PEQUEÑAS CRÓNICAS – Carlo M. Cipolla
La bueno si breve dos veces bueno (refrán popular)
He de confesarlo, no me quiero ir a la tumba con este secreto entre mis sienes… siempre he sido un enamorado de las misceláneas. Cuando era pequeño, me encontré un pequeño libro sobre forjadores de España entre un batiburrillo de libros viejos y ajados, el cual me encantó desde que lo abrÃ. BiografÃas antiguas y mÃnimas, con graves grabados de los homenajeados, que llenaron las tristes tardes de invierno de mi infancia. Desde aquel hallazgo he intentado, cual Indiana Jones, buscar en librerÃas de nuevo y viejo, cualquier volumen que me acercara a este genero ensayÃstico tan curioso. Son muchos los que he encontrado en el devenir del tiempo, y he tenido la suerte no hace mucho de encontrar un nuevo tesoro en un libro titulado Pequeñas Crónicas de Carlo M. Cipolla (1922-2000).
El culpable del ejemplar con tÃtulo tan acertado para mÃ, no es un desconocido en el mundo académico sino que con su sapiencia sorprendió durante muchos años a los viajeros interesados en hollar las tierras de la musa ClÃo. Muchos lo conocerán sobre todo por la deliciosa obra Allegro ma non troppo, pero dentro del género ensayÃstico histórico ha destacado con obras como Entre la historia y la economÃa. Introducción a la historia económica (1991), La odisea de la plata española (1999), Las máquinas del tiempo y de la guerra (1999) e Historia económica de la población mundial (2000). Es curioso como Cipolla, destacado ensayista, interesado más en el plano socioeconómico quiso adentrarse en el campo de la miscelánea histórica. En este libro podemos ver la huella de Zweig pues mediante rápidas y mÃnimas pinceladas nos ha querido mostrar pequeños rasgos de nuestra historia mundial. Entre sus ingeniosas páginas podemos hallar pequeñas crónicas como los intentos de los europeos por encontrar los intrincados secretos de la medicina chinas, o la historia del «dólar», hasta intrigantes historias como la de los banqueros genoveses que desean sangrar económicamente al dueño de la tierra donde nunca se pone el sol, es decir Felipe II. Y asà durante 124 breves pero intensas hojas.
Estos chispazos temporales, no están puestos al azar y sin ningún criterio (aunque a uno le parezca cuando ve el Ãndice del libro) El valor esencial de este historiador es que las historias que ofrece este libro al lector no son solo para que disfrute con episodios muchas veces desconocidos por el común de los mortales, sino para que a través de ellos pueda reflexionar sobre como el ser humano se ha comportado a través del tiempo. Aunque pueda parecer un libro pequeño no ha de tomarse a la ligera, pues, recomendación mÃa, es mejor tomarlo como los buenos manjares, poco a poco, para saborearlo en su justa medida. La lectura del libro puede hacerse de distintas maneras, pues el lector puede abrirlo y recorrerlo de una tacada, solamente extasiándose y pasando un buen rato con estas crónicas, o de una manera más inteligente, abriéndolo al azar y degustarlo en su justa medida.
Antes de concluir esta breve reseña (pues ha de ser asà debido a la excepcionalidad del libro) hay que advertir a la persona que se interese por él, que no tema leerlo pues se puede pensar que debido a su pequeño tamaño y a su contenido no fuera más que otro libro sensacionalista que tanto se estila ahora en el mercado cultural. La sabidurÃa y precisión histórica de Carlo M. Cipolla es perfecta. Por algo, y de esto no tenemos que olvidarnos, ha sido uno de los historiadores más importantes de nuestro fenecido siglo XX. Todos los datos que aparecen en las crónicas son verÃdicos y exactos, lo que además de la reflexión que nos puedan producir, por el mismo precio obtenemos toda una clase de historia difÃcil de conseguir hoy en dÃa. Y es por ello que recomiendo la lectura de este libro tan curioso, que no solo hará que pasemos un momento dichoso al recordarnos de nuevo porque nos gusta la historia, sino que nos hará más una vez alzar la cabeza, mirar al horizonte, perder la vista y pensar en el gran milagro de la existencia humana en la tierra.
[tags]Carlo M. Cipolla, crónica, ensayo[/tags]
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Ah, Cipolla… :-)
Enhorabuena por la apasionada reseña. Ciertamente, la felicidad es la lectura de buenos libros.
Mmm… altas prestaciones en pequeño envoltorio
¿Quién lo edita?
Editorial CrÃtica en formato algo pequeño a lo que nos tiene acostumbrado. Saludetes.
Gracias por la estupenda reseÑa. Si que dan unas ganas enormes de leerlo.
Pues tengo que leerme yo esto de Cipolla. Que no le tengo yo leÃdo. Perfecta reseña Balbo.