VIAJEROS INGLESES – Matthew Kneale

VIAJEROS INGLESES, Matthew KnealeMatthew Kneale (1960) es un escritor británico, nacido en Londres; con la obra que reseñamos aquí ganó el Whitbred Book Prize y fue finalista del premio Booker. Estudió Historia Moderna en Oxford, y, durante un año impartiendo clases en Japón, comenzó a escribir. Ahora vive en Italia. Kneale, como Martin Amis, es hijo de padres escritores: Nigel Kneale y Judith Kerr. Su padre, escritor de ciencia-ficción, creó el personaje del doctor Bernard Quatermass, científico experimentador con resultados inquietantes, protagonista de series de TV y cine.

M. Kneale, ha recibido ya diversos premios: curiosamente el premio Somerset Maugham, que también recibió su padre en 1950. Con Viajeros Ingleses (English Passengers) fue finalista –por primera vez un no australiano- para el premio Miles Franklin en Australia en 2000.

En cuanto al autor, es interesante destacar sólo algunas pinceladas más sobre su biografía, que considero influyentes en la obra que vamos a analizar. El origen de su familia paterna (la materna es de procedencia alemana) proviene de la isla de Man, isla que se halla muy equitativamente situada entre Irlanda, Escocia, Gales e Inglaterra. Y que pertenece directamente a la Corona británica, pero no al Reino Unido, ni a la Unión Europea. Su padre nació allí, y lógicamente, él pasaría alguna que otra temporada infantil por aquellas tierras. Los habitantes de esta pequeña isla hablaban en tiempos pasados un idioma propio, el manés, de origen celta, y estaban insuflados de la idea de ser muy especiales, y por supuesto, diferentes de los ingleses. Esto nos hace comprender por qué uno de los protagonistas centrales de Viajeros Ingleses, el capitán del barco y su tripulación, son maneses.

El hecho de que su padre creara un personaje literario y cinematográfico, el Dr. Quatermass, científico e investigador, también nos lleva a sospechar un cierto homenaje y a la vez ajuste de cuentas familiar, con el personaje del Dr. Potter, odioso científico de ideas racistas y beligerantes, que sacrifica todo en tal de conseguir sus experimentos.

La estructura de la novela, absolutamente polifónica, contada por nada menos que ¡veinte voces!, no vamos a calificarla de original, pero sí francamente llamativa. Lo que se cuenta, en principio, y que da título a la obra, es el absurdo viaje de un desatinado y heterogéneo grupo de ingleses (un clérigo muy entendido en geología, un joven y atolondrado botánico, y un médico-investigador biólogo con ideas muy peculiares acerca de las razas humanas), que son pasajeros –de ahí el titulo- de un barco tripulado por oriundos de la isla de Man que se dedican, o al menos ponen todo su interés en ello, al contrabando. La finalidad del viaje, promovida por las delirantes teorías del reverendo Wilson, que asegura que el bíblico Edén se halla en Tasmania, o Tierra de van Diemen, y apoyado económicamente por un potentado filántropo británico, Jonah Childs, consiste en encontrar ese paraje bíblico y por tanto desplazarse a Tasmania y lanzarse a explorar la isla buscando el mítico Paraíso.

Pero la novela no es sólo eso, en absoluto. En primer lugar, los intereses de los tres participantes de la expedición, que luego serán cuatro, al unírseles un criado-ayudante del Dr. Potter, son absolutamente disímiles. Mientras el vicario, en su mente calenturienta tiene muy claro dónde encontrar el Edén y toda su ansia se concentra en ello, el Dr. Potter quiere estudiar sobre el terreno y a ser posible, recolectar «muestras» de las distintas razas humanas, para la producción de una magna obra donde se teoriza sobre el origen y las peculiaridades de la raza superior -la sajona, por supuesto- y las demás. Y el tercer miembro, un joven botánico, T. Renshaw, cuya vida disoluta preocupa a sus padres, es introducido a la fuerza en la expedición para alejarle de determinadas costumbres harto licenciosas y preocupantes para su familia, con lo que su interés por el tema es cero. Es el más inocente y el que mira con ojos más limpios de prejuicios el nuevo mundo que van descubriendo en las antípodas.

