THE ECLIPSE OF THE ABBASID CALIPHATE: ORIGINAL CHRONICLES OF THE FOURTH ISLAMIC CENTURY (vol. VI) – H.F. Amedroz y D.S. Margoliuth (comp.)

La obra que comentaremos hoy en realidad no existe. Quiero decir que nadie escribió jamás un libro llamado The Eclipse of the Abbasid Caliphate. Se trata en realidad de una compilación de libros extraordinarios escritos por personas extraordinarias hace once siglos, entre Irán e Iraq. En efecto, Amedroz y su colaborador, D.S. Margoliuth, ambos expertos en lengua árabe, profesores y orientalistas,  reunieron valiosas crónicas en dicha lengua  traídas de Oriente, las tradujeron al inglés y seleccionaron para el libro unas  escritas por las personas de las que hablaremos más abajo, e hicieron una gran obra bilingüe, en la que se narra la decadencia del califato abásida durante el cuarto siglo de la Héjira. Y decimos bilingüe porque los recopiladores editaron en Inglaterra tres volúmenes de su obra en el original árabe, y luego la tradujeron en los siguientes tomos, y añadieron el último, que es una introducción de los editores.

Como decíamos, esta magna obra se editó en Oxford en 1921, y es de las pocas fuentes primarias de que disponemos en Occidente sobre la edad media islámica. Y el título está muy bien puesto, porque no nos habla de la caída de los abásidas, que se mantendrían al frente del califato hasta la invasión de los mongoles. El título de «eclipse» responde precisamente a estos años en los que diferentes dinastías locales consiguieron independizarse de los califas, y de las que surgió una dinastía persa que tomaría Bagdad y encerraría al califa para siempre en su jaula de oro, obligándolos a ceder públicamente el poder político de Dar-el-Islam: eclipsándolos, por tanto, pues desde ese momento, el califa solo conservaría el poder religioso. Hablamos pues de los Búyidas, los protagonistas de ese periodo que los historiadores especializados denominan «intermedio iranio», situado entre el dominio de los árabes y de los turcos selyúcidas.

Pues, en efecto, esta obra narra los años previos a la llegada de los Búyidas, su ascensión y plenitud, a través de los sucesivos califas abásidas. En efecto, las dinastías locales siempre reconocieron formalmente la autoridad del califa, y por lo tanto, también son los sucesivos califas, y sus visires, los que forman las secciones y subsecciones de estas crónicas palaciegas, por más que los protagonistas son los visires, en primer momento, y los búyidas a continuación.

Margoliuth no reunió autores sin importancia. Ibn Miskawayh nació en Irán, en el 930. Se dice que se educó en el zoroastrismo, y no fue hasta su vida adulta que se convirtió al Islam. Entró al servicio de Muhallabi, visir de Mu’izz ad-Dawla, emir búyida de Bagdad, el menor de los hermanos de Ali bin Buya o Imad ad-Daula, fundador de la dinastía. Miskawayh se convirtió en el secretario de Muhallabi, el jefe de su oficina, y por sus manos pasaron los documentos más importantes, las cartas más relevantes, todo lo que hacía falta conocer para gobernar el estado búyida, en resumen. Y Miskawayh era mucho más. Intelectual, filósofo y estadista, sus estudios sobre Ética entroncan con la tradición aristotélica, y además de sus valiosas crónicas, Miskawayh dejó en el mundo obras de todos estos campos. Hablamos de una de las figuras más relevantes de su época.

Ruhdrawari continuó la historia abásida en el punto donde la dejó Miskawayh. Nació a mitad del siglo XI, y sirvió como visir al propio califa Al-Muqtadi, y fue testigo de la ascensión al poder por parte de los turcos selyúcidas, convirtiéndose en visir del propio Malik Shah. ¿Os dais cuenta? El visir de Malik Shah.

De Hilal bin Muhassin, sólo he encontrado una biografía en una página turca de historia islámica, pero sí sabemos que fue el secretario del visir en Bagdad.

Debemos entender que tanto en los años previos a la llegada de los Búyidas como durante su «imperio», en la mayoría de los casos fueron los visires los verdaderos hombres de estado, ya que en muchos casos, los califas eran elegidos siendo apenas niños o adolescentes, o bien, en el caso Búyida, los emires eran sobre todo líderes guerreros. Veremos así que se nos cuenta en un pasaje que un emir de Rei, cuando tiene la oportunidad de volver a tomar el poder en este emirato, lo primero que hace es hablar con su visir, que se había retirado de la corte, y decirle que si no acepta de nuevo el visirato, desistirá de volver a gobernar. Hasta tal punto estos intelectuales, estos verdaderos estadistas, teóricos y prácticos del equilibrio de poder, eran necesarios.

Estamos por lo tanto en unas crónicas de un estado, el abásida, que en sus primeros capítulos, los de escribió Miskawayh, se cuenta cómo ya los califas están en manos de sus visires, los auténticos gobernantes del imperio cuando los abásidas fueron perdiendo el poder y el interés por el mundo, encerrados en sus altos palacios. Y puesto que Miskawayh es el que abre la crónica, crea realmente el estilo que luego será continuado por Ruhdrawari y Bin Hussain.

