ¿Destronarme? Yo no tengo trono, a lo sumo un sillón de orejas, fantástico lugar para leer con tranquilidad, disfrutando alguna agradable bebida, cortesía en estos días de una buena amiga.

    ¿Competir? Ante tan agradables competidoras me declaro, de inmediato, vencido y feliz. (Lo de agradables competidoras no incluye, por supuesto, a Urogallo. Digo, por evitar equivocaciones).

    Hernando o Irrisarri. Pues la verdad es que he leído a ambas, aunque no las novelas de Irrisarri sobre la reina Isabel. Así que puedo opinar, con cautela. Me gusta bastante la forma de escribir de Ángeles de Irrisarri. Claro que supongo que en alguna ocasión también publicó su primera novela. Así pues, tiempo al tiempo. Y a disfrutar de todo.

    Y con respecto a como lo hago… un ratito al día, ritmo, concentración. En mi caso es todo belleza natural, sin retoques. Aunque tal vez influya el que de pequeño no veía muy bien de lejos, y eso me ayudó a concentrarme en lo que había cerca.

    Saludos.

    Koenig.

  40. Clío dice:

    ¡qué galante!, ¡qué discreto! ¿ qué bebes?

  41. Koenig dice:

    ¡¡Pero bueno!!

    Que si que edad, tengo, que que bebo… ¿Que vendrá después?
    (calzo un 42)

  42. La autora (por alusiones) dice:

    ¡Hola, Koening! Tus deseos han sido susurrados por el espíritu de Isabel la Católica a mis oídos….
    Prometo responder largo y tendido a todo lo que habéis comentado más arriba pero ahora ¡tengo hambre y no he cenado! Lo siento, pero lo primero es lo primero.
    De entrada, agradecerte la reseña. Me ha parecido simpática (por parafrasearte, jeje)
    Un saludito y hasta muy pronto.
    Cristina.

  43. Jerufa dice:

    ¡Atiza, la autora!

  44. Javi_LR dice:

    Pues bienvenida, Cristina. Un placer tenerte por aquí. Empieza a ser costumbre que cada autor se pase por Hislibris y nos dé sus impresiones, cosa que es enriquecedora hasta decir basta.

    Lo dicho, un verdadero placer.

  45. Koenig dice:

    Mira tu por donde, lo que ha venido después, es la autora.

    Buenos días y bienvenida. Personalmente, espero con interés tus respuestas.

    Un saludo.

    Koenig.

  46. Germánico dice:

    Aparentemente, la cena ha sido pantagruélica y con insospechadas consecuencias…

  47. Jerufa dice:

    Si, a lo mejó ha ido a largá!
    Osú, osú, osú…que contradió!

  48. La autora (por alusiones) dice:

    ¡Joer, qué cena! Y qué desayuno. Y qué comilona. Y qué siesta me espera. Así que… ¡ya escribiré luego!
    Que nooooooooo.
    Que las cosas se me han complicado ayer y hoy. Sólo me conecté para leer el correo y no pude contener la curiosidad de entrar aquí. Creía que no iba a haber habido respuesta. Y estoy sorprendidíííííííísima.
    Creo que ya soy adicta a este blog. Sois divertidísimos (mira Koening, esto es pelotear sin que se note, jajaja)
    Esta noche prometo responder (aunque… después de la cena, claro). Y eso que debo preparar exámenes y corregir otros cuantos.
    Cristina

  49. la autora dice:

    Antes que nada, te agradezco Koenig, tu entrada sobre mi libro. Y, por supuesto, estoy muy agradecida a una crítica tan favorable (condescendiente sí has sido cuando me has comparado con Irisarri pero, aún así, no puedo más que volver a darte las gracias).
    Aclarar que:
    1. Voy a dar mi opinión: es una opinión y es personal :-) No soy historiadora, aunque he leído bastante sobre Isabel la Católica. Quienes sí son historiadores son mis fuentes, aunque admito que ellos pueden errar o no ser imparciales. Son humanos, vamos.
    2. Si quedan dudas (o si surgen) espero que sean planteadas. Quiero responder a tod@s pero sois tant@s que… ¡uf! Si me olvido de alguien, dadme un tirón de orejas (dialéctico, claro)

    Dicho lo cual,

    Sí, Koenig, yo también creo que es una historia novelada o biografía histórica, como prefieras. Mi intención ha sido difundir la vida de Isabel la Católica, reina importantísima en la historia de España pero, sobre todo, persona admirable. Quedé asombrada de su sentido del deber, de su capacidad de sobreponerse a las dificultades (no pocas, dada su condición femenina; no olvidemos que estábamos recién salidos de la Edad Media), de su honestidad y coherencia, de su firmeza y tesón y podría seguir enumerando. En fin, tantos halagos pueden sonar excesivos, pero ¡córcholis! Creo que son merecidos (podéis consultar http://www.reinacatolica.org/articulo.aspx?id=57; bastante al final hay un epígrafe sobre su perfil moral, con citas textuales de los historiadores coetáneos opinando sobre ella; si preferís, en la wikipedia recogí una síntesis). También recomiendo la biografía del magnífico Manuel Fernández Álvarez (ed. Espasa)
    Por otra parte, ¡caray! ¡cuánto desconocimiento hay sobre ella! Cohabitando con mucha leyenda negra, totalmente inmerecida, a mi juicio. En vez de sentirnos orgullosos de su contribución (es innegable que llevó nuestro país a la Modernidad, que logró una Monarquía absolutista (paso necesario para que surjiera un Estado y, por tanto, para avanzar hacia la Democracia)), renegamos de ella en base a jirones de anécdotas que hemos escuchado, ni se sabe ya cuándo o de quién. Bien, responderé a los que más he oído:
    -Inquisición. La Inquisición surgió en Francia ¡tres siglos antes! (1184), para combatir a los cátaros. A Castilla llegó «importada» por Fernando, del reino de Aragón (desde 1249 existía). El resto de los países europeos también crearon el Santo Oficio.
    -Expulsión de los judiós. ¡Ojo! Fuimos el último país de Europa en expulsar a los judíos. De hecho, Castilla había acogido a todos estos desheredados. Y, claro, la situación creó problemas de convivencia (si hasta los hay hoy en día…) y otros motivos que no expongo por no alargarme.
    -Conversiones obligatorias. Tras la toma de Granada, el acuerdo de Santa Fe permitía a los moros mantener sus creencias. Sólo más tarde fueron obligados a convertirse (creo recordar que por insistencia de Cisneros enviado a esas tierras para pacificarlas); de nuevo, problemas de convivencia… tal vez acrecentados por un cardenal demasiado estricto. Pero, ¡joer! En aquella época la religión se vivía intensamente. Y la Iglesia tenía un gran poder (recordemos que sin la bula papal dispensatoria, por ejemplo, no podían haberse casado Isabel y Fernando).
    -Aniquilación indígenas. En su testamento, recoge los derechos de los indígenas a ser tratados con respeto (ver el comentario de Huguete). De hecho, Colón trajo varios de ellos y los vendió como esclavos (puesto que las Américas no daban el provecho que él había esperado). La reina lo supo y compró la libertad de todos ellos, con su propio dinero. Quiero decir, que no se los quitó a sus «amos», sino que les reintegró el importe que habían satisfecho. Aunque… ni qué decir tiene, que dio un toque a Colón y este hecho no volvió a repetirse.
    -Castilla perdió el tren de la modernidad. No. Eso fue más adelante (desde mi punto de vista), con Felipe II, que se distanció de los avances europeos por aferrarse a su catolicismo. Hecho que no juzgo, sólo señalo, pues sus motivos tuvo este rey para cerrar la puerta a las corrientes luteranas, calvinistas (herejes, en suma) del momento y, por tanto, a todo lo que eso supuso. Lo dejo para otro capítulo… ¿no?

    Sí, Koenig, creo que he sido amable con todos los personajes. Tiene su explicación. Soy psicóloga y busco, por encima de todo, los motivos por los que la gente actúa como actúa, sean del siglo XXI o del pasado. Y cuando uno comprende los motivos que impelen a los demás, es inevitable ser benevolente. La empatía descarga de sentimientos negativos… Los motivos, claro está, que yo he supuesto, pues sus protagonistas no pueden aclarármelos.
    Por otra parte, admiro el estilo respetuoso de M. Fdez. Álvarez, como señalé más arriba. A mí me gusta que me cuenten la historia, sin juicios de valor. Que me dejen a mí, ¡por favor!, extraer mis propias conclusiones. Por eso me sorprende (e indigna, a veces), con qué frivolidad hay quien censura, critica e, incluso a veces, vilipendia a los protagonistas del pasado, sin haberse sacudido antes el sesgo del presentismo (=juzgar hechos pasados desde la perspectiva actual). Y máxime aún cuando los sujetos de nuestros dardos no tienen ya derecho a réplica…
    Yo he tratado de no juzgar, sólo de exponer. Aunque es inevitable que se trasluzcan los sentimientos que los personajes despiertan en mí (y cuando uno hace un esfuerzo por entender a los demás, siempre resulta benévola, creo yo…)
    En fin, no quiero enrollarme más sobre mis intenciones. Podéis consultar este link donde hay una entrevista mía (sí, unos minutitos de publicidad, ¿qué pasa????): http://www.libros2.ciberanika.com/desktopdefault.aspx?pagina=~/paginas/entrevistas/entre158.ascx

    Y ahora, por partes:

    Anthos: sí, es un riesgo escribir sobre Isabel la Católica. En realidad, los grandes personajes siempre están en el ojo de mira y siempre son analizados desde múltiples perspectivas. Creo que en el caso de Isabel se han enfatizado dos de las ideas que encarna (unidad de España y catolicismo), en detrimento de otras posibilidades (feminismo (en el mejor sentido de la palabra), apertura a la Modernidad, respeto a los derechos humanos (indígenas) y a la libertad de conciencia (moros), etc.)
    No hablo en el libro de sus símbolos, salvo del águila (¡se te olvidó!) porque, creo yo, la polémica surge de la vinculación que se hace muchos , pero que muchos, siglos después de esos símbolos, con una ideología política a la que ella no se puede vincular (por razones obvias).

    Pepe: Simpática también la autora, ¿no? jajaja. Sí, hay mucha luz que arrojar, creo yo. A veces, me sorprende que en otros países la gente se enorgullezca de su pasado y nosotros nos avergonzamos. Ahí sino está el ejemplo de ¿Rumanía? (me falla la memoria, sorry!) que se sienten orgullosos de Vlad Tepes al que consideran héroe nacional (mientras que allende sus fronteras no pasa de ser Drácula, el vampiro y empalador. ¡Joer, va un abismo! ¿verdad?)

    Jerufa: En mi opinión, en aquella lejanísima época todos los padres eran severos con sus hijos. Y todos los padres concertaban los matrimonios (hasta los plebeyos) y todos los padres anteponían los intereses familiares o económicos a la felicidad, porque la idea del amor romántico (o del matrimonio por amor, si lo prefieres)… ¡es moderna!
    Pero… añadiré más.
    Creo que le movía el amor por sus hijos.
    A su primogénito varón, el príncipe Juan, le llamaba mi ángel.
    Al hijo de Boabdil (su enemigo), retenido para asegurar que los árabes no atacaran a los cristianos le llamaba el infantico. ¿Cabe mayor prueba de amor que «hacer hijo tuyo» y darle título de realeza al hijo de tu enemigo? Especialmente siendo «infiel» y cuando además el padre rompió la alianza y les atacó. ¡Nada! El infantico siguió siendo el infantico. ¡Ah! Otro dato. A pesar de su intenso fervor religioso, la reina JAMÁS propició la conversión forzosa del Infantico (ni de los moros, ni de los indígenas. Otra cosa es lo que sus enviados hicieran en su nombre, ojo); quería que se convirtiera al catolicismo pero sólo si ese era su deseo personal (y estamos hablando de un niño de ¿5-7 años? Me falla la memoria, again)
    Por otra parte, ella se llevaba a sus hijos de viaje para instruirles personalmente. ¡Sí! Y cuando Juana la Loca marchó de viaje, la reina pasó la última noche en el barco, junto a ella, acompañándola. Cuando Juana dio muestras de extravagancias en Flandes envió allí a un confesor para que orientara su alma (ella no podía ir, por motivos obvios). Cuando Juana la retó a vivir a la intemperie en el castillo de la Mota, ella acudió hasta allí, pese a sus achaques y enfermedades. Etc. etc.
    Creo que ahí quedan aclaradas tus dudas, Aretes, sobre mi opinión de las relaciones familiares: entrañables, ¡seguro!
    Informaré a la editorial Nowtilus de tu interés por Yolanda. ¡Seguro que estará encantada de participar!

