TIERRA SIN REY – Luis Zueco
«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Jesús de Nazaret).
Una idea. Una nueva forma de concebir la vida nació en pleno corazón de la cristiandad, en una tierra de trovadores y amores corteses: el Languedoc. AllÃ, por secos senderos del midi francés, unos predicadores conocidos como bons homes (los buenos hombres) comienzan a pregonar por los pueblos un nuevo mensaje de esperanza a los oprimidos que se rompen el espinazo para dar de comer a los señores que habitan allá en los vetustos castillos y en las abigarradas abadÃas. Y aunque parece que hablan de lo mismo que otros predicadores anteriores, sobre Cristo y la promesa de una vida en el brumoso más allá, lo curioso es que no lo hacen con pompa ni boato, sino de manera sencilla y directa, con un lenguaje tan novedoso que hace temblar los cimientos de la mismÃsima Iglesia Católica. ¿Qué han de temer los orondos obispos y la enhiesta figura del Papá en el sitial de Pedro? Pues cada palabra y acción de estos hombres buenos: desean que la iglesia y sus dirigentes vuelvan a la idea original de pobreza y pureza que Cristo predicaba en Jerusalén; dan un papel protagonista a la mujer y enfocan el problema del mal terrenal desde un punto de vista muy curioso, ya que si existe dolor en este mundo es debido a la dualidad permanente entre el bien y el mal… y, sobre todo, lo que más aterra a la iglesia católica es que rechazan los sacramentos, es decir que no hace falta intermediarios entre la oración sincera y Dios, y que por tanto no será necesario el pago de diezmos.
Aquello que solamente podrÃa tildarse de leve herejÃa, pronto comienza a enquistarse y hace temer a Roma la perdida de sus queridas ovejas. Hay que acabar con esta situación tan peligrosa para los intereses eclesiales. Hay que arrancar la mala hierba y reconducir el rebaño de nuevo a donde no debÃa haber salido, para su posterior esquilmado. Y ha de hacerse de cualquier manera, a cualquier precio, a fuego y sangre. La primera Cruzada en tierras cristianas esta servida. Pero nadie calcula que existe una persona, un rey para ser más precisos, que no comulga con esta situación. Los perros de la guerra están sueltos, y parece que van a despedazar a los llamados cátaros y a sepultar sus ideas de paz para siempre. Solo cuentan con el rey aragonés Pedro II como muralla ante tal atropello. Un hecho apasionante que ha pasado a la historia y que nadie como Luis Zueco ha sabido resucitar de las antiguas crónicas para que la podamos disfrutar en su última novela Tierra sin Rey.
Muret… este nombre, por lo menos a los amantes de la musa ClÃo, nos evoca el fin de un sueño. Frente a los muros de Muret acabó sepultado el sueño del gran Imperio Aragonés. Frente a los muros de Muret, aquel 13 de Octubre de 1213, fueron sepultados los ideales cátaros de convivencia. Frente a Muret se vivió una de las batallas olvidadas de la historia. Este año se cumplen los 800 años que conmemoran el aldabonazo final a una de las Cruzadas más sangrientas que han existido, la Cruzada Cátara o Albigense contra los herejes del Languedoc. Sobre esta guerra se han escrito numerosos trabajos y novelas, pareciendo que ya esta todo escrito. Pero el nuevo libro de Luis Zueco vuelve a traer a la luz un episodio apasionante con una nueva perspectiva, pues frente al antagonismo entre cátaros y papado tan manido, el autor suma al juego de intereses e intrigas la figura del rey aragonés Pedro II, a la vez que lo saca del olvido al que ha estado sometido debido a que por un lado ha estado a la sombra de figuras como la de Alfonso I el Batallador, Fernando II el Católico, y la fama de su hijo el titánico Jaime I el Conquistador; y a la increÃble gesta de otra batalla un año anterior, la de las Navas de Tolosa o la de los Cuatros Reyes. Luis Zueco en Tierra sin Rey recrea las causas, desarrollo y triste final de esta cruzada, de esta guerra civil cristiana, desde 1209 hasta 1213. Mediante una trama apasionante en el que los juegos de palacio y los intereses papales se mezclan al ritmo de las espadas de los sanguinarios