Por otra parte, está el capitán Kewley, personaje que pone una nota de humor en sus comentarios, y toda la tripulación de maneses, que se ven forzados a seguir viaje rumbo al extremo Sur, para escapar de las aduanas inglesas, con un barco cargadito de mercancías de contrabando, que consiguen «distraer» de la atención de los aduaneros, pero no por mucho tiempo.

El otro personaje que paralelamente nos va contando su historia –y la de su pueblo, destinado a la extinción- es el aborigen mestizo Peevay, al que, aunque parezca increíble, el autor consigue darle un toque de ingenuidad y de primitivismo a sus intervenciones. Y la traductora, Patricia Antón, hace un verdadero esfuerzo reproduciendo esta voz. Para conocer la otra cara de la moneda, otra larga serie de personajes, más circunstanciales, nos van contando cómo ven el tema de la colonización los colonizadores: las autoridades (gobernadores, alcaides, inspectores…) y la mano de obra: los colonos…y los convictos, desterrados de la metrópoli para poblar la isla y construir el imperio allá. Jack Harp, padre de Peevay, un convicto fugado, que rapta a mujeres aborígenes para su disfrute personal, como la gran mayoría de convictos, y el resultado es toda una caterva de mestizos que no saben bien quiénes son y a qué mundo pertenecen. Parece que el personaje de la madre de Peevay está inspirado en un personaje real, una especie de amazona aborigen que luchó con todas sus fuerzas contra la colonización.

Todo lo narrado sobre Tasmania está basado en hechos reales e históricos, cartas, discursos, etc., hilvanados luego como intervenciones personales de los propios protagonistas. Cada intervención, al ser una voz distinta, también hace uso de un lenguaje particular; en unos más vulgar, en otros mas culto y elegante, o absolutamente primitivo en el caso del aborigen. Pero entre unos y otros, intercalados temporalmente, comenzando desde un fuego cruzado en el espacio/tiempo, hasta el momento en que las fechas se equilibran y coinciden, nos introducen en una historia no muy conocida por los europeos que se quedan en el hemisferio septentrional. Las voces que nos hablan de años anteriores, nos van explicando cómo se llegó a lo que nuestros enloquecidos expedicionarios van a encontrar cuando finalmente desembarquen en Tasmania.

La obra rezuma un humor absolutamente británico, incluso en los momentos más dramáticos, que los hay, sobre todo en las descripciones de la vida de los convictos, así como la vida de los aborígenes en los guetos o reservas donde son conducidos, en principio, para preservarles la vida, pero que resultan fatales para gentes acostumbradas a la trashumancia y a la vida salvaje y libre.

Surgen también muchas cuestiones de principio: el problema de las razas, el paso del primitivismo a la civilización, la evangelización de los aborígenes, la colonización, la investigación científica y sus límites, el creacionismo versus evolucionismo, el sistema penitenciario británico, etc. En fin, un libro altamente recomendable. Ilustrativo históricamente y a la vez entretenido por sus aventuras y divertido por sus ironías y situaciones humorísticas.

