EL PASADO, INSTRUCCIONES DE USO – Enzo Traverso
3 dEurope/Madrid enero dEurope/Madrid 2020El siglo XX, con su riada de excesos y horrores de toda laya, hizo de la reivindicación de las víctimas y el afán de escarmentar una urgencia impostergable. El recuerdo de las atrocidades y la insistencia en la responsabilidad de los perpetradores, cuyo proceder no debía quedar impune, habrían de servir como advertencia permanente, fraguando una suerte de consenso en torno a un estentóreo «¡Nunca más!»: nunca deberían repetirse los crímenes masivos que conoció la centuria, nunca deberían reincidir las naciones en la pasividad u obsecuencia que allanó el camino a dictadores inescrupulosos y regímenes criminales. El énfasis, por consiguiente, ha recaído menos en la intelección del pasado que en la rememoración. Más que la historia, lo que prevalece es la memoria. La legislación de varios países confiere a la memoria un estatuto específico, proveyéndole vigoroso amparo. Los espacios públicos le consagran recintos, plazas y avenidas por doquier; el discurso público le rinde homenaje de múltiples maneras. Y no es para menos. Considérese por de pronto que los totalitarismos hicieron cuanto estuvo a su alcance por distorsionar la memoria: nada hubiera contentado más a los nazis que borrar de la memoria de los pueblos la presencia de los judíos, eliminando todo trazo de su legado; los comunistas alzados al poder en la URSS eran unos expertos manipuladores de los vestigios dejados por sus antagonistas (incluyendo a aquellos de sus antiguos camaradas que se volvían objeto de demonización). » seguir leyendo