LIBRO DE RÉQUIEMS – Mauricio Wiesenthal

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There is no death in this world, only forgetfulness (no existe la muerte, sino sólo el olvido). G. Mazzini

Este Libro de réquiems es también, en cierta manera, un libro de memorias; porque, en sus páginas, he reunido a grandes y pequeños personajes que forman parte de mi vida. Y no se puede rendir homenaje a los maestros, a los amigos y a los recuerdos sin recurrir a las confesiones personales.

Con este párrafo comienza  esta maravillosa obra, colección de recuerdos, vividos o leídos, escuchados o contados, propios y ajenos, en la que abre su corazón Wiesenthal, escritor, erudito, viajero, vividor, y enamorado de la vida y de los grandes poetas, artistas y personajes que merece la pena recordar y ser recordado de algún modo junto a ellos. La afición a coleccionar  viejos objetos encontrados, quizá rotos, y recomponerlos, acumularlos y recibir sus sugerencias, las viejas ideas que nos transmiten, es, según Wiesenthal, algo propio de la diáspora, de la errancia, el vagabundo recoge lo que otros tiran. Pues bien, este escritor recoge y agrupa, relacionándolos ( una cosa lleva a la otra) miles de figuras, imágenes, textos, ideas, anécdotas y sugerencias que a lo largo de su vida le han impactado y siguen guardadas en el almacén de antigüedades de su memoria. 

Le he dado siempre mucha importancia a estas coincidencias del destino, que reúnen el mismo día a Balzac y a Dostoievski en San Petersburgo, a Liszt y a Nietzsche en Tautenburgo, a Mozart y a Goethe en Frankfurt. Yo mismo no sé cómo se encontraron un día en mi corazón. Pero los he buscado en las calles donde vivieron, en los lugares donde se amaron, en los vinos que bebieron, en los cementerios donde los enterraron…

Pasaron bastantes años en los que Wiesenthal guardó para sí  (y sus contados  amigos) el manuscrito de este libro, por el sentimiento de que la cultura del libro se ha perturbado y prostituido con los premios literarios y la primacía de los best sellers. El escritor, pese a su manifiesta erudición, no quiere resaltar en esta obra fechas,  datos y  detalles prosaicos, sino que prefiere mostrar coincidencias, connotaciones, recuerdos que le afectan personalmente,  quizá empañados por el tiempo o por las distintas versiones que se han contado de ellos. Tras un accidente, cambió de idea y para evitar que se perdiera lo que para él era un valioso compendio de recuerdos, buscó por medio de amigos fieles un buen editor (Josep Molí)  al que encargó 50 ejemplares numerados, y los envió a sus mejores amigos. Las reacciones fueron sorprendentes, claro. Hasta que Daniel Fernández, director de la editorial  con el que verá la luz la presente edición, le convenció para publicar el libro comme il faut.

Sin embargo, no son sólo memorias lo que busca rescatar este libro. Es una reacción ante lo posmoderno, ante la moda que prima la técnica sobre el arte,  los virtuosos sobre los artistas, la estética de las rebajas, en suma, el dos por uno, las series y la clonación.  Una reivindicación del mundo que conoció en su infancia, cuando los personajes tenían estilo y carácter propios,  se apreciaba  lo antiguo y se le reconocía un valor estético, no tanto el valor mercantil que hoy se le da al arte y la literatura, regido por el nivel de ventas. Muchos de los personajes recordados en este libro fueron entresacados del olvido, hubo de buscar en subastas, cementerios, viejas casas y libros de viejas fotografías. Libro de culto para el autor, comenzado en Capri, como Wiesenthal confiesa en su oración/prólogo, hace más de cuarenta años. Muchas páginas se perdieron mientras decidía qué hacer con él.

