LOS EJÉRCITOS DEL DRAGÓN: VOLUNTARIOS EXTRANJEROS EN EL EJÉRCITO JAPONES (1931-1945) – Rubén Villamor

978849447683Basta contemplar un planisferio para estremecerse ante el tamaño inmenso de Asia . Más estremecedor es aún recordar que solo la India y China ya abarcan la mitad de la humanidad, y que el extremo oriente en su conjunto convierte, por la magnitud de su población, a africanos y occidentales en una mera anécdota demográfica.

Y en este escenario inmenso, poblado por multitudes infinitas, quiso establecer Japón su imperio. Ese imperio asiático fue barrido por mareas de buques y tormentas de bombarderos estadounidenses, pero el mundo contra el que había combatido esta tecnología desatada, y que en cierta forma intentó reorganizar a su favor, fue arrastrado de un modo igual de imparable por el comunismo y la descolonización que llegaron después. En su momento de apogeo, había una Mongolia, una Manchuria, una China pro-japonesas, e igualmente existían potentes movimientos de colaboración en todas las antiguas colonias que habían ido ocupando. Solo la incompetencia y la crueldad sin sentido de las tropas japonesas impidieron que esos movimientos no fuesen aún más fuertes y masivos. Y donde sí lograron organizar grandes fuerzas de combate, faltaron, lógicamente, los medios para equiparlos de manera debida.

Estas potencias colaboracionistas fueron enormes en población y extensión, como enorme era Asia. Tanto que el tercer ejército del Eje en tamaño, por delante de Italia y de Rumania, era el de la China colaboracionista. En Indonesia, Birmania, Thailandia y Camboya el futuro estaría dirigido por los líderes colaboracionistas, algo inaudito en Europa. Pero es que Japón y EEUU coincidían al menos en un punto: su rechazo a la persistencia de los imperios coloniales europeos. Esa curiosa coincidencia permitiría que Sukarno o Norodon Sihanouk realizasen el tránsito de enemigos a aliados sin que el departamento de Estado de los EEUU considerase ningún problema moral.

Sin estas nutridas fuerzas de colaboración, Japón jamás habría podido mantener bajo su poder unas extensiones de territorio tan inmensas, vigiladas unas costas tan prolongadas ni gestionar el control de una población aparentemente ilimitada.

Para eso necesitó a los ejércitos de sus estados títeres, que combatieron notablemente bien, sobre todo contra otros ejércitos asiáticos. El curso de la guerra, esencialmente naval, les privó de combatir a sus odiados amos europeos, función que solo pudieron desarrollar las limitadas fuerzas del ejército libre indio en la desastrosa campaña de Kohima Imphal. Thailandia, que también aparece, libró su guerra contra la Francia colonial (la misma Francia en cuyo auxilio había enviado un regimiento hasta los campos de batalla de Europa en la PGM).

Sirvieron mejor, y con distinción, contra los chinos los propios chinos y manchúes del bando japonés. Incluso con aviación y fuerzas navales, que hasta la desintegración de los últimos meses de la guerra demostraron un coraje y eficacia muy notables.

El libro nos desgrana, uno por uno, la historia de cada uno de estos estados y ejércitos, incluyendo su organización, tamaño y fuerza relativa, así como sus principales éxitos… y definitiva derrota.

Tiene un punto de geografía imaginaría, al estilo de Umberto Eco, ya que por él aparecen uno tras otro estados y naciones que florecerán de un modo efímero para perderse luego en el abismo de la historia. Países de los que no hemos oído hablar antes y de los que puede que jamás volvamos a oír.

Entre los ya famosos ejércitos manchúes de Pu-Yi y las pequeñas unidades de rusos blancos, hay una infinidad de pueblos y combatientes que eligieron el bando perdedor en el gran conflicto asiático.

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8 comentarios en “LOS EJÉRCITOS DEL DRAGÓN: VOLUNTARIOS EXTRANJEROS EN EL EJÉRCITO JAPONES (1931-1945) – Rubén Villamor

  1. APV dice:

    Lo he visto, quizás hecho de menos un mayor detalle, porque incluso cada uno de esos ejércitos daría para un libro.

    Respecto a Tailandia es muy interesante, siempre fue un país que nadaba y guardaba la ropa, lo que le salvo de ser repartido entre los imperios coloniales, y jugó esas cartas durante la guerra mundial (son interesantes sus negociaciones pues tampoco se fiaban de los japoneses, y lo de Francia era una revancha) y eso que durante un día llegó a ser atacada a la vez por el Eje y los Aliados.
    Esa habilidad le haría salir adelante durante la Guerra Fría.

  2. Antígono el Tuerto dice:

    Interesante y jugoso libro, Urogallo. De un hecho muy poco conocido de la Segunda Guerra Mundial, donde ya el Frente del Asia-Pacífico es bien poco conocido, sobre los soldados extranjeros aliados con los japoneses. Curiosamente hubo incluso europeos encuadrados en ellos, los rusos blancos que mencionas, y los nazis holandeses de Indonesia. Los japoneses fueron muy hábiles al utilizar el odio al poder colonial europeo en su favor, pero perdieron rápidamente apoyos debido a su crueldad gratuita…y a que también ellos sentían una profunda xenofobia hacia los otros asiáticos.
    También mencionar a la olvidada China, no sólo porque dos tercios del ejército imperial japonés estaban empantanados en la guerra contra los chinos nacionalistas/comunistas, sino también porque el número de chinos muertos en aquella guerra sólo es superado por el número de muertos soviéticos, lo cual nos da una idea de lo importante que fue este escenario olvidado.

  3. Josep dice:

    ¡Hala! ¡Otro a la cola de «pendientes»!

