TROYA Y HOMERO – Joachim Latacz

Troya y HomeroLa antigua incertidumbre decrece y la solución parece estar más próxima que nunca. No sería asombroso que, en el próximo futuro, el resultado fuera: hay que tomar en serio a Homero”.

¿Por qué hay que complicarse la vida? Este libro se titula Troya y Homero porque trata exactamente sobre Troya y sobre Homero. Por ese orden, además. Sólo el título ya inspira confianza: claridad, concisión y corrección, el abecé del (buen) periodismo, que parece ser el deéefe de Joachim Latacz en este ensayo.

El único pero (y lo pongo ya en evidencia para sacármelo de encima cuanto antes) es en realidad un pero con pero. Porque es un pero consustancial a la propia naturaleza del libro, y si nos decidimos a leer un texto así ya contamos con ese pero. ¿Pero qué pero? Nada especial, en el fondo: que se trata de una obra que plantea un estado de la cuestión sobre algo, un “en qué punto estamos actualmente” sobre un tema en particular. Sobre el tema de Troya y de Homero, en particular. ¿Y qué problema hay en este tipo de obras? Pues es evidente: que dentro de unos años (de hecho el libro fue escrito en el 2001, ha pasado ya un lustro y pico) el estado de la cuestión probablemente será otro, y este libro habrá perdido buena parte de su gracia y encanto. Pero (y este es el pero al pero) el caso es que libros de este tipo son necesarios, incluso muy necesarios, tanto para especialistas como para simples mortales interesados en el tema, ya que permiten una puesta al día sobre el mismo. Consiguientemente, sus lectores nunca quedarán marginados cuando en cualquier conversación típica de bar, entre tapa y tapa, algún obrero de la construcción jubilado diserte sobre el hallazgo, en las excavaciones realizadas por el alemán Manfred Korfmann en la colina de Hissarlik, de un sello con inscripciones en idioma luvita y su trascendencia para establecer tal idioma como el propio de los habitantes de la antigua Troya; en tal situación un lector de Troya y Homero replicaría orgulloso: “bah, eso fue en 1995; desde entonces ha llovido mucho”. Y obtendría fácilmente una invitación a bebida y tapeo a cambio de esa información meteorológica. Claro que, de aquí a diez años, quizá fuera él quien tendría que invitar a otro; la vida es así de cruel, pero así de justa.

Salvado el obstáculo, que no era tal, vayamos al asunto. Joachim Latacz es un especialista en Troya y en Homero (así cualquiera escribe un libro titulado Troya y Homero, claro), ha estado en las excavaciones que se han llevado a cabo en los últimos años en la Tróade dirigidas por el alemán Manfred Korfmann (quien por cierto falleció en 2005 a los 63 años), y por tanto no escribe de oídas sino que su información es de primera mano. Bueno es saberlo. Su libro, como se ha dicho, pone al lector al corriente de los últimos descubrimientos arqueológicos y de las últimas interpretaciones basadas en ellos que intentan dar respuesta a diversas preguntas que pululan por el universo troyano: ¿es la Troya arqueológica la misma ciudad que aparece en la Ilíada?, ¿cómo fue realmente esa ciudad?, ¿de qué forma pudo conocer Homero la existencia de Troya y su caída cuatrocientos años después de ella?, ¿hasta qué punto nos sirve el poeta como fuente de información sobre la Troya histórica?, y la pregunta más importante de todas y que a todos nos preocupa y nos tiene en ayunas día tras día: ¿existió realmente una “guerra de Troya”? Sobre este particular los especialistas se enfrentan con encono, aunque Latacz defiende su posición con tal pericia que el ignorante lector, quien probablemente no habrá pisado Hissarlik en su vida y con suerte habrá leído algún que otro libro sobre el tema, ha de rendirse a sus argumentos. ¿Y cuál es su posición? Pues que, si bien aún no se sabe nada definitivo, y admitiendo tantas reservas como se quiera, todo indica que guerra de Troya, haberla húbola, y que la Ilíada puede ser considerada con ciertas garantías un texto fuente, aunque de importancia secundaria. Así, si en la barra de un bar un lector de Latacz oyera decir a algún lampista en su hora del almuerzo que “el insigne helenista M.I. Finley ya afirmó que lo único que permite defender, de manera absurda, claro, la existencia de una guerra de Troya son unas puntas de flecha de bronce y un casco de dientes de jabalí”, en esa tesitura dicho lector tendría asegurada una ronda gratis con sólo decir “bah, eso fue en 1974; desde entonces ha llovido mucho”.

El libro tiene dos partes, una dedicada a Troya y la otra a Homero, lo cual es una prueba más de lo acertado del título. Sostiene Latacz el postulado de que tratar de descifrar Troya con la Ilíada en la mano o de interpretar la Ilíada con la arqueología por montera, no es recomendable. El pobre Heinrich Schliemann se revolvería en su tumba si se enterara, más de lo que ya se revolvía estando vivo. De modo que las dos partes de que consta el libro son algo así como compartimentos estancos. El primero de ellos está dedicado a las investigaciones llevadas a cabo en torno a los hallazgos encontrados en las excavaciones de la antigua Troya, y a la interpretación de las escasas fuentes escritas micénicas (tablillas de lineal B), hititas y egipcias que se conservan de esa época; todo ello va convergiendo poco a poco en una única pregunta: ¿es histórico el escenario sobre el que se construyó la supuesta guerra de Troya? El segundo apartado consiste en un análisis en torno a la Ilíada con la intención de dilucidar si es posible establecer un trasfondo histórico del poema, es decir, si es posible responder a esa pregunta de preguntas que nos hace ayunar a causa de los nervios: ¿existió realmente una guerra de Troya? Y como pregunta secundaria: ¿cómo pudo llegar a Homero información sobre una época que le precedió en cuatro siglos? Tanto una parte del libro como la otra tienen la virtud de no dar nada por sabido, de modo que ni la persona más ignorante en temas troyanos ni tampoco la más puesta tendrían excusa para rehusar su lectura: la una porque el libro empieza de cero, y la otra porque acaba con las últimas noticias al respecto de Troya (bueno, seamos correctos: las últimas hasta el año 2001). De modo que, si en la barra de un bar, entre trago y tapa, alguna empleada del hogar en paro comenta que “desde que J.V. Luce escribiera su Homero y la Edad Heroica, no se ha vuelto a publicar nada decente sobre la Grecia micénica que no esté dirigido a un público especializado”, un lector de Latacz podrá sin reparos coger un taburete, sentarse a su lado, pedir una ración de calamares y decir “bah, eso fue en 1974; desde entonces ha llovido mucho. Invita usted, ¿verdad?”.