Cuarenta y tres capítulos en los que cada uno nos remite a una ciudad, a una mansión, a un paisaje. Ciudades donde grandes escritores han vivido, que albergan en sus calles miles de emociones y sugerencias, que Wiesenthal cuenta como en una conversación de café, saltando de una cosa a otra, relatando la vida de Dostoievski mientras habla de San Petersburgo en el primer capítulo, pero esa vida está en íntima relación con otros grandes poetas rusos como Pushkin, muerto en un absurdo duelo  y Esenin, casado con la nieta de Tolstoi; como la condesa Hanska, que recibió aquí a Balzac, …Wiesenthal vuelve a Dostoievski relatando cómo llegó a tener en sus manos la biblia que acompaño al doliente escritor ruso e su exilio siberiano y toda su vida, la biblia regalada por Natalia Fonvizine. Ejemplo de lo que va a ser el libro: viejos objetos con un intenso valor memorialista, que el escritor rescata de museos, almonedas, etc. En este caso, del Museo Lenin de Moscú.

En general, el esquema suele ser así, comienza en un lugar y habla de la vida de un personaje, pero con digresiones continuas, bien encajadas, que nos dejan volver siempre y situarnos. A veces son casos muy conocidos, como el capítulo que narra la vida se uno de sus más admirados maestros: Stefan Zweig; otras veces son cortos artículos donde rememora a Coco Chanel y otros personajes que pasaron por el bar de Ritz parisino, así como al propio  César Ritz, el suizo que creó, desde su experiencia en el Savoy y otros grandes hoteles, el primer gran hotel de la cadena en 1898.

Italia es otro de los espacios donde Wiesenthal disfruta y encuentra una colección de personajes a los que retratar y rescatar: desde Goethe hasta Casanova, Wagner o Wilde, Nietzsche y Lou Salomé, Rilke, Caruso o …Xavier Cugat. Capri es un epicentro desde el que se generan muchos capítulos, o muchos personajes que repiten en capítulos posteriores, como Taormina, Sorrento, Nápoles, Roma.

Obviamente hay capítulos que destacaría sobre otros, pero en general, el libro no tiene desperdicio. La única objeción sería, quizá, la superabundancia de historias, anécdotas, personajes, que obliga a una lectura pausada, moderada, interrumpida a veces para poder digerir tamaño banquete biográfico.

Capítulos como el de Viena/ Zweig, el la Rusia de Tolstoi o de Dostoievski; el de Balzac, en que repasa la portentosa vida del genial escritor, y de paso la vida de muchos otros personajes que entraron o salieron rozando a Balzac. Casanova es otro personaje que siempre me ha resultado atrayente y aquí es retratado también, ya que como gran viajero y memorialista no podía dejar de atrapar a Wiesenthal, que le sigue las huellas por Venecia y demás ciudades. Lord Byron, viajero y romántico universal, tiene un largo capítulo para gozo del lector.

Dedica un sabroso texto con el paralelismo entre las vidas de Heine y Karl Marx, coincidentes ambos en París en la redacción de los Anales franco-alemanes. Ambos han sido educados en las tradiciones de la cultura alemana y de la espiritualidad judía. Los dos hombres mantendrán, pese a sus obvias divergencias, hasta el fin de sus días, una leal amistad. Un breve y delicioso capítulo sobre Puccini, los lagos italianos y La Bohéme…. La música está fuertemente representada, además, por Brahms, Liszt/ Wagner, Aida en El Cairo … a Beethoven y  a Mozart les dedica largos y jugosos capítulos, a pesar de que ambos personajes entran y salen de los demás, y no solo ellos.

El capítulo sobre Shakespeare es todo un ensayo sobre el teatro isabelino, obras, dramaturgos, actores, locales, costumbres, etc., además, por supuesto de contarnos lo que se sabe de Shakespeare y lo que Wiesenthal imagina que pudo ser.

Camus, D’Ors, Walter Scott, Calderón, Baroja, …Imposible enumerar todos los capítulos y personajes tratados, aunque hemos destacado algunos, animando al lector a disfrutar de esta magnífica lectura.

 No fui yo, probablemente, quien eligió a los personajes de este libro. A unos, contemporáneos míos, los conocí de cerca o llegué a tratarlos personalmente. Otros llegaron a formar parte de mi vida por misterioso azar. Para mí son un culto, aunque para la mayoría de la gente sean cultura. A diferencia de un libro de crítica o de un ensayo, que reúne biografías o nombres ilustres con una perspectiva objetiva y distante, estos personajes tienen esa proximidad personal. Llegaron a mí por caminos mágicos, en el azar de una amistad, con un manuscrito olvidado en un viejo libro, en un encuentro fortuito en un café, entre los recuerdos de familia, entre los amores de la juventud.

