UNA CUESTIÓN DE HONOR – Allan Mallinson

UNA CUESTIÓN DE HONOR - Allan Mallinson¿Qué sucede cuando termina un largo conflicto, pongamos uno generacional, de más de veinte años? ¿Qué sucede con los soldados que prácticamente se han criado entre las armas, han crecido, han sangrado, se han significado? Pues llevemos la acción a la Inglaterra posterior a las guerras napoleónicas y tendremos una novela: Una cuestión de honor, de Allan Mallinson (Edhasa, 2010). He de decir, de entrada, que esta novela, la tercera de una saga que en inglés ya va por el décimo volumen, a punto de salir el undécimo, es mi primera aproximación a Matthew Hervey, el personaje creado por Mallinson en 1999: un capitán del Sexto Regimiento de Dragones de Su Británica Majestad. Y que, por otro lado, no estamos ante uno de mis ambientes favoritos en novela histórica. Cayó esta novela, la leí con adicción, pero ya veremos si me adentraré en sucesivas continuaciones.

Como decía, pues, esta novela es la tercera entrega de la saga herveyense iniciada con Oficial de caballería y Los cañones de Nizam. Los que hayan leído estas dos novelas anteriores ya saben de qué va: un oficial en las guerras napoleónicas, de quien sabemos por referencias internas que luchó en España (La Coruña, Talavera, Badajoz, Arapiles), luego en Waterloo y que acaba de regresar de una campaña en la India. Ahora, en marzo de 1817, Hervey y el Sexto deberán enfrentarse a una Inglaterra convulsa a causa del movimiento ludita, que entre 1813 y 1817 asoló con su violenta destrucción de maquinaria un país metido de lleno en la Revolución Industrial. Y todo comienza con la muerte de un oficial del Sexto en medio de una revuelta urbana y con la designación de Hervey como comandante honorario, a la espera de hacerse efectivo su ascenso, y a su puesta al mando de un escuadrón. Pues Hervey confía en que en el siguiente año, haciendo más meritos, podrá hacerse con el mando del Sexto, ayudado por la compra del cargo con un dinero que de momento no tiene. Otra misión, con las comillas que queramos ponerle, le espera a Hervey: casarse con Henrietta, su prometida, y a quien no ha visto en los dos últimos años. Las cosas se complican cuando al frente del Sexto es designado un teniente coronel, lord Towcester, que desconoce las reglas mínimas de funcionamiento del regimiento, con escasa o nula mano izquierda y con un oscuro pasado.

Mallinson, oficial ya retirado, es un conocedor casi enciclopédico de una unidad ecuestre como el Sexto de Dragones, y lo demuestra prácticamente en cada página. De la mano de Hervey, de sus colegas en el mando, de sus subalternos e incluso de amigos, el lector aprende nociones de cuidado de caballos, de armamento, de medicina, de táctica y estrategia. Y no sólo de cuestiones militares, sino de las normas sociales en una Inglaterra en la que el honor y el apellido lo son casi todo, en la que las prácticas religiosas anglicanas conllevan más de un dolor de cabeza (como la familia Hervey pronto conocerá) y en la que se vive bajos los últimos estertores del largo reinado de Jorge III y se espera la sucesión de quien por entonces es Príncipe Regente, futuro Jorge IV (padre de una princesa Carlota en quienes se fijan muchas jóvenes de la época, como Henrietta). Todo ello se mezcla en una novela que transcurre en su mayor parte en Inglaterra, con el movimiento ludita de fondo, para, en su parte final, llevar la acción a Canadá, a la frontera con Estados Unidos.

La novela es muy entretenida, engancha casi desde el principio. No hay una guerra como escenario, pero sí conflictos civiles en Inglaterra: al movimiento ludita se añade un contrabando con tintes violentos y que Hervey vive de primera mano. Conocemos a fondo no sólo el funcionamiento del Sexto de Dragones, sino las relaciones entre los oficiales y la soldadesca (firmes pero no exentas de camaradería), entre lord Towcester y su staff (cada vez más tirantes), y, en última instancia, entre el regimiento en sí y la población civil (impredecibles). No existe aún una policía que se haga cargo del orden público (habrá que esperar a 1824-1826 para ello) y ello crea tensiones. Debemos recordar que «la instalación de la nueva policía se debió, más que al propósito de combatir una delincuencia creciente, a la preocupación que producía el incremento de la protesta social y política tras las guerras napoleónicas, para cuya represión el ejército no estaba específicamente preparado» (Esteban Canales, La Inglaterra victoriana, Akal, 1999, p. 78). Esta cuestión, el papel del ejército en el mantenimiento del orden público, subyace en la novela y en el modo de actuar de sus personajes.

Vida cotidiana, vida militar y relaciones sociales se mezclan en una novela atractiva, de lectura cómoda y rápida, que, sin embargo, sufre un giro radical en las últimas cien páginas, cuando el regimiento es enviado a Canadá. La descompensación entre una primera parte, interesante en la reflexión de cómo un ejército se amolda a tiempos de (relativa) paz, y una segunda en la que se recupera un tono de escenario bélico pasa factura a la novela. El ritmo se acelera en las últimas páginas, con un final en mi opinión extraño. A la postre al lector le queda la sensación de que el autor no ha querido prolongar más el interludio «civil» de Hervey y lo ha conducido allí donde cree que el personaje es realmente él mismo: la guerra. Con todo, la novela se lee con notable interés.

Hervey volverá (quedan al menos siete entregas más), por lo que veremos su evolución en la siguiente década. De momento nos quedamos con una novela que cumple a la perfección su función de entretenimiento, aunque uno quizá se esperaba más de lo prometido.

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4 comentarios en “UNA CUESTIÓN DE HONOR – Allan Mallinson

  1. Pamplinas dice:

    Esclarecedora reseña, farsalia, pensé que no te iba a gustar el libro y parece que sin perder de vista lo que es, te gustó.
    La novela tiene muy buena pinta, pero una saga de once volúmenes en Edhasa puede arruinar una economía familiar. Aún ando escocido con la compra de los tres libros de Scarrow sobre Napoleón y Wellington. 38 € cada uno. Aunque la portada parece de una edición de bolsillo ¿no? Si es así, creo que me haré con uno.

  2. Farsalia dice:

    Digamos que cuando lo leí, a principios de año, me entretuvo y bastante. Pero dudo que siga el resto de la saga… si se sigue publicando. La portada es de la edición en tapa dura.

  3. saporo dice:

    Estupenda reseña Farsalia, la novela tiene buena pinta, aunque eso que cuentas de el final me tire un poco para atras.Ya puesto, es recomendable «La Inglaterra victoriana» de Esteban Canales?

  4. Farsalia dice:

    Mucho. Y también La Europa napoleónica, 1792-1815 (Cátedra, 2008).

Responder a Farsalia

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