    Koenig: yo creo que, DE VERAS, sintió y lamentó la muerte de sus hijos.
    En mi opinión “Yo, la reina” sólo expresa el protocolo real propio de la época.

    Aretes: ¡Chapeau! Si algún día pierdes tu trabajo, siempre te quedará ofrecerte para realizar pesquisas investigadoras, jajaja. Aunque… hay más por la red. Poco, pero «algo es algo», dijo un calvo al encontrarse un peine. Así que, si quieres entrenar ese olfato de sabueso, busca, busca…
    ¡Ah! Espero tu crítica en septiembre (ya te apunté en el calendario; no te libras, jaja)

    Chema: Posiblemente tienes razón, pero…tampoco me parece mal que se venda Alatriste como novela histórica. Lo que particularmente me revienta es que aparezca el nombre de un personaje histórico en el título y sólo sea una excusa para vender más. Hecho por el cual, mi querido Koenig, estoy desencantada de la novela histórica: desde que leí “Salvar a Luis XVI” o algo así (el fallo en la memoria, en este caso, es intencional, jajaja)

    Huguete: ¡Buena cita! Imprescindible oír las propias palabras de Isabel para juzgarla con criterio. Ese texto es de su testamento; imagino que ya lo sabes.
    Y como detecto que eres de América, añado, ¿sabíais que la Isabel ha sido propuesta para ser canonizada y que, ¡atención! quienes más apoyan eso son los obispos latinoamericanos? Pues… tan mal no debió de tratarles, ¿no

    Akawi: No puedo estar más de acuerdo contigo :-)

    Laya, Pepe: Esa es una de mis lecturas pendientes. Después de leer vuestros (breves) comentarios me he animado. ¡Espero tu reseña, Laya, en cualquier caso!
    Y mira, al final, los inocentes siempre tienen suerte (¡eh, Koenig! ahora sí he sido yo condescendiente porque si llego a decir la frase tal cual…)

    Rodrigo: ¡Jo, tío! Vaya halago… Mira que leerte dos capítulos en el ordenador… Eso sí que tiene mérito, jajaja. ¡Venga, ya! ¡Tacaño! ¿O quieres que me sume a los que apuestan por un canon digital? jajaja.

    Laya: Antes de dar la victoria a Irisarri deberías leerme, ¿no? Espero que no trabajes de Juez…

    A tod@s: Muchíííííísimas gracias por vuestra bienvenida.
    Disculpad mi extensión. Es lo que tiene hablar con la panza llena…
    De todas formas, vosotr@s os lo habéis buscado, por haber comentado tanto. Yo sólo soy una «reacción» a vuestra «acción» (¡ahí queda eso!)

    Y, para acabar, si habéis llegado hasta aquí… ¡enhorabuena, ti@s! Jo, esto me confirmaría que puedo triunfar si escribo las Páginas Amarillas, jajaja.

    Koenig: No te habrás arrepentido de haberme dado la palabra, ¿verdad???? Y, por cierto, ¡hay que ver qué joven eres, chico! Estás en la flor de la vida, en la mejor edad: equilibrio perfecto entre juventud-divino-tesoro y madurez-sabiduría-templanza. ¡Qué envidia me das…!

    Espero vuestras palabras.
    Cristina.
    PD. Apuesto a que alguno se creía que yo no era yo y que sólo era una coña…

  50. la autora dice:

    Joer… Parecía mucho, pero visto así… ¡es más!
    ¡Suerte que no hay límite de espacio!
    Cristina

  51. la autora dice:

    Me s’olvidaba… (¿No os dije que cené Duracell?)

    Clío: Lo de la camisa es falso, según dice el historiador Vidal González (creo). En cualquier caso, la pregunta sería: ¿cada cuánto tiempo se lavaban en aquella época? Porque los moros tenían baños y fama de aseados, pero los cristianos… Ya sabes, «el hombre y el oso…»

    No recuerdo quién comentó que Católico sólo era Fernando. Según yo leí, el Papa Alejandro VI les dio el título a ambos, por su contribución en la defensa de los territorios papales frente al turco.

    Ahora sí que sí, ¡me voy!
    Cristina.

  52. Javi_LR dice:

    Uf, la verdad es que la espera ha merecido la pena. Mira que recuerdo intervenciones largas, pero ésta… Entiendo que por mucho que cenaras, Cristina, tras este juego de sábanas tuviste que comer algo de nuevo.

  53. Rodrigo dice:

    Bueno, simpática sí que lo es.

  54. Aretes dice:

    Cristina, gracias por la respuesta tan detallada y el tiempo para hacerla. Desde luego, es un lujo ver autores ampliando la opinión de sus obras por aquí.

  55. Clío dice:

    ¡Qué maja y coloquial! es un gusto tenerte por aquí Cristina, y veo que sabes defender tu obra, gracias.

  56. la autora dice:

    Sí, sí, pero… ¡espero réplica! Si no… dudaré de que la hayáis leído hasta el final, jaja.
    Muchas gracias igualmente a vosotros. Y es un gusto, de verdad, charlar con vosotros.
    Cristina.

  57. Koenig dice:

    Buenos días.

    En primer lugar agradecerte, Cristina, tu extenso comentario.
    Siempre he tenido la teoría que el lector es una especie de reescritor de un libro, pues hace su propia interpretación de lo que lee y pone su propio énfasis en tales o cuales párrafos o momentos de la narración. Por eso una de las cosas mas interesantes que aporta este sitio es poder comentar, con aquellos autores que se prestan a ello, una obra, porque permite comparar todo aquello que el lector ha interpretado con lo que el autor quiso decir.

    Personalmente en el caso de los hijos de Isabel, me llevé, tal vez en parte porque ya la tenía, una sensación de que hay en tu novela una doble faceta en el personaje de ella: Reina, cuando emplea a sus hijos para sus proyectos dinásticos extranjeros, y Madre (también en mayúscula, que duda cabe). Triunfando la primera faceta (esta es la parte importante). Que en el dolor por la muerte de sus hijos había un bastante de sensación de fracaso personal en su proyecto unificador. Que en la actitud de la Reina hacia sus hijos hay un distanciamiento formal. Como si sus hijos fueran los caballos de la partida.
    En cambio si se nota su cariño hacia el “Infantico”, pero ¿Tal vez porque no es mas que un peón?
    En todo caso, es sólo una interpretación.

    Por otro lado, y tras haberme leído el comentario (lo juro por Snoopy), se me queda una duda en el tintero.
    ¿Porqué esa dispersión de personajes en la segunda parte de la novela? Porqué tanto Colón o tanto Boabdil. No voy a negar la importancia de los personajes, pero, sus encuentros con la Reina fueron mínimos. Personalmente hubiera preferido conocer las reflexiones de Isabel al recibir noticias de los disturbios en Granada antes que los disturbios. O saber si pensó a menudo en ese extraño tipo al que había enviado al oeste con tres cascarones mientras el tipo en cuestión correteaba por el nuevo mundo, antes que leer sobre dichos correteos. No sé si me explico. Podrás contestarme que no hay información histórica concreta sobre ello, pero creo que cubrir esos huecos es el privilegio del novelista frente al historiador (y mas si la novelista es psicóloga y está acostumbrada a buscar los motivos por los que la gente actúa como actúa ¿No?).

    Terminar dejando claro que no me arrepiento, estimada “autora” de haberte convocado. Es mas, hay otras reseñas en Hislibris…

    Saludos.

    Koenig.

  58. La autora (por alusiones) dice:

    Jerufa: ya está avisada la editorial. Estate al loro, que Yolanda aparecerá en cualquier momento.

    Javi_LR: No comí más, pero introduje mis manos en parafina, jaja.

    Rodrigo: ¡No tanto como tú!

    Aretes: Pues… es un resumen de lo que previamente escribí en Word :-)

    Clío: Tú pareces dinámico, con agarre y tracción a las cuatro neuronas. Hum… ¿será porque tienes nombre de coche? (es una broma, ¿vale? Salvo lo de las neuronas pq si eres tío, está clarísimo que sólo tienes una, jajaja). Por otra parte, defiendo mi personaje. Todavía no he tenido que defender mi obra en este foro, aunque… ¡estoy deseando! Tengo los guantes de boxeo puestos hace ya unos días :-)

    Koenig: ¿Pretendes «provocarme» para que suelte otra parrafada? Mira que mi plato favorito son las pilas Duracell… En fin, tú te lo has buscado… Disculpa que no contesté tu duda.
    En mi opinión, ella quería a sus hijos y yo creo que bastante. Ahora bien, no es equiparable al amor maternal actual (desinteresado, entregado y con grandes muestras de afecto). No. Pero tampoco era distanciamiento, formalidad e interés político. Creo que al igual que ella se consideraba reina antes que mujer o madre o esposa, veía a sus hijos como príncipe e infantas antes que como hijos (pensamiento totalmente coherente con la mentalidad de la época, creo yo), pese a lo cual estaba unida con buenos lazos de afecto con ellos. De hecho, cuando Juana está en Flandes y comienzan sus depresiones, la propia Juana lo atribuye a que echa de menos a su madre. Significativo, ¿no? Otro dato: el día de su marcha ya dije que madre e hija pasaron la noche juntas (qué moderno este nivel de unión, ¿verdad?), mientras que Fernando ¡ni apareció! No pretendo censurar a Fernando, sino resaltar que Isabel, aun siendo reina de Castilla, supo hacer un hueco para acompañar a su hija a Laredo, JUNTO CON el resto de herman@s. Y además, le entregó a Juana una carta tratando de ganarse el afecto de su futuro yerno. Y estuvo preocupada por la salud física (pero sobre todo espiritual) de su hija Juana todo el tiempo. No se desentendió de ella. Creo que Isabel estuvo muy preocupada por ella.
    Eso no quita para que, desde la mentalidad de la época, ella considerara que los hijos de un rey debían servir al Reino, anteponiendo los intereses políticos a los personales (hombre, algo de eso hasta hay hoy en día. ¿O no recuerdas que nuestro Felipe tuvo que «seleccionar bien» antes de casarse?
    Creo que ese desdoblamiento que ves tú entre reina y madre es teórico; está en tu mente, no en la realidad. Quiero decir: ella era reina y madre simultáneamente y, por eso, sus sentimientos de duelo eran más intensos. No era dolor de reina, ni dolor de madre, sino dolor de madre+reina. Por hacer un paralelismo, yo siempre que estoy con mis hijos soy madre y soy psicóloga. No puedo desdoblarme y sentir sólo como «madre». No. Mi percepción, valoración, reacción, etc. ante lo que mis hijos hacen está influido por mi formación de psicóloga. Y eso que no es comparable ser psicóloga con ser reina de Castilla y León.
    Respecto a la dispersión… Pues, sí… Ahora que lo dices… Quise recrearme un poco más en estos personajes (y en Juana la Loca, un poco también) porque pasar de largo hubiera sido ningunearles, ¿no crees? Y me parece muy acertado tu comentario de haber incluido el punto de vista de Isabel en todos estos hechos. Ya tomé nota para la próxima novela (si la hubiera). Si no lo hice así, creo que fue porque no pretendía hacer una novela histórica, sino una historia novelada. Me preocupaba no falsear nada (anécdota: en pleno proceso de corrección le pregunté a mi editor si en aquella época había cortinas o sólo doseles en la cama… Al final, ¡suprimí las cortinas y el dosel! pq no estaba segura). Quería no mezclar datos reales con datos ficticios. Ya sé que es novela y está permitido la ficción, pero mi intención (insisto)era dar a conocer la vida de una persona que, creo, resulta bastante desconocida. Y no quería mezclar elementos inventados que pudieran hacer cuestionable todo el texto. No sé si me explico.

