LOS CENTURIONES – Jean Lartéguy

LOS CENTURIONES - Jean Lartéguy “Veinte siglos antes un centurión romano había soñado junto a esta columna (…) Se había quedado allí para defender las posesiones del Imperio, y mientras Roma se pudría, los bárbaros acampaban a sus puertas y las mujeres y las hijas de los senadores esperaban a la noche para acostarse con ellos…”

“¿Qué pensaban los centuriones romanos abandonados en tierras de Africa y que con algunos veteranos y algunos auxiliares bárbaros, siempre dispuestos a la traición, trataban de mantener las colonias del Imperio mientras que en Roma el pueblo se sumergía en el cristianismo y los Césares en el libertinaje?»

Los campos de prisioneros de Indochina.

Francia.

Argelia.

Enfermos del mal amarillo, la nostalgia invencible de Indochina, los Centuriones son arrastrados hasta Argelia, fieles sólo a sí mismos y a su idea del mundo. Francia, esa patria esquiva e incómoda, dirigida por burgueses incapaces,  avanza de renuncia en renuncia mientras De Gaulle guarda un inmenso silencio. Pero los centuriones demostrarán que están por encima de la política y la derrota. Son los nuevos creyentes en una fe de pureza y sacrificio, de camaradería viril y lealtad fraternal.

El autor obtuvo una fama considerable con este libro, que puede ser una pasable novela de aventuras pero es una excelente obra psicológica. Una novela en un sentido muy francés, en la que la trama es una excusa para reflexionar sobre un momento histórico a la vez que para describirlo. Los personajes, todos ellos, resultan bastante planos. Y la trama de la novela no es tal. Simplemente relata el viaje desde la derrota de Dien Bien Phu hasta la guerra de Argelia por parte de un grupo de oficiales paracaidistas franceses. La fuerza de la obra, la que le ha dado su carácter mítico, es la reflexión permanente sobre el significado de la vida y de la guerra para un oficial de una unidad de élite destinado en una guerra colonial.

Larteguy, que posiblemente se describe a sí mismo en varias ocasiones, resume el sentir de los hombres del mediterráneo en una reflexión breve pero evocadora: “Amantes de las frases y las chicas bien hechas”.

Y en eso consiste el libro, en las conversaciones de oficiales paracaidistas, brutales y endurecidos, donde meditan sobre la existencia y su sentido. Formulan juicios filosóficos sobre el mundo a través de discursos más declamados que pronunciados, cómo en una obra de teatro clásica, ofreciendo su pensamiento perfectamente estructurado y dotado de un tinte literario, casi poético. Por el modo en que razonan y se expresan, en como emiten juicios que han meditado largamente en horas de lectura y reflexión, se podría decir que los oficiales paracaidistas que describe podrían pasar por estudiantes de teología (no en vano, llegan a encontrarse con un seminarista y a “convertirlo”). Son los comisarios políticos de una nueva fe.

Larteguy fue oficial francés y un periodista especializado en conflictos bélicos. No dejó de transmitir en su novela la que era su opción vital: Una decidida defensa del colonialismo francés, un anticomunismo ferviente y una crítica profunda a la corrupción, racismo y brutalidad que sostenían precisamente ese mismo colonialismo que le seducía. En casi todas las situaciones el autor muestra el punto de vista de los “enemigos” de un modo comprensivo, exponiendo a las claras como a los soldados franceses les faltaba una fé semejante a la del enemigo, sin la que era imposible derrotar a los insurgentes.

No sería el menor mérito para sacar esta novela de 1960 de la estantería de la nostalgia  el hecho de que el general Petraeus la citó como una de sus obras de referencia. Sin embargo, casi todo lo que se expone, nos parecerán verdades de Perogrullo. La propia novela deja claro que las soluciones simples no resuelven problemas complicados.

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16 comentarios en “LOS CENTURIONES – Jean Lartéguy

  1. Iñigo dice:

    Fantástico libro que hay que recuperar junto a los dos que suman la trilogía básica de este autor: Los Pretorianos y Los Mercenarios. Gran iniciativa Uro.

  2. Urogallo dice:

    Quiero, más adelante, comentar también las impresiones del autor sobre el libro. Creyó haber escrito una buena novela, lo bastante buena para vender 25.000 ejemplares.

    Cuando pasó el millón, supo que había creado una leyenda.