Porque si alguna virtud tiene este libro, como ya he dicho (¿o no lo he dicho?), es la de hacer suyo el lema de la “triple S”: sencillo, sobrio y sincero (¿o era la “triple C”? Bueno, tanto monta). El contenido se puede entender como un extenso razonamiento en el que se presentan una serie de datos en su mayoría arqueológicos, y deducciones y conclusiones basadas en ellos. Y esas deducciones y conclusiones a su vez están apoyadas en otras deducciones que se basan en otros datos; de modo que el conjunto se presenta como un todo en el que cada pieza encaja y no falta ni sobra ninguna (ninguna que haya sido excavada, por supuesto). Salvando las abismales distancias de estilo, forma, contenido e intención, este libro recuerda (vagamente, lo admito) al Tractatus Logico-Philosophicus del filósofo Ludwig Wittgenstein; sí, ese tratado que se compone de proposiciones numeradas que se siguen lógicamente unas de otras, que empieza con «1. El mundo es todo lo que es el caso» y acaba con la conclusión «7. De lo que no se puede hablar hay que callar» (qué gran verdad, por cierto, aunque la haya dicho un filósofo). Quizá a priori no parezca especialmente sencillo o especialmente claro un libro que consiste en razonamientos encadenados, pero lo extraordinario es que sí lo es. El autor, consciente sin duda de este resquemor por parte del eventual lector, ha sembrado el texto de enumeraciones, esquemas conceptuales y recapitulaciones del tipo “hasta ahora llevamos demostrado esto y aquello y lo de más allá, y ahora intentaremos responder a la pregunta tal”, así que aun suponiendo que el lector desfallezca o se pierda en algún momento, los continuos avituallamientos le proporcionan ánimos para seguir adelante en el recorrido, que por lo demás no es empinado en absoluto. Es más: da gusto leer un libro en el que se percibe ese empeño por parte del autor en no hacer afirmaciones gratuitas y en querer demostrar todo lo que le sirve de apoyo argumentativo. El afán de Latacz por precisar las cosas y por dejar claras las conclusiones a las que llega es tal que un simple vistazo al índice del libro basta para ponernos al corriente de todo, pues los títulos de los capítulos son precisamente las preguntas que pretende contestar y las conclusiones a las que llega. Así que, si en la barra de un bar algún político tránsfuga con la corbata apretándole el gaznate farfulla con la boca llena que para estar al día de los hallazgos arqueológicos realizados en la colina de Hissarlik y de las implicaciones históricas que de ellos se puedan derivar hay que manejar una bibliografía en la mayoría de los casos inaccesible y acudir a las revistas especializadas que se publican sobre todo en idioma inglés y alemán, ante tal individuo un lector de Latacz podría pedir, a cuenta del bocazas, una ronda de Dom Perignon para toda la barra mientras dijera “bah, eso era en el siglo pasado”, y toda la barra repetiría a coro: “¡desde entonces ha llovido mucho!”.

La verdad es que Latacz tiene más de filólogo que de arqueólogo. Será por eso que en el libro nos brinda unas nociones, muy básicas para no asustar demasiado, de escritura micénica y de poesía épica oral, es decir: de lineal B y de hexámetros homéricos. De manera muy somera pero con meridiana claridad, Latacz nos introduce en el desciframiento de la escritura de las tablillas de arcilla encontradas en los palacios micénicos, y en la composición y métrica de los versos hexámetros. ¿Pretensión de llenar páginas, deformación profesional, deseo de lucimiento? No hay que ser malpensados: ambas explicaciones vienen al caso y tienen una razón de ser. Cierto que no es la primera vez que temas de este tipo, que parecen destinados a mentes excelsas y especializadas, se pretenden explicar a los profanos, pero quizá nunca han venido más a cuento que aquí. Y aunque no hubieran venido, son muy de agradecer. En cambio, el autor declina abordar otros asuntos precisamente porque no vienen al caso. Por ejemplo, el conocido asunto de la “cuestión homérica”: el misterio sobre la autoría única o múltiple de la Ilíada, de la Odisea, de ambos poemas, y hasta de otras composiciones épicas que andan por ahí (sobre este tema se sigue publicando material: recientemente se ha traducido al castellano el Homero de Pierre Carlier, escrito en 1999). O el asunto de analizar el mundo micénico a partir del reflejo que de ella hace Homero: relaciones sociales, armamento, cosas de esas (sobre este particular creo que vale la pena citar Sobre la Odisea. Visiones desde el mito y la arqueología, de Ricardo Olmos y Paloma Cabrera; conste que un servidor aún no ha leído ni éste ni el libro de Carlier pero está en ello, está en ello). En estos y en otros asuntos, Latacz escarba la pared e indica que se puede mirar por el agujerito, pero no va más allá porque su libro no va de eso, aunque la verdad es que habría sido estupendo que sí hubiera ido.