    Estaré encantada de aclarar más cualquier aspecto. Y, ¡cómo no! de que me hagas una crítica más extensa, si te apetece (es una invitación para Koenig y para l@s demás, claro). Personalmente, no enfoco las críticas como un dardo a mi autoestima literaria, sino como una oportunidad para pulir mis aptitudes (si es que las hay). Porque los libros son como los hijos, que aunque traigas al mundo a un esperpento para ti es el bebé más guapíííííisimo del mundo, jaja. Así que, me gusta que la gente me diga lo que le gusta y lo que no le gusta de mi novela (total, si no me gusta lo que oigo, con pensar: «pero ¡qué estúpido!» todo arreglado, jaja)

    Por otra parte, pienso que todos los autores estarían encantados de participar en este foro, pero… ¡ninguno tiene el fantasma de una reina dándole el chivatazo!

    Ahora voy a hacer turismo por otras reseñas que he visto que prometen interesarme.

    ¡Buen fin de semana! Besitos a tod@s.

    Cristina.

  59. Rodrigo dice:

    ¡Wow! ¡Caricias de la autora!
    No, esto no queda así. Voy corriendo a comprar la novela…
    … Y recuerdo que no ha llegado por acá. Tendré que sacrificarme: leeré la versión digital.

    Un mejor fin de semana para tí, Cristina.

  60. jerufa dice:

    Pues nada, maja. Eso es bien fácil. Le das click al «listado de reseñas» que aparece a la derecha de la página principal y te puedes poner púa. Te aviso, las mejores reseñas son las mías, je, je, je.

    Otra cosa, clío es chica, no chico. A ver como arreglas ahora lo de la neurona.

    Bueno, ahora en serio. Me ha encantado tu intervención Cristina y, además, me ha dejado pasmado esa soltura y ese desparpajo. Aqui te vas a encontrar como pez en el agua, seguro. Nos encanta contar con los autores de las obras que comentamos y valoramos que os echeis al ruedo para comentar y discutir cosillas. Al fin y al cabo, esto es un foro de discusión de novela histórica y nos lo pasamos bomba hablando de libros. Si encima «peleamos» con quien los escribe, pues mejor que mejor.

    Otra cosa, agradecido por preocuparte de poner en conocimiento de la autora la existencia de mi reseña de Juana, la reina loca de amor. Será un placer conocer a la autora, aunque sea por esta via.

    Y ahora, me gustaría intercambiar algunas cosiiiiiillas contigo acerca de lo expuesto con anterioridad.

    Una duda tengo acerca de la legitimidad de Isabel I al reino de Castilla. ¿Tuvo ella,( o Beatriz de Bobadilla por orden suya) o el hijo del Marqués de Villena o alguno más de esa camarilla, algo que ver con la desaparición del testamento de Enrique IV?

    Más cosas. Tú aseveras que quería mucho a sus hijos.
    Yo, albergo dudas. Y pienso que antepuso descaradamente su función de reina a la de madre. ¡Ojo!, no digo que esté mal. Como tú bien dices, en la época era lo que se estilaba y no puede criticarse con ojos de hoy la realidad del ayer. Pero de ahí a defenderla en esta cuestión, media un abismo, al menos en mi opinión.
    Es cierto que la acompañó en su primer viaje a Laredo y estuvo con ella, no uno, sino dos dias, hasta que capeó el temporal. Y es cierto que no fue el rey Fernando, pero no por nada, sino porque tuvo que partir hacia Cataluña, puesto que los franceses invadieron Perpiñán. Y no pretendo defenderlo con ello, es más, pienso que fue mucho peor padre él que madre Isabel para sus hijos y, en especial, para Juana, que fue quien más quebraderos de cabeza le dió y el obstáculo definitivo para -una vez muerta la reina- poder gobernar a su antojo.
    Yo pienso que la Reina Isabel, en sus ansias de poder, sacrificó el destino de su hija en numerosas ocasiones y concretamente, al prohibirle partir de Castilla con su marido a toda costa, comunicando al Marqués de Villena que espiara a su hija y diera cuenta de ello. Y si no, ¿porqué le dijo un buen día a Juana, cuando quería irse por segunda vez de Castilla trás su esposo: «No conviene a los santos designios que os marcheis y si está escrito que habráis de perder a Felipe en nombre del glorioso Reino de las Españas, así habrá de ser»?
    Muy fuerte, ¿no?. Si esto no es anteponer la felicidad de la propia hija a los destinos políticos de su madre que venga Richar y lo vea.
    Esa separación tan traumática – no olvidemos que ella estaba profundamente enamorada de Felipe y era madre de 3 hijos que no veía en mucho tiempo, fue la principal causa de sus depresiones posteriores (celos aparte, claro), y no por echarla de menos. Tan de menos la echaba que ni ganas tenía de escribirle.
    Y esto sin entrar en detalles sobre el funesto personaje que fue en la vida de Juana, el Tesorero de la Corte española en Flandes D. Martín de Moxica, un verdadero usurero, que recibía pagas del reino de España para que informase de todo cuanto allí sucedía, sueldos del propio Felipe de Habsburgo y hasta de la propia Juana que era la que teóricamente lo mantenía, creída en su fidelidad y sumisión. De hecho, ¿quién encargó a Moxica que redactara un diario secreto acerca de las actitudes y comportamientos de Juana para poder refregárselo a las Cortes cuando tuvieran que jurarla Reina en España?

    Bueno, y no sigo más.
    Un placer, Cristina.

    cuando Juana está en Flandes y comienzan sus depresiones, la propia Juana lo atribuye a que echa de menos a su madre. Significativo, ¿no?

  61. jerufa dice:

    El último párrafo huelga, claro está. Es que lo secuestré para tratar sobre el.
    Adiodió.

  62. Aretes dice:

    Y Clío… es la rubia más elegante de Hislibris, Cristina.
    Así que neuronas tiene unas cuantas

  63. la autora dice:

    Rodrigo: ¿no trabajarás en el Fisco? Porque puedo esmerarme con mis caricias (sólo virtuales, ¿eh?)

    Como se nota que sois ávidos lectores y que leéis rápido, captando el sentido de la frase y pasando por alto algunas palabras, porque yo dije: «Clío, si eres tío (…)» Luego… ahí ya estaba mi duda implícita.
    Y ¿por qué?
    Porque yo sospechaba que era mujer (está claro que juego en desventaja…)
    ¿Y por qué? Porque fue la única que remarcó que Koenig tiene una sola «ene» y captó el mensaje irónico del susodicho al decir: «el de las dos enes». A todos los demás, os pasó desapercibido, jajaja. Como también el hecho de que desde ese momento Koenig escribió Koenig. Y eso sólo puede ser… sagacidad femenina.
    Pero hay más: Clío llamó galante a Koenig; ese piropo sólo puede venir de una fémina.
    Y por último, Clío es tan inteligentííííísima que sabe que mi comentario era una ironía pues es de todos sabidos que los hombres… ¡no tenéis neuronas! jajajaja. (Temo que ahora sí que me he metido en la boca del lobo)
    Lo que me desconcertó fue el seudónimo de un coche, por eso di por hecho que era tío. Sorry! Compensaré mi error, Clío, diciéndote que presiento que tú tienes un billón de neuronas (por centímetro cuadrado, of course…)

    Jerufa: no sé si tus entradas son las mejores pero tú ya sabes que lo que he visto hasta ahora me ha impresionado. De veras. Aunque… ¡me temo que Koenig será siempre mi preferido (que también es sagaz, por cierto)!
    También me ha impresionado el nivel de esta web. Estoy gratamente sorprendida y no hablo sólo de este blog, sino de lo que he curioseado por ahí. Aunque ya la conocía. ¿O no…?
    Y, por supesto, estoy anonadada con tus preguntas. Vamos, lo que cualquier persona está deseando que le planteen antes de cenar… En cuanto acabe mi ración de pilas Duracell, contesto; hoy doble ración, porque tú lo vales (tu pregunta, claro).

    Espero que nadie se haya sentido molesto por mi broma sobre las neuronas. Y si ha sido así, mis disculpas y ¡mil disculpas!.
    Cristina.

  64. la autora dice:

    Jerufa: te contesto mañana. Hoy, mis obligaciones laborales me reclaman, aunque yo me resisto.
    Y así me da tiempo a pensar bien la respuesta, para estar a tu altura (si es que eso es posible; me quito el sombrero).
    Tú puedes aprovechar para explicarme qué temblor te da en los dedos al despedirte (lo digo por el «dió» repetido).
    Cristina.

  65. Aretes dice:

    Te sigo explicando, Cristina: lo de Jerufa lo habíamos notado todos, pero por delicadeza, no se lo decimos al pobre… es que es así.

  66. Laya dice:

    Y yo te doy la razón, Cristina, no puedo juzgar sin lectura previa, por mucho que deduzca de la reseña del galo y de su natural benevolente. Así que no haré más comparaciones críticas.
    Eso sí, para leerte esperaré a tu próxima novela porque de la católica ya tengo suficiente, lo siento, en eso estoy con pepito grillo.
    Y una advertencia antes de que te sigas adentrando en Hislibris: ten en cuenta que esto es un universo cuasi-extraterrestre y que te pueden abducir en cualquier momento…

  67. Koenig dice:

    Y además no valen las apariciones semestrales…

    Yo me entiendo (creo)

    Saludos.

  68. Cristina_H dice:

    jajaja. Blanco y en botella (confío en que sabréis disculparme la torpeza).

    Cristina.

  69. Cristina_H dice:

    Jerufa: Cuando hablabas de soltura y desparpajo, ¿te referías a mí o… a ti?
    Vamos con esas “cosillas” (suerte que no son “cosas”)

    Desaparición del testamento de Enrique IV: aquí van mis elucubraciones.
    ¿Existió el testamento? Ignoro si era costumbre redactarlo con antelación. Como ya sabes, él murió de repente (posiblemente envenenado); tal vez no se encontró el testamento porque no estaba redactado. Hum… No. Veo que estás bien documentado, así que esta hipótesis no creo que valga.
    Otra. Podría haber desaparecido de manera improvisada por Beatriz de Bobadilla, para echar un cable a su muy buena amiga. Hum… No lo creo. Es un hecho muy grave como para actuar con impulsividad.
    Pero bien podría haber sido ideado por cualquiera de los grandes que apoyaban la candidatura de Isabel (Carrillo (según de dónde soplara el viento), Mendoza, etc.) y haber sugerido a Beatriz de Bobadilla o a Andrés Cabrera que lo sustrajeran y lo destruyeran. Tal vez incluso se tramó este plan antes de haber asesinado (si es que lo fue) a Enrique IV. Hum… Podría ser. No sólo Isabel la Católica creía que el trono le correspondía a ella; había muchos otros que también así lo creían o, al menos, lo deseaban.
    Y para el final, dejo tu hipótesis: que Isabel fuera la responsable de la destrucción del testamento. Hum… Sí, es probable. Claro que sí. Isabel quería ocupar el trono que creía que le pertenecía. Dadas las artes de la época (asesinar a los “estorbos”), destruir un testamento era “pecata minuta”.
    Ahora bien, suponiendo que esta hipótesis fuera cierta, en lo que ya discrepo es en el motivo último que presidiría las intenciones de Isabel. Si no te entendí mal, tú sostienes que ella era ambiciosa y tenía afán de poder. Yo no lo creo. Desde mi punto de vista, ella creía ser la persona legitimada para gobernar, pues dudaba de la sangre “azul” de Juana la Beltraneja (joer y ¿quién no lo haría después de estar ¿13? años con Blanca de Navarra y ¿5? años más con Juana de Portugal? Impotencia es lo mínimo que se puede sospechar… Sorry! Me falla la memoria numérica)
    Por tanto, en mi opinión, Isabel creía ser la heredera al trono. Era “su” trono y ella se tomó en serio su obligación. Creo que estaba harta, como todos los castellanos, de los abusos de los nobles y de sus intrigas, manipulando a los reyes como si fueran títeres. Así que se proclamó reina antes de que ellos reaccionaran. A partir de aquí, otorgó los “puestos influyentes” de la Corte a personas preparadas y no a quienes tenían racio abolengo, como era la costumbre. Por cierto que, como ya sabes, hubo algunas mujeres que también fueron llamadas a la Corte para asesorar a la reina.
    Siguiendo mi razonamiento, tampoco acepto que ella participara en el asesinato de Enrique IV (no lo has dicho tú, ya lo sé). No creo que su conciencia moral se lo permitiera, ni tampoco el afecto sincero que yo creo que sí sentía por su hermanastro.

