A ORILLAS DEL TIEMPO – Fernando Wulff

Tengo que comenzar diciendo que para mí, reseñar este libro ha sido un honor y un privilegio ya que su autor, el profesor catedrático en Historia Antigua por la Universidad de Málaga Fernando Wulff (a quién entrevistamos recientemente) ha sido uno de los profesores, quizás el que más, que más me ha marcado en mi vida académica, y por lo tanto en la personal y profesional (yo también soy profesor pero de Secundaria). Y es que aun recuerdo cuando en 1999, en primero de la Licenciatura de Historia en la UMA, me impartió mi primera asignatura universitaria sobre el Mundo antiguo. Yo, que venía con una visión de la Historia todavía muy decimonónica (estudiar los grandes personajes y conflictos) me encontré un poco fuera de juego las primeras clases pero terminé maravillado ese cuatrimestre con un profesor cercano, con sentido del humor, que explicaba de forma amena y que te atrapaba y que abogaba, sobre todo, por una historia global, donde no se olvidasen los modelos político-sociales, la cultura material, el pensamiento y también el contexto.

Sobre como acercarnos a un texto histórico y hacerle las preguntas correctas: nunca debemos preguntar “¿por que éste personaje hace eso?” sino “¿por qué el autor le hace hacerlo?” y darnos cuenta de que una fuente histórica está enormemente influida por quién es su autor. Y aunque dedicó una clase entera en honor de los que nos gustan las batallitas y explicó de pe a pa la batalla de Platea, sus clases despertaron en mí las ganar de leer fuentes clásicas y ver que contaban y como lo contaban, comparar unas con otras y saber así también hacer un poco de mejor labor histórica (aunque debo decir que fue un proceso que me tomó un tiempo). Sus clases me acompañaron a lo largo de toda la carrera, en los cursos de formación pre-doctorales y en el Máster de Historia Antigua y Arqueología. Y siempre eran distintas. En la Licenciatura se traba siempre de fuentes, análisis y contextos amplios así como comparativas y estudios transversales, e los cursos pre-doctorales nos habló del papel de la mujer en los mitos clásicos de multitud de culturas, de la celta ala griega a la hindú para terminar en el Máster donde hizo un repaso a las conexiones del Mundo antiguo como algo global y mostrarnos que los greco-romano no era una masa impermeable y como China y, sobre todo la India, influyeron y se vieron influidos mucho más de lo que creemos por el contacto directo o indirecto entre sus culturas.

Cabe decir también que aunque esta introducción suene a peloteo, no, ya no es profesor mío y no creo que lo sea porque si algún año de estos retomo el doctorado ya debería estar disfrutando de su muy merecida jubilación. Pero por supuesto que esta reseña sí es producto de mi admiración por él como profesor (y por lo poco que lo conozco de trato directo también como persona). Señalar también que es realmente el segundo profesor de mi licenciatura a quién reseño, ya que hace mucho reseñé Hipatia de Clelia Martínez Maza, otra profesora cuyas clases seguían la línea de las del profesor Wulff.

Pero bueno, después de este tocho que casi podría haberme ahorrado o vosotros saltado, comienzo con el libro pero realmente creo, como él siempre nos decía, que conociendo mejor al autor se puede conocer mucho mejor la obra. Esta es una obra madura, producto de más de 40 años de vida académica y que, por su puesto, sigue en la línea de su pensamiento y forma de trabajar que he señalado antes: amenidad, concisión, análisis, comparativas y ese toque atrayente, casi hipnótico de estar descubriendo algo nuevo casi en cada capítulo. A orillas del tiempo surge de sus últimos años como investigador no solo ya del mundo clásico sino del Chino y el Hindú (para lo que llegó a aprender sánscrito y hacer visitas a universidades y archivos del país) y por cuyo interés por Oriente surgió también en la UMA el Grado de Estudios de Asia Oriental del cual fue alma mater.