Libro actual, trabajado, ameno, claro y zincero (perdón: es que si no, no me salía el acrónimo), arriesgado en sus interpretaciones y que no niega la existencia de una creencia contraria a la suya en el mundillo de los estudios troyanos (la defendida por el ya clásico y recurrente Finley y que es profesada en la actualidad, por ejemplo, por Dieter Hertel, con quien el propio Manfred Korfmann tuvo un agrio enfrentamiento en un congreso celebrado en 2001 en la Universidad de Tubinga -llegaron a las manos– y cuyo libro Troya puede leerse en castellano gracias a la editorial Acento– ), creencia que Latacz califica de absurda, claro. Otros autores, como Michael Siebler (La guerra de Troya. Mito y realidad, editorial Ariel, 2001) o el español (citemos algún paisano de vez en cuando, hombre) Fernando Quesada (La Ilíada. Epopeya de una guerra imposible, en La aventura de la Historia nº 60, octubre de 2003) mantienen un escepticismo más cercano al «seguramente sí que hubo guerra» que al «ni hablar, no y no». Y, ciertamente, todo apunta a que ese será el caballo ganador, gracias a trabajos arqueológicos como los de Korfmann y a obras como la de Latacz.

Y aunque de aquí a unos años tengamos que ponernos al día con otro libro que exponga los nuevos hallazgos y las nuevas tendencias del momento, la obra de Latacz seguirá teniendo la virtud (otra más) de ser fácil e incluso necesariamente consultable, al hacerse en ella un rápido vistazo a los devenires interpretativos de los arqueólogos y especialistas desde los tiempos de Schliemann. Así que, si en la barra de un bar algún emigrante pakistaní sin papeles recién llegado al país con la intención de progresar económicamente, entre mordisco de bocata y sorbo de refresco de cola sentenciara que de toda la bibliografía consultable actualmente en castellano sobre las excavaciones de Manfred Korfmann y patrocinadas por la Universidad de Tubinga no existe ni un solo libro que merezca la pena destacar o recomendar y que pueda interesar a neófitos y a menos neófitos, ante tal sugerente situación un lector de Latacz se lanzaría diligente a bajar la persiana del establecimiento, se encaramaría con ceremoniosa apostura a la barra jaleado por todos los comensales y bebensales del local, y mientras bailara pausadamente al compás de El lago de los cisnes, diría: “bah, eso era en los tiempos de la edad oscura”; y la corte celestial de querubines y serafines, al son de liras melodiosas y armónicos flautines, luciendo una sonrisa inane en cada uno de sus rostros bajaría de la bóveda celeste, se colaría por los agujerillos de la persiana, revolotearía sobre las cabezas de los presentes, se colocaría en torno al pasmado bebedor de cola, y entonaría al unísono con voces atipladas y polícromas: “¡desde entonces ha llovido mucho!”.

Dada la frivolidad intrínseca y extrínseca de esta reseña, considero forzoso salvar el honor haciendo dos referencias creo que bastante dignas:

– Un artículo de un tal Ricardo Vigueras publicado en la Revista de las fronteras, de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (México) en noviembre de 2007, y que resulta interesante por el magnífico resumen que hace del libro: Joachim Latacz: hay que tomar en serio a Homero.

– Un artículo del fallecido Manfred Korfmann publicado en junio de 2004, un año antes de su muerte, en Archaeological, revista del Archaeological Institute of America: Was there a Trojan War? (en inglés, me temo).

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68 comentarios en “TROYA Y HOMERO – Joachim Latacz

  1. Urogallo dice:

    ¡Animosos troyanos, aliados de lejas tierras venidos! Sed hombres, amigos, y mostrad vuestro impetuoso valor, mientras voy a Ilión y encargo a los respetables próceres y a nuestras esposas que oren y ofrezcan hecatombes a los dioses.

    Leí el libro hace bastante tiempo ( sí, ya es un libro bastante viejo, pero al contrario de lo que opina Cavilius cuando se trata de un tema con más de 30 siglos me parece que se le puede perdonar una década a un libro) y me pareció, sí, demasiado filosófico, y con tendencia a hurtar la claridad expositiva.

    Ahora bien, una cosa por la otra, si aporta los datos fundamentales de los descubrimientos de Hoffmann, y entre todos, permitidme la debilidad, el momento en que revela como se descubrió que lo que todos creían la ciudad de Troya, era en realidad solo «Efeso», ya que existía una amplía ciudad que se extendía por debajo de esta rodeada de…¡Un foso anti-carros homéricos!.

    Y este es el gran descubrimiento del difunto germano.

  2. Incitatus dice:

    Estoy con maese Urogallo en cuanto a la ancianidad de los libros, se les puede perdonar.

    En cuanto a la reseña enhorabuena, aunque tenías ganas de hacernos leer, ¿ehh? ;-)

  3. Rodrigo dice:

    Una amenísima, ilustrativa, brillante reseña nos has deparado, honorable Cavilius.
    Se agradece su llaneza y gracejo, o eso que llamas ‘frivolidad’. Ni siquiera he tenido tiempo de resentirme de la extensión del artículo.
    ¿Arte de griegos?
    Saludos.

  4. Javi_LR dice:

    El libro es antológico, y creo que tiene una claridad de ideas casi irreverente. Yo no le vi el lado filosófico, es más, creo que el autor intenta por todos los medios hacerse comprender con un lenguaje claro y directo. La traducción (como suele pasar en estos casos) a veces le juega malas pasadas al bueno de Joachim.

    Otra cosita, el libro no es tan antiguo como parece. Seis o siete años a lo sumo, que no es nada en este tipo de obras. Es más, las tablillas de Tebas (según creo), tampoco han avanzado mucho desde entonces. La excavación, menos. Además, yo sigo leyendo de vez en cuando a Finley y en algunas cosillas sigue pareciendo actual.

    Pero el principal atractivo es, me repito, la claridad con la que expone el contenido. Es un trabajo deductivo sobresaliente, amén de no carecer en ciertos pasajes dedicados a Homero de cierta belleza intuitiva.

    En cuanto a «Éfeso», Uro, yo tengo una anécdota. En el libro que publicamos uno de los relatos, escrito por un hispanista ya de cierta edad, se llamaba de continuo a Troya «Pérgamo», y es que, como me dijo él, en «Hispánicas» por su época así la denominaban. Como en el Siglo de oro.