cruzados, se nos desvela todo el entramado de un conflicto que nunca debió de ocurrir. Por un lado tenemos al Papa Inocencio III, al rey de Francia Felipe Augusto y a sus perros, el brutal Simón de Monfort y al fanático Arnaldo Almalarico que desean arrancar la mala hierba cátara de la Occitania. Mientras que por otro lado nos encontramos la corte de Pedro II de Aragón y al mismÃsimo rey que no dudan en proteger sus territorios de la intervención del Norte de Francia o del papado. Pero ¿por qué el rey de Aragón desea salvar la vida a los cátaros? A través de esta apasionante novela, el autor nos desvela que Pedro II, monarca inteligente, valiente, culto y que nunca duda en combatir en primera lÃnea junto a sus caballeros fieles, da protección a los cátaros no porque el lo sea, pues es católico, sino simplemente debido a que son sus vasallos y tiene un pacto de salvaguarda hacia sus personas. Aunque no hay que ser maniqueÃsta en este punto, pues Pedro II no es altruista al cien por cien ya que si por un lado ofrece su espada a los más desvalidos por otro lado también desea crear la Gran Corona de Aragón. Es por ello que no duda en enfrentarse en campo abierto con un ejército cátaro junto con sus fuerzas catalanas y aragonesas aquel mes de Octubre de 1213 en Muret. Por desgracia Pedro II muere en una desastrosa batalla mal planificada haciendo que Simón de Monfort aplaste posteriormente a sangre y fuego los focos de resistencia cátara, y que se diluya como lágrima en la lluvia los intereses aragoneses y se retiren hacia la lÃnea del Pirineo.
Mediante un estilo directo y apasionante, Luis Zueco con Tierra sin Rey, nos ofrece una novela coral en el que multitud de personajes evocan las distintas partes en conflicto haciendo que el lector se recree en aquellos cuatro años tan transcendentales en el que la humanidad dirimió su destino con el filo de una espada. Dos puntos en concreto hacen que esta novela sea grata al público lector: destaca la construcción de los personajes que poco a poco, a lo largo del libro, van creciendo en importancia y complejidad haciéndolos inolvidables para cualquiera que se acerque a estas páginas; y por otro lado podemos observar como Luis Zueco se ha apoyado en un gran aparato bibliográfico para construir Tierra sin Rey y rescatar este hecho esencial de la historia tan olvidado. Aun asÃ, que no se alarme el lector pues esta hilazón tan bien urdida a base de datos históricos no lastra la narración, al revés, pues la hace más rica y apasionante con una prosa rápida que hará las delicias de cualquiera que se deje engatusar por los dedos delicados de ClÃo. Asà pues, les invito a que abran las primeras hojas de Tierra sin Fin y atraviesen sin miedo el umbral de una historia inolvidable en el que las batallas, los sueños y las acciones inmortales tejen el tapiz de las grandes novelas históricas. Si han decidido dar ese paso, solamente me queda decirles ¡Bienvenidos a una tierra de leyenda!… ¡Bienvenidos a una Tierra sin Rey!
[tags]Luis Zueco, novela histórica, narrativa, ficción, Aragón, Muret, Pedro II[/tags]
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Reseñón que ha conseguido interesarme por este libro… Si parece tan serio y bueno como lo has vestido, seguro que vale la pena, y eso que últimamente no me trago cualquier novela histórica…
Me llamó la atención en su momento ya que el tema me gusta mucho. Habrá que tenerla en cuenta después de la reseña de Balbo. :D
Maravillosa reseña que abre el «apetito» sobre este libro. Yo antaño leà sobre el tema Cátaro, es increÃble a lo que llega la iglesia. Por cierto, sino leà mal, a estos como a los templarios los quemaban porque la iglesia no puede derramar sangre, el colmo de la hipocresÃa.
Bueno… en verdad la Iglesia o su rama de la Inquisición, no «quemaba» directmante a los reos o herejes, sino que los «relajaba», es decir despues del interrogatorio y suplicio, lo enviaban al brazo civil para la posterior ejecución. Es una manera hipócrita de mantener el no mataras ni derramar sangre por parte de un eclesiastico. Una manera retorcidilla de verlo.
