LA WEHRMACHT. LOS CRÍMENES DEL EJÉRCITO ALEMÁN – Wolfram Wette

La WehrmachtSegún enfatiza Wolfram Wette, historiador alemán autor de este libro, la historiografía tradicional trató por separado los temas del Holocausto y del desempeño de la Werhmacht durante la Segunda Guerra Mundial (SGM). Era una disociación de perspectivas debida en gran medida al -otrora- difundido mito de que la Wehrmacht (nombre que recibieron las fuerzas armadas alemanas desde 1935 hasta 1945) se habría dedicado únicamente a hacer la guerra según estándares universales, mientras que el trabajo sucio de exterminar a judíos y otros ‘indeseables’ (conforme el paradigma nazi) habría corrido por cuenta de las SS, en exclusiva. Como es lógico suponer, esta orientación no hizo otra cosa que reforzar dicho mito. Tras una investigación concienzuda, Wette concluye que la Wehrmacht no solo fue responsable de gravísimos crímenes de guerra, sino que estuvo profundamente involucrada en el genocidio -y no de modo incidental ni accidental-. El libro de Wette implica, entonces, un paso fundamental en la debacle del mito referido.

Toda investigación historiográfica que se precie de seria aborda los antecedentes de su objeto de estudio. Pues bien, el libro en comento satisface este requerimiento por partida doble. En primer lugar, pasa revista a hechos puntuales ocurridos mucho antes de la SGM, en tiempos en que el nacionalsocialismo recién se forjaba; hechos de sangre que involucraron a personal de las fuerzas armadas alemanas, siendo oficiales o ex oficiales los autores intelectuales y los ejecutores de crímenes de connotación política: los asesinatos de Liebknecht, Luxemburgo y Eisner –todos ellos políticos de izquierda y de ascendencia judía-; de Matthias Erzberger, Ministro de Finanzas de la República de Weimar; y otros. Estos crímenes demuestran que las FF.AA. alemanas de aquel tiempo distaban mucho de ser inmunes a las convulsiones político-sociales de la época y a sus ribetes ideológicos, y que, si bien en los casos aludidos la responsabilidad era imputable más bien a unos cuantos grupos e individuos, el germen de la responsabilidad institucional comenzaba a gestarse. A mayor abundamiento: en 1919 nacía la Unión de Combatientes Stahlhelm, que agrupaba a antiguos soldados de la Primera Guerra Mundial (PGM) de orientación nacionalista y conservadora; en 1930 sus miembros alcanzaron el medio millón. En 1924 la agrupación oficializó en sus estatutos una ‘cláusula aria’, en virtud de la cual se excluía a elementos raciales ajenos al pueblo alemán –entre ellos, cómo no, los judíos-.

En segundo lugar, y esto es lo más importante, el estudio de Wette aborda el desarrollo de los fundamentos ideológicos de la campaña genocida dirigida por el nazismo, cuestión pertinente en tanto dichos fundamentos no sólo permearon la mentalidad predominante en la Werhmacht respecto de la URSS en particular –esto es, la percepción del enemigo eslavo y bolchevique-, sino que moldearon el adoctrinamiento oficial tanto de oficiales como de soldados, en general. Y este adoctrinamiento hacía suyo del modo más explícito el antisemitismo, cáncer ideológico y espiritual de larga data en la historia de Alemania pero de ninguna manera tan difundido, arraigado ni rencoroso como en otros lugares de Europa. En este sentido, el dudoso sitial de honor correspondía a naciones como Polonia, Rumania, Hungría, Ucrania y Rusia. Como sabemos, la Alemania hitleriana acabaría por desbancarlas. Y la Wehrmacht hizo mucho por ello, bajo el directo influjo de la ideología nacionalsocialista.

No es asunto que involucre a Wette decidir qué clase de factores habrían sido los determinantes en la acción genocida desplegada por la Alemania de Hitler: si los de tipo ideológico-cultural o los de tipo material –económicos y sociales, principalmente-. Su interés, en lo relativo a los antecedentes de dicha acción, está puesto en los imaginarios culturales que prevalecían en Alemania y sobre todo en la Wehrmacht. Breve pero sustancialmente, Wette perfila el imaginario alemán sobre la Rusia de las primeras décadas del siglo XX. Muestra que en principio distaba de ser un imaginario unívoco, como tampoco era exclusivamente confrontacional ni peyorativo. Pero luego, a medida en que el discurso racista y belicista del nacionalsocialismo ganaba adeptos y se erigía en la ideología oficial del Estado alemán, la visión de una Rusia racialmente inferior y víctima prioritaria del expansionismo germánico acabó por imponerse hegemónicamente. Por cierto que esta visión tuvo un importante aliado en el temor -común a la mayor parte de la población alemana- a la amenaza comunista representada por la Unión Soviética.