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40 comentarios en “VIAJEROS INGLESES – Matthew Kneale

  1. pepe dice:

    Enhorabuena por la magnífica reseña, Ariodante. Tuve ocasión de leer la novela hace un par de años y coincido casi absolutamente con el análisis que haces sobre la técnica narrativa. Usando una metáfora musical, diría que uno tiene la impresión de que está escuchando un montón de instrumentos desconcertados que, poco a poco, empiezan a ponerse de acuerdo y coinciden finalmente en una melodía en la que cada uno tiene un papel importante. La obra no carece de profundidad y plantea algunos temas de reflexión muy serios, como dices en el último párrafo. Las ideas que existían en la época acerca de la colonización, aunque a veces eran inspiradas por principios éticos, solían tener resultados desastrosos. La historia es, por este motivo, bastante triste, aunque el autor consigue compensarlo en cierto modo con el punto de humor que aportan los maneses y la variedad de registros, en especial el del reverendo Wilson. En resumen, se trata de una novela compleja (y la reseña por este motivo no era fácil) pero muy recomendable.

  2. Rodrigo dice:

    Estupendo, Ario. No sabía nada de esta novela ni del autor. Hasta creí, al leer el título, que sería un ensayo como el que hace un tiempo reseñó Koenig sobre tema afín, y me dije “Ya está, otro que tendré que anotar”. Pero es novela, y por cierto que, como la presentas, no desmerece en absoluto la curiosidad que me ha despertado.

    El modo polifónico tiene sus dificultades, ¿no?, y parece que el autor ha sabido sortearlas muy bien. Parece construir con naturalidad las distintas voces narrativas, lo que sería un gran mérito en vista de la enorme disparidad de los personajes. Pero por lo que leo en tu reseña los desafíos técnicos no acaban ahí, y si en este aspecto la novela está bien resuelta, sumado a lo llamativo del tema y al tono humorístico… pues, que llego al mismo resultado: otro libro al que me apunto.

    Muy buena reseña, Ariodante.

  3. Ariodante dice:

    Vaya, Pepe, me alegro que te haya gustado mi interpretación. Esperaba con cierto interés tu opinión, porque hasta ahora probablemente seas el único -de los habituales- que ha leído la novela. Asi que estoy contenta de que coincidamos.
    Y tambien me alegro que te haya gustado a tí, Rodrigo. El libro no sé si será fácil de encontrar; yo lo consguí de segunda mano por pura chiripa, y a un precio de risa. Por eso ni me lo pensé dos veces. Y la verdad es que disfruté con esta novela. Y si no hubiera sido por Pepe, ni me entero de su existencia…

  4. pepe dice:

    Yo tuve noticia de ella por mi amigo Antonio, que incluso me la prestó. A ver si tengo suerte y la encuentro por ahí al mismo precio que tú, Ariodante…

  5. Rodrigo dice:

    Es cierto, Ario, parece que será difícil encontrarla. Pero estaré atento en mis rondas «viejolibreras».

  6. Ariodante dice:

    Si estuvieras mas cerca, Rodri, te la prestaría…No sé lo que me costaria mandártela, pero creo que lo mismo que el libro, quizá. Pero mira en iberlibro.com.

  7. juanrio dice:

    Cuando he visto ésta mañana la cabecera de la «próxima» reseña he pensado que se trataba de algún libro de antropología. Incluso al leer el título he seguido pensando que se trataría de un libro sobre exploraciones emprendidas por ingleses, pero veo que me equivoqué de plano.

    Tu reseña, Ariodante, ha despertado mi curiosidad sobre el libro, aunque, como bien dices, esa polifonía en los narradores generalmente hace que la novelas novelas que emplean esa técnica tengan una cierta dificultad para el lector. Abriré el ojo por si la encuentro o bien la buscaré por las bibliotecas, espero tener suerte.

  8. pepe dice:

    En este enlace que aparece debajo se puede encontrar información sobre Tasmania. Aunque lo he visto sólo un poco por encima, las fotos son espectaculares.
    http://autraliaysusaborigenes.blogspot.com/2008/05/tasmania.html

  9. Ariodante dice:

    Oye, ¡precioso! Una maravilla de paisajes ¿ves? tú también encuentras cosas bonitas por ahi en esos mundos virtuales…todo es ponerse a buscar.