    Respecto a la relación con sus hijos, creo que antepuso los intereses políticos, sí, pero porque ella creía que un rey o un hijo de rey están designados para gobernar. Creo que antepuso también su obligación a sus propios intereses (perdió a su primer varón porque estaba consiguiendo apoyos en la guerra contra la Beltraneja, por ej.)

    ¿Por qué no permitió que Juana regresara a Flandes?
    Se me ocurren varias ideas:
    Una. Juana estaba embarazada. Los RRCC querían un nieto que se criara en estas tierras, que se familiarizara con las costumbres de su pueblo. De hecho, se quedaron con Fernando cuando nació (no fue difícil convencer a la madre, dado lo pequeño que era para un viaje tan largo), para hispanizarle.
    Dos. Por ese mismo motivo, era aconsejable que Juana permaneciera aquí. Para identificarse con su pueblo, con sus costumbres (sobre todo las espirituales, que estaban muy abandonadas) y que su pueblo la sintiera presente.
    Tres. Tal vez quería evitarle el efecto nefasto de un amor tan poco correspondido. Todos sabemos que el tiempo y la distancia apagan las pasiones (¿podía haber estado pensando Isabel eso?)
    Cuatro (y aquí aludiré a tu frase entrecomillada): Felipe no apreciaba Castilla, por su afinidad con Francia. Y tampoco amaba a Juana. Pero ella era la heredera de este reino; por tanto, tarde o temprano debería vivir aquí (según Isabel) y parecía evidente que Felipe no estaba dispuesto. Tal vez, Isabel sólo estaba abriéndole los ojos a lo que, según ella, iba a suceder en un futuro próximo.
    Lo que está claro es que no le impidió finalmente que se marchara. ¿Por miedo a que Juana enfermara, cuando la desafío en el castillo de la Mota? ¿Por las injuriosas palabras que le dirigió Juana? ¿Porque entendió que no podía doblegar la voluntad de su hija? (que cuando se obstinaba en algo…) ¿O porque la fortaleza de Isabel hacía ya aguas por todas partes?

    Cuando hablé de la depresión de Juana me refería al comienzo de su vida en Flandes. Se casó con Felipe y todo funcionaba bien hasta que dejó de funcionar. Ella cayó en depresiones y lo atribuyó a que echaba mucho de menos a su madre. Eso le dijo al fraile que Isabel envío a enderezar su alma. Sí tienes toda la razón del mundo en que Isabel no la escribía mucho. Pero eso es un dato, del cual no puedo deducir que no la quería. Y, por otra parte, ignoro cuánto escribió Isabel a sus otros hijos o si era costumbre cartearse con cierta frecuencia. Lo que sí sé es que yo veo otros datos que me invitan a pensar que sí la quería.

    Está claro que los datos que tenemos tú y yo son parecidos; lo que cambia es el color con el que los miramos.
    En fin, no es que yo quiera defender a Isabel la Católica a capa y espada. No. Estoy de acuerdo en que tu lectura de los hechos es una lectura posible. Sólo he tratado de girar el prisma para que veas otras lecturas. Igual que tú me has enfrentado con otras lecturas posibles. Aunque… yo sigo optando por las más favorables a Isabel. Porque es lo que da coherencia a todos los datos que guardo en mi memoria.

    Con respecto a Moxica, no había oído hablar de él antes de que tú lo nombraras. He leído algo en internet pero seguro que no puedo aportarte nada. Así que te cedo el turno para que me ilustres. Si no quieres escribir, dime la fuente que has consultado, ¿vale? Cuéntamelo todo, todo, todo (pero cuida el temblor de dedos, para no resultar repetitivo, jajaja).

    Reitero mi satisfacción por participar en Hislibris; me encanta poder hablar sobre Isabel y debatir con personas que tienen tanto nivel. Y no me refiero sólo a esta reseña, sino a lo que he ido ojeando por ahí.

    Cristina.

  70. Cristina_H dice:

    Aretes: ahora que ha salido el tema, puedes aprovechar a lanzar un directo que le deje KO. ¡Ay, no! Quita, quita, que con temblor y todo escribe muy bien.

    Laya: Yo sí me he leído y puedo opinar. Así que… gana Irisarri (aunque por muy poquito, ¿eh?).
    Y ahora, por haber desvelado que has leído mucho de Isabel, ¡te toca mojarte! ¿Tú crees que antepuso sus intereses políticos a la «felicidad» de sus hijos? ¿Crees que era ambiciosa y tenía afán de poder o fue una persona comprometida y asumió la obligación que la cuna le había otorgado?

    Cristina.

  71. Koenig dice:

    Buenas tardes.

    Me entrometo,con permiso de las damas y de Jerufa (aunque menos).

    Muchas son las lecturas que se pueden hacer de lo que venís comentando.

    Con respecto al testamento. Cualquier cosa pudo pasar. De hecho, tal vez lo sucedido entre Enrique II y Becket pueda ser comparable. Isabel no necesitaba ordenar la destrucción de un testamento (si existió), sino tal vez, simplemente, dejar caer lo molesto que sería.

    Con respecto a su hija. Por lo que deduzco de lo que decís, se marchó dejando a su hijo Fernando en España para que se educara. Si a esto sumamos el testamento de Isabel, dando la regencia de Castilla a su marido, podría pensarse que deja marchar a Juana porque ya tiene en sus manos lo que ella quiere: un heredero. Por otro lado no deja de ser irónico que el hispanizado Fernandoacabara gobernando Austria, y el «flamenquizado» Carlos, España.

    Al final a Isabel le salió el tiro por la culata, pero el resultado fue el que ella quería.

    Opino.

    Saludos.

    Koenig.

  72. Cristina_H dice:

    Caray. A tu lado el correcaminos era un aficionado…
    ¿Tendrá un spyware mi ordenador y te ha avisado de que acabo de publicar? ¡Ah, córcholis! Si la entrada es tuya; es que después de comer me pongo espesita.

    Yo creo que la línea de sucesión dinástica no podía alterarse al libre albedrío de Isabel o Fernando, por muy reyes que fueran. Juana era la sucesora, porque acababan de jurarla así las Cortes de Toledo unos meses atrás. Así que creo que esa hipótesis no sirve, desde mi punto de vista.

    Opino-pino yo-yo también-bien.

    Cristina.

  73. Turriano dice:

    Buenas, respecto al testamento de Enrique IV existe una novela llamada Testamentum de José Guadalajara que está entretenida y obviamente su trama gira alrededor de dicho testamento.

    saludos

  74. Turriano dice:

    Disculpa Cristina por hacer publicidad de otro autor en tu reseña , para compensar compraré tu novela

    saludos

  75. jerufa dice:

    En cuantito tenga algo de tiempo, contesto a algunas cuestiones. La verdad, Cristina, estoy alucinado contigo. ¡Quiero ser tu novio!
    Adiodió.

    ¿Que pasa Aretes con mis despedidas?
    Opino.

  76. Cristina_H dice:

    Turriano: No te disculpes, por favor (yo también hago publicidad en cuanto puedo, jaja). Al contrario, te lo agradezco; ya lo he anotado para buscarla en la biblio. Discúlpate más bien por dejarnos con la miel en los labios: a ver, ¿qué es eso de saber y no opinar??? Aquí a mojarse todo el mundo…

    Jerufa. Esperaré con impaciencia tus respuestas. ¡Ah! Puedes mandarme tu curriculum y una foto en cuanto quieras… hum… bueno, con la foto y una nómina basta, aunque harás méritos si adjuntas una declaración de todo tu patrimonio, jaja.

    A tod@s: Quería pedir disculpas por extenderme tanto en mis respuestas. Es que en el cole no me enseñaron a resumir… Cuando veo lo extensas que me han quedado ¡¡¡me da un cargo de conciencia!!!

    ¡Buen güiquen! (lo que queda)
    Cristina

  77. jerufa dice:

    Cristina, hola. Aquí el pesado de nuevo.

    Me encanta este toma y daca contigo en el que decididamente llevo las de perder. Ojalá me sirva para aclararme más las cosas y, sobre todo, a aprender.

    Lo del testamento, muy divertido. Sobre todo ese mogollón de elucubraciones, pero estarás de acuerdo conmigo en que sí pareció existir ese documento. La propia Juana La Beltraneja lo cita en un manuscrito incompleto encontrado en el cuarto que ocupaba del Monasterio de las Clarisas donde vivió creo que sus ultimos años. En ese manuscrito relata cómo conoció mucho de las intrigas de la época a través de la dueña de la reina Juana de Portugal, Doña Mencía, que le contó -ya mayor- la existencia de ese documento que se portaba en un saco y que fue quemado, así como degollado su portador y custodio.

    No estoy de acuerdo con Koenig en cuanto al deseo de Isabel la Católica de buscar en su nieto «españolizado», Fernando, a su heredero. Ya que en su testamento lo dejó muy claro. Primero, su hija Juana en tanto en cuanto estuviera en España y en su sano juicio. Si no, su marido Fernando, regente y que gobernaría por siempre en nombre de Juana para, al final, acabar afirmando en la persona del Infante Carlos el destino final de las Españas.

    Cristina, retorno ahora a la Beltraneja. Afirmas, por otra parte, en cuanto a las dudas acerca de la legitimidad de la hija de Juana de Portugal que Fernando IV estuvo 13 años con Blanca de Navarra y 5 con su segunda esposa y que, nada de nada. De acuerdo, de hecho le llamaban El impotente, pero sí hay indicios de que la reina fue fertilizada mediante cánula varias veces, después de «ordeñar» al rey y que el judio que practicó los métodos, juró ante los reyes que o la reina quedaba embarazada o él entregaría su vida.
    Cierto o no, la verdad es que esas técnicas judías estaban prohibidas en la Cristiandad y que cuando en público más de una vez se puso en entredicho la impotencia del rey y su imposibilidad de fecundar con éxito, la reina y el rey hubieron de callar, por no hacer público el método usado con las trágicas consecuencias que de tipo religioso podía acarrearles.
    Otra cosita a su favor. Juana La beltraneja era rubia, como su padre. La reina Juana era hermosa muy morena y el válido Beltrán de la Cueva, también.
    No prueba nada, está claro, pero es otro dato a su favor.

    Sigo.

  78. jerufa dice:

    Estimada Cristina.
    Te iba a narrar lo que sabía acerca de Martín de Moxica, pero Yolanda Scheubert en el hilo de Juana, la reina loca de amor, me acaba de hacer el favor.
    Allí puedes echarle un vistazo y cambiar impresiones con ella, que sabe mil veces -igual que tú- de este tema más que este discreto escribiente.
    Un afectuoso abrazo y…
    adiodió.