    (Por cierto, Cavilius, en cuanto llegue a casa escaneo la portada del libro y la subo en condiciones)

  5. Urogallo dice:

    Pués yo he visto la denominación «Pérgamo» todavía en alguna traducción. Mejor no contaros lo que opinaba de un Dios que se sentaba en «Pérgamo» ( la de verdad) a ver una batalla a aquella distancia.

  6. cavilius dice:

    Gracias por los comentarios.

    Claro que la antigüedad de los libros se puede perdonar. En algunos casos, se puede hasta agradecer.

    Si en algo destaca el libro (y destaca en muchas cosas) es en la claridad expositiva, o al menos en la intención del autor por hacerse entender. Uro, tú eres dieterherteliano, ¿verdad?

    Yo he leído bastante a Finley, Javi, y aún me queda mucho por leer, pero tengo la misma sensación que tú. Y creo que si él hubiera vivido lo bastante para conocer los trabajos de Korfmann, habría cambiado de opinión sobre si hubo o no guerra de Troya.

    Y como sé que tenéis mucho tiempo libre para seguir leyendo, ahí va la traducción ruinosa que hice hace un tiempo del artículo de Korfmann que he enlazado en la reseña. Aprovecho para romper una lanza en favor de los que se dedican a traducir libros: ¡qué difícil es a veces reproducir lo que dice el original! También hay que tener en cuenta que mi inglés es bastante patético… Ahí va, en cualquier caso:

    ¿Hubo una guerra de Troya?
    Por Manfred Korfmann

    A pesar de las hipótesis en sentido contrario, el trabajo arqueológico del nuevo proyecto de Troya no se ha realizado con el propósito de comprender la Ilíada de Homero o la guerra de Troya. Durante los últimos 16 años, más de 350 académicos, científicos y técnicos de casi 20 países han estado colaborando en las excavaciones en el lugar del noroeste de Turquía que comenzó como una ciudadela de la Edad de Bronce Antigua en el tercer milenio antes de Cristo, y terminó como un asentamiento bizantino antes de ser abandonado en 1350 d.C.. Sin embargo, como actual director de las excavaciones, se me pregunta continuamente si la guerra de Troya de Homero realmente sucedió.

    El tamaño de Troya
    Troya parece haber sido destruida alrededor del 1180 a.C. (esta fecha corresponde al final de nuestra excavación de los niveles de Troya VII o VIIa), probablemente a causa de una guerra que la ciudad perdió. Hay evidencias de una conflagración, algunos esqueletos y montones de proyectiles de honda. La gente que hubiera defendido con éxito su ciudad habría reunido sus proyectiles de honda y los habría guardado para otra ocasión, pero un conquistador victorioso no habría hecho nada con ellos. Pero esto no significa que el conflicto fuera la guerra -a pesar de que la antigua tradición habitualmente la sitúa alrededor de este tiempo-. Después de un período de transición de unas décadas, una nueva población de la región oriental de los Balcanes o de la región noroeste del Mar Negro, se establecieron de manera evidente en las ruinas de lo que fue probablemente un ciudad un tanto debilitada.

    El principal argumento en contra de asociar estas ruinas con la gran ciudad que se describe en la Ilíada ha sido que Troya en la tardía Edad de Bronce era una ciudad completamente insignificante, y no un lugar por el que valiera la pena luchar. Nuestras nuevas excavaciones y los progresos de la investigación en el sureste de Europa han hecho cambiar considerablemente esas opiniones sobre Troya.

    Parece que esta ciudad fue, según las normas de esta región en esa época, de hecho muy grande y, con toda seguridad, de importancia suprarregional en el control de acceso desde el Mediterráneo hasta el Mar Negro y desde el sureste de Asia Menor a Europa y viceversa. Su ciudadela fue inigualable en toda la región y, en la medida que se conoce hasta ahora, inigualable en cualquier lugar en el sureste de Europa. Troya también fue evidentemente atacada en repetidas ocasiones y tuvo que defenderse una y otra vez, como indican las reparaciones realizadas en las fortificaciones de la ciudadela y los esfuerzos para ampliarlas y reforzarlas.

    Un espectacular resultado de las nuevas excavaciones ha sido la verificación de la existencia de un asentamiento más bajo, desde los siglos XVII hasta principios del XII a.C. (Troya niveles VI/VIIa) en el exterior y al sur y el este de la ciudadela. Como han mostrado las mediciones del magnetómetro y las siete excavaciones realizadas desde 1993, esta ciudad inferior fue rodeada al menos en el siglo XIII a.C. por un impresionante foso fortificado en forma de U, de aproximadamente once pies y medio de ancho (3’5 metros) y seis pies y medio de profundidad (2 metros), excavado en los cimientos de la roca caliza. Se han esgrimido conclusiones acerca de la existencia y la calidad de los edificios dentro de los confines del foso, sobre la base de varias zanjas y excavaciones de prueba, cubriendo algunas de ellas una gran superficie. El trazado de la ciudad fue confirmado por un intenso y sistemático estudio de la cerámica en el 2003. También hemos descubierto un cementerio fuera de la zanja, al sur. Las más recientes excavaciones han determinado que Troya, que actualmente cubre alrededor de setenta y cinco acres (unos 300.000 metros cuadrados, 30.300 hectáreas), es unas quince veces más grande de lo que previamente pensábamos.

    El escenario de la Ilíada
    Homero daba por sentado que su público sabía que había tenido lugar una guerra por la ciudad que fue llamada indistintamente Ilión o Troya. El bardo se ocupó principalmente de describir la ira de Aquiles y sus consecuencias. Usó Troya y la guerra como un poético escenario para un conflicto entre hombres y dioses. Desde el punto de vista del arqueólogo, sin embargo, la Ilíada puede ser interpretada como un “escenario” en un sentido completamente diferente. Se puede ver a Homero o a sus fuentes como testigos presenciales de Troya y del paisaje de Troya en las postrimerías del siglo VIII a.C., el período que los académicos en general coinciden en que Homero compuso su epopeya.