  10. pepe dice:

    Salvo lo que leí en la novela no puedo decir que conozca mucho más sobre el exterminio de aborígenes en Tasmania. Para que la gente pueda hacerse una idea de lo que fue aquello basta hacer mención a la «línea negra»: en 1830, el gobernador George Arthur
    llamó a cada hombre útil, libre o convicto, a formar una cadena humana que barrería la isla hacia el sudeste para acorralar a los nativos en la península de Tasmania. El intento se llevó a cabo y, aunque no tuvo mucho éxito, contribuyó a que los aborígenes aceptaran ser confinados en las Flinders lo que significó su práctica desaparición. No puedo comparar con otras limpiezas étnicas llevadas a cabo en otros lugares del mundo (a lo mejor Rodrigo nos puede contar cómo fueron las cosas por su tierra) pero desde luego ésta fue absolutamente desoladora.

  11. Toronaga dice:

    Pues tendré que leerlo….

  12. Koenig dice:

    Buenas tardes.

    ¡Que estupenda reseña Ariodante!
    Y que casualidad mas casual, porque me hablaban de este libro no hace mucho, tomando un cae de media mañana, en Madrid.

    Dos veces recomendado, tendré que buscarlo.

    Saludos.

  13. juanrio dice:

    Acabo de pedirlo a la Librería Paris-Valencia….

  14. Valeria dice:

    Leyendo el último párrafo de tu reseña, Ariodante (Surgen también muchas cuestiones de principio: el problema de las razas, el paso del primitivismo a la civilización, la evangelización de los aborígenes, la colonización, la investigación científica y sus límites, el creacionismo versus evolucionismo, el sistema penitenciario británico, etc. En fin, un libro altamente recomendable.) me parecía muy interesante. Pero a pesar de la insistencia en el humor británico que rezuma la novela, no puedo dejar de pensar que hay un punto de amargura en la misma que , he de ser sincera, no me acaba de animar del todo.

  15. Ariodante dice:

    Efectivamente, Valeria, tiene su punto de amargura, sobre todo desde el punto de vista de los aborígenes. Pero tengo la teoría de que o miramos las cosas con un puntito de humor, o nos tiramos por el puente…porque si miramos la vida exactamente como es ¡apaga y vámonos!
    Juanrio: en París Valencia ¿te han dicho que les queda alguno? Porque yo cogí el último que tenian a la vista…espero haberme equivocado.

  16. juanrio dice:

    Ariodante, tengo la impresión de que deben tener más. Me han confirmado el pedido, así que….Son serios para eso, al menos conmigo hasta ahora lo han sido.

  17. pepe dice:

    De haberlo sabido te hubiera dicho que les pidieras dos, Juanín. A mi eso de comprar por correo me da cierta pereza…

  18. juanrio dice:

    pepe, lo intento ahora mismo y te cuento.

  19. Ascanio dice:

    Qué libro más interesante, Ario, y qué manera de hacerlo apetitoso.
    Cuando has comentado que el padre del autor era escritor de ciencia ficción, he ido corriendo a las estanterías donde Fray Arauxo tiene todas sus novelas de este género, a ver si encontraba algo, pero no ha habido suerte.
    Tus comentarios acerca de temas como la colonización, la evangelización, los aborígenes vs. raza blanca, el primitivismo, la esclavitud etc, me han recordado dos libros; uno de ellos es el “archiconocido” En busca del unicornio, y el otro es uno menos difundido, pero que cuenta con reseña de una servidora en estas páginas, Un zoológico para el rey sol. Ambas novelas comparten, junto con la reseñada por ti, un rasgo característico, el humor, como un barniz que hace algo más “llevaderos” estos temas que, en el fondo, creo que a todos preocupan, acongojan e incluso avergüenzan.
    Y ahora una curiosidad acerca de la isla de Man. Sus habitantes son, en efecto, tan particulares, que incluso tienen una raza de gatos, con una característica curiosa -que podréis apreciar en la foto-, que lleva el nombre de Manx en honor a la isla a la que pertenece. Aquí está:
    Gato Manx.