Pues bien, esta obra no es un estudio histórico tal cual. Sus 75 capítulos se desarrollan como esas olas que golpean la orilla del tiempo, cadenciosas, yendo y viniendo, meciéndonos y acunándonos para que nos dejemos llevar desde Roma hasta la India y desde Grecia hasta China con el mar como nexo de unión de pueblos que creemos muy distantes. La lectura de esta obra ha sido casi nostálgica, como volver a estar un pupitre de la UMA escuchando las explicaciones del profesor Wulff. No es un “simple” libro de Historia ni está planteado creo yo tal cual, si no que es también una obra literaria, con una gran carga de imaginación, del qué pudo pasar y de conjeturas ante lo difícil de por afirmar una cosa o la otra. Si tuviese que compararlo con algún libro moderno lo haría –salvando las distancias en temática– con El infinito en un junco de Irene Vallejo. Es un, o más bien muchos unidos, relato sobre las sorprendentes relaciones entre occidente y oriente en la Antigüedad y como ayudaron a moldearse unas a otras. Desde ese Alejandro Magno que llega a las fronteras de la India, funda ciudades que sus sucesores administrarán y entraran en relación y conflictos durante siglos con los reyes locales, a esas embajadas romanas, indias o chinas que viajaban (o lo intentaban) de una corte a otra, de los suspiros de un Trajano envejecido mientras mira las aguas del Mar rojo, consciente de que ya no le queda tiempo para llegar hasta la India, o del intrépido general Ban Chao que quiere saber más de ese Roma todo poderosa en la otra parte del globo.

En medio tenemos unas pulsantes arterias comerciales, ya sean marítimas a través del mar Rojo hasta la India o la tan famosa Ruta de la Seda China, que hacia moverme anualmente unas riquezas inimaginables. De como algunos autores romanos criticarán la seda por que permitía a las mujeres desnudarse vestidas, de la tenacidad del los gobiernos chinos por el control de la seda y de tener una ruta lo más despejada posible contra unos pueblos fronterizos y nómadas, que irán variando a los largo de la historia, desde los nómadas iranios de los cuales algunos formarán reinos estables derivando en la dinastía del gran rey Ashoka (no, la de Star Wars se llama Ahsoka), cuya sorprenderte conversión al budismo marcará para siempre la historia de Oriente, por la vía libre para la extensión de esta religión y por la aparición de una escritura oficial en la India. A lo largo de la obra encontraremos a griegos budistas, dioses grecolatinos en Asia, santuarios marítimos en la ruta hacia la India donde comerciantes dejarán inscripciones y exvotos a divinidades orientales y helenas o como los filósofos gimnosofistas arranca con Alejandro Magno y permea en buena parte del mundo helenístico y romano y que derivará en tradiciones ascéticas y eremitas tan de moda después con el cristianismo antiguo. Incluso podremos ver como textos sagrados de unos y otros tienen lugares comunes llegando a mostrarnos como parte del Mahabarata hindú se estructura sobre la Iliada y la Odisea.

También hay lugar para “los bárbaros”, esos pueblos fronterizos ajenos (en teoría) a estas civilizaciones más refinadas y cuya amenaza configurarán las tierras de frontera y que terminará dando forma por los contactos con estos pueblos pero también por los intentos de colonización, oficiales o no, de las tierras más allá de los reinos y por lo tanto donde hará mezcla de culturas.

Veremos también la problemática y la vida cotidiana de las mujeres hindúes o chinas, como son tratadas por las fuentes y como algunas de ellas abogarán por unos ciertos derechos o necesidades básicas en cuanto a educación y formación, llevándonos a la increíble figura de la historiadora China Ban Zhao, hermana del mencionado general Ban Chao. Nos encontraremos también con reflexiones de lo que es la Historia, para qué se usaba y como es una fuente de legitimación del presente construida sobre el pasado, a veces visto de forma crítica pero otras veces como continuista (y esto es algo que más o menos aun dura hasta nuestros días) y de los peligros de hacer una Historia “crítica” (entendida como reflexiva o aséptica) que llevará algunos sabios de la antigüedad a ver peligrar sus vidas por no plegarse a la ortodoxia de la corte y su Historia oficial.

Y es que cuando digo hindú o chino me refiero a unos términos geográficos más que políticos, ya que perdernos en la multitud de dinastías, reinos y reyes que conforman la historia de estos territorios sería una labor digna de un libro y para eso mejor leerse A orillas del tiempo.

Lo que nos lleva a otra pregunta, ¿me lo puedo leer si no tengo ni idea de la China y la India? Sí, primero porque está escrito en español, segundo por que está escrito de una forma amena, explicativa pero a la vez literaria, como un cuento en la que la voz del escritor nos lleva de aquí para allá según las fuentes históricas o el momentos,. Y es que no es un libro que nos cuente tal cual la historia de China y la India y la del mundo grecorromano detalladamente, con su contexto político detallado y con esa estructura lineal pero a la vez capaz de enlazar unos con otros. No. eso ya lo hizo muy bien Michael Scott en Los mundos clásicos. Una historia épica de Oriente y Occidente (Ariel, 2016) (y no, no es el inefable protagonista de The Office sino el profesor de Clásicas de la Universidad de Warwick muy conocido por sus libros y documentales). Es más, ambas lecturas son increíblemente complementarias y el orden de los factores no altera el producto. ¿quiero dejarme llevar e ir descubriendo cosas poco a poco aunque tenga que hacer el esfuerzo, quizás, de tomar notas, mirar de vez en cuando en la Wikipedia, pero luego con esas ideas ponerlo todo sobre unos cimientos? Me leo primero a Wulff y luego Los mundos clásicos de Scott (un libro que debí reseñar en su momento y al que quizás le de una segunda lectura para lo mismo).