 

Mauricio Wiesenthal (Barcelona, 1943) es un escritor español, enólogo y fotógrafo de origen alemán,  autor de narraciones, ensayos y biografías; además de varias obras sobre temas enológicos. Ha sido Profesor de Historia de la Cultura en la Escuela Superior de Comercio de Cádiz, profesor del Centro Cultural del Vino de Barcelona y conferenciante invitado en distintas Universidades (UIMP, Deusto). Ha colaborado en varias obras enciclopédicas (Diccionario Universal Salvat, Enciclopedia Danae, Enciclopedia Universitas) y dirigido algunas de ellas (Diccionario Enciclopédico Hachette; Viajar por Europa, Multilibros 1990; Enciclopedia del Vino Orbis y Enciclopedia Hachette-Salvat del Vino). Ha escrito también numerosos libros sobre las culturas precolombinas de América. Igualmente, es autor de medio centenar de guías y libros de viajes y de algunas obras de divulgación médica. Fue galardonado en 1992, con la Copa de Oro de los Enólogos de Cataluña. En 2015 se le otorgó la «Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes» del Estado español.

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10 comentarios en “LIBRO DE RÉQUIEMS – Mauricio Wiesenthal

  1. Rodrigo dice:

    Mira qué casualidad, hace unos días me acordé de este libro, al que le tengo ganas desde que leí El esnobismo de las golondrinas. También me causó una grata impresión el breve texto de Wiesenthal sobre Tolstói. El hombre es una especie de sibarita de la cultura, aparte de consumado viajero (cosa envidiable). En cierto modo, un espíritu afín a Stefan Zweig, sobradamente conocido por su sensibilidad estética.

    Buena reseña, Ario, invita a hacerse con el libro.

  2. ARIODANTE dice:

    Efectivamente, Rodrigo, lo has descrito a la perfección: » sibarita de la cultura».

  3. CalpurniaT dice:

    ¡Hola Ariodante! ¡Qué magnífica reseña! Mis felicitaciones, de verdad. Qué ilusión me ha hecho ver y leer tu reseña porque me encanta este gran escritor. Antes de nada, decirte, que tu reseña me ha parecido muy elegante, algo que se ajusta perfectamente al estilo y forma de ser de Wiesenthal. Tengo este libro, entre otros de este autor, y he de decir que creo que es el único autor al que he repetido visita en las firmas del día de Sant Jordi.

    Lo descubrí gracias a un programa de la tele, de una tele local (BTV, Barcelona TV) al que fue a presentar precisamente este libro. Se llamaba «Saló de lectura» ( o era «L ‘hora del lector»…… Ahora dudo) que lo presentaba Emili Manzano y era el mejor programa de debate sobre libros que he visto, porque convertían esa hora en una amena y sincera conversación entre amigos y se notaba el amor por la literatura de todo el equipo. Pues un día invitaron a Wiesenthal a presentar «Libro de réquiems», al principio me llamó la atención la compostura del escritor porque parecía un escritor de otra época, pero tardé dos microsegundos en quedar enganchada a la entrevista. Fue uno de los mejores programas, para mi claro, y creo que no tardé ni dos días en comprarme el libro porque pensé que si escribía como hablaba debía ser una maravilla. Pues lo compré y lo empecé, pero no lo acabé porque lo fui intercalando con otros y al final lo postergué porque en un futuro iba a salir un segundo libro. Así que tengo la suerte de tenerlo a medias, y pienso remediarlo gracias a tu reseña, me ha gustado mucho.