    Y otras dos curiosidades, en este caso, sobre Tasmania. Aquí pongo uno de sus habitantes más salvajes (un secreto: el segundo vínculo estuvo a punto de ser mi avatar del foro, finalmente desplazado por Marvin):
    Diablo de Tasmania
    Taz

    Y por último, uno de sus hijos más ilustres:
    Un actor

  20. Ariodante dice:

    La isla de Man tiene, aparte del gatito, (que parece un osezno), y que hará las delicias de Rodrigo, otras muchísimas curiosidades:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Isla_de_Man
    Y sobre el padre de Kneale:http://es.wikipedia.org/wiki/Nigel_Kneale
    Hubiera sido un buen avatar, Taz, ja ja ja. Curiosamente creo que nadie lo tiene ¿no?
    Me alegro que te haya atraido el libro a partir de la reseña, ya sabes, a pedirlo a París-Valencia…creo que les voy a pedir comisión, por atraerles tanto cliente, jajajaja.
    Y otra cosa: mira que meencanta Errol Flynn, es uno de mis actores facvoritos, y no recordaba que hubiera nacido en Tasmania. Incluso creo que no lo sabía, mira por dónde…Todos los días se aprende algo nuevo.

  21. xancadaval dice:

    Me sumo a la enhorabuena por la reseña. Este libro llevaba más de un año anotado en mi libreta de «posibles», pero acaba de pasar decididamente a la de «pendientes».

  22. Leopold dice:

    Leí esta novela hace años y no la he olvidado. Ya se han dicho muchas cosas interesantes sobre ella. Yo destacaría sobre todo la dificultad técnica de hacer creíbles las muchas voces diferentes, cada una con su estilo y su punto de vista, que cuentan la historia. Muy interesantes las frenéticas anotaciones del obsesivo Dr. Potter, la pomposidad de Wilson, el lenguaje vacilante de Peevay. Desde luego, hay un estrato primario, muy important, de comicidad: el enfentamiento entre el reverendo Wilson y el Dr. Potter (dos chiflados en diferentes longitudes de onda), las reflexiones del capitán Kewley o del joven botánico….y atención al destino final del Dr. Potter, un golpe cómico muy conseguido. Como ya se ha dicho, hay también amargura, en la descripción de la desastrosa aventura colonizadora. Un ejemplo de cómo las buenas intenciones, e incluso la abnegación, pueden ir mezcladas con la estupidez y la maldad cuando alguien decide «arreglar la vida» de los demás sin contar con ellos. Hay también (o al menos yo la veo) una invitación a pensar en la influencia, a veces infravalorada, que han tenido los chalados hiperactivos en la historia de la humanidad.

    Una última observación: después de haber leido ésta, compré en Amazon otra obra del autor, «Mr. Foreigner». Es mucho más breve pero no conseguí terminarla…

  23. juanrio dice:

    Mira tu por donde, yo tuve al tasmano por avatar y pensé en el demonio para lo mismo. Cualquier día retomo al arquero.

  24. Ariodante dice:

    Completamente de acuerdo, Leopold, y bienvenido.

  25. Ariodante dice:

    Y creo que lo de la influencia de los chalados hiperactivos, como bien dices, Leopold, es verdad. Los grandes descubrimientos han sido muchas veces el efecto de algún chalado…. Porque dime tú a mí si a Colón no le consideraron chalado, ¡completamente majareta! o a Copérnico, o a Madame Curie…Einstein ya ha sido reconocido como un delicioso chalado, vamos, que si.
    Y lo de arreglarles la vida a los demás sin contar con ellos, desgraciadamente es algo que aún seguimos sufriendo…Pero claro, parece que el tener buena intención es lo que cuenta, y ya se sabe que el infierno está lleno de ellas, jajaja, cualesquiera cosa que sea el infierno.
    ¿Ya te he dado la bienvenida? Pues eso, encantada de tener un nuevo comentarista por aqui, Leopold.

