MEMORIAS – Lorenzo Da Ponte

9788478449347Dos venecianos contemporáneos del siglo de las luces escribieron sus memorias. En nueva York, un octogenario Lorenzo Da Ponte (1749-1838) escribe cuatro volúmenes, cuya redacción le ocupa de 1829 a 1830, fecha definitiva de su publicación, en italiano. Años antes, en Duchkov (Bohemia), en los últimos años de su vida, otro veneciano famoso, Giacomo Casanova, había escrito también sus Memorias, publicadas en 1798. Casanova y Da Ponte fueron amigos, a pesar de la diferencia (veinte años) de edad; ambos admiraban a Voltaire y a Rousseau, así como amaban el juego, las mujeres, el exceso, la intriga, la aventura, el arte, los viajes… Se habían conocido en 1777, en Venecia. Luego se volvieron a ver y tratar en Gorizia y en Viena, años más tarde. Y mantuvieron un prolongado contacto epistolar. Los consejos de Casanova son encomiados por Da Ponte en su texto como lo mejor que su amigo le pudo dar ( y que no siempre siguió). 

Sin embargo, las memorias de uno y otro son muy distintas. Da Ponte no cuenta apenas nada del contexto que le rodea, que sólo podemos deducirlo de los movimientos de personajes y las descripciones de los sucesos de su vida y la de sus amigos. Además, calla muchos detalles, y pasa por encima de aquello que no le conviene. No alardea de su vida libertina, que la tuvo, al contrario que Casanova, que gusta de publicitarse como intrépido amante, probablemente exagerando la nota en más de una ocasión. Da Ponte se centra más en continuas quejas y lamentaciones acerca de las múltiples envidias, discriminaciones y timos de los que es objeto. No sabemos –aunque se hace de sospechar- hasta qué punto exagera sus quejas.

Nacido en 1749 en el seno de una familia judía, en Ceneda, región del Venetto, Da Ponte (cuyo nombre hebreo era Emmanuel Conegliano) no dice nada de tales orígenes en su texto. Los oculta por completo…por las mismas razones por las que su padre decidió bautizarse y convertir a toda su familia al catolicismo. De niño, al estudiante Emmanuel/Lorenzo le llamaban “el ingenioso ignorante”, porque pasó unos años en la escuela primaria, sin conseguir adaptarse a las clases en latín, resultando díscolo aunque muy activo. Lo cual cambió radicalmente al ingresar en un seminario, donde obtuvo las órdenes menores y, aprendió no solo latín sino a leer a los clásicos y a versificar. La primera parte de las Memorias trata de toda esta época, así como de sus aventuras en Venecia, a donde se traslada una vez acabados sus estudios en 1773, desarrollando una activa vida social y amorosa, en plena ebullición hormonal y descubriendo el mundo en la cosmopolita ciudad de los canales. Su vida licenciosa le lleva al destierro: finalmente se va a Goritzia, donde se encuentra a Casanova, de nuevo, (ahora con cincuenta años) que le aconseja marcharse, ver mundo: y se va a Dresde. En la ciudad alemana hace sus primeros pinitos como libretista de ópera, junto a su amigo Mazzolà, pero se mete en conflictos por un lío amoroso con dos hermanas y finalmente (1781) viaja a Viena, donde conocerá al gran Metastasio, ya muy anciano, y será protegido por Salieri y sobre todo, por el emperador José II, convirtiéndose en libretista de la corte. “Pero en Viena”, dice Da Ponte, “no había sino dos que mereciesen mi estima, Martini, el compositor favorito de José, y Volfango Mozart”. Conoce, pues a Mozart y los libretos que le escribe van a ser los mejores de su vida: Le nozze di Fígaro, Cosí fan tutte y Don Giovanni. El Martini del que habla en sus Memorias no era otro que el valenciano Vicente Martín y Soler, que en su momento era mucho más conocido y famoso que Mozart. En su calidad de poeta de la corte imperial de Viena escribió gran cantidad de libretos, de los que muchos fueron musicados en repetidas ocasiones. Con Mozart sus relaciones fueron profesionales, no parece haberle ligado amistad con él. Sin embargo, fue con su música con la que consiguió sus mejores textos.

Aunque Da Ponte se queja de las envidias de que era objeto, lo cierto es que los años vieneses fueron para él años de prosperidad y una gran creatividad…hasta la muerte del emperador, que le tenía gran afecto. Su sucesor lo desterró y perdió su puesto de poeta de la corte, desplazándose a Trieste. Allí vino a conocer a la que sería, finalmente, su esposa, Anna Celestina Grahl, (a la que llamaba Nancy) y que cerraría la puerta de su vida libertina y conduciría su vida emocional por otros caminos más sosegados. De toda esta época trata la segunda parte del libro.

La idea de Da Ponte era marchar a París, pero enterado de la situación revolucionaria, y aconsejado de nuevo por Casanova, cambia su destino por Londres, donde el libretista se asociaría a William Taylor, empresario del King’s Theater. Dedicó al teatro gran parte de su actividad, pero se vio involucrado en deudas y la ruina del empresario Taylor, por lo que hubo de desarrollar otras múltiples actividades, desde tipógrafo hasta librero. En esta época (1798) viajó a Italia, para contratar nuevos cantantes, aprovechando para visitar a su familia (padre y hermanos), reencuentro que narra con gran emotividad. Pero no pudo evitar que las deudas continuasen y mandó a su familia (ya eran cuatro hijos, luego serían cinco) a América con unos parientes, y él mismo hubo de salir por piernas y embarcarse para Nueva York, en 1805. Aquí acaba la tercera parte del libro.