  79. jerufa dice:

    …de los posteriores «devaneos» de Juana de Portugal, hastiada ya de un marido impotente, blando con sus enemigos, maniático con sus costumbres y débil de carácter, dió buena cuenta la Historia. Pero eso es otra historia.

  80. la autora dice:

    Esto no se va a quedar así, Jerufa. Voy a replicar, pero… después de almorzar, comer y merendar (¡uf! Necesito energía para el segundo asalto, jaja). Sí, ya vi tu mensaje a Yolanda. De escaqueo, ¿eh? ¡Qué moooooooooooooooorro! ¡Ah! Pero no has hablado nanadada de tu temblebleque de mamanono.

    En lo que sí tuvo razón Koenig es en el juego de palabras del nieto hispanizado y el flamenquizado. ¡Muy agudo, Koenig!

    Cristina.

  81. la autora dice:

    ¡Ah! Como veo que te mueve el interés por aprender y como eres recalcitrante en cambiar tus recelos hacia Isabel la Católica, te ruego ¡encarecidamente! que leas a Manuel Fernández Álvarez. Así, sí que aprenderás, te lo aseguro.
    Cristina.

  82. Clío dice:

    Cristina, resalá, te perdono el que hayas pensado que mi nick tiene que ver algo con cierto coche, más bien alude a cierta musa de la Historia querida como verás por estos lares, si tuvieramos foro verias mi preciosa foto, sacada de un cuadro de Vermeer ( de aquí la elegancia que me atribuyen mis compañeros)y como digo te perdono por lo de la «presunta» inteligencia que luego me adjudicas, grácias. Y ahora con respecto a la insigne reina, tengo que leer más sobre ella, porque este debate tan interesante sobre testamentos sustraidos, reyes impotentes y posibles inseminaciones me tiene fascinada, y la pregunta del millón: ¿fué Reina y Madre, o más Reina que Madre?, no tengo argumentos pero prometo leer más sobre el tema para poder opinar. Saludos

  83. Jerufa dice:

    Pues va a ser que no. Antes que a Fernández Alvarez, me apetece leer a Cristina Hernando. Y eso haré muy gustoso.
    Y no es peloteo, ya es curiosidad.

  84. Cristina_H dice:

    Jerufa. Insisto: lee a Manuel Fdez. Álvarez. A mí ya me estás leyendo cada día…

    jajaja. Ya decía yo que una marca de coche por estos foros… Ya te he visto en wikipedia: muy mona y muy jovencita; no como Koenig, que ya está entradito en años… Ya que lo dices, ¿qué pasa con el foro?

    Koenig: ¿se t’astropeao el espaigüer ese?

    Cristina.

  85. jerufa dice:

    Bueno, seguiré tu consejo.

  86. Cristina_H dice:

    Aprenderás mucho, pues podrás «escuchar» a la protagonista. Estoy segura de que Isabel te sorprenderá.
    Me encantaría conocer tu opinión sobre ella cuando lo acabes (no tengo prisa).
    Mañana te respondo sobre la Beltraneja. Ahora toca ver el debate.
    Cristina.

  87. akawi dice:

    Manuel Fdez.Alvarez es el gran experto en los siglos XV y XVI y sus ensayos, aunque son buenos tochos, es lo mejor que he leído. Es un narrador ameno y desde luego aprendes muchísimo. Su «Juana la loca» es magnífico y el de «Isabel la católica», no menos.

    Ahora espero hacer un hueco y poder leer este libro de Cristina.

    Por cierto Sra. autora, ¿Sobre qué estás escribiendo ahora?

    Abrazos.

  88. Cristina_H dice:

    Jerufa: te contesto sobre Juana la Beltraneja.
    Me ha dado la sensación de que tus argumentos están basados en la novela de Almudena de Arteaga, «La Beltraneja, el pecado oculto de Isabel la Católica». Si así fuera, no olvides que es una novela histórica, un género donde se permite la ficción. Con esto no estoy cuestionando la veracidad o el rigor de su autora, sino que empleo la duda razonable que debe estar presente en cualquier mente. Creo yo.
    Aclararé que hay autores de novela histórica que consideran que el rigor hay que dejarlo para los tratados de historia y que el novelista debe adornar la realidad, completarla (con elucubraciones personales), enriquecerla con su propia imaginación, etc. Desde ese punto de vista, sería totalmente legítimo y aceptable, por ej., que un novelista inventara, datos que no están corroborados por los historiadores (y es que la historia está llena de «lagunas», claro)

    Ahora bien, voy a partir de que todo lo que dices sea cierto. Bien, ¿qué decir de ese médico judío, llamado Hyeronimus Munzer? Algunos historiadores fijan su papel en que dio fe que el miembro viril de Enrique IV tenía un «defectillo» por el cual podía justificarse su impotencia. Supongamos que realmente actuó como médico y juró que si la reina no quedaba embarazada él entregaría su vida. ¡Uf! Gran órdago, ¿eh? Bien… bien… él era germano, ¿no lo sabías? Posiblemente… hum… rubio… bastante rubio…
    Quitemos los puntos suspensivos, destronemos esa perversa idea y partamos de la hipótesis de que la «inseminó artificialmente». Hoy en día, con muchísimos más avances científicos, las inseminaciones artificiales en la Sanidad Pública se hacen con tres óvulos fecundados (ojo: ya fecundados) y sólo se realizan dos intentos. No más. ¿Por qué? Supongo que los costes económicos no compensan la probabilidad tan baja que debe haber de fertilización, tras dos intentonas fallidas. Agradeceré que algún hislibreño más entendido que yo en cuestiones médicas corrija, matice o complete esta información.
    Luego… incluso siendo «inseminada» miles de veces la probabilidad de acierto sería baja. Puede que no fuera un problema de impotencia, sino de infertilidad. O tal vez ambos. En caso contrario, ¿por qué no se quedó embarazada antes? ¿Y por qué no lo intentó con Blanca de Navarra, su primera esposa? Te recuerdo que el pueblo tenía un cachondeíto con el rey… le cantaban unas coplas que… Ni en los carnavales de Canarias salen chirigotas tan escandalosas…
    Otro dato: Beltrán tuvo una carrera política que ya la quisieran muchos hoy en día para él. No era nadie y en dos años fue la mano derecha del rey. Justo… cuando la reina estaba encinta. Eso también es un dato que hay que tener en cuenta.

    A mí también me parece muy interesante todo este debate y que me obligues a exprimirme las neuronas.

    En lo que no te a cuestionar es en lo que tú llevas las de perder… Si tú lo dices…………..
    Cristina.

  89. Cristina_H dice:

    Clío: yo pienso que fue reina y madre a la vez; sintió, por ello, más doblemente las desgracias de sus hijos. Pero creo también que fue más reina que madre, que esposa, que mujer… Es decir, antepuso sus OBLIGACIONES al resto de sus intereses personales o familiares. Creo que era una mujer tremendamente responsable, con un gran sentido del deber y con la necesidad de demostrar (en aquel tiempo donde la política era cosa de hombres) su valía como reina… a pesar de ser mujer.
    Así que no la juzgo por anteponer sus intereses políticos; creo que eso la hace todavía más honesta y más coherente. Insisto en que los antepuso frente a sus intereses personales.
    Por otra parte, en aquella época, ¿qué p/madre tenía en cuenta la felicidad de sus hijos??? Ni siquiera los plebeyos, ¿no?

    Clío, por cierto, tus padres… ¿son morenos? (perdona la sorna, Jerufa)

  90. Cristina_H dice:

    Akawi: estoy publicando novela histórica para público juvenil (a ver, a ver, averigua sobre quién versó mi primer título…) y ahora estoy emocionadííííííísima porque voy a publicar cuentos. Salgo «de cuentas» este verano (creo)
    Vamos, que me he pasado a una literatura más acorde con mi edad mental, jajaja.
    Cristina.

  91. Clío dice:

    ¿Morenos?, castaños diria yo, y yo ahora rubia de bote, aunque con cierta sangre mora (somos de Badajoz) y romana (la otra mitad de la familia es de Mérida) ya me explicaras este interés por mis «Leyes de Mendel».
    Con respectos a las inseminaciones, la seguridad social te hace 6, o te hacía, pues las viví en propias carnes, que es algo parecido a lo de la cánula esa del médico judio de Enrique IV, otra cosa es la fecundación in vitro, a la que no llegué, por cansancio del tema, que no se exactamente si son 2 o 3, y que efectivamente se realiza, fecundando previamente los óvulos que te han sacado o donado y que evidentemente tiene un coste mayor. Y para terminar el tema, y como soy una indiscreta total, te diré Cristina que terminé adoptando a un precioso niño húngaro, que me trae a maltraer, porque como mis compis de hislibris saben, no lee nada y está repitiendo 2º de bachiller el muy zángano, pero al cual quiero muchisimo, ah¡ y es moreno y guapísimo.
    Con respecto a tu valoración de Isabel como reina y madre, es bastante coherente tu argumentación, gracias.

  92. Jerufa dice:

    Bueno, Cristina…¿hubo rollito con Beltrán, si o no?

  93. Aretes dice:

    Ay, Carmele, Carmele… ¿pues no te da todos los datos?¿qué quieres una foto in situ o la prueba del ADN?

  94. Aretes dice:

    Por ser rigurosos… hay factores dominantes y recesivos en los genes, es decir, de una forma simple, las dos «mitades» de un caracter pueden ser factores dominantes, las dos recesivas o una de cada. Por ejemplo, una pareja de ojos oscuros puede tener hijos de ojos claros (implicaría un factor recesivo oculto en cada uno de ellos) pero dos de ojos claros nunca pueden tener descendencia de ojos oscuros. Así que lo del pelo… tampoco es la prueba del nueve.

  95. Jerufa dice:

    ¡Joé!, o sea, ¿que en este hilo no vamos a salir de dudas?

  96. Vindex dice:

    Lo que se ha expuesto aquí rompe un poco algunos de los esquemas que tenía montados sobre el personaje, con el que dicho sea de paso simpatizo muy, pero que muy poquito.
    Respecto a la Inquisición, obviamente no nace aquí, pero creo que recibió un importante apoyo por parte de Isabel, a través de su estrecha relación con el siniestro Torquemada.
    La expulsión de los judíos es otro hecho que marca su reinado, y creo que se puede analizar desde distintos puntos de vista:
    1. Desde el fanatismo religioso de Isabel.
    2.Desde un punto de vista económico, pues fueron muchos los que tuvieron que partir dejando sus bienes ( de hecho, se les daba el tiempo preciso para que no puedieran llevarse lo suyo).
    Incluso, uno de los funcionarios más allegados a Fernando , parece que estuvo en las miras de Isabel para darle pasaporte, lo que supuso una enérgica intervención de Fernando para resguardarle del peligro. Me refiero a Luis de Santángel que tan importante papel desempeñó en las expediciones de Colón y que gracias a la intervención de Fernando obtuvo el rarísimo privilegio del Estatuto de limpieza de sangre que le libró de la todopoderosa maquinaria del Santo Oficio.
    3.Respecto a las conversiones obligatorias habría tambien que contar bastante, pero en una época en que nadie estaba a salvo de la Inquisición no es de extrañar que tenga origen lo que hoy es en muchos puntos de nuestra Geografía, la fiesta de la matanza del cerdo y es que los pobrecitos conversos con el objetivo de dejar claro que su conversión era auténtica , procuraban cada vez que mataban un cerdo , hacerlo públicamente e invitando a todos los vecinos( espías potenciales de la Inquisición) a participar de la fiesta y a degustar en común de ese manjar, lo que demostraba que su conversión era auténtica, pues sino, no podían comer cerdo.
    4. De la escabechina de indígenas pues que decir. Lo importante era que las expediciones fueran rentables y que mejor forma que trayendo tesoros a cualquier precio, pero justificando el asunto porque se estaba haciendo una «maravillosa labor de salvar las almas de los pobrecitos indios».
    En fin, que parece que tengo algunas divergencias con lo que habeís señalado por aquí, pero pondré en agenda la novela que seguramente me dará que reflexionar.
    Saludos a todos.