  26. Rodrigo dice:

    ¡¡¡AAAAAH!!!

    ¡Un gato sin cola!

  27. Leopold dice:

    Gracias, Ariodante. Es la primera vez que participo, pero entro de vez en cuando en Hislibris y estoy bien informado por algún asiduo. Tengo la impresión de que este foro está evolucionando en una dirección un poco más literaria y un poco menos histórica que a mí me interesa más.

  28. Ascanio dice:

    Hola, Leopold, te doy la bienvenida.
    Pero al leer tu último comentario me viene una pregunta a la mente: ¿no crees que la Historia y la Literatura pueden darse la mano? ¿No tenemos buenos ejemplos de ello?
    Un saludo.

  29. Leopold dice:

    Ascanio, es verdad que historia y literatura «pueden darse la mano». No tengo nada en contra de los libros de inspiración histórica. Muchas grandes obras literarias lo son. Pero, cuando un tipo de novelas acaba transformándose en «género» aparecen ciertos riesgos. En la novela histórica hay libros buenos y otros que aprovechan una etiqueta de moda para vender ejemplares sin hacer el más mínimo esfuerzo de creatividad. En los últimos años han proliferado demasiado los libros del estilo «Manolito el Etrusco», «La cocinera de Hammurabi» o «Aníbal y el animal del espacio» que acaban creando anticuerpos en el ánimo del lector más insensible (en todos ellos, sin excepción alguna, debe aparecer algún templario). Francamente, para novelas de género, yo prefiero las clásicas policíacas (en las que el mayordomo es el sospechoso) pero, claro, esto es cuestión de gustos.
    En todo caso, no quiero volver a temas que, supongo, se habrán debatido ya muchas veces aquí.

  30. Valeria dice:

    Hola, Leopold. Un saludo de bienvenida, lo primero.
    Claro que se han debatido mucho esas cosas, pero aquí seguimos porque en el fondo es el debate una de las chispas de estas páginas.
    ¿No crees que cualquier género puede acabar degenerando por falta de creatividad, o calidad literaria, o por la ambición de editoriales y/o autores de exprimir una moda, una novedad o un centro de interés?¿ No puede pasar eso también en la novela policíaca, la ciencia ficción o incluso los libros de viajes?

    Por cierto, lo de la cocinera de Hammurabi me ha encantado. De verdad.

  31. pepe dice:

    Yo también me alegro mucho de que Leopold se haya animado a participar. Como él, otros aficionados a la literatura y/o la historia -a los libros en general- entran a miles cada día en Hislibris, pero no dejan ningún comentario, sea por timidez, por desgana, o por quién sabe qué razones. En general, pienso que es más divertido participar de forma activa que como simple voyeur de forma que…adelante.

  32. juanrio dice:

    Bienvenido, Leopold. Creo que coincidimos parte en la apreciación sobre la novela histórica. Para mí, que un autor tenga que explicarme cada cosa que cuenta en su libro me cansa. Ya se que para vestir estas novelas tienen que documentarse mucho, pero a veces ese exceso de documentación hace que me aburra con las explicaciones de que se comía, como se comía, donde o cuando. Esto es un ejemplo, pero en general me ocurre que todas esas explicaciones rodean una trama con muuuy poquito peso específico.

    En las novelas fuera de género esto no es necesario. El autor tiene que contarnos una historia que nos enganche, con unos personajes atractivos, pero no tiene que decirnos, para describirnos que el personaje conduce, cada pieza del mismo, donde se fabrica y como se realiza la acción.

    Me sumo a lo dicho por pepe, como en tantas otras cosas, es más divertido participar que quedarse mirando.