    Troya era en gran parte un lugar en ruinas en los tiempos de Homero, pero los restos de Troya VI/VIIa, tanto de la ciudadela como de la ciudad baja, eran aún impresionantes. El público contemporáneo y posterior que habitaba en los alrededores de la ciudad creyeron ser capaces de reconocer los trazos generales de los lugares en los que la acción ocurrió a partir de las referencias descriptivas que había en la Ilíada. Podían imaginarse, por ejemplo, cada vez que se subió una cuesta a un santuario de la “sagrada Ilión”. “Sagrada Ilión” es el epíteto más frecuentemente repetido en la Ilíada, y uno esperaría ver un edificio sagrado en ese lugar. Podemos suponer de manera convincente un santuario o santuarios, tal vez en forma de una construcción de madera, de principios de siglo VII a.C. como muy tarde – más o menos contemporáneos con Homero- en este lugar, que posteriormente sirvió como centro de culto en el Bajo Imperio Romano. No hay nada en el registro arqueológico que contradiga la afirmación de que Troya y los alrededores constituyeran el escenario para la Ilíadade Homero en el 700 a.C.

    La conexión hitita
    Aunque Troya está en Anatolia, Carl Blegen, que dirigió las excavaciones en el lugar en los años 30, consideraba Troya VI/VIIa como un asentamiento griego. La idea de una Troya griega, que también había sido considerada por Schliemann, llegó a quedar firmemente establecida. Estos excavadores habían venido a Troya desde Grecia, en sentido tanto literal como figurado, y más tarde regresaron a Grecia, y fueron parciales en sus puntos de vista, probablemente de manera inconsciente. Sin embargo, hasta la década de 1930 había muy poco arqueológicamente dentro de Anatolia que pudiera haber sido comparado con Troya, y desde luego no en la parte occidental de Anatolia.

    Hoy sabemos, por nuestra propias excavaciones e incluso por otras anteriores, que en todos los aspectos principales la Troya de la Edad de Bronce tuvo lazos más fuertes con Anatolia que con el Egeo. Hemos aprendido esto a partir de las toneladas de cerámica local y pequeños hallazgos, tales como un sello con una inscripción jeroglífica local, así como la visión en conjunto del asentamiento, la arquitectura de adobe, y los enterramientos por cremación. Las investigaciones realizadas por especialistas anatolios han demostrado que lo que hoy llamamos Troya fue en la Edad de Bronce tardía el reino de Wilusa, suficientemente poderoso para firmar tratados con el imperio hitita; incluso los egipcios parecen haber estado familiarizados con la ciudad. Además, según los registros hititas, hubo tensiones políticas y militares en torno a Troya precisamente durante los siglos XIII y principios del XII a.C. -la supuesta época de la guerra de Troya de Homero-.

    ¿Hubo una guerra de Troya?
    Sobre la base de mis años de experiencia y conocimiento de Troya, creo que la pregunta debería ser: “¿Por qué los académicos que no descartan un posible grado de historicidad de los acontecimientos básicos de la Ilíadatendrían que defender su posición?”. A la luz de la notable cantidad de descubrimientos que han tenido lugar durante los últimos diez a quince años, la responsabilidad de defender posiciones debería ser ahora de los que creen que no hay absolutamente ninguna asociación histórica entre lo que pasó en la Troya de la Edad de Bronce tardía y los acontecimientos de la Ilíada. ¿Sobre qué base, por ejemplo, se hacen las afirmaciones de que Troya en los siglos XIII y XII a.C. era una ciudad de tercera categoría, indigna de una invasión extranjera y, en definitiva, de la atención de Homero? Esperamos que los escépticos finalmente tomarán nota de los nuevos hechos arqueológicos sobre el tema y de las conclusiones de un enfoque realmente interdisciplinario de la investigación de Troya.

    Según los hallazgos arqueológicos e históricos especialmente de la última década, ahora es más probable que improbable que hubiera varios conflictos armados en los alrededores de Troya al final de la Edad de Bronce tardía. En la actualidad no sabemos si todos o algunos de estos conflictos fueron destilados, en la memoria posterior, en una “guerra de Troya”, o si entre ellos hubo alguno especialmente memorable, la única “guerra de Troya”. Sin embargo, todo parece indicar que actualmente Homero debería ser tomado en serio, que su historia de un conflicto militar entre los griegos y los habitantes de Troya se basa en la memoria de unos hechos históricos -cualesquiera que éstos puedan haber sido-. Si un día alguien en la excavación se me acercara y me expresara su convicción de que la guerra de Troya efectivamente tuvo lugar aquí, mi respuesta como arqueólogo que trabaja en Troya sería la siguiente: ¿Por qué no?

    Manfred Korfmann es el director de las excavaciones en Troya y profesor de arqueología en la Universidad de Tübingen.

    Saludos.

  7. Javi_LR dice:

    ¡Qué grande! Gracias, Cavilius.

    Te preguntas acerca de lo que Finley hubiese dicho, pero es que también habría leído al desmitificador (demonio, demonio) de Dieter Hertel.

  8. cavilius dice:

    Cuyo libro hace tiempo que busco como un loco, y eso que no hace mucho lo encontraba casi sin buscarlo. Más que nada por conocer sus argumentos.

  9. Incitatus dice:

    Gracias Cavilius, eres un Crack. Francamente interesante a la par que esclarecedor. ¡Chapeau!

  10. BahalaNa dice:

    Gracias por la reseña y la traducción del artículo. Estoy leyendo Troya de Haefs y me está gustando el tema, sobre el que nunca había leido nada.