    Y ya que estoy en harina, permíteme contarte una anécdota personal e igual así verás el por qué de mi emoción al ver tu reseña. Resulta que cuando estaba en la fase final de la redacción de la memoria de la tesis debía elegir una cita que se suele poner al inicio, pues bien, dejé que el universo me las proporcionara, y así fue. La primera fue una de Wiesenthal, y fue gracias a una de esas casualidades universales que tanto le gustan a cavilius!! Se acercaba Sant Jordi y yo no tenía ni cita literaria para la tesis ni ganas de ir a las firmas, así que reté a las fuerzas universales y dije: » pues este año no voy a ir a las firmas SALVO que venga Mauricio Wiesenthal…….» La verdad es que era complicado porque la vez anterior fue en el 2006, así que si no recuerdo mal estábamos en el 2011 o 2012…. Difícil…..pues no, vino, vaya que si vino. Pues yo como loca fui a comprarme el último libro que había publicado » Siguiendo mi camino», y comencé a leerlo, y allí estaba la frase, ¡LA FRASE! Relacionando literatura y ciencia, impresionante. Llegó Sant Jordi y yo hecha un flan, allá que me fui a pedirle permiso para incluirla en mi memoria. Cuando llegué al stand y lo vi, me emocioné un huevo, por todos los nervios y el stress que llevaba a la espalda, y le expliqué lo que que quería. Me dio su permiso, me la subrayó y me la firmó y todo. Y encima estuvo hablando con mi madre y conmigo un cuarto de hora, fue increíble. Todo un caballero, de quitarse el sombrero.

    Así que muchas gracias, Ariodante porque tu reseña me ha traído uno de los momentos más emocionantes de mis Sant Jordi, sencillo pero muy emotivo. Y ahora mismito me bajo el libro de la estantería y cada día me iré leyendo un capítulo d ellos que me faltaban.

    Con respecto a este libro, si no recuerdo mal, forma parte de una trilogía éste es el primero, y luego estarían «El esnobismo de las golondrinas» y Luz de vísperas».

    De nuevo, gracias!!! ;-)))) y totalmente recomendable, no me extraña que diga que Zweig es su maestro.

    Un saludillo Ariodante! ;-)) y felicidades por la reseña!!
    CalpurniaT

  4. ARIODANTE dice:

    Vaya, CalpurniaT ! ¡Qué pasmoso es lo que cuentas! Pero la verdad es que se ajusta totalmente a la idea que yo me he hecho de Wiesenthal. Como bien dices ( y como él mismo se auto define ) es un caballero de la vieja época, de una época pasada. Mi primer contacto literario con este magnífico escritor fue leyendo » El viejo León», un breve pero maravilloso libro sobre Tolstoy, y de ahí pasé al «Esnobismo de las golondrinas», libro kilométrico sobre viajes, ciudades y personajes, que aún tengo tramos sin leer, puesto que estos libros son para leer con calma, no de una sentada porque marean de tanta belleza. Estoy a la caza de «Luz de vísperas» y de todo lo que pueda conseguir más.
    Me alegro mucho de que mi reseña te haya hecho revivir emociones.

  5. ARIODANTE dice:

    Y tengo curiosidad…¿cuál era la frase elegida para tu tesis, CalpurniaT?

  6. CalpurniaT dice:

    ¡Hola Ariodante! Pongo primero la frase: «Los escritores deberían aprender a investigar delante de un microscopio, de igual manera que los científicos tendrían que acostumbrarse a observar la realidad, leyendo buena literatura. Las buenas novelas realistas del pasado – minuciosas y precisas en el detalle- nos enseñaban a observar la vida. Y la ciencia no progresa solamente por observación y por experimentación, como suelen decir los manuales de manera muy simplista, sino porque el genio es capaz de crear en su imaginación ciertas asociaciones que luego pueden probarse en la realidad.» ( pág. 14, capítulo Luces, plumas y estrellas)

    Y la elegí, o mejor dicho, se hizo presente, porque expresaba de la mejor manera posible algo que yo había sentido siempre cuando estudiaba o ya más tarde desempeñando mi trabajo, y era la sensación de un vacío o carencia que la ciencia no podía llenar. Me explico, la ciencia de por sí es empírica, precisa, exacta, fría y sin emociones, los números son lo que son (sin tener en cuenta el trabajo en equipo, tan básico y fundamental e imprescindible) me refiero a los experimentos tal cual. Pues siempre tenía la sensación de que nos faltaba algo, el día a día tenía un exceso de exactitud y eso me llevaba a interesarme por temas totalmente opuestos, como psicología, inteligencia emocional, la historia, la filosofía….pero las horas del día no dan para todo. Pensaba que eso me pasaba a mí sola, hasta que fui descubriendo a lo largo del tiempo que mucha, mucha gente de formación científica le pasaba como a mi. Era como si » necesitáramos» mucho leer sobre esos otros temas, nos llamaban. Al leer la frase de Wiesenthal, dije, eso es!!! Ahí estaba La Frase. ;-))

    Sigo en otro comentario..