  33. pepe dice:

    Se me olvidaba añadir que, como Valeria, yo también he quedado gratamente impresionado por las sugerencias de Leopold. El arte culinario en la antigua mesopotamia es un tema fascinante del que tenemos poco conocimiento. Y es que la historia no está hecha sólo de guerras y altas cuestiones sociopoliticas o económicas. El primer libro de cocina de la historia se debe a un tal Ur-Nammu, sobrino nieto de Utu-hegal, rey de Uruk, que innovó en el arte de capar faisanes y consiguió el primer capón de perdiz de que se tiene noticia. Tuvo que huir apresuradamente de palacio tras embarazar a una hija del jefe de la guardia real, Ibbi-Sin, que era hombre de pocas palabras y se alborotaba muy presto.

  34. Ariodante dice:

    jajajajaaaa, Pepe, jomío, ¡eres un encanto! En cuanto a Leopold, pues sigo estando de acuerdo, a mi lo que me ha hecho gracia es lo de Manolito el etrusco, jajajaa! Es cierto, como dice Valeria, que cualcier género puede y de hecho lo suele hacer, por temporadas, degenerar en bodrios comercialotes e infumables. El caso es que ahora estamos en el momento dulce de la novela histórica. Hubo un momento dulce de la novela negra, allá por los años 80-90, en los que la Highsmith nos entretuvo con las andanzas de Ripley, y de la novela de espías, en donde tanto Greene como, y sobre todo, LeCarré hicieron su agosto porque parece que no se leía otra cosa, mas que Smiley para arriba y para abajo . Y yo la primera, la saga de Smiley me encanta. No lo último que lleva haciendo LeCarré, por cierto, que ha cogido carrerilla, como si dijñesemos, y ya le salen los libros como churros. (O como a Cesar Vidal, maomeno).
    Pero entre todo ello, a pesar de que nos pueda generar una cierta alergia acercarnos al stand de novela histórica, hay que saber encontrar buenos libros, que siempre los hay. Y ciertamente, los buenos lo son no por históricos sino por literarios, en mi opinión. Por cierto…¿qué pasa con el galo? ¿cómo es que no ha metido baza aqui? ¿Tasmania no es su fuerte? ¡¡¡Koenig!!! Opina algo, plis!

  35. Ariodante dice:

    Rectifico: el galo metió un pelín de baza, pero para cumplir el expediente…y sí, recuerdo que tomando café alguien le habló del libro, jejejeje.

  36. Akawi dice:

    Estupenda reseña Ariodante, cómo siempre.
    No he leído este libro pero habrá que buscarlo, si han dejado algún ejemplar Juanrio y Cía.
    Como buena «inglesita» no dejas pasar ni un libro que huela a Gran Bretaña, eso nos viene muy bien a los demás que podemos aprender a valorar la historia de Inglaterra.
    Abrazos

  37. Sergio Flashman dice:

    Muy buena reseña Ario. Este libro lo leí hace unos pocos años, me sorprendió gratamente, y coincido contigo en casi todos tus apuntes. Es un libro arriesgado y difícil de reseñar, así que insisto en mis felicitaciones.
    Un saludo.

  38. Gww dice:

    Gracias por la reseña!!! No conocía el libro pero acabo de apuntarlo en mi lista de deseos para la próxima feria del libro. Por lo que cuentas, me ha recordado algo a libros como Música Acuática, que me dejaron un extraordinario sabor de boca.

    Prometo leerlo y hacer mi reseña (sin duda, me deberé esforzar para encontrar algo que no haya quedado dicho por tí).

    Un abrazo.

  39. Ariodante dice:

    ¡Aduladorrrr! Siempre queda algo que decir, siempre…Y seguro que tú sabes encontrarlo.
    Gracias, de todas formas.

  40. Carmen dice:

    Yo tengo dos ejemplares de este libro, en edición tapa dura, nuevos, a estrenar, precintados. 10€ cada uno. Si alguien está interesado este es mi email
    ymayk@hotmail.com

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