Es fascinante leer estos textos por muy diferentes motivos. En primer lugar, dan cuenta de todas las figuras relevantes del estado abásida: el Secretario del Tesoro, el Jefe le la Policía de Bagdad, el Mayordomo, el Ama de Llaves de la Reina Madre de turno (una figura muy poderosa), los gobernadores regionales… No pocos eventos son explicados en las crónicas a raíz de las luchas d poder entre estos personajes. Se cuentan cosas del correo, de las noticias que llegan y de las respuestas que se envían; del pago a los mercenarios ghilmen turcos, los supuestos «soldados-esclavos» que tanta relevancia política llegaron a alcanzar; de la tensa relación ya con los samánidas, que parece que obedecen pero que no obedecen; de las conspiraciones para ir cambiando visires y califas y las auditorías que se les hacía a los primeros al ser sustituidos por sus enemigos políticos… Del día a día, en fin, de la corte califal. Es mucho mejor que Juego de Tronos, en serio.

Y también es fascinante el estilo que tienen. Las crónicas recogen muchas anécdotas, y muchos testimonios en primera persona que dan mucho sabor oriental a los hechos. Es revelador observar los detalles que cuentan de ciertas personas, sus imprudencias, sus frases memorables… Recuerdo uno de los favoritos de Adud-ad-Daula, famoso por hablar demasiado. Adud le manda azotar, y el pobre bocazas, tras terminar el castigo, agradece a Adud su generosidad (por dejarlo con vida) , pero este lo malinterpreta y cree que le está tomando el pelo, y ordena que lo azoten de nuevo. Todo ello contado de forma hilarante. En muchos aspectos humaniza a los personajes relatados de tal manera que pareciera que los estuvieras viendo delante. Una cosa curiosa: cuando termina la narración sobre un hecho, se añade una última frase que introduce al siguiente capítulo, como «En este año también fue detenido el gobernador tal y cual», cosa que se narra con detalle en el capítulo siguiente. Está escrito en este sentido como Las mil y una noches, en la que cada cuento comienza con la introducción al posterior Es una forma asombrosa de seguir atrapando al lector. Es decir, hay una preocupación por resultar atractivas a la lectura, lo cual es singular en una crónica.

Por otro y, sobre todo Miskawayh, hace detallados pasajes estudiando las virtudes de los buenos gobernantes, y los defectos de los malos, siempre bajo el prisma de su filosofía de gobierno. Es una obra tan rica que podría formar parte del contenido de un MBA de gestión, sin duda, al menos en estos pasajes en los que se analizan las formas del buen gobierno y las decisiones de los visires y sus secretarios. Es divertido igualmente observar como Miskawayh habla en general bien de los búyidas, pero Ruhdrawari debe narrar hechos de la época búyida siendo visir del selyúcida Malik Shah, haciendo determinadas comparaciones anacrónicas con «lo bien que va todo ahora con los selyúcidas». No olvidemos que los turcos selyúcidas desplazaron a los Búyidas, pero que mantuvieron la estructura del estado que habían creado estos, con el poder político separado del poder religioso. Malik Shah, por lo tanto, fue de los primeros interesados en seguir esas crónicas, para ponerse a la altura de los gobernantes anteriores en su búsqueda de legitimidad.

También os diré, por ejemplo, que entre las páginas se mezclan informes y cartas. Una de las más alucinantes es el informe del negociador del visir sobre las reuniones las que se discutió la devolución de Bardas Phocas, prisionero del emir de Bagdad, al emperador bizantino a cambio de ciertas fortalezas en Siria. La negociación no llegó a buen puerto, pero este texto incluido es un portal temporal que nos lleva a la sala en la que el emperador y sus secretarios estaban presentes. Es una invitación a una reunión de Estado. Os aseguro que me temblaron las rodillas cuando entendí lo que tenía entre manos.

Debemos hacer notar que la única dificultad que tiene el texto en inglés es que las personas referidas se presentan con su nombre árabe completo en árabe, pero las menciones posteriores los abrevian, lo que para nosotros resulta muy complejo de recordar, y es normal que tengamos que volver hacia la página trasera para saber si, por ejemplo, el que es presentado como Abu al Hamdan ibn Hussain ibn Musa es el «Ibn Hussain» mencionado en la página posterior.

En resumen, The Eclipse of the Abbasid Caliphate es una obra única y fascinante, que lleva a nuestras manos textos escritos por las personas que dirigieron el destino de muchos, y que si no tienen la fama de otras obras como las de Julio César o Dionisio de Halicarnaso es, sin duda, porque no se tradujeron hasta los años 20 del siglo pasado. Además, en castellano es aun más difícil encontrar estas fuentes primarias. Si nos han llegado después de su edición de 1921, es gracias al fabuloso trabajo trabajo de Forgotten Books, que también vende en Amazon, y de la Universidad de Toronto, que escaneó su ejemplar de esta enciclopedia, en un programa subvencionado por Microsoft, y lo pasó a dominio público (enlace).

The Eclipse of the Abbasid Caliphate: Original Chronicles of the Fourth Islamic Century (vol. VI), compilado por Henr Frederic Amedroz y David Samuel Margoliouth. Basil Blackwell, Londres, 1921, 268 pp.

     

4 comentarios en “THE ECLIPSE OF THE ABBASID CALIPHATE: ORIGINAL CHRONICLES OF THE FOURTH ISLAMIC CENTURY (vol. VI) – H.F. Amedroz y D.S. Margoliuth (comp.)

  1. Farsalia dice:

    Qué nueva pinta… y puede descargase libremente. ¡Apuntado queda! Nos traes libros muy interesantes, Caliban.

  2. Urogallo dice:

    Que época tan evocadora…

  3. Antígono el Tuerto dice:

    Como bien dice Urogallo, una época interesante y poco conocida…es un libro interesante y atractivo. Lástima que no haya sido traducido al español para los lectores de estos lares.

  4. Urogallo dice:

    Ya me lo he bajado. Delicioso regalo para los que nos embriagamos de orientalismo…

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