Comer, rascar y reseñar, todo es empezar. Con las buenas experiencias que tuve anteriormente, me lancé en cuanto pude a pillar algún nuevo tomo, preferiblemente producto nacional. Y en esto que me topé con Cascaborra Ediciones y su colección«Historia de España en viñetas». Me pareció una idea estupenda. En concreto, me hice con el número 13, Numancia.

El primer contacto físico con el formato es muy agradable. La encuadernación es buena y el tamaño ideal. Lo compré en un pedido de libros par mis hijos, así que como estaban distraídos con los demás, no me costó escamotear el tomillo y tirarme en el sofá. Y bien, vayamos ahora al contenido.

El cómic comienza en el 192 a.d.C. y termina en el 132 a.d.C. Destaco esto porque me sorprendió. Mi expectativa era encontrar una historia completa centrada en la caída. Sin embargo, el guión cuenta los sesenta años finales de Numancia en 58 páginas, y ahí creo que eso afecta a la historia, porque lo que hace es resumir diferentes episodios en pocas páginas. En mi opinión, eso provoca que no sea un cómic de personajes, sino que el peso de la narración lo llevan los cartuchos. No quiere decir esto que no haya personajes. La moviola se ralentiza en los últimos años con la llegada de Escipión Emiliano, y encontramos algunos personajes. Sin embargo, en mi opinión no están esbozados ni perfilados lo suficiente como para que se pueda conectar con ellos. En algún caso incluso, el personaje está tan cogido por los pelos que su muerte te deja totalmente indiferente. Lo cual me lleva a la reflexión siguiente: no me parece tan satisfactorio que un medio como el cómic aspire a dar simplemente contenido que cualquier otro formato permitiría, sin explotar las posibilidades que el propio medio gráfico tiene. En algunos pasajes me llega a resultar un texto histórico con un dibujo al lado, lo cual me parece una oportunidad perdida. En cuanto a la parte final, en la que sí existen personajes individualizados y se crea una trama que los une, esta me parece deslavazada. Tiene un comienzo prometedor, pero una consecución algo torpe, en mi modesta opinión. Por otro lado, siendo el pueblo celtíbero el protagonista verdadero del relato, creo que no se le trata en suficiente profundidad como para transmitir al lector sus principales señas identitarias, más allá de las viñetas de fieros combates.

En cuanto al apartado técnico, el dibujo de Jorge Guillermo Palomera me ha gustado. Me ha recordado a los cómics antiguos. Tiene un aire clásico que no le sienta nada mal. Las escenas de combates, numerosísimas, están llenas mucha sangre, con mucho énfasis en los rostros feroces, congestionados, dibujados a trazos agresivos, muy efectistas. El dibujante además consigue dinamismo en algunas viñetas con algunas perspectivas casi imposibles a nivel del suelo. A destacar un destalle secundario: los animales están estupendamente dibujados. Caballos al galope, ganado, perros, elefantes… Los elefantes son impresionantes. El punto más flojo quizás sea la arquitectura. Las viñetas con exteriores de Roma son de lo más discreto. Creo que también falta el desarrollo de la panoplia celtíbera, que se representa de forma pobre, a pesar de las numerosas referencias que dicho término produce si lo metemos en Google y seleccionamos «imágenes». En ese sentido, el trabajo del dibujante me parece descuidado.

Otra cosa es el color. En los apéndices, aparece una página entintada en su estado previo al color, y al compararla con la versión definitiva, no me parece que el color la enriquezca. La paleta es desvaída, sin gradaciones casi, con un sombreado que pasa directamente del color base al negro (aunque esto último parte de las sombras entintadas). En algunas viñetas, las sombras y luces no corresponden con la fuente de luz que se muestra en el dibujo…

En cuanto a los textos, tanto en cartuchos como en los diálogos, no son nada del otro mundo. Frases toscas y muy básicas, sin ninguna profundidad. Nada memorable. Están subyugadas a una función prácticamente divulgadora, no dramática. Hay frases que me rechinan y me llegan a sacar del relato, aunque solo sean una o dos. Los cartuchos de la última página, por ejemplo, me parecen un texto pobre y sólo sirven para rellenar dichos cartuchos. Vamos, si se quitan, la página no pierde nada.

En conclusión, creo que la propuesta de Cascaborra Ediciones merece nuestra atención. Es audaz.  Tal vez Numancia no haya sido todo lo lucida que podría haber sido, pero se ve un plan editorial interesante, y yo estoy dispuesto a probar con otro número de la colección.

Jorge Guillermo Palomera y Silvestre Szylagyi, Numancia. Barcelona, Cascaborra Ediciones, 2019, 64 pp.

Esta entrada fue enviada el jueves, 1 d+02:00 octubre d+02:00 2020 a las 10:14 y está archivada bajo Cómics. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de la fuente RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propia página.