  11. Aretes dice:

    Cavilius, estupenda reseña, como siempre. Me la he dejado para el final pues el tamaño era considerable y el día ajetreadillo.
    Desde el pero con pero hasta los comentarios en la barra de ese bar, rebosa amabilidad con la obra y ese agradecimiento al libro y al autor que nos hace pasar un buen rato y disfrutar de su obra… aunque dentro de un tiempo haya llovido mucho (que llueva, que llueva, que falta hace)

  12. Messala dice:

    Gracias Cavilius por esta estupenda y desenfadad reseña. Me llama la atención estos temas que están a caballo de la Historia y el Mito: Troya, la Atlántida… Una pregunta al hilo de los que dices sobre «en que punto estamos actualmente»: ¿Quiere decir eso que podemos pasar por alto todo lo que hasta la publicación del libro se había dicho sobre Troya, Homero y la Guerra? ¿Hay alguna obra anterior a este libro que siempre quedará como un clásico y cuya lectura siempre será recomendable?

    Un saludo.

  13. cavilius dice:

    Os agradezco los comentarios.

    Hombre, Messala, tanto como pasar por alto todo lo escrito hasta ahora sobre el tema… El libro de Latacz sintetiza bien el recorrido desde las primeras excavaciones de Schliemann hasta estas últimas de Korfmann, eso es verdad, pero por ello no habría que dejar de leer a los clásicos. ¿Y cuáles son? Pues uno de ellos es sin duda El mundo de Odiseo, de M.I. Finley (Fondo de Cultura Económica), en el que se plantea una posición contraria a la de Latacz, pero es que fue escrito en los años 50 (desde entonces se ha reeditado infinidad de veces). Si lo buscas, asegúrate que sea una edición posterior a 1975, más o menos, porque ahí Finley revisó el texto y añadió algunos interesantes apéndices que reforzaban su postura.
    Otro clásico es desde luego el libro de John Chadwick El mundo micénico, escrito en 1976 y también reeditado hasta el infinito por Alianza Editorial. Es de lectura un poco árida, pues se ciñe mucho al análisis de las tablillas micénicas en lineal B (comprensible: el autor, junto a Michael Ventris, fue el descifrador de esa escritura), y su postura también es la misma que la de Finley.
    Y últimamente he leído otro libro muy alabado por Urogallo, Homero y la Edad Heroica, de J.V. Luce (Editorial Destino, descatalogado), escrito en 1975, que quizá no sea de la categoría de los anteriores pero casi.

    Y no se me ocurren más clásicos. No sé si Javi_LR, que me da unas cuantas vueltas en este tema, tendrá algo que añadir al respecto.

    Saludos.

  14. Aquiles dice:

    Me atrevo a mencionar el libro «Los poemas de Homero» de G.S. Kirk (Paidós), lamentablemente descatalogado.

  15. cavilius dice:

    Atrévete, atrévete, Aquiles.
    Conozco al autor, un libro suyo y de J.E. Raven (Los filósofos presocráticos) es manual de tenencia tácitamente obligatoria para los estudiantes de Filosofía.

    Y el domingo pasado vi El mito, también, suyo, en una edición antigua, en el mercado de Sant Antoni y a un módico precio. Y no lo compré. Tonterías que hace uno a veces.

    Saludos.

  16. Aquiles dice:

    Vuelve al mercado de Sant Antoni: es probable que nadie más haya reparado en él y todavía puedas encontrarlo.
    De los clásicos citados, me quedo sin duda con el de Finley. «El mundo de Odiseo» me parece la síntesis más clara y bien expuesta que he leido sobre la época.

  17. cavilius dice:

    De hecho vi el libro, di una vuelta por las paradas y al cabo de una hora llegué de nuevo a donde aún estaba el libro. Lo sé, no tengo perdón de Zeus.

    Pero creo que hace poco se reeditó, y debe de estar por las librerías. Confío. Espero. Deseo.

    Saludos.

  18. cavilius dice:

    Por cierto, Aquiles, ahora que pienso: ¿no tendrás por tu librería el Troya de Dieter Hertel, editorial Acento? En todas partes me dicen que está agotado.

  19. Germánico dice:

    ¿De la colección «Flash», Cavilius? Por aquí abundan. Si es de esos, avisa y te lo miro.

  20. cavilius dice:

    Es de esos, es de esos. Si puedes mirarlo, gracias.

  21. Aquiles dice:

    Míralo, Germánico, porque hoy después de leer el mensaje de Cavilius he llamado a la editorial para saber si quedaban ejemplares de este título y me han dicho que está descatalogado.

  22. cavilius dice:

    Gracias, Aquiles, por la molestia.

  23. Aquiles dice:

    A mí lo que me molesta es que esté descatalogado; pero es que en un mundo editorial tan desorbitadamente inflado como el que ahora domina, se aplica a rajatabla el dicho «antes de entrar, dejen salir», o sea, que para hacer hueco a las novedades en los catálogos, previamente es necesario eliminar títulos a los que ya no se considera rentables.

  24. Germánico dice:

    Bueno, Cavilius, te lo miro, pero no te prometo nothing. Pero bamos, perdón, vamos a ver…

  25. cavilius dice:

    Eh, te ha salido una frase muy dipoliticomática. Será por los tiempos que corren.

  26. Germánico dice:

    «dipoliticomática». Joder, ¿cuántas lenguas hablas?

  27. Jerufa dice:

    Bueno, cavi. Me armé de paciencia y la he leído.
    ¡Vaya tela, hijo, que prodigio de imaginación para escribir!
    Pues no me lo voy a comprar.
    Iliada, Odisea, Mar en ruinas…tú me entiendes, ¿verdad?

  28. cavilius dice:

    Te entiendo, te entiendo, pero no te comprendo…

  29. Sinceramente, esta reseña es tan profunda que me ha costado entenderla.Pero excelente y gracias por ponernos las cosas faciles.

