SIGMUND FREUD: EN SU TIEMPO Y EN EL NUESTRO – Élisabeth Roudinesco
Freud comenzó su labor profesional descubriendo el sexo de las anguilas y dedicó todo el resto a descubrir la sexualidad de los humanos. Este sería un resumen interesante de su vida. Lo cierto es que Freud conoció el éxito relativamente tarde. Apuró con intención hasta 1900 para publicar su primera obra decisiva, por lo que el Psicoanálisis y su hija Anna nacieron casi a la vez, cuando ya había entrado en los cuarenta.
Fue un hombre que tuvo una vida sexual corta y convencional, totalmente monógama, y que ya asentado su reconocimiento en el circulo de su ciudad natal, llegó a una edad muy avanzada, rodeado de admiradores, aunque esto no le impidió vivir obsesionado por el temor a que el psicoanálisis, quedase desvirtuado por tres acusaciones que, racionalmente, aceptaba en su fuero interno y por eso temía tanto: El haber nacido totalmente condicionado por Viena, ser practicado básicamente por judíos y carecer de los cimientos de una ciencia natural auténtica. El psicoanálisis para sobrevivir debía ser universal, laico y científico.
Y aún hoy nos resulta muy difícil juzgarlo como tal a pesar de los esfuerzos de su creador. Si el psicoanálisis lo logró, no puedo decirlo yo, pero la vida de Freud nunca pudo desligarse de su condición de vienés, de último superviviente de una capital imperial culta y sofisticada, pero muy ligada a la presencia de adivinos y espiritistas. El propio Freud tuvo que comprometerse en su madurez a no desvelar su pasión por investigar la telepatía. En cambio, Freud no se sintió jamás judio en un sentido religioso, pero aceptó la lógica del sionismo, sin aceptar el retorno a Palestina.
El hecho de que los judíos fuesen el apoyo fundamental de su movimiento en sus inicios pudo ser bastante casual, pero Freud entendía que podía ser un lastre a la larga, por eso una de sus grandes esperanzas fue internacionalizarlo. En ese sentido, confió demasiado en Jung, que volvió al psicoanálisis una ciencia «aria» en muchos más aspectos de los que Freud habría esperado. Para muchas personas Freud fue ante todo un arqueólogo aficionado que ideó una estructura de pensamiento radicalmente nueva, muy difícil de englobar en la medicina y que mantenemos dentro de la psicología a falta de una mejor categorización. Lo cierto es que Freud esperaba desligar por completo al psicoanálisis de cualquier otra rama de la ciencia o de la práctica para poder convertirlo en algo tan científico y autónomo cómo cualquier otra rama del saber. Murió en el exilio, rodeado de éxito y de dolor, pero aún sin poder asegurar que su legado sobreviviría.
El libro avanza de forma fluida gracias a que va concentrándose sucesivamente en la biografía de cada nueva personalidad que llegaba a la vida de Freud (de donde era normalmente expulsada entre insultos al poco tiempo). Con la ventaja que el tiempo y la distancia le dan a la autora, consigue una obra entretenida y de intrigante lectura.
Da gusto ver que Urogallo vuelve a reseñar y también que está poniendo algún remedio a sus desórdenes mentales. ¿O los estará empeorando?
Madre mía. El detector de midiclorianos literarios se me ha puesto fuera de escala…
It´s over 9000…
Seguro que se lo está tratando… la cuestión es que sigue tan escueto y directo como siempre. Bravo Uro!!!
Gracias queridos míos. Ofrezco electroshocks y lobotomías a todos para celebrarlo.
Breve reseña sobre uno de los personajes que marcan el inicio del siglo XX con su psicoanálisis…y con su revolución psicológica y cultural. Freud voló los fundamentos del pensamiento europeo al establecer la tesis de que los seres humanos no somos racionales (cual computadoras humanas) sino, básicamente, pasionales, viscerales e, inconscientemente, irracionales…todo un torpedo en la línea del pensamiento europeo desde Platón.