  97. Cristina_H dice:

    Clío: Jerufe sugirió que Juana la Beltraneja era hija de Enrique IV porque ambos eran rubios, mientras que Beltrán y Juana (la madre) eran morenos. Mi pregunta sobre tus leyes de Mendel era para hacer una broma fácil.

    ¿Quién es Carmele??? (sigo jugando en desventaja, pero tiempo al tiempo)

    Jerufa: No, ¡qué va! Al final, no me enrollé con Beltrán. ¡Ups! ¿Te referías a Juana de Portugal? jajaja. Eso… a gusto del consumidor. Como el resto de dudas que, tienes razón, quedan. ¡Así es la Historia! Pocos datos, muchos interrogantes y unas explicaciones que son más opiniones que certezas. Personalmente, creo que para hablar del pasado hay que usar el «puede que» y no una contundente firmeza de «pasó esto», ya que no hay pruebas irrefutables y concluyentes de los hechos (especialmente del tema de la paternidad o de las intenciones que guiaron a los personajes).
    Es como una película de final ambigüo, donde cada uno tiene que salir de la ambigüedad construyéndose su propia versión. Yo en este tema me atrevo a opinar y a tener mi propia versión de los hechos, pero en muchos otros sólo tengo ojos y oídos. Bien abiertos desde que conozco Hislibris, pues hay bastante nivel.

    Por cierto, ya me diréis dónde compráis los relojes. A mí los relojeros me timan: el mío sólo marca 24 horas!!! Claro que antes era peor: cuando usaba los de manecillas sólo tenían… ¡12 horas!

    Cristina.

  98. Cristina_H dice:

    Vindex: es una satisfacción poder discutir contigo, ya que no sientes simpatía por Isabel. Espero poder cambiar un poquito esa visión tuya.

    Sobre tus objeciones:
    La Inquisición no fue aquí mucho peor que en otros países. Sólo que aquí el «único» pecado que se perseguía era la herejía. En otros países, por ejemplo, se persiguieron también homosexuales o enfermos mentales. Aquí se tomaron muy en serio la cristianización por dos motivos: primero, por el fervor religioso de los reyes (especialmente ella) y porque convivíamos con judíos y con árabes. Los problemas de convivencia y de mezcla religiosa no eran, pues, comparables a otros países.
    Crear la Inquisición, por otra parte, requería permiso del Papa (una bula); ni qué decir tiene que la lograron rápidamente. Aún así, Isabel tardó dos años en constituir el Santo Oficio. Sí. ¡Dos años! En los que pretendió facilitar las conversiones antes que recurrir a esta acción. En mi opinión, el error estuvo en que los RRCC designaron a sus inquisidores (era habitual que lo hiciera el Papa) y les dieron libertad para moverse a su antojo. La severidad fue del Tribunal, no de las órdenes de Isabel. Ella confió en que los Ministros de la Iglesia actuaran con buena fe y ellos actuaron según les dictaba su conciencia. Lo que no significa que yo lo apruebe, sólo lo señalo.
    Por otra parte, discrepo con que no les diera tiempo para recoger sus enseres. De esas acusaciones ella se defendió; ahora no recuerdo donde lo leí, pero su carta es esclarecedora.
    Lo que no sabes es que antes de la expulsión de Castilla, los judíos habían sido expulsados de toda Europa y ¡habían buscado refugio aquí! En Castilla permanecieron hasta que los problemas de convivencia hicieron aconsejable adoptar la misma medida que en el resto de los países.

    Con respecto a los árabes, en el Tratado de Santa Fe que se firmó cuando se entregó Granada, Isabel prometió el respeto a sus costumbres religiosas. Pero, de nuevo, llegaron los problemas de convivencia y Cisneros fue enviado como arzobispo de Granada. Era un hombre severo, recto y de una gran religiosidad, lo que provocó que tratara de imponer las conversiones forzosas. Los moros se quejaron e Isabel intervino. Más adelante, de nuevo surgieron problemas de convivencia que determinaron que fueran obligados a elegir: o se convertían o se iban.
    Visto así, parece una invitación a la expulsión. Pero analicemos más en profundidad: problemas de convivencia hay hasta hoy en día. Lo que se les pedía es que asumieran las costumbres propias del reino que les acogía. Antes no se estilaba esto de la interculturalidad, claro. Los reyes (de aquí y los de Europa) pretendían mantener su reino pacificado, sin revueltas. Hay que juzgar con las lentes de aquella época, no con las gafas de nuestro presente.

    Respecto a la escabechina de indígenas, ¿Isabel mandó exterminarlos o esclavizarlos? ¡En absoluto! Antes al contrario. Ella liberó a los esclavos que Colón había vendido (a espaldas suyas, ojo) y en su testamento recogió el derecho de los indígenas a ser libres y, ¡atención! a ser considerados ciudadanos de Castilla. Esto, más bien, parecen palabras de una adelantada a su tiempo.
    En la reseña hislibreña de «1491. Una nueva historia de las Américas antes de Colón» hay unos comentarios esclarecedores sobre la influencia de los gérmenes en ese exterminio.

    En fin, confío en que tu desafección hacia Isabel sea sólo porque tienes una versión incompleta de los hechos. Estoy convencida de que quien profundiza en la vida de este personaje se sorprende y queda impresionado. ¡Ya me dirás!

    Cristina.

  99. Cristina_H dice:

    Clío, se me ha ocurrido: tal vez si haces a tu hijo «abonado» a estos «lares» se haga adicto a la lectura. ¡A mí ya me falta tiempo para leer varios libros que estoy viendo comentados!

  100. Clío dice:

    Cristina, informado está, incluso he comprado algún libro de lectura fácil y entretenida de los recomendados «por si», además de los que hay en casa, a quien le falta tiempo y ¡vida! es a mí para leer todo lo que aconsejan por aquí, más los que me aconsejo yo misma, así que paciencia y eso sí, prepara el bolsillo… Saludos.

  101. Vindex dice:

    Cristina:
    Ahora ando algo liado, cuando tenga más tiempo te contestaré.
    Saludos

  102. Vindex dice:

    A ver si ahora me da tiempo de responder.
    Respecto a la Inquisición no fuimos los únicos, pero gracias a los Reyes Católicos, su auge fue mayor y me explico:
    El astuto Fernando (en el reino de Aragón)utilizó a la Inquisición pues digamos que consiguió que Sixto IV le permitiera, en principio, designar 2 ó 3 clérigos de su confianza para el oficio de inquisidores. El Pontífice, con esto, permitió un híbrido de tribunal y policía represiva que servía solamente a los intereses de Fernando. Por si fuera poco, el papa intentó rectificar y Fernando se la jugó, pues consiguió que le permitiera designar mñás inquisidores e incluso capacidad para nombrar al Inquisidor de Aragón. Básicamente, consiguió una Inquisición a su servivio.
    Isabel, con su fanatismo religioso, por otra parte tambien favoreció decididamente a la Inquisición.
    Es más, de hecho la Inquisición no actuaba en nombre de la iglesia, sino del rey, empezando sus documentos por la fórmula: «Su Majestad manda…..»
    Estoy de acuerdo en que no fue una Inquisición más sangrienta que otras, creo que parte de su mala prensa se debe a que su existencia fue muy prolongada. Hace unos años Carme Riera publicó una novela que me gustó mucho, que se llamaba » En el último azul» y trataba de la terrible historia de un grupo de judíos coversos mallorquines a finales del siglo XVII. Creo recordar que fue el último caso de hoguera.
    Pasando al tema de la expulsión de los judíos, se les daba 4 meses para liquidar todos sus bienes y buscarse la vida lejos. A mí me parece poco tiempo.
    No fue la primera vez que echaban a los judíos ni sería la última. Conozco un poco el tema e incluso te diré que en Israel existe el Museo de la Diáspora, donde se muestra como le han ido largando de un sitio y otro durante más de 2000 años.
    Respecto los arabes, pues Cisneros fue nombrado por los Reyes para suceder al más tolerante fray Hernando de Talavera que respetaba las costumbres de los moros y claro no estaba bien que Granada fuera una ciudad musulmana aunque hubiese una guarnición cristiana en la Alhambra.
    Respecto a los indígenas, el problema más que Isabel era el personal que se iba para allá, lo más florido de la época.
    Me resulta dificil simpatizar con isabel, pero no dejo de reconocer su papel trascendental en la Historia de España, aunque te confieso, Cristina , que el que tenga defensoras como tú, me hace muy difícil mantenerme en mi postura :).
    Para terminar, decir que entre la reseña de Koenig y tus intervenciones me he convencido de leer tu novela.
    Saludos

  103. Cristina_H dice:

    Clío: Tal vez Harry Potters…
    Oye, muy interesante tu aclaración sobre la inseminación artificial y todo eso.

    Vindex: cuando quieras. Por aquí estaré.

    Cristina.

  104. marbenes dice:

    Huy, pues yo me estoy leyendo el último de Harry Potter y está resultando entretenidísimo.

  105. Aquiles dice:

    Una pregunta: ¿es cierto que, a pesar de la expulsión, el rey Fernando – muy pragmático él – habría conservado a su lado a una serie de banqueros judíos?

  106. Cristina_H dice:

    Marbenes: lo de Harry Potter lo decía en serio. Para mí un libro que genera tanta pasión no puede ser malo, ni aburrido, ni… Y hoy en día, con lo poco que leen los adolescentes, es una maravilla que un libro (una saga, vamos) haga «adictos».

    Vindex: perdona, esta tarde no me salió tu comentario. ¡Qué raro! ¿no?
    Te contesto ahora. Pero, ¿¿¿qué te contesto???? ¡Si estamos de acuerdo! Más bien corroboraré lo que tú dices.
    1. Yo tenía entendido que el nombramiento de los inquisidores no había sido con la connivencia del Papa, sino que los RRCC ensayaron ese órdago y el Papa, aún a su pesar, no pudo impedírselo.
    2. Ignoro si cuatro meses, en aquella época, era poco para preparar el equipaje. Hoy en día… está claro (hasta donde yo estoy notando, los hislibreños no podrían siquiera empaquetar una cuarta parte de su librería)
    3. Sí, Cisneros era menos tolerante y más impaciente que fray Hdo. de Talavera, lo que le originó encender y enconar los ánimos de los árabes.
    4. Indígenas: no niego la masacre, ni los abusos de poder que hubo pero sí niego que esa fuera la intención de Isabel. Antes al contario. Ella les consideró ciudadanos de Castilla en su testamento y prohibió la esclavitud.

    De verdad, que Isabel tampoco era santo de mi devoción hasta que profundicé (de pura chiripa) en su vida. Me sorprendió y… me cautivó. Ahora ya me parece imposible que alguien que lea (cosas serias) sobre su vida no sienta un cariño especial por ella y, desde luego, ganas de defenderla de los ataques injustos e injustificados que se le dedican. Y, sorprendentemente, la gente que más la ha criticado (delante de mí) era los que menos habían leído al respecto.

    Muchas gracias por tus halagos. Yo estoy, ¡de verdad! sumamente encantada de poder intercambiar impresiones con gente que parte de un posicionamiento crítico pero neutro (si no, al menos, sí respetuoso) y, sobre todo, con un alto nivel de conocimientos. No dejaré de repetir que estoy anonada con esta web. (Anonadada y ¡¡¡estresada!!! Tengo una lista de libros para leer…)

    No pretendo que nadie sienta hacia ella las mismas simpatías que yo. No. Mi «cruzada» simplemente es promover que la gente se acerque más a esta figura y, desde la seriedad que da el conocimiento, se la alabe o se la critique (pero… esto último que no me entero yo!!!!)

    Si lees más sobre ella, me encantará que me vuelvas a dar tu opinión.