Wette se dedica luego al estudio del antisemitismo en el ejército alemán, fenómeno lleno de contradicciones y matices. Baste con señalar que el autor hace las pertinentes vinculaciones con el antisemitismo tradicional, el antisemitismo de pretensiones pseudo-científicas de la era moderna, el nacionalismo beligerante y la participación activa de judíos en las filas alemanas durante la PGM. Aquí un inciso: las recurrentes acusaciones que recayeron durante este conflicto y después del mismo sobre los judíos alemanes, en términos no sólo de eludir el combate sino de ser los grandes culpables de la derrota (el mito de la ‘puñalada en la espalda’), demuestran la facilidad con que los prejuicios, la mala fe y la propaganda ideológica pueden desvirtuar hechos fehacientemente corroborados. Hechos que hablan del valor y ardor patriótico desplegados por soldados de origen judío, y de su importante tasa de bajas habidas en combate.

La vesania nazi inyectó en la sociedad alemana una ponzoñosa mezcla de racismo, belicismo, nacionalismo extremo y colectivismo totalitario, añadida al afán de vengar la afrentosa derrota sufrida en la PGM. Esta mezcla sumió a la orgullosa fuerza militar alemana –y a buena parte del pueblo que le suministró la carne de cañón- en un estado de ebriedad moral tal que las manifestaciones de sensatez y civilización fueron escasas, y prontamente silenciadas. A este respecto, harto concluyente es la aseveración formulada por Wette de que la Wehrmacht “no llegó nunca a actuar como freno al exterminio, sino que incluso llegó a promoverlo a propia iniciativa, como en el caso de Serbia y Bielorrusia” (p. 291). El antisemitismo sentó doctrina militar, deviniendo presunto deber patriótico. Ilustrativo es el hecho de que, a ojos de las altas esferas alemanas, el mando de las fuerzas italianas desacreditase la supuesta superioridad racial italiana por negarse a proceder con los judíos del mismo modo que los alemanes. Esta muestra de “compasión y falta de carácter” hizo dudar a los alemanes de la idoneidad de su aliado fascista.

Después de enfocarse en algunos momentos cruciales de la SGM, en los que miembros y unidades de la Wehrmacht hicieron gala del más cruento ánimo criminal, gran parte del libro se ocupa de los fundamentos de la ‘leyenda de una Wehrmacht limpia’ (de culpas). Profundiza en sus orígenes y en los intereses relativamente velados que la fomentaron. Entre ellos, el intento de eludir responsabilidades individuales por parte de oficiales de rango superior; el empleo de altos oficiales en labores historiográficas (incluso por encargo de las fuerzas aliadas occidentales) que, muy convenientemente, manipularon archivos y amañaron la historia a su antojo; la necesidad de contar con una Alemania Occidental que sirviera de muro de contención frente al peligro rojo, para lo cual urgía reconstruir unas fuerzas armadas que habían probado ser formidables; etc. El nuevo contexto deparado por la Guerra Fría prestó un auxilio insospechado al lavado de responsabilidad institucional de la Wehrmacht.

Según Wette, la revisión de esta sucia historia principió en 1995, tras ciertos atisbos en las décadas precedentes. La circunstancia de que un ‘salvador de judíos’, el sargento austríaco Anton Schmid -detenido y ejecutado por traición en 1942- sea propuesto por las autoridades alemanas como un nuevo modelo de héroe dice mucho sobre el cambio de perspectiva operado en la Alemania actual. Enhorabuena, si este cambio hace honor a la verdad histórica.

”La Wehrmacht. Los crímenes del ejército alemán”, Wolfram Wette. Editorial Crítica, Colección Memoria Crítica; Barcelona, 2007. Traducción castellana de Francesc Fernández.