  4. David L dice:

    Gracias por la reseña Uro. Felicitar también al autor y a la editorial HRM, nos han ofrecido algo dferente sobre la IIGM, van por buen camino.

    Desde luego la guerra del Pacífico tuvo sus particularidades con respecto al frente europeo obviamente, la situación territorial condicionada por el colonialismo de las grandes potencias europeas marcaron claramente el carácter de esta. Japón, como gran potencia político-militar de la zona, sería la encargada de dirigir ese nuevo proyecto pan-asiático que debía liberarse del yugo de Francia, Gran Bretaña y de otras naciones europeas. Es aquí donde entra de lleno el trabajo de Rubén Villamor, mostrándonos cómo y de qué manera los nipones acabaron arrastrando hacia ese proyecto de colaboración entre los territorios del Asia Oriental a los numerosas regiones de la zona. El título habla de voluntarios en el ejército japonés, realmente fue así, aunque pueda parecer sorprendente, una gran mayoría de los habitantes y de los dirigentes de los mencionados territorios se unieron alegremente al Imperio del Sol Naciente, cada uno por diversos motivos: nacionalismo y expulsión del país colonialista, anticomunismo, y, por supuesto una afinidad ideológica con las potencias del Eje que no era otra que el fascismo. A partir de este hecho el autor va desgranando zona por zona y describiéndonos a su vez cómo se llevó a cabo dicha colaboración, cuál o cuáles fueron los grandes acontecimientos militares y sus principales protagonistas, y además cómo acabó dicha colaboración y sus repercusiones de posguerra.

    El libro me ha encantado principalmente por lo original del tema, desconocía que Japón hubiese encontrado tanta afinidad entre tantos habitantes del Asia Oriental, a pesar de saber que en ocasiones usó su fuerza militar para imponerse claramente por las armas debemos conocer también que su proyecto de Gran Esfera de Co-Prosperidad tuvo sus adeptos….y ni fueron pocos precisamente. La combinación de las acciones militares junto a la narración de los aspectos político-sociales hace mucho más comprensible entender qué pasó en la guerra del Pacífico. Tailandia, Filipinas, Birmania, la India Libre, Indonesia, Indochina ( Vietnam, Laos, Camboya), la China Nacional, la Mongolia Interior, Mongolia Exterior y el Estado títere de Manchukuo, conformaron ese granero de voluntarios colaboracionistas en el gran proyecto pan-asiático liderado por Japón. A cada país, territorio o zona mencionada dedica el autor un capítulo, con una excelente introducción una buena serie de mapas y algo que a mí siempre me gusta….esa sensación de plantearte un what-ifs…¿qué hubiera sido del imperio japonés si logra hacerse con el liderazgo de una zona tan extensa de territorios llenas de materias primas, y de recursos humanos? Los voluntarios asiáticos junto a la dirección japonesa podrían haber constituido una gran zona de influencia..la Esfera de Co-Prosperidad de la Gran Asia Oriental…..¡ahí es nada!.

    Un saludo.

  5. Vorimir dice:

    El militarismo japonés iba cargado con una buena dosis de racismo, crueldad y autoritarismo que ha quedado difuminado por lo que les tocó sufrir al final de la IIGM, por el halo romántico con el que en décadas posteriores se envolvió el conflicto y por la posterior transformación de su sociedad.

    Estoy más que seguro que para los oficiales japoneses, esos voluntarios eran poco más que morrallla, carnaza, un mal molesto pero quizás necesario.

    En fin, que cualquier libro novedoso sobre un tema tan manido como la IIGM es siempre bienvenido.

  6. Antígono el Tuerto dice:

    Que los japoneses eran tremendamente racistas está claro (incluso hoy en día existen japoneses con prejuicios xenófobos contra chinos o coreanos); y que trataron a aquellas tropas no sólo como carne de cañón sino también con brutalidad es también evidente. Pero hay que tener en cuenta que no trataban de manera diferente a los propios reclutas japoneses. Es bien conocida la brutalidad y los castigos físicos que los oficiales japoneses propinaban a sus tropas, y el uso como carne de cañón tampoco era ajeno a la experiencia del soldado japonés.

  7. APV dice:

    El tratamiento por parte de bastantes oficiales hacia sus propias tropas era bastante brutal; por otro lado esos mismos oficiales de rango medio eran también desobedientes hacia sus superiores en ocasiones (era uno de los problemas el que se inventasen sus órdenes).

    Respecto a coreanos y taiwaneses los japoneses rechazaron a muchos voluntarios que se presentaron en vez de alistarlos, hasta que fue muy tarde.

  8. Urogallo dice:

    Gran observación APV, pero obviamente las publicaciones en papel tienen la extensión que tienen y ya supone un riesgo afrontar un frente normalmente preterido en las publicaciones en castellano, así que es una suerte que una editorial se atreva con algo tan «raro». Yo mismo, que me precio de ser un buen conocedor de los «protectorados» alemanes durante la SGM, no tenía ni idea de la existencia de ninguno de estos (Excepto el Manchukuo) y sólo conocía la famosa participación de los Taiwaneses y los Indios libres.

    ANTIGONO, menciona sí a los rusos blancos, pero a los nazis holandeses creo que sólo los menciona. De todas formas, si su actuación militar fue nula, no tiene sentido incluirlos.

    ¡Muy buen comentario David!

    La relación con estos ejércitos aliados fue difícil, no cabe duda. Pero de su volumen y actuaciones no parece deducirse una animadversión nipona clara, aunque es obvio que esta existió. Y sin embargo, por volumen, estos ejércitos fueron impresionantes, fuerzas masivas de enorme tamaño, muy lejos de la división móvil eslovaca…

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