LAS OLVIDADAS – Ángeles Caso

las-olvidadas-9788408061076Es este un interesante ensayo de divulgación histórica. No sólo por su tema central, a saber, el rescate para el gran público de mujeres que a lo largo del tiempo han realizado una labor de creación artística, musical, literaria o erudita; mujeres que han caído en el más absoluto de los olvidos o cuya labor creadora ha sido vilipendiada, ocultada y su vida calumniada. No sólo eso, digo, sino que la autora muestra el contexto histórico en el que esas mujeres han realizado su obra, y la actitud que los destacados religiosos, filósofos, literatos, etc. del momento ante el hecho de la creación femenina. Añade un capítulo sobre las mujeres visionarias, el fenómeno del misticismo femenino, donde Teresa de Jesús destaca con luz propia.

Es, por tanto, un repaso de la historia desde el medioevo hasta los siglos XVII-XVIII, y a la vez un ensayo sobre las relaciones hombre-mujer a través del tiempo. Es en el medioevo donde la Iglesia detenta el poder sobre la cultura y es, por tanto, en gran parte responsable de la mirada masculina y patriarcal. Y es en el siglo XVIII, siglo llamado de las luces, donde cambia radicalmente la perspectiva, con el auge de los salones filosófico-literarios, conducidos principalmente por señoras (costumbre que comenzó a finales del XVII, como muy bien cita la autora) que además de fomentar la cultura a veces ellas mismas eran protagonistas. Mme. de Lafayette, Mme. de Sevigne, Mme.de Staël y otras son ejemplos de ello. El salto al siglo XIX, donde el movimiento romántico y los movimientos sociales feministas tienen su surgimiento y vida propia, merece ser tratado aparte.

Así pues, son ocho los capítulos que recorren diversas etapas históricas, y variopintas manifestaciones culturales: literarias, artísticas, musicales, además de las religioso-místicas. En cada capítulo van surgiendo nombres de mujeres que destacaron por sus textos literarios o religiosos, sus composiciones musicales, sus pinturas. Punto común de todas estas mujeres es que, por norma general, no eran aceptadas socialmente; eran miradas con verdadero odio por parte de sus «colegas» masculinos. Y no solo por ellos: de hecho, encontraban entre las propias mujeres un obstáculo a veces más cruel y obstinado. Muchas eran las que criticaban y calumniaban a sus congéneres por atreverse a lo que ellas no eran capaces de afrontar. Sin embargo, en cada época de las recorridas, las condiciones concretas van evolucionando, a la par que la sociedad que las engloba, por lo que encontraremos que algunas mujeres consiguieron triunfar o al menos, salir adelante a pesar de las dificultades.

Angeles Caso plantea repetidamente su argumento, que podría resumirse en que las mujeres (aquellas que podrían tener acceso a la cultura por su nivel social) han sido relegadas a la ignorancia más supina para estar mejor sometidas al mundo masculino. La vida pública cultural estaba reservada a los hombres, y por tanto una mujer que realizase una labor tal, aunque sea publicar un libro, y lo hiciese desde una reclusión monacal, era considerada sospechosa de prostitución, brujería o herejía. Dos eran los caminos permitidos en la vida de una mujer: el matrimonio y el convento. Ni se contemplaba una soltería libre para ellas. Sometidas, pues, a Dios o al marido (o al padre o a los hermanos, según el caso), vivían siempre bajo el control masculino. Así, las pocas que se atrevían a desafiarlo eran tratadas de modo inmisericorde. Muchas acababan por renunciar, otras se recluían en conventos para seguir su trabajo, y otras …sufrían y sobrevivían como podían, para luego perderse en el pozo profundo del olvido.

Algunas se destacan por una cierta aceptación, como la longeva pintora Sofonisba Anguissola, que fue dama de honor de la reina Isabel de Valois, en la corte de Felipe II, pero si recibía emolumentos no era por su trabajo como pintora (aunque esa era realmente su ocupación) sino por ser dama de la corte. Recibir un sueldo por pintar, para una dama noble, suponía una humillación y una rebaja de su estatus social. Pero pintora lo fue hasta los noventa años, en que murió.

Brilla sobre todas las demás Artemisia Gentileschi, por su talento como artista, viviendo de su trabajo, y por su talante como persona y como mujer que la hizo dirigir la trayectoria de su vida. Del mismo modo como excepcional fue Luisa Roldán, la Roldana, probablemente la primera escultora de cámara. Y la polifacética escritora y viajera británica Aphra Behn, que además practicó el activismo político, el espionaje, y llevó una vida bastante libre en la Inglaterra de la Restauración.

Hay que aclarar que estas mujeres que realizan una obra de creación pertenecen en su casi total mayoría a la nobleza o al clero, que son las únicas con acceso a un cierto grado cultural. Impensable que una lavandera, una labradora o una tendera tuvieran este problema -tenían otros-, puesto que las posibilidades de que supieran leer y escribir o tuvieran acceso a algún nivel cultural eran cero…al igual que los hombres de su misma clase social. A ese nivel, las mujeres de clases inferiores, si bien también estaban sometidas a sus esposos o a sus amos, eran capaces de desarrollar muchas labores al mismo nivel que los hombres, en la agricultura, en el comercio, etc. labores que no necesitasen de una instrucción intelectual. Solo en el caso de las pintoras o escultoras, actividades manuales y por tanto contempladas como artesanales, cabe encontrar procedencias no aristocráticas.