  30. μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος

    (Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles, )

    οὐλομένην, ἣ μυρί’ Ἀχαιοῖς ἄλγε’ ἔθηκεν

    cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos’

    Estoy empezando a escribir un libro, no la «Ciropedia» o la «Anabasis» como mis temibles enemigos, los críticos literarios de la Hoja Parroquial de donde vivo me echan en cara, sino un poema épico …pero ando un poco atascado. ¿Alguien podría ayudarme un poco y aportarme un hilo argumental sólido a seguir?.
    llasas

  31. cavilius dice:

    Siento si te ha costado entender la reseña, jenofonte, no era mi intención ser profundo ni parecerlo. Y gracias por lo de excelente.

  32. jenofonte dice:

    El próximo dia 23 de Abril, presento un librejo en El Corte Ingles de una ciudad, si Vd. gusta, le envio una invitacion,please mande e mail a mi direccion: gaugamela22@hotmail.com, si le place, querido amigo.

  33. cavilius dice:

    ¿El 23, el Día del Libro? Yo no creo que pueda ir, pero ¿en qué ciudad lo presentas, y qué libro es?

  34. cavilius dice:

    Bueno, es curiosidad, ya te digo que no creo que pueda ir. ¿Por qué no lo dices aquí? Quizá a alguien le interese.

  35. No creo que mi carera sea demasiado conocida…y la verdad, me considero un principiante , aunque ésta sea la 5 novela. Nunca he pasado de 1500 ejemplartes, en el mejor de los casos, y una de ellas «El Sofista» sólo vendí …28 ejemplares.Los amiguetes sobre todo. fueron los compradores…

  36. agustina dice:

    ¿ cual fue la importancia de homero para los griegos?

  37. cavilius dice:

    Hola agustina. Imposible contestar tu pregunta en un comentario, porque sin Homero los griegos seguramente no hubieran sido griegos sino… otra cosa. Para un griego, Homero era escala de valores, era mitos, era educación, era historia, era veneración a los dioses… En fin, podríamos enumerar todos los aspectos de la vida de un griego, y en todos ellos aparecería Homero.

    Echa un vistazo a la Ilíada, seguro que lo disfrutas.

    Saludos.

  38. karlakarla dice:

    descubrimientos arqueologicos de la ciudad de troya ?? es urgenthee gracias,

  39. Ascanio dice:

    Lo realmente urgente es que le des un repaso a la gramática.

  40. Derfel dice:

    Y tú, que hurgente es con «h».

    Ah, y no me vengas con eso de que eres de ciencias…

  41. agamelon dice:

    troyta muerta i akiles muerto aki mando o asta en tu huerto
    jaja

  42. diegoo dice:

    hola cavilus, soy estudiante y estoy haciendo una tesis sobre estos temas, y la verdad necesito ayuda.. se que ya ha pasado mucho tiempo de que escribiste esto.. pero serias tan amable de ayudarme?
    estare viendo esta pag para que nos pongamos en contacto.
    saludos

  43. cavilius dice:

    Hola diegoo, bienvenido a Hislibris. Hombre, por mi parte no hay problema en ayudarte si está en mi mano (y en mi tiempo). ¿De qué se trata?

  44. noheli perez dice:

    hola como estan.? eh soy una estudiante de preparatoria y estoy necesitando ayuda con esta obra literaria porfavor akguien que porfavor me ayude..!! tengo un cuaderno de trabjo para completar ese trabajo y de esta obra depende mi promedio… ayudaa.? este es mi correo para quien este interesado se lo agradeceria de corazon: cafirapatin02@hotmail.com
    graciasss porfavor responda alguien.!!!
    x(

  45. Werther dice:

    Una obra maestra. Y no me refiero precisamente a la de Latacz, sino a la reseña. Da gusto como lector disfrutar de reseñas como esta. Larga vida a su autor.

    1. Javi_LR dice:

      Pues si te ha gustado la reseña, no te puedes perder su libro ;)

      Hellenikon

      Ya estoy harto de no recomendarlo y que la gente se pierda esta, para mí, obra maestra.

  46. cavilius dice:

    Muchas gracias por tus buenos deseos acerca de mi longevidad, Werther. Coinciden con los míos, a ver si entre los dos hacemos fuerza en las Altas Instancias y conseguimos algo. Por mi parte, deseo lo mismo para ti.

    Y gracias también a Javi, a quien tampoco estaría mal que las AA.II. (Altas Instancias de nuevo) le regalaran una suscripción a la vida durante muchos y luengos años.

  47. Josep dice:

    Lo más sorprendente es esto:
    Entro en el hilo por lo de «1 comentario sin leer», lo repaso, y veo que yo, el más acérricmo defensor de este libro, no he aparecido por aquí para apoyarlo (y a la reseña de Cavilius)-
    Pues como más vale tarde que nunca, romperé una lanza (de duro fresno)en su favor, diciendo que es absolutamente imprescindible tanto desde la micenología como desde la hititología. Por eso no sé en qué estantería ponerlo: igual me compro un segundo ejemplar.
    Me sumo al deso de parabienes para Cavi y Javi (curioso pareado).
    Antes de irme, un detalle a ambos: no juzguéis muy duramente a quienes llaman Pérgamo a Troya. «Paragauma», en luvio, quiere decir «pueblo de la ciudad alta», o sea, «acrópolis», así es que es más que probable que la ciudadela (no toda la ciudad de Ilión) se llamase así. Y creo recordar, aunque aquí puede fallarme la desleal memoria, que ya Ovidio utilizaba el término «Pérgamo» para referirse a Troya en su «carta de Penélope a Ulises».

  48. cavilius dice:

    Sería incapaz de juzgar, duramente o no, a quienes llaman Pérgamo a Troya porque el primero que lo hace, unas 4 ó 5 veces, es el propio Homero, y siempre dando un sentido de lugar sacro, elevado y excelso, lo cual coincide con esa definición de «Paragauma». Al final de la Ilíada, por ejemplo, Casandra (que sólo aparece en el poema dos veces, la pobre) sube hasta Pérgamo para ver mejor desde allí la llegada de su padre y su difunto hermano.

