VISIÓN ESTELAR DE UN MOMENTO DE GUERRA: VERDÚN 1916 – Ramón del Valle Inclán
Durante la Primera Guerra Mundial España, por su neutralidad y su ubicación, se convirtió en un botÃn codiciado por las potencias en conflicto (tanto para que mantuviese dicha neutralidad como para que la abandonase). El mundo de la cultura fue parte principal de ese esfuerzo, en el que periodistas y literatos se prestaban (o se ofertaban, o se vendÃan o eran sobornados, elija cada uno el término que más se acomode a su visión de la prensa escrita) para apoyar el esfuerzo propagandÃstico de cada bando. En realidad, nada nuevo bajo el sol.
Aunque su devoción por el legitimismo habrÃa podido situarle entre los apoyos de los conservadores y aristocráticos imperios centrales, lo cierto es que el ya mitológico Valle-Inclán optó por apoyar a la volteriana y librepensadora República francesa, que implicaba también optar por el bando del liberalismo, la pérfida Albión y los mercaderes anglosajones (llegando en el futuro a incluir a los tocineros Yankis). Culturalmente Valle no debÃa nada a los teutones (y menos que a nadie a Wagner) y se sentÃa más próximo a los católicos y mediterráneos franceses (lÃbrenos el Marqués de BradomÃn de pensar que lo que le podÃa seducir era los luÃses de oro y las delicias de Francia). Para apoyar esta opción casi ideológica, Valle compuso una obra llamativa, en la que adoptando un punto de vista de narrador omnisciente huye de lo periodÃstico. Compone precisamente lo que el tÃtulo ofrece: Una visión de un momento del conflicto. Un momento de una ofensiva alemana y su efecto sobre el frente francés. Un instante de una guerra narrado por el genio sobresaliente de Valle.Â
Incluso en un texto que deberÃa primar lo propagandÃstico y lo testimonial, Valle se deja llevar por lo literario, por lo que esta obra puede entrar totalmente de lleno en el ámbito de la creación más que de la descripción, sin salirse de la propaganda. Asà son los personajes que crea los que toman la palabra para mostrarnos lo que les rodea y también para darle voz al propio Valle. Los germanos son presentados como los nuevos y viejos bárbaros que son frenados en un nuevo limes por los soldados franceses, adalides de la civilización, herederos de Grecia y Roma tanto como del Catolicismo. Los hunos son los que sienten en su pecho él atávico agravio de las razas privadas de la luz civilizadora de Roma. Pero como en tantas otras obras de Valle, los simples soldados son campesinos que obedecen y se sacrifican para servir a un ideal que les supera y que no terminan de comprender del todo. Eso se queda para las élites, o para los sabios, como el anciano que razonará en el estilo de un sentencioso personaje del escritor manco. Estos poilous se presentan tan entrañables como en otros textos han aparecido los soldados carlistas: ingenuos, bondadosos, creyentes, supersticiosos, obedientes, trabajadores y honestos. La familia, que también tiene su papel, parece sacada, como a Valle le gustaba, de una leyenda piadosa: abuelo, hija, nieto. El ejemplo de los humildes que ven marchar a los hombres para defender el suelo patrio y su honesta miseria (aunque no en nombre de un rey medieval, que habrÃa sido mucho más del gusto de nuestro autor).
Valle no se regodea en la muerte y en la destrucción. O, al menos, no tenemos la misma impresión sobre el conflicto que han transmitido otros autores espantados por sus macabras dimensiones. Al fin y al cabo la labor de Valle es dar la palabra a los vivos, y la muerte siempre aparece como algo siniestro, como un recordatorio que corrompe la trama.
Buff. Tengo pecado. Lo tengo en la pila esperando. Me da que merece un hueco. Me da la impresión que es un conjunto de escritos con cierto halo propagandista, ¿cierto?. Bueno… Que esta pendiente de lectura. Enhorabuena por tu reseña.
Qué garbosa reseña, un minutillo de verdadero placer. Cosa que se agradece en plena jornada.
Cómo se delata su legitimista hidalguÃa, noble Rodrigo.
Más que cierto, declarado. Y no es un conjunto, es, cómo digo, una visión unitaria del frente francés.
¡Gran reseña para un verdadero documento histórico!
Un poco breve, de las que dejan ganas de seguir leyendo…
Es que el libro también es breve, y la simetrÃa es una forma de belleza.
24 de Febrero de 1916…los avances alemanes se ralentizan desde el principio…sus tormentas de acero no bastan para romper el frente francés…