Todos estos casos que se citan en el libro pueden parecer descabellados, pero así era la realidad cotidiana en Europa, o más bien, así ha sido la realidad hasta el siglo XIX, en que la mujer como persona portadora de derechos empezó a levantar cabeza. Por eso al estudiar la historia del arte y la literatura nos cuesta trabajo encontrar algún nombre femenino en los listados de autores, pintores o músicos. La propuesta de Virginia Woolf acerca de disponer de un espacio propio, la «habitación propia» no tuvo posibilidades de realizarse hasta muy avanzado el siglo XIX. De ahí la pertinencia de este ensayo, que además de ser muy elocuente sobre este tema, nos brinda la oportunidad de conocer los nombres y las vidas (o lo que sabemos de ellas) de una serie de mujeres cuyo empeño en aportar su granito de arena a la cultura merece ser recordado. La parte referida a las mujeres artistas es la que me parece más lograda, o al menos, la que me ha resultado más atrayente, mientras que otros capítulos, como el de las visionarias, me han parecido algo lentos y repetitivos. Sin embargo, en su conjunto, el libro es altamente atractivo y sugerente, proporcionando un acúmulo de información y de datos históricos relevantes sobre este tema.

Ángeles Caso (Gijón,1959) es escritora y periodista española. Tras cursar estudios de Historia del Arte, comenzó su carrera periodística en TVE Asturias, para pasar en 1985 a presentar los informativos nacionales de TVE, consiguiendo una importante popularidad que se reflejó en su programa La tarde. En 1994 decide centrarse en su carrera literaria, que había iniciado en 1988 con Asturias desde la noche, tras ser finalista del Premio Planeta con El peso de las sombras, aunque sigue colaborando con distintos medios de comunicación de manera puntual, como con TVE o la Cadena Ser. Un largo silencio supuso su siguiente gran éxito al conseguir el Premio Fernando Lara de novela en el 2000. En 2009 alcanzó el galardón mejor dotado en español al conseguir el Planeta de Novela por su obra Contra el viento.

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7 comentarios en “LAS OLVIDADAS – Ángeles Caso

  1. Rosalía de bringas dice:

    Estupenda reseña (como siempre en Ariorante) que hace muy atractiva la lectura del libro, aunque me da la sensación de que el tratamiento del tema resulta un poquito recurrente, ¿no?
    Me da la sensación de que Angeles Caso se centra en una dimensión muy depurada de la cultura/arte. ¿Incluye las actrices, cantantes o deportistas? ¿Hay algún capítulo específico para las españolas? ¿Incorpora algún nombre novedoso?
    Es una cuestión muy interesante y muy desconocida. Por ejemplo, aún no hay una tesis doctoral sobre Lili Alvarez, Pilar Millán Astray (¡pobre, con ese apellido!), Magda Donato (completamente oscurecida por su hermana, Margarita Nelken) o un amplio plantel de bailarinas y actrices que conformaron el panorama cultural español anterior a la guerra civil.
    (Bueno, es sólo una opinión; ya sabéis que si me pongo, no tengo freno :)

  2. Ariodante dice:

    Rosalia, muchas gracias por tu comentario, pero te aclaro algo que creo también aclaro en la reseña. El libro se ciñe a las épocas comprendidas entre el medioevo y el siglo XVIII. Obviamente deportistas , actrices y cantantes no había. En esas épocas eran los hombres los que hacían el papel de las mujeres en el teatro y los castrattos los que hacían las voces femeninas. Del siglo XVIII a la actualidad requeriría un libro aparte.

  3. Rodrigo dice:

    Estupenda reseña e interesante recomendación, Ario. El tema requiere ciertamente un buen repaso como este que sugieres.

    Imagino que Cristina de Suecia merece al menos una mención en el libro…

    Aunque escape del marco cronológico y geográfico, no pierdo ocasión de destacar a Rebeca Matte, pionera de la escultura en Chile en un tiempo de absoluto predominio masculino. En 1918 fue designada profesora honoraria por la Academia de Bellas Artes de Florencia, lo que no deja de ser meritorio.

  4. ARIODANTE dice:

    Pues no, Cristina de Suecia no está citada; en realidad lo que la autora busca es rescatar del olvido y muchas veces del absoluto desconocimiento por parte del publico muchas mujeres que hicieron algo meritorio en alguna rama de la cultura. Cristina de Suecia es harto conocida…y además, la autora se centra, como digo, en el medioevo, renacimiento y barroco. El siglo XVIII es donde muchas Madames con salón o sin el, se dan a conocer, y por tanto ella se para ahí. Sería interesante que ella o alguien escribiera otro libro sobre las desconocidas del XIX…que las había. Cuando estaba preparando la documentación de mi libro sobre Munch, encontré nombres de pintoras perdidos en el olvido, y de virtuosas polifacéticas que en la vorágine romántica y revolucionaria del XIX se quedan entre la niebla, o son pasto de manicomios, como la tristemente famosa escultora Camille Claudel.

  5. Rodrigo dice:

    Ah, pues, se comprende la omisión.

  6. cactus dice:

    Interesante reseña e interesante libro. Ya pide una segunda parte sobre, por ejemplo, las pintoras impresionistas, que fueron relegadas a un plano secundario (limitadas a pintar escenas de tocador, sus hijos en la cuna, etc.) por sus propios compañeros y maridos…

  7. ARIODANTE dice:

    Efectivamente, Cactus. Las hay. Y nadie sabe nada de sus vidas…y de su obra.

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