Aunque la saga de Los Hijos del Grial me gustó en su momento acogí con frialdad allá por 2005 la noticia de la publicación de un nuevo último volumen que daba un final definitivo a la saga. Es cierto que el final del cuarto volumen (El Cáliz Negro) era abierto, pero era un final. Discutía sobre el asunto con un librero amigo mío cuando me dijo: «Está claro que o bien el propio Berling o su editorial han decidido aprovechar el tirón de la moda del Código DaVinci y revindicar que ya ellos tenían novelas con el priorato de Sión, la Sang Real, los Templarios y demás parafernalia.» No pude más que asentir.

Si a eso añadimos que sus últimas novelas me habían entusiasmado bien poco (El Obispo y su Santo y La Cruzada de los Niños casi me matan de aburrimiento, aunque La Condesa Hereje al menos me entretuvo) dejé pasar hasta hace un par de meses la compra y lectura del libro hoy reseñado. Y a ello voy.

La acción del libro se sitúa poco tiempo después de la matanza perpetrada en Jerusalén entre Templarios y Hospitalarios, lucha que se vio detenida por una gigantesca tormenta de arena que pareció hacer desaparecer a los Hijos del Grial entre las ruinas del Templo de Salomón.

Los mongoles siguen su avance sobre las tierras del Próximo Oriente tras la toma de Bagdag mientras que siguen la búsqueda de sus añorados Niños del Grial, a los que entronizar para que gobiernen sobre esas nuevas tierras que están conquistando a punta de espada y flecha. Mientras, los estados y ciudades cristianas de la zona se ven entre dos fuegos: aliarse con los mongoles y derrotar al poderoso estado mameluco del Cairo y someter así al Islam de forma casi definitiva, o bien aliarse a los musulmanes para detener la amenaza mongola pues ninguno tiene claro que una vez sometan a los mahometanos no serán ellos los siguientes.

Mientras tanto nuestros héroes vagan por el desierto, tratando de vivir una vida apartados de las tramas que quien colocarlos como Reyes Universales, por encima de cualquier poder terrenal o espiritual. Será una inocente caravana de mercaderes transportando una inmensa alfombra como regalo al il-jan mongol la que desencadenará una serie de acontecimientos (casi siempre funestos, lo que hará pensar a nuestros protagonistas que el kilim está maldito por los dijins del desierto) que volverá a situar a los dos jóvenes en el centro del huracán político. Algunos los buscan para usarlos como peones, otros para ayudarlos y otros para asesinarlos.

Vemos desfilar por la novela a prácticamente todos los personajes de cierta relevancia a los largo de la saga. Como no podía ser de otra forma, pronto el vividor minorita William de Roebruck les sigue la estela, arrastrando con él a una caterva de aliados y no tanto.

Como siempre la ambientación es perfecta, y realmente parece más una novela histórica sobre ese interesante periodo –la llegada de los mongoles y el fin de la presencia cruzada en Tierra Santa- que una novela sobre esoterismos y misterios. La narrativa es ágil, las descripciones fluidas y la acción conseguida. Quizás falla un poco la edición del libro (al menos en el formato de tapa dura de 10 euros, que es el mío) al aparecer de vez en cuando alguna palabra a la que le falta una letra.

Pero una cosa puedo deciros (y he visto en alguna entrevista que el propio Berling así lo afirma): no habrá más novelas sobre esta saga. No.

Cuando se llega a la última página han muerto prácticamente todos los personajes de cierta relevancia en la saga, salvándose sólo un par de ellos, y teniendo algunos unas muertes un poco «raras» o apresuradas. Como si el escritor quisiera dejar claro que no piensa seguir la saga. Eso me hace pensar si realmente quiso escribir el libro lo hizo por petición de la editorial y con esa masacre dejar cerrada la saga.

Pese al mal sabor que dejan las muertes de algunos personajes carismáticos la novela se deja leer y como ya he dicho está realmente muy conseguida su ambientación y presentación del estado de cosas en Tierra Santa por esas fechas (1260).

Así pues, un cierre –quizás necesario, quizás no- de una gran saga medieval convertida así en pentalogía. Si leísteis los anteriores, el destino de los Hijos del grial os aguarda en sus páginas.

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Esta entrada fue enviada el miércoles, 28 d+02:00 enero d+02:00 2009 a las 13:00 y está archivada bajo Novela histórica. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de la fuente RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propia página.