Bueno Txoto, tampoco los cátaros eran almas llenas de beatitud y caridad ni todos eran humildes campesinos. En las Guerras de Dios de Tyermann se habla de esta cruzada, y allà aparecen muchas de las causas geopolÃticas de esta cruzada; muchos cátaros eran nobles y poseÃan ejércitos, y tampoco vacilaron en exterminar a sus enemigos, me viene a la cabeza el de una noble cátara que ordenó masacrar a todos los varones de una aldea de campesinos y arrancarles los pechos a las mujeres para que no amamantasen a futuros enemigos. Fue una guerra cruel por ambos bandos, donde se cruzaban los intereses expansionistas del rey de Francia y del rey de Aragón.
Por cierto, la reseña es interesante Balbo. Pero ¿transcurre toda durante la cruzada cátara?, ¿llega al final?, porque son unos cuantos años.
Final del todo no, la eclosión final es Muret, y el fin del gran sueño de la Corona de Aragón. ;-)
La imagen de fondo de la cabecera es errónea, me temo (y me sabe mal decirlo, porque siempre son exquisitas): es un cuadro de Van Halen sobre las Navas de Tolosa… y el libro trata sobre Muret. A menos que las Navas también tengan protagonismo en la novela.
Novela hojeada, por cierto, y no tiene mala pinta…
Sà salen gato. Comienza allá por 1209 hasta 1213 y es uno de los episodios centrales, aunque Muret y los hechos realizados por Pedro II en la cruzada tienen más presencia. ;-)
Pues yo desgraciadamente todavÃa no veo en mi ordenador la cabecera nueva. :-(
Ah por cierto… ya lo tengo en ebook y ya veo la cabecera. ;-)
Hola a tod@s!
Muchas gracias por la reseña y los comentarios, si tenéis cualquier duda o comentario que hacerme sobre la novela o el contexto histórico aquà me tenéis para responder. Un saludo.
Luis Zueco
@luiszueco
Interesante novela! Gracias por la reseña. Aprendà algo sobre esta batalla en «El caballero del Alba» de Sebastián Roa.
Por cierto no sabÃa que Van Halen pintaba además de tocar la guitarra como los dioses :)
Sr. Zueco si viene a Valencia a presentar su novela estaré encantado de ir a escucharle.
Un saludo!
Un saludo para Luis Zueco. Es un privilegio que los escritores se pasen por la Papri… Gracias.
Prueba con CTRL + F5 para actualizar las cookies, Iñigo, y asà podrás ver la cabecera desde el primer momento. Creo.
Estupenda reseña, Balbo. El tema cátaro me apasiona, y la figura de Pedro II también. Y después de leer otra novel ade Luis Zueco, tengo muy claro que esta caerá muy en breve. Ya comentaré en cuanto la lea :)
Muchas gracias NausÃcaa e Iñigo. Martà ZuvirÃa, presentaré «Tierra sin rey» en Valencia el 17 de octubre en la Casa Museo L’Iber, en la c/ Caballeros 20-22.
A ver si puedo ir :)
Pues allà nos veremos Luis, no has podido elegir mejor sitio para presentar tu novela. El Museo L´Iber es un lugar mágico.
Tema interesante, desde luego…yo tratare de ir a la presentación en Valencia, Luis. Y si me da tiempo, leeré antes el libro, desde luego…el tema promete.
Buena novela! Con gran final narrado por parte del novelista, bien secundadp por un buen epÃlogo y mejores notas del autor.
Como pega solo pondré que cuando te piden 21 pavos por una novela se ha de exigir como mÃnimo una discreta corrección, tanto a nivel de fallos ortográficos como de erratas infantilles por parte del autor. Pero por lo demás nada, me ha gustado mucho la novela.
He decidido abandonar su lectura cuando llevaba un cuarto del libro. Personajes estereotipados y en mi opnión trama floja y muy manida. Protagonistas muy malos o muy buenos, engloban todo el conjunto de personajes. Diálogos artificiales que, yo por lo menos, no me los creo. Lástima. A lo mejor pasado un tiempo lo retomo, pero ahora no…