    Por cierto, aprovecho para recomendar muy mucho un libro que, si no lo has leído aún, Josep, no te puedes perder: Introducció a la Ilíada de Jaume Pòrtulas. De introducción no tiene nada (tiene casi 600 páginas) sino más bien todo lo contrario. El libro fue Premi Nacional de Literatura 2009 en Cataluña, está escrito en virtuoso catalán y es de lo mejor que he leído sobre el poema y sobre el propio Homero.

  49. Javi_LR dice:

    Desconocía lo del luvio, Josep, pero lo que, creo, es seguro es que «pérgamo» no es una palabra griega. Sé que desde antiguo a la ciudadela de Troya se la llamaba así, y por extensión a la ciudad entera, y que muchos autores han utilizado esa palabra a lo largo de la historia, desde los propios helenos hasta hoy en día, pero incluso en la antigüedad no dejaba de sonar a cultismo. Hoy en día ni te cuento. No dije que fuese incorrecto, pero en un relato moderno, sin grandilocuencias como lo era y narrado de manera sencilla, llamar sistemáticamente a Troya Pérgamo no pienso que sea lo más efectivo. En un poema o en otro tipo de relato no se me hubiera ocurrido ni sugerirle al autor que lo cambiase.

    Cavi, me apunto esa información. Tal vez en otra vida pueda dedicarle unos minutines.

  50. Josep dice:

    Pues fíjate, Cavilius, que hay quien interpreta esas apariciones de «Pérgamo» en la Ilíada como interpolaciones tardías. Y es que, al final, Homero siempre acaba teniendo razón.
    Me apunto lo del libro de Pòrtulas. ¿Sabemos la editorial? Espero que, siendo de 2009, en Casa del Libro no me pongan problemas (y en Valencia no hay un buen servicio Casa del Libro por Internet).

  51. cavilius dice:

    Editorial Alpha, de la Fundació Bernat Metge, año 2009. Yo no sabía nada de este buen hombre hasta que apareció este libro pero el tipo domina un rato y sabe de lo que habla, al menos en cuanto a manejo de la documentación. El pasado Sant Jordi la Generalitat de Catalunya envió un mail a todos sus empleados, cosa habitual de cada año, animándoles a la lectura y añadiendo un enlace con un bello relato de este señor, Jaume Pòrtulas, sobre los últimos años de Demetrio de Falero:

    http://contesantjordi10.cultura.gencat.cat/

  52. Eirene dice:

    ¿Hay alguien?

  53. Eirene dice:

    Hola Javi_LR :) En unos días me voy de vacaciones y queria que me recomendaras una buena novela historica. Gracias de antemano

    1. Javi_LR dice:

      Uf, vaya responsabilidad, Eirene. Pero te digo una cosa, tengo tu novela, sí: Hellenikon, cuyo autor es el mismo que escribe esta reseña. Aquí la puedes conseguir sin gastos de envío:

      Hellenikon, Luis Villalón Camacho (Aka: Cavilius)

      Gato, ¿no habías leído esta reseña? Tiene delito. Podías haber estado cuando la comentamos; seguro que hubiera sido enriquecedor.

      1. Javi_LR dice:

        Bueno, y para ir a tono con la reseña, También te recomendaría Troya de Gisbert Haefs, cuyos planteamientos coinciden en más de unos cuantos puntos con el libro de Latacz y es una gran novela.

  54. Farsalia dice:

    Y yo me pregunto cómo se me pudo pasar esa reseña en su momento, y además cuando unos meses después escribí la
    reseña de La guerra de Troya de Barry Strauss (Edhsa, 2008). En fin, que estaría yo en la parra- Y eso que es uno de mis libros preferidos sobre la materia troyana. Por su claridad expositiva (ahí concuerdo con Cavilius), por la amenidad de un texto que incluso en las disquisiciones filológicas de la segunda parte del mismo para nada es farragoso, y por el modo de situar en su contexto los resultados de las diversas campañas de Korfmann en el sitio arqueológico (y que pueden seguir al día en el portal
    Project Troia. donde tenéis materiales de todo tipo a vuestro alcance).

    Magnífico libro y no menos gran reseña de Caviluus, con la que no tengo más que concordar en prácticamente todo. Imprescindible obra.

  55. Josep dice:

    Novela que, como sabéis, no me gustó demasiado. Puestos a recomendar una novela sobre Troya, yo recomendaría «Troya al atardecer» de Antonio Sarabia, no demasiado fiel a la Edad del Bronce (la ambientación es claramente clásica) pero enormemente bella.

  56. Josep dice:

    ¿Ya estamos otra vez con las moderaciones?

    1. Javi_LR dice:

      Pues yo la he ido apreciando mucho con el tiempo, Josep. Pese a las utopías que presenta y tal. La manera de construir los personajes y sus relacciones, la acción…, son… bueno, de Haefs, ya tú sabes: 100% novela.

      Eirene, mira: también tienes otra novela de este tipo llamado Josep que escribe arriba, y otra buena recomendación sin duda:

      Layos, historia de un mito griego.

      Como verás, tienes dónde elegir, y con los autores bien cercanos ;o)

  57. Farsalia dice:

    Gran novela la de Haefs, sí señor…

  58. Valeria dice:

    Y la de Sarabia también

  59. Eirene dice:

    Muchas gracias Javi_LR :) intentaré conseguir todos, me encanta el tema, y gracias a ti Josep, tambien voy a leer tu libro :)

    Una preguntita … ¿Todos sois escritores? oO

    1. Javi_LR dice:

      ¡Ja, ja, ja…! Yo no ;o)

  60. Josep dice:

    En realidad, yo tampoco, solo lo finjo para codearme con ellos.
    Leñe, qué difìcil es esto de escribir con un teclado francés. Estàn locos, estos galos…
    Con cariño desde los 20 minutos gratis de internet que me deja el hotel de Parìs.

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