  7. ARIODANTE dice:

    En efecto, el tiempo no da para todo, aunque sería muy beneficiosa esa amplitud de mirada.

  8. CalpurniaT dice:

    Sí, yo también estoy a la caza y captura de todo lo que ha escrito. El libro sobre Tolstoi también lo tengo, el » Libro de réquiems» también y » Siguiendo mi camino» éste último es de Acantilado, maravillosamente editado, me encanta esta editorial. Me faltaría » El snobismo de las golondrinas» y » Luz de vísperas» que me encantaría tenerlos en tapa dura, porque el autor lo merece, pero el precio es alto, alto, así que me toca ahorrar.

    Y tiene uno sobre el Orient Express que debe ser muy interesante, pero no lo he visto nunca en librerías.

    Lo que comentas de ser un caballero de otra época, es tal cual así. En la primera firma de libros no lo percibí tanto, estaba en un stand con escritores de diferente nivel, y lo que me sorprendió es que ¡ había cola para firmar! Era la época en la que se emitía » Saló de lectura» (en la dedicatoria nos lo puso) y tenía una buena audiencia para ser una tele local. Fue emocionante ver tanta gente en su firma. Pero esa visión de caballero de otra época la vimos apabullante en la segunda firma, 2013 que lo pone en la dedicatoria, le tocó firmar al lado de gente con libros, escritores no había, y la diferencia era tan abismal que daba la sensación de que había hecho un viaje en el tiempo desde otra época. Sólo ver cómo iba vestido con su pañuelo y el traje ya te daba pistas, pero es que cuando nos acercamos ( tras la espera de una hora frente al stand, no fuera que se me colara alguien!!! ) y le saludamos, se puso de pie, nos dio la mano, y nos dio las gracias él a nosotras. De verdad, era otro mundo viendo lo que había alrededor, de hecho la gente nos miraba con curiosidad. Y yo pensaba, qué lástima que la gente no lo vea, todos se iban al mediático de turno. Una gran diferencia entre el 2006 y el 2013, a peor claro en cuanto a tipo de firmas, el Sr. Wiesenthal inmejorable.

    Pero lo que me llamó más la atención fue la alegría que desprendía, lo transmitía en el programa de la tele, pero es que en persona era igual, una chispita. Por eso el coctel de caballerosidad y simpatía hacía que pensaras que era de otra época, y que más gente debería conocerlo y disfrutarlo. Mira que a mi no me convence el tema de conocer a un escritor que me gusta su obra porque existe el riesgo de que te decepcione como persona ( teniendo en cuenta que cada persona tiene el derecho de ser como quiera, pueda o le dejen, faltaría más), pero en este caso no existe decepción posible, al contrario, es toda una sorpresa y una alegría ver y comprobar el respeto que tenía por los lectores.

    Pues esa es la historia Ariodante, si tienes oportunidad de ver el programa en internet no te lo pierdas, fue muy interesante. Es de los programas que, a día de hoy, aún echo de menos.

    Así que, ánimo con la adquisición de los títulos que te faltan porque valen la pena. Y de nuevo, gracias!! ;-)) Y los recomiendo a todos, sobretodo a los seguidores de Zweig!

    Un saludillo
    CalpurniaT ;-))

  9. Derfel dice:

    Intrigado por la fascinante reseña de Ariodante, me he comprado «El snobismo de las golondrinas».

    Creo que no me va a defraudar…

  10. ARIODANTE dice:

    Pues ese lo tengo a la espera desde hace tiempo, , lo he ido leyendo a ratos capítulos sueltos pero me falta mucho. Wiesenthal es siempre una lectura agradable, jugosa, irónica, y muy muy elegante. Como dijo Oscar Wilde : Al ( escritor) que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve».

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