La cuarta y quinta partes narran sus aventuras americanas. Al llegar ejerció oficios diversos, con diversa fortuna, pero una vez asentado y viendo el desconocimiento generalizado, asumió la tarea de divulgar la literatura y la música italiana. Da Ponte tomará la nacionalidad estadounidense en 1811; impartió clases en el Columbia College, publicó sus Memorias, creó una especie de academia en la que se recitaban dramas y comedias, fundó una escuela en Sunbury (Pennsylvania), ejerció el periodismo, la traducción, la edición y creó una magnífica biblioteca, aunque su objetivo final fue la creación de un teatro italiano, la Opera House.

Moriría longevo a los 89 años, sobreviviendo a su joven esposa (que fallecería en 1831) e incluso a algunos de sus hijos, viendo en parte cumplido su sueño de propagar la cultura italiana en América.

Las Memorias son, pues, una colección de aventuras y desventuras, contadas de modo bastante coloquial, aunque tiene tramos en los que se excede con los detalles crematísticos, que exagera y alarga en demasía. Incluye, además, poemas, suyos y ajenos, digresiones sobre la vida de otros, (entre ellos, Casanova), algunas de su aventuras amorosas, sus relaciones con los diversos mecenas y protectores y las diferencias entre el mundo continental europeo y el anglosajón.

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12 comentarios en “MEMORIAS – Lorenzo Da Ponte

  1. Soldadito Pepe dice:

    Cono<zco el linro,

  2. Soldadito Pepe dice:

    Conozco el linbro, <zco el linro,

  3. Soldadito Pepe dice:

    Perdón por la anterior entrada en falso. Conozco el libro, que es en mi opinión delicioso, aunque tenga algunas trozos algo pesados. Aun así, para los amantes del XVIII merece mucho la pena. Por cierto que me intriga que, tratándose mas o menos de la misma epoca, nadie de los que saben reseñar haya reseñado todavía el monumental «Hombres Buenos» de Reverte, que salió hace tiempo. Por lo demás, buen resumen, Ariodante.

  4. ARIODANTE dice:

    Gracias, Soldadito, y mira por donde, me has dado una idea…con lo del libro de Reverte. A mí esa época me encanta. Me he leído las Memorias de Casanova por partes, ya que las completas no las he conseguido aún, y cuando vi este, que lo conseguí de lance, claro, pues a pesar de la letra, que es bastante pequeña, he podido con él.

  5. Soldadito Pepe dice:

    Ariodante, las memorias de Casanova completas no son difíciles de encontrar. Hay además una edición reciente. Si necesitas pistas para localizarlas estoy a tu dispo. Si te gusta el XVIII imagino que habrás leido también, claro, Las amistades peligrosas.

  6. ARIODANTE dice:

    Las amistades peligrosas las leí hace siglos. Sé que las Memorias de Casanova completas están en Siruela, en dos tomos (no sé si te refieres a esa edición) pero caríiiisimos. Así que estoy a la espera de que pasado un tiempo, los bajen de precio…

  7. ARIODANTE dice:

    Si tienes más ideas, Soldadito, mándame un privado y me las pasas…serán bienvenidas.

  8. Caballero dice:

    Soldadito Pepe si nadie me gana la reseña la mandaré yo este fin de semana. Aunque no sé cuánto tardan en publicarlas desde que la envías. Mandé una hace dos semanas y todavía no la publican. A lo mejor la de «Hombres buenos» también está en espera.

  9. ARIODANTE dice:

    Ay, Caballero! Esto de la publicación ¡es tan variable! A veces mandas una reseña y aparece al día siguiente, y a veces ( lo más habitual) pueden pasar semanas…pero si tienes previsto enviar una sobre el libro de Reverte, bienvenida será , y me ayudará a decidir mi lectura.

  10. Soldadito Pepe dice:

    Espero con mucho interés la reseña revertiana. A mí la novela Hombres buenos sobre el XVIII me ha gustado extraordinariamente, creo que se cuenta entre las mejores de ese autor, y tengo verdadera curiosidad por ver contraste de opiniones. Normalmente Hislibris suele reseñar los libros de Reverte en cuanto salen, por eso me sorprende esta vez.

  11. ARIODANTE dice:

    Yo también espero esa reseña con impaciencia. ¡Javi, toma nota! Porque si veo que me va a gustar, me pongo a leerlo ipso facto. Y eso que no soy fan de Reverte. Hasta ahora, lo único que realmente me ha entusiasmado de él les la novela del Tango. Pero he de reconocer que le he leído poco…y que confieso tener ciertos prejuicios contra su persona, y ya se que una persona puede ser antipática y escribir como los ángeles, ya lo sé, pero los prejuicios son irracionales y lo reconozco. Ahora bien: insisto, en el Tango viejo me entusiasmó Reverte. Así que…espero mas noticias.

  12. Caballero dice:

    Lo prometido es deuda y ya está la reseña en el correo de Javi. Ahora sólo queda esperar. Les aviso que mis críticas son un poco de andar por casa, eh? No se me vayan a molestar por falta de profundidad analítica o estilo impecable. Un abrazo a los dos.

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