  3. Davout dice:

    – Yo he visto la película, como se suele decir. ¡ El de la portada es claramente Anthony Quinn ! Muy buena amigo.

  4. Urogallo dice:

    ¿No se hace hoy lo mismo? En cuanto aparece la película sobre el libro, olvídate de una portada que no la utilice.

    La peli, por cierto, es «Mando Perdido». Tengo ganas de volver a verla, pero en mis recuerdos no se parece demasiado al libro, más allá del nombre del Coronel.

  5. Rodrigo dice:

    Vi la película… si es aquella en que actúan Claudia Cardinale y Alain Delon. Apenas la recuerdo pero me gustó, en su día.

    La reseña, estupenda. Si hasta me parece más interesante que el libro mismo.

  6. Urogallo dice:

    Mucho menos Rodrigo, pero favor que tú me haces. Es una obra muy ligada a su momento, y parece un tanto divertido (Si no fuese una irresponsabilidad, otra más del personaje) qué Petraeus citase esta obra cómo una lectura recomendable.

    El autor, en otra obra, lo resume: «Estos oficiales habían leído mucho a Mao, lo que es fácil. Pero entenderlo no lo era tanto»

  7. José Sebastián dice:

    Muy buena reseña Urogallo.

    La temática me ha recordado a la extraordinaria «Donde dejé mi alma» de Jérôme Ferrari, novela donde el personaje central es el capitán Degorce, un ser devorado por sus demonios interiores, que tras combatir en la Resistencia y combatir en Indochina, acaba ejerciendo de torturador de los insurgentes del FLN en la despiadada lucha para impedir la revuelta argelina.

    Saludos.

  8. Urogallo dice:

    Pardiez, buen título y llamativa trama. Lo apunto.

  9. Soldadito Pepe dice:

    Como novela interesante de Larteguy, de que creo haber leído hasta lo que no se publicó en España, recomiendo «Las quimeras negras», sobre los mercenarios en la guerra de Katanga. Y en cuanto a cómo eran antes los viejos periodistas en Indochina, también de Larteguy, «La amarilla nostalgia», en la linea (peor novela pero interesante ambiente) de «El americano tranquilo», de Greene.

  10. Urogallo dice:

    Tengo atascado el mal amarillo, pero leí hace poco «el comandante del Norte», novelita intrascendente pero evocadora sobre la decadencia de los Touareg.

  11. Guayo dice:

    Pues sí, tremenda reseña, creo que no hay suficiente material por ahí sobre este tema, recuerdo la película, la vi junto con la Batalla de Argel cuando estaba interesado en este periodo, no pude conseguir esta novela asi que me leí «Devil’s Guard» de George Robert Elford, que es otra novela que causo sensación en su tiempo, muy controversial de paso. Recuerdo que esta novela regreso al ruedo para el comienzo de la guerra de Irak, como estaba muy de moda el tema de la insurgencia.

  12. Urogallo dice:

    Terminado el libro de Ferrari. Breve y concreto. Personalmente, creo que le falta la inmediatez del libro de Laterguy. No sólo por escribir en pasado, también por preocuparse del asunto argelino desde una sensibilidad que a mí me resulta demasiado actual.

  13. Javier dice:

    En su día me encantó
    Fue una gran novela

  14. juanrio dice:

    Releyéndola, creo que es la tercera vez. Creo que la leí por primera vez con 14 o 15 años, y me enteré de poco porque no tenía ninguna referencia histórica de lo que hablaba el autor. Años después ya fue otra coas, magnífica trilogía y coincido con Soldadito Pepe, Las quimeras negras es aún mejor.

    La estoy leyendo tras terminar el libro sobre la guerra de Vietnam de Hastings y me está volviendo a enganchar con la misma fuerza que antes.

  15. Iñigo dice:

    Debería releerlos algún día. Tengo muy buen recuerdo de la lectura de la trilogía.

  16. Manolo dice:

    El señor Larteguy y los comentaristas se olvidan de las victimas indefensas del colonialismo. Centenares de miles de vietnamitas murieron de hambre y penurias mientras los franceses saqueaban la colonia. Es mas, Larteguy no dedica ni una frase a los soldados que servían con el, solo habla de oficiales. Esos oficiales de clase baja que aspiraban a prosperar de los despojos de las colonias sin importarles a quien tuvieran que matar. Es una vieja historia de un tipo que se justifica y se revuelca en su hipocresia.

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