  107. Clío dice:

    Ay Cristina, de Harry Potter, los 3 primeros y con fatiga, luego solo las películas,eso sí, quien se los ha leido es su madre, porque me apasiona (debilidades que tiene una, pero hay mucha gente por hislibris con la misma pasión) me falta el último, que caerá y Vindex y tú seguid con lo de Isabel que está interesantisimo..Saludos

  108. marbenes dice:

    Cristina, estoy de acuerdo sobre lo de Potter, excepto porque yo soy una adolescente de 40 años

  109. Clío dice:

    Marbenes, mi adolescencia es mayor que la tuya y ya me ves!
    (aunque me falta por ver la última peli de Harry, dita sea!)

  110. Germánico dice:

    Mi infantilismo es cuarentón, también. ¡Qué bueno no estar solo!

  111. Cristina_H dice:

    Joer! ¿También debo apuntarlo a mi lista????

  112. juanrio dice:

    Al ritmo que vamos hoy día la adolescencia no debe de empezar hasta los 40, lo que no tengo claro es cuando se pasa…

  113. Vindex dice:

    Pues sí, voy a leer algo más sobre ella pues me he comprado tu libro :).
    Ya te diré en su momento porque para terminar el que tengo sólo me quedan 900 páginas.
    A Aquiles le comento que creo que Fernando conservaba a su lado a todo el que le fuera útil sin importarle en tal caso su religión. Lo que sí quedaron al margen de la expulsión si no tengo mal entendido son los médicos.
    Saludos

  114. Cristina_H dice:

    ¡Pues ya me contarás! Pero…. antes de que me haga vieja, jaja.
    ¡Que noooooo! ¡Que seguro que lees muy rááááááápido!
    Saluditos.

  115. Cristina_H dice:

    ¡Ah! Lo de los médicos no lo sabía; puede ser. Tal vez tenga relación con el hecho de que a Isabel la estuvo tratando un médico para ver si concebía, porque después de su primogénita Isabel, el ansiado heredero no aparecía.
    Es un dato interesante que luego desarrollo más, porque ahora mi deber de madre me llama (yo sí que soy madre antes que reina…)
    Ciao!

  116. Vindex dice:

    Lo de que los médicos quedaron al margen lo leí en una obra de Eslava Galán, «La vida y la época de los Reyes Católicos», que decía que se con los médicos, Fernando hizo una excepción, aunque enotras fuentes he leído que en algunas zonas se plantearon problemas por quedarse sin médicos.
    Lo que si parece claro es que cuando se hizoel Edicto de Expulsión no se pensó que se ibana marchar tantos como los que se fueron y que supuso que algunos sectoresentraran en crisis.
    Espero que nos cuentes lo del tratamiento de «fecundidad» de

  117. Vindex dice:

    Vaya, el espaciador no me funciona bien y además el último párrafo me ha quedado a medias.
    Me refería al tratamiento de «fecundidad» de Isabel, que tambien en esto fue pionera!
    Saludos

  118. Cristina_H dice:

    No, no exactamente un tratamiento de fecundidad. Los médicos la «vieron» porque no se quedaba embarazada. Me explico.
    Isabel y Fernando se casaron en 1469 y Enrique IV la desheredó, nombrando de nuevo a Juana la Beltraneja como princesa de Asturias.
    Un año después, 1470, nació su primer vástago, pero… oh, oh… ¡era niña! (que, por cierto, se llamó Isabel como la madre y la abuela).
    Isabel quería engendrar un hijo varón. Así lograría más apoyos de la nobleza castellana a su causa, frente a la Beltraneja. Pero el embarazo no llegaba.
    Entonces, recurrió a los médicos. No puedo aclararte más sobre hasta dónde intervinieron, pero está claro que hicieran lo que hicieran… fue inútil pues no se quedó embarazada.
    Después, comenzó la guerra (1475) y mientras Fernando conquistaba ciudades con su brazo guerrero, ella las conquistaba con su diplomacia. Se recorrió toda la geografía castellana, convenciendo a los castellanos de que se pasaran a su bando (¿por qué? ¿prueba de amor a Fernando? ¿carácter pacifista? ¿estratega sagaz? En mi opinión, las tres cosas). El caso es que, pasó el tiempo y… ¡por fin!, se quedó embarazada.
    Pero… ¡oh, oh!… algo fallaba. Los médicos la aconsejaron reposo. Isabel no hizo caso. Como dije más arriba, para mí anteponía sus obligaciones regias a sus intereses personales (¡y ya era un gran interés personal y político el parir un varón!), así que siguió haciendo su agitada vida política y… abortó :-(
    Bueno, el final ya es conocido. En 1478, volvió a quedarse embarazada y esta vez sí nació un varón, el príncipe Juan. Y los demás nacieron, en 1479, 1482 y 1485 (vaaaaale, he tenido que mirar la «chuletilla», pero puse las fechas para destacar los primeros 8 años que pasó sin descendencia y el estrés que eso debía de haberle supuesto).

  119. Cristina_H dice:

    Y como me he propuesto despertar vuestra simpatía hacia la reina Isabel, os contaré una curiosidad más.
    ¿Sabíais que ella fue la pionera en crear los Hospitales de Campaña?
    Fue Isabel quien inició la buena costumbre de situar junto al campo de batalla una/s tienda/s con material y equipo médico, para dar la atención a los heridos lo antes posible.
    Se le ocurrió durante la Reconquista. Inicialmente, a esta iniciativa se la llamó «Hospital de la Reina». Con el tiempo, ha quedado en «hospital de campaña».

    Y parafraseando a ¿Bugs Bunny? os diré… «¡Esto es todo amigos!»

  120. Urogallo dice:

    A mí me basta recordar un dato distinto: Desde la muerte de Isabel, y la pseudo-separación entre Castilla y Aragón que se produce con Juana, España no vuelve a tener un monarca con intereses puramente españoles y una hacienda saneada hasta Fernando VI.

    Llegaba la gloria del dominio de Europa…y las facturas impagadas.

    Yo habría preferido una sucesión de Trastámaras con pequeñas guerras en Africa, que mirasen desde su esquina de Europa como Francia se desangraba por controlar el Imperio.

  121. jerufa dice:

    ¡Toma ya! y, esta hipótesis…¿como se come?

    Cristina, me reitero. Déjame ser tu novio.

  122. Cristina_H dice:

    Urogallo: hoy debo estar «potaje» porque no he entendido bien tu comentario, pero deduzco que la crítica a los monarcas posteriores es ¿un sutil reconocimiento hacia Isabel? ¿Puedo entender que estás destacando que Isabel se interesó por su reino y por el estado de sus cuentas?
    Bueno, cierto es que su fama de austera iba por delante, pues no derrochó los bienes en banalidades, ni usó sus joyas y pertenencias para su ornato personal. Incluso, las empeñó (creo recordar que el anillo de boda también) para conseguir dinero en apoyo a la guerra de Sucesión contra la Beltraneja. Y no fue la única vez que empeñó sus joyas.

    Jerufa: me halagas.

    Un saludo

  123. Urogallo dice:

    Es un reconocimiento absoluto hacia la última dinastia nativa de España.

  124. Cristina_H dice:

    Se cayeron los comentarios, pero veo que el problema técnico es generalizado, así que no pasa nada.

    Urogallo: me agrada que tengas una opinión positiva hacia Isabel la Católica.
    Sí, es cierto que los reyes posteriores tuvieron su punto de mira en Europa. Ello no sólo nos llevó a perder hacienda, sino también el tren de la modernidad. ¿Tú crees que fue por desafección hacia España? ¿O tal vez por ambición personal?
    ¿O quizá por orgullo cristiano? Yo creo que Carlos V y se tomó muy a pecho su nombramiento de emperador y, por ende, defensor del cristianismo. Y… sin ánimo de erigirme en su defensora… el hecho de que instalara su residencia en España induce a pensar que sí estaba interesado en las «cosas» de este reino, ¿no crees?
    Un saludo.

  125. Urogallo dice:

    ¿Orgullo cristiano?.

    ¿No se podía defender el cristianismo sometiendo a los reyezuelos berberiscos que asolaban costas cristianas y raptando a cautivos cristianos?.

    Cuando le resultó conveniente, pactó con príncipes protestantes.

    En cualquier caso, si fijó su residencia en España fue por que ya había tenido que llegar a un acuerdo con su hermano Fernando cediéndole el trono de los romanos, y por que España era su principal reserva de hombres y dinero.

    ¿Qué llegó a amar a España?.

    Mucho menos que a su dinastía.

  126. Cristina_H dice:

    Desde luego. Nos hubiese ido mejor si hubiese defendido nuestras fronteras o nuestras islas Baleares. Pero, en mi opinión, el creía que los infieles (turcos) amenazaban el corazón de la cristiandad: ¡Roma!

    Y eso, para el «Emperador del Sacro Imperio Romano» era prioritario (además de un honor). Creo que él lo sentía así. Recordemos que de niño fue instruido por el que luego fue Papa (Adriano VI)

    Coincido contigo en que en España estaba su mejor reserva de hombres y de dinero: los castellanos tenían fama de ser bravos y valientes. Además, eran buenos vasallos, leales y de moral cristiana. ¿Qué más podía pedir?

    Respecto al acuerdo con su hermano Fernando. ¿»Tuvo» que llegar a él? ¿O «quiso» llegar a él? No le convenía tener otro frente más abierto y menos aún con su hermano también legitimado al trono. Opino qnue fue un acto de sagacidad política y de consideración (muchos otros en su lugar hubieran sido incapaces de ceder un ápice de su trono, aunque apuesto a que tú tienes otra visión de los hechos)

    Ignoro si amó más a España o a su dinastía. Me reconozco incapaz de ponderar eso. Pero si tú lo dices, te creo :-)

  127. Urogallo dice:

    Perdón por el desfase cronologico:

    Hay un problema en esa cuestión, si creía que los infieles turcos amenazaban Roma, ¿Por qué no combatió más contra ellos?. En el socorro de Viena no se llegó a combatir realmente, no hizo nada por ayudar a los Húngaros, y permitió la caída definitiva de la Valaquia.

    En el Mediterraneo, más de lo mismo. Después del fracaso de Argel, le regaló el norte de Africa a los reyezuelos satélites de los turcos.

    Y esa era una amenaza fundamental…a la que olvidó para dejarle a su hijo una situación de desventaja aplastante.

    En cuanto a los protestantes, estos no parece que amenazasen nunca su poder directamente. De hecho, Frundsberg, hereje y maestro de herejes era uno de los jefes de los landsquenetes luteranos que tomaron Roma. Incluso Mauricio de Sajonia, príncipe protestante donde los haya, fue durante un tiempo aliado suyo.

    Con Fernando se produjo una situación muy curiosa: Cuando Carlos lo envía a Austria, le envía sin saber hablar alemán y con una corte de nobles castellanos ( el mismo caso, a la inversa, de Carlos en España), y poco tiempo después llega al acuerdo con él de cederle la corona de rey de romanos. Es cierto que nunca se habló de la investidura imperial, y que hasta el final de su vida Carlos jugó con la idea de traspasar el nombramiento de emperador a Felipe II, pero aceptó que sin los territorios Habsburgo ( a los que Fernando no iba a renunciar sin lucha) ese título estaba vacío.

  128. Cristina_H dice:

    Nunca es tarde si la dicha (el comentario) es buena (o) y el tuyo, ¡qué duda cabe!, lo es. Así que, por mí no hay problema en que te demores es escribir.