Si prefiero ir ya con una base pero sorprenderme algo menos pero a la vez, quizás de nuevo, perderme algo menos, pues voy de Scott a Wulff. Ambas son lecturas complementarias y para nada el libro de Wulff es una repetición de conceptos ni un refrito de cosas anteriores. Estamos ante un libro único, tan único como esa pieza de arte donde un Hércules espanta las moscas a Buda para que este pueda alcanzar la iluminación sin distracciones. Quién sabe si este fue el trigésimo tercero trabajo del famoso héroe.

En conclusión, lo único que necesita alguien que se acerque a este libro es una mente abierta, ganas de aprender y maravillarse y algo de paciencia si encuentra muchos nombres raros (como he dicho, es buena idea tomar algunas notas o mirar la Wikipedia cuando uso no recuerde quién era quién) pero estamos ante una obra que para mí está ya seguro en mi Top de lecturas de este apenas mediado 2024 y del que por ahora va en cabeza. Además, aunque no tendremos citas de las fuentes durante los capítulos sí que habrá al final unas cuantas páginas de Notas donde sí se nos indicará la procedencia de las citas, obras de arte, libros, etc. comentados en esa parte por si nuestra curiosidad nos lleva más allá de la orilla.

Señalar que también tenemos bibliografía adicional para seguir el viaje y alguna ilustración en banco y negro de alguna pieza de arte comentada (quizás lo único que hecho en falta sean láminas con fotos a color pero me figuro que eso habría encarecido ya demasiado el producto final y como bien nos dice el autor, fotos pueden verse sin problemas en la Wikipedia; bueno, quizás un dramatis personae habría ayudado un poco, pero son cosas muy menores en una obra fabulosa). No puedo dejar de comentar la preciosa edición de Siruela, con una cubierta cuyo diseño me encanta y que va en la línea de algunas nuevas obras suyas como La escritura de los dioses de Edward Dolnick

Termino diciendo que el título de el último capítulo es todo un moto a lo largo del libro, basada esa frase del romano Terencio que decía eso de “Nada humano me es ajeno”, pues por lo tanto ahora sabremos “De cómo ninguna cultura humana nos es ajena”. De eso va este libro, de cultura, relaciones, contactos y puntos de encuentro en mundos que creemos desconectados, aislados, distantes y muy distintos pero que la Historia y la vida de miles y millones de personas de esos tiempos quizás nos dirían otra cosa. Así que súbanse a este barco de parte desde el mar rojo y déjense llevar A orillas del tiempo. El viaje merecerá la pena.

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Fernando Wulff, A orillas del tiempo. Historias entre mundos dos mil años atrás. Madrid, Editorial Siruela, 2024, 527 páginas.

     

9 comentarios en “A ORILLAS DEL TIEMPO – Fernando Wulff

  1. Iñigo dice:

    Te has esmerado en la reseña, querido Vori. Una gozada de leerte.

    1. Vorimir dice:

      Gracias Iñigo, hace tiempo que no reseñaba pero también hacía tiempo que no me entusiasmaba tanto haciéndolo.

  2. Farsalia dice:

    A ver si puedo leerlo este verano, ganas hay muchas. Bravo por la reseña.

  3. cavilius dice:

    También a mí me apetece mucho este libro, sí.

  4. Likine dice:

    Habrá que. considerar su lectura, si, vista tu mucha admiración, vori.

  5. Vorimir dice:

    Farsalia, Cavilius, Likine, creo que es una gran lectura que no os defraudará.

  6. Rodrigaz dice:

    Gran reseña Vorimir. Siruela está publicando obras la mar de interesantes. Tenía pendiente «La escritura de los dioses «, de Edward Dolnick. Tras tu reseña, ya tengo dos.

  7. Garnata dice:

    Me gusta el planteamiento del libro: historia, literatura, diferentes culturas, y el mar como nexo de unión.

    Preciosa reseña. Gracias:)

  8. Vorimir dice:

    Queridos Rodrigaz y Garnata. Aunque no es un libro de Historia al uso, estoy seguro de que si le dais la oportunidad os enganchará. Es una lectura refrescante, sorprendente. Y mira que yo ya he pasado en mi vida académica por la superficie de ese mar. Para mí es ya candidata a Lectura del año.

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