ENTREVISTA A FERNANDO WULFF – H. E. A.

Hoy tenemos el placer de entrevistar a Fernando Wulff Alonso, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Málaga, en relación a la publicación de su última obra: A orillas del tiempo: historias entre mundos dos mil años atrás (Ediciones Siruela, 2024), un libro que nos lleva desde Roma a la India pasando por China en un viaje continuo de ida y vuelta. Ligado a la docencia desde hace más de cuatro décadas, ha estudiado y escrito sobre multitud de temas, y ha publicado, entre otros libros, La fortaleza asediada. Diosas, héroes y mujeres poderosas en el mito griego (Ediciones Universidad de Salamanca, 1997), Las esencias patrias. Historiografía e historia antigua en la construcción de la identidad española (siglos XVI-XX) (Editorial Crítica, 2003) y El peligro infinito. Diosas, mujeres poderosas y héroes en cinco grandes épicas (Marcial Pons Ediciones de Historia, 2015), o más recientemente Sin noticias de Italia. Identidades y pertenencias en la República romana tardía (Prensas de la Universidad de Zaragoza, Editorial Universidad de Sevilla, 2021), que en cierto modo cierra un ciclo de estudios sobre Roma y los pueblos itálicos en época republicana, iniciado con Romanos e itálicos en la Baja República. Estudios sobre sus relaciones entre la II Guerra Púnica y la Guerra Social (202-91 a.C.) (Latomus, 1991) y continuado con Roma e Italia de la Guerra Social a la retirada de Sila (90-89 a.C.) (Latomus, 2002).

1. ¿Quién es Fernando Wulff?

Un profesor de provincias internacional.

2. ¿Cómo se enreda un profesor de Historia antigua con China y con la India? Con lo lejos que quedan de Europa…

En andaluz diríamos: por mi mala cabeza. Llegué a la India por estudios de género y épica, comparando las grandes épicas del mundo. y el Mahabharata era, en principio, obligado y, después, una tentación y un placer, entre otras cosas porque su autor usa materiales grecorromanos. Y a China porque tuve la suerte de tener que ver con el Grado de Asia Oriental-Corea de la Universidad de Málaga, en pensar el plan de estudios, dirección de tesis, impartir historia antigua… con lo que tuve tiempo y ocasión de poder cultivar viejas curiosidades. Se fue juntando todo, me encantó y aquí estamos.

3. A orillas del tiempo fluye como un río, ¿fue un proceso de escritura plácido o fue un torrente desbocado? ¿De dónde sale la necesidad de un libro como este?

Sale de una fascinación y de un descubrimiento. Entre los siglos, digamos, II antes de nuestra era y II después, el mundo euroasiático y norte africano se unen y tenemos múltiples culturas que escriben y producen más arte y pensamiento que nunca. Y nos ha llegado una parte importante de lo que se produce. Además, tres de ellas se crean o fundamentan ahora como nunca: la grecorromana, la china y la india. ¿Qué dicen sobre nosotros los humanos, en lo que se parecen y en lo que se distinguen? Como digo en el libro, todo es nosotros. Tampoco quería, ni podía, hacer un libro tradicional, así que decidí presentar fuentes reales, literarias, arqueológicas, de cultura material… para intentar generar un mosaico que abriera esos mundos a quien lo leyera. Después tocaba seleccionar y escribir. Mis escrituras son inevitablemente poco plácidas, pero en este caso iba en el guion: no hay un capítulo de los setenta y cinco que no me apasionara.

4. ¿Qué dificultades has encontrado a la hora de investigar la historia del Lejano Oriente? Al final, ¿todos los grandes imperios se terminan pareciendo en las cuestiones básicas?

Sobre el Lejano Oriente hay mucho escrito y mucho traducido. Me parece más complicada la India, por las pocas fuentes, las incertezas cronológicas y las muchas deformaciones a la hora de entenderla. También allí hay imperios y sí que creo que hay elementos comunes en los imperios de la época que nacen, entre otras cosas, de que la base socioeconómica es la misma. Tenemos un manual indio, el Arthashastra, que es un buen ejemplo de ello.

5. Después de más de cuarenta años dedicado a la docencia, ¿qué opinas de la impresión cada vez más extendida de que el nivel educativo es cada vez peor y que los jóvenes están cada vez más faltos de modales o interés en los estudios? ¿Hay algo de cierto o seguimos como Aristóteles y Platón quejándonos de la juventud como seguramente nuestros padres se quejaron de nosotros?