    Me parece interesante este debate. Me permite conocer otra perspectiva sobre los mismos hechos, ya que está claro que discrepamos respecto a la interpretación de los mismos, no sobre los hechos en sí, que son objetivos y, por tanto, incuestionables (bueno, no tanto, pero dejémoslo así para no desviarnos mucho del tema).
    Dicho lo cual (y pido disculpas por adelantado por si algo de lo que voy a decir aquí puede molestarte, porque no es mi intención), creo que la afección/desafección que cada uno tiene respecto a un personaje histórico es producto de las lecturas que sobre él ha hecho; creo que es imposible que un historiador sea neutro, ya que no sólo trata de exponer los hechos, sino también de explicarlos y eso ya incluye un posicionamiento. Todos nos hemos acercado al conocimiento del pasado a través de los libros, por lo tanto, estamos influidos por estas lecturas (vale, también películas).
    Después, cada uno saca sus propias conclusiones sobre lo que hemos leído en función de lo creíble o tendencioso que nos resulte el historiador, de los logros y fracasos del personaje histórico, de nuestras expectativas previas (las cualidades que debía tener, el papel que debía jugar en ese momento histórico…), etc., etc., etc. En base a ello, nos formamos una imagen «positiva» o «negativa» (neutra creo que no es posible) del personaje y, con ese «prejuicio» juzgamos sus actos.

    Todo esto para decirte que más que discrepar de los hechos, discrepo de la lectura que haces de ellos y de la poca simpatía que sientes hacia Carlos V (perdóname si me he equivocado al leer entre líneas y te he atribuido palabras o sentimientos que no son ciertos). Yo creo que fue un buen soberano. Se interesó por España (si podemos denominarla así) y trató de hacer las cosas con honestidad y pensando en el bien de su reino. Si ponemos en una balanza sus contribuciones y sus fracasos, creo que el balance es positivo y, aunque no es justo juzgar a un soberano sólo por el resultado de sus acciones, en este caso creo que su esfuerzo y su tesón llevaron a España a buen puerto. Y por ello, Carlos V ocupa el lugar que ocupa en la Historia, a pesar de que los españoles no sepamos reconocer ni valorar nuestras glorias pasadas, como si siempre tuviéramos que sacar un «pero» a nuestro «minuto de gloria». No creo que esto suceda en otros países.
    Esto no es óbice para no reconocer que Carlos V pudo haberlo hecho mejor (como todos) o que cometió errores o etc., pero la verdad, para un momento y un soberano del que podemos presumir… Que no digo que sea el único, pues, por cierto, ahí está también Isabel.

    En suma, que los hechos son objetivos y, por tanto, inopinables. No puedo discutir contigo, por ej., que Carlos V no ayudó al rey de Hungría, pero sí podemos discrepar respecto a por qué no lo hizo. Creo recordar que Manuel Fdez. Álvarez lo atribuye a que las Cortes castellanas no aprobaron el «presupuesto» para ello y, claro, así no hay emperador, ni rey que pueda ir a la guerra.
    Sin embargo, me vas a permitir que no entre a rebatirte cada uno de los argumentos que das, porque en este caso y puesto que no soy anónima en este foro (y luego pueden salir mis gazapos en la tele, jaja), prefiero hablar sobre aquello en lo que me siento «fuerte», que es, claro, Isabel la Católica. No es, en absoluto, un toque de atención porque el tema se haya desviado. ¡En absoluto! Y espero que no lo entiendas así. Repito que me parece interesante el intercambio de ideas sobre éste u otros temas paralelos que surjan (o perpendiculares u oblicuos…) Sólo que yo prefiero, desde la posición que aquí ocupo, rebatir aquello en lo que me siento competente. De Carlos V leí hace ya bastante tiempo y los datos «me bailan». Así que… ¡tendría que repasarme todos los datos para estar a tu altura!
    En cualquier caso, y si me permites una recomendación (que me la vas a permitir, porque para algo eres hislibreño), léete la biografía sobre Carlos V de Manuel Fdez. Álvarez (le voy a pedir un porcentaje por la publi que le estoy haciendo, jaja), aunque es muy posible que ya te la hayas leído, pero yo creo que no, porque… no he visto ningún comentario tuyo en la reseña del mismo (que ya he estado haciendo mis pesquisas, jaja).

    Por cierto, que me ha sorprendido mucho que una persona que se confiesa admiradora de Isabel la Católica sea tan crítica con Carlos V. Vaya, no significa que haya que tener el mismo afecto por los dos, pero a mí me ha chocado esta visión tan distante de uno y otro monarca.

    Aprovecho para invitar al que quiera comentar algo sobre Carlos V porque aunque esta reseña sea sobre mi libro, repito que no me importa que se aborden otros temas paralelos (pero sin pasarse, ¿eh?). No creo que sea necesario aclarar esto, pues cada uno es libre de opinar y, por supuesto, de seguir la conversación por donde discurra, pero como este hilo ha quedado muy «inundado» por mi presencia, no quiero que nadie tenga la sensación de que se entromete si opina al respecto (en realidad, tengo la sensación de haberle quitado el hilo a Koenig…) Así que, como si yo no estuviera por aquí, vamos.

    Y aprovecho para desearos a todos una muy feliz, relajada y bibliófila Semana Santa.

  129. Valeria dice:

    Un inciso breve:
    La dicha siempre es buena, pues de lo contrario, sería desdicha.
    ¿No será tal vez el dicho «Nunca es tarde si la dicha LLEGA«?
    Disculpen el atrevimiento, y sigan charlando, por favor, sigan.

  130. marbenes dice:

    Valeria, en latín se le daba al término el sentido de «suerte», y ésta puede ser buena o mala; quizá de ahí venga la frase???

  131. Valeria dice:

    ¿Nunca es tarde si la (mala) suerte llega? Pues casi que mejor no llegue.

  132. Koenig dice:

    A lo mejor lo que quiere decir es «Nunca es tarde si la bicha es buena».

  133. Valeria dice:

    Aceptamos bicha como sinónimo de centolla.

  134. marbenes dice:

    No, «Nunca es tarde si la dicha (suerte) es buena», supongo

  135. cavilius dice:

    Mira que hay gente redicha por aquí…

  136. marbenes dice:

    Huy, pues no sé a quién puedes referirte… ;-))

  137. Cristina_H dice:

    También hay gente re-bicha…

  138. Cristina_H dice:

    No lo digo por nadie, ¿eh?
    Aclaro.

  139. Koenig dice:

    Valeriaaaa, creo que te están llamando centolla.

  140. Valeria dice:

    A mi, plin.

  141. Cristina_H dice:

    Centolla, no; re-centolla. ¡Que es peor!

  142. Valeria dice:

    Y todo por indagar sobre el buen uso de ésta nuestra lengua. Menos mal que me esperan las termas relajantes. Pediré asilo en la Real Academia Española.

  143. Urogallo dice:

    La verdad que, y no puedo dar un argumento válido, Carlos Iº siempre me ha resultado un personaje simpático. Ahora bien, preocuparse por España…Bueno, si se preocupó bastante, en inundar España de consejeros extranjeros, y luego sacar hasta la última migaja de oro y arcabuceros para sostener un programa imperial de gran alcance. Isabel Iª nunca me ha resultado simpática, me ha resultado admirable, y de la admiración por esa política sabia y rigurosa viene la decepción ante las cabalgadas germanas de un emperador germano que solo se acordaba de España cuando había que pagar facturas.

    Las cortes si aprobaron invariablemente sus peticiones, y cuando no lo hicieron…pues empezaron las deudas impagables, y el saqueo de los banqueros extranjeros.

    Leí a Fernandez Alvarez hace tiempo, pero aún más interesante resulta la propia autobiografía de Carlos Iº, dictada a su secretario. La importancia que da a España en esas memorias es nula.

    También hay en Alianza Editorial una biografía de Carlos Vº ( hasta ahora he hablado de Carlos Iº) que es enormemente reveladora. Carlos Vº fue un emperador alemán que se apoyó en el poder económico y militar creado por los reyes católicos para empeñarlo en su programa político como emperador.

    Creo que el gran error en la historiografia española se condensa en nuestra afición por llamarlo Carlos V. El siempre se sintió Carlos V de Alemania…Muy poco Carlos Iº de España, tanto, que hasta nos cuesta llamarlo así.

    El César Carlos, no el Rey Carlos Iº de España.

  144. Cristina_H dice:

    Yo hablo de Carlos V por la misma razón por la que hablo de España: sacrifico la precisión por la claridad.

    No sabía lo de su autobiografía. ¡Lo apunto!

    Yo no le veo tan germano como tú. Lo era, por nacimiento y tal vez por sentimiento y pensamiento (aunque esto último lo dudo). Pero yo creo que se hispanizó o hizo lo posible por ello. Y poco a poco, a medida que fue conviviendo con los castellanos, fue incorporándoles a su gobierno. Y creo que lo hizo bastante bien. La prueba es el hueco que ocupa en la Historia.

    ¿Un rey que te resulta simpático pero te decepciona? ¿Una reina admirable por la que no sientes simpatías? ¡Ozú! ¡Qué contradictorio eres! Me recuerdas a mí ;-D

  145. Cristina_H dice:

    Por cierto, Valeria: que descanses y disfrutes de ese relax que te espera.

  146. Urogallo dice:

    En realidad no era tan germano de pensamiento ni de nacimiento, era Flamenco. Tanto es así, que cuando quiso pasar revista con sus hombres, desfiló gritando así su nombre:

    «Carlos de Gante, piquero».

    Era un producto perfecto de su herencia Habsburgo, un flamenco sostenido por la fuerza de España que ambicionaba aumentar el poder del Imperio Alemán. Con el tiempo llegó a respetar y querer mucho a España, pero como digo, con el tiempo. Durante los años fundamentales de su reinado apostó sin ninguna duda por Alemania, y solo al final, cuando se vio derrotado por completo en su lucha por mantener el Imperio, tuvo que admitir que solo España le había sido fiel sin condiciones ( De hecho, hasta Gante, su ciudad natal, se rebeló contra él).

    La autobiografía la publicó Mondadori en 1995, dentro de un libro bastante complejo que incluye varios ensayos interesantes sobre la época.

    Se trata de una serie de apuntes muy breves ordenados por años.

  147. Cristina_H dice:

    Es posible que al principio sólo pensara en Alemania (sin duda, no debía ser fácil sentir interés por un reino que apenas conocía). Aunque yo creo que el respeto que debía sentir por sus abuelos (Isabel y Fernando) debió influirle positivamente.
    Por lo demás, suscribo que «llegó a querer y respetar mucho a España (…) Y, al final, (…) tuvo que admitir que sólo España le había sido fiel sin condiciones».
    También parece que, al final, no estamos tan en desacuerdo como parecía al principio, ¿no? ;-)
    Tomo nota del libro. Gracias.

  148. Aretes dice:

    Estaba yo pensando en la pregunta de más arriba, que se ha repetido en alguna otra parte… Isabel la Católica, ¿reina o madre?.
    Y vamos a ver, ¿por qué esa pregunta? ¿alguien se formula Carlos V, rey o padre?. Con el mismo Fernando, dejaría mucho que desear, claro.
    En un ensayo sobre los hijos de los Reyes, encuentro datos de verdadero interés por la educación de todos sus hijos (mujeres o varones, independientemente del orden sucesorio), compañía a sus hijas que se fueron a otros países, cartas de consejos y ánimos… ¿O es que tiene que ser además de la mejor reina, la mejor madre?

  149. akawi dice:

    Estoy contigo Aretes. ¿Acaso lo hizo mal?

  150. Clío dice:

    Fijate, que ahora recuerdo, las cartas que Felipe II le escribia a su hija Isabel Clara Eugenia, tan cariñosas, llenas de consejos (estan editadas), en fin ¿fué buen padre? o mejor rey, y en lo de buen padre, igual a muchos no les parezca por lo que sin embargo ocurrió con su hijo Carlos, pero esas cartas estan llenas de ternura, ¿curioso no?

  151. Cristina_H dice:

    Una estupenda reflexión, Aretes.
    Tienes toda la razón.

  152. Aretes dice:

    Cristina, es que en algo tenía que pasar el tiempo y como no sé mucho de guerras…

  153. Cristina_H dice:

    Yo tampoco sé mucho de guerras. Ahora que… de batallitas… :-)

  154. Urogallo dice:

    22 de abril de 1451: nace Isabel I de Castilla

  155. Cristina_H dice:

    Es verdad, Urogallo. Gracias por recordarlo.

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