La verdad es que hay quejas sobre el tema desde los sumerios, más de cuatro mil años. No encuentro a los alumnos menos motivados, pero sí menos formados. Creo que hay que plantearse de nuevo los sistemas educativos desde la perspectiva de que no son un asunto exclusivo de quienes suelen lidiar con ellos, políticos y pedagogos.

6. ¿La universidad debe adaptarse a la sociedad de forma utilitarista para que la dejen de llamar “fábrica de parados”? (Aunque cada vez menos, incluso entre las carreras humanísticas). ¿Qué consejo darías a futuros alumnos?

Hace más de cuarenta años, cuando empecé como profesor, ya se decía -y ya era cierto- que no sabíamos por dónde iba a ir la sociedad y el empleo, y eso es más verdad ahora que nunca. Cuando se habla de adaptar la universidad a la sociedad se habla en realidad de poner la universidad al servicio de las empresas y, además, de las empresas tal como son ahora. Ni ellas ni el mercado regulan otra cosa que sus intereses y sus intereses ahora. La universidad pública ha de generar gentes formadas en su campo, cultas y creativas, con capacidad de adaptarse a un mundo cambiante y de llevarlo en una dirección sencillamente humana. Yo les diría a los futuros alumnos: seguid vuestra vocación, alimentad vuestra curiosidad, esforzaros y haceros, y hacernos, el favor de ser mejores que nosotros.

7. Cuatro décadas atrás ya investigabas sobre cuestiones de género en el mundo antiguo, algo poco trabajado en esos años. ¿Fue un camino de rosas, por el hecho de ser pionero, o estuvo lleno de baches?

Fue y es un placer trabajar en ese campo. He tenido la suerte de no necesitar de mucho reforzamiento en el exterior para hacer lo que tenía que hacer. Cuando empecé vi claramente lo rico de un campo cuyo estudio acompañaba muy bien a mi rechazo práctico del rol tradicional de varón heterosexual. Ya desde entonces escribí sobre la necesidad de plantearse la reflexión sobre el rol social masculino al mismo nivel que sobre el femenino. Me alegro mucho de que se esté hablando de esto en los últimos tiempos y de que haya perspectivas menos limitadas sobre quién está autorizado a escribir sobre estos temas.

8. Cuando uno piensa en la cantidad de obras de la Antigüedad que hemos perdido se termina preguntando: ¿hasta cuándo podremos seguir ordeñando las fuentes escritas de que disponemos?

Yo creo que hay, a pesar de todo, un avance en el conocimiento. Una parte de lo que se produce repite lo dicho, pero otra no. Y se descubren nuevas fuentes, escritas y no escritas, y, sobre todo, hay nuevos enfoques. No se ha hecho la historia del conjunto de los seres humanos, ni la de sus relaciones con los otros seres vivos que nos acompañan en el viaje de este planeta-nave por el espacio. Ni hemos reflexionado suficientemente sobre nuestra condición de humanos comparando las diversas culturas. No hemos tomado suficiente conciencia de que las culturas son tan solo dialectos de nuestra condición de humanos.

9. La Historia como disciplina recibe palos por todas partes, los que la usan para fines políticos, los que solo se creen que es como saberse las respuestas del Trivial, los que dicen que la verdad es subjetiva así que para qué estudiar nada si todo es verdad o mentira… Jesús dijo eso de “la verdad os hará libres”, pero ¿y la Historia?

El escepticismo sobre la historia y sobre el saber -y hasta sobre la vida- es muy viejo. La única esperanza que podemos tener los seres humanos es la de ser capaces de entender el mundo y de cambiarlo. ¿cómo se podría hacerlo sin historia? La historia como saber es el núcleo de la capacidad de esperanza de nuestra especie. Los historiadores somos la parte de la especie encargada de esa tarea.

10. En esta época de nacionalismos desbocados, de lo nuestro es lo mejor, nosotros primero, de fake news y hooliganismo político, etc., ¿qué queda para el Humanismo y la Razón en un mundo de identidades prefabricadas a medida?

Queda lo que nos ha quedado siempre: la capacidad de desmontar mentiras, incluyendo las de las identidades y de quienes las manipulan y muchas veces hasta las generan. Sin olvidar dos cosas: reírse mucho y aportar alternativas y soluciones.

11. Y para terminar, algo que creas se ha quedado en el tintero y te gustaría compartir con los lectores.

Su curiosidad, las ganas de ampliar perspectivas nacen de su propia condición de humanos. Hay que explorar. Abrirse a otras culturas no es difícil ni es trabajoso porque no son, en realidad, otras. Hay mucha gente, muchas experiencias y muchas perspectivas que nos hemos perdido y que esperan ahí fuera. Y nos ayuda a pensar lo que se nos ha dicho que caracteriza a “nuestra” cultura. Sócrates y Platón, los supuestos orígenes de la filosofía occidental creían en la reencarnación. Mi libro es una ventana y su curiosidad es la mía.

FRIKI-TEST:

1. Tus tres libros favoritos.

El Poema de Gilgamesh, la  Odisea de Homero y El mundo de ayer. Memorias de un europeo de Stefan Zweig.

2. Un libro que no hayas podido terminar.

El Ulises de James Joyce.

3. ¿Cuántos libros tienes?

Entre cuatro y cinco mil.

4. Un libro que te ha gustado, pero te da vergüenza reconocerlo.

L’art d´être français de Michel Onfray.

5. El último libro que has leído.

Un libro con mucho de autobiografía sobre la destrucción del Japón tradicional por el desarrollismo: Lost Japan. Last Glimpse of Beautiful Japan, de Alex Kerr.

 6. El libro que estás leyendo ahora.

Crítica de la razón puta. Cartografías del estigma de la prostitución, de Paula Sánchez Perera.

7. El último libro que has comprado.

En Cuesta Moyano de Madrid, durante una escala en Atocha, Mi anecdotario político de Claudio Sánchez-Albornoz, editado en Buenos Aires.

 8. Tapa dura, bolsillo o digital.

Bolsillo, en el bolsillo

9. El libro escrito por ti del que te sientas más orgulloso.

Yo creo que este, A orillas del tiempo.

10. ¿Dónde lees?

En mi sofá-triclinio, mirando al mar. También escribo allí.

11. ¿Cómo ordenas los libros?

Por temas en general, con una sección especial para mis autores preferidos

12. Tu libro más valioso.

En términos económicos, un precioso regalo, un libro inglés del siglo XVII sobre insectos: Insectorum sive minimorum animalium theatrum.

13. ¿Qué usas para marcar la página?

Las doblo, me temo.

14. ¿Escribes anotaciones en los libros?

Mucho. Procuro que no en los de las bibliotecas…

15. ¿Has recibido mensajes raros de alumnos o lectores? (Aparte de la petición de esta entrevista). ¿Alguna anécdota?

Hace años se sugirió que tras la derrota del romano Craso ante los partos en el año 53 a.C. una legión romana capturada habría acabado en China. En una presentación del libro tuve que decirle a una persona que preguntó que no había pruebas de ello. Sentí su decepción… Espero haberle compensado hablándole de una representación, unos siglos posterior, del Domingo de Ramos en una iglesia nestoriana en la cuenca del Tarim, en Asia Central.

16. Y, por supuesto, la tortilla de patata, ¿con o sin cebolla?

Con cebolla, siempre.

     

6 comentarios en “ENTREVISTA A FERNANDO WULFF – H. E. A.

  1. Iñigo dice:

    Fantástica entrevista. Muy jugosa. Gracias mil.

  2. Rodrigaz dice:

    Qué buena entrevista. Y vaya pintaza tiene el libro. Muchas gracias.

  3. cavilius dice:

    No conocía a este señor, pero tras leer la entrevista me vienen ganas de leer el libro.

    1. Vorimir dice:

      Si lo conocieses te encantaría y si leyeses el libro igual. Cavi, ese libro es para ti. No lo dejes pasar.

  4. Vorimir dice:

    Yo estoy terminando el libro y en breve reseña, me está encantando. Tiene algo casi mágico. estoy seguro que no va a bajar de mi top de libros de 2024.

  5. Valeria dice:

    Pues me ha gustado la entrevista; gracias al entrevistador. Muy interesante este hombre, cae bien.
    Lo que me alucina de esta gente es dónde mete los libros. Porque tras un cambio que muebles que tuve que hacer en casa hace un par de meses, tuve que llevar más de 70 libros a la biblioteca del centro sociocultural del barrio, porque no tenía dónde meterlos.

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