[tags]wehrmacht, crímenes, ejército, alemán, wolfram wette[/tags]

Compra el libro

     

136 comentarios en “LA WEHRMACHT. LOS CRÍMENES DEL EJÉRCITO ALEMÁN – Wolfram Wette

  1. Jerufa dice:

    ¡Joder, Rodrigo!
    ¡Vaya clasecita de historia!
    Felicidades por esta nueva y entretenida reseña.
    Yo he leído mucho sobre la 2GM y, la verdad, es un tema para mí tan trillado que no me entran ganas de hacerme con más bibliografía. Casi que me cansa.
    Pero eso no quita para que me apetezca y devore con interés, opiniones y valoraciones tan sabias como las que tu expones trás la lectura del libro. Sobre la Wehrmacht habría mucho que hablar. Indudablemente fueron unas extraordinarias fuerzas terrestres. ¡Nombrarlas daba pánico en el enemigo! y es dudoso -como tú muy bien apuntas- que no tuvieran nada que ver con el genocidio. Los antecedentes lo prueban. Está bien que nacionales empiecen reconociendo sus propios errores del pasado y quiten disfraces de dudoso encaje. Eso significa también que las generaciones posteriores van pasando página poco a poco y que superan -gracias al paso del tiempo- muchas de las barreras psicológicas sobre estos terribles momentos.
    Enhorabuena.

  2. Sergio Flashman dice:

    Sin duda has realizado una muy buena reseña sobre este libro, cuya lectura me tiene enfrascado en este momento. Sin embargo echo en falta tu opinión personal acerca de lo que te ha aportado su lectura.

    En mi caso, diré que, siendo interesante, me está resultando pesadote y cansino, excesivamente recargado de datos y citas (más de 100 páginas al final del libro), y machaconamente reincidente dado que insiste una y otra vez sobre lo mismo (la implicación de la Wehrmacht en los asesinatos, etc) en todos y cada uno de sus capítulos (por cierto, que se agradece su cortedad).

    La parte que más me ha aportado ha sido la de entre guerras, la situación vivida en Alemania durante la Républica de Weimar. Los juicios del final de la guerra es lo mismo ya conocidos por todos.

    Todavía me quedan 100 páginas por leer, pero me atrevo a no recomendar su lectura salvo que se tenga un interés muy grande en este tema o que se quiera realizar una tesis de fin de carrera, porque como he dicho, el mensaje queda claro con sólo leer los 2 primeros capítulos y todo lo demás es martillazo limpio (muy alemán, por cierto) salvo algún dato relevante.

    Jerufa, la Wehrmacht no eran sólo las fuerzas terrestres alemanas, sino el conjunto de las fuerzas de tierra, mar y aire.

    Un saludo.

  3. RoyBatty dice:

    Muchas gracias Rodrigo por ese despliegue de conocimiento.
    Es obvio que sobre la SGM y lo que pasó después de la caida del regimen Nazi hay aún muchas cosas que no están claras. Y una de ellas es la responsabilidad de la Wehrmacht en el genocidio. Pero es obvio que para el mundo occidental y especialmente para los EEUU era necesario que hubiera una Alemania fuerte que frenara el expansionismo de la URSS y determinados hechos fueron ocultados. Pero es muy dificil creer que la Wehrmacht no estuviera implicada en el genocidio simplemente pensando en que Hitler tomó contacto con Anton Drexler y su Deutsche Arbeitpartei por encargo de la Wehrmacht y fue el ejército el que favorecio su entrada en el partido con el fin de tomar el control y encauzar unas ideas que encajaban por completo con la cúpula militar encargada de la vigilancia de los movimientos populares.

    En definitiva creo que me has animado a leer algo más acerca de un tema que ha condicionado la evolución de la Europa moderna y que aún hoy continúa generando controversias.

    Enhorabuena.

  4. Jerufa dice:

    ¿Y la Luthwafhe…y la Kriegsmarine?…hablo así, de pronto.

  5. Urogallo dice:

    Luftwaffe…

    En cuanto a la Kriegsmarine, fué juzgada en su momento por «pirateria».

  6. Jerufa dice:

    Me refiero a que la una era Fuerza Aérea y la segunda, Naval. La Wehrmacht era de Tierra.
    Así lo he considerado yo siempre.
    Adiodió.

    Y deja de corregirme, Uro…que de memoria no sé cómo coñ…se escriben esas palabras, joé!

  7. Urogallo dice:

    La Wermacht era TODO el ejército, el ejército de tierra era solo el Heer ( ¡toma corrección!).

    Y menos quejarse, y más reseñar a Julio Cesar.

  8. Jerufa dice:

    el Heer?…no lo he oído en mi vida. Uro, te estás quedando conmigo, tío.
    Reseña…¿que reseña?

  9. Urogallo dice:

    Todos debemos leer más a Julio Cesar, es mi proposito de año nuevo.

    Busca Das Heer.

  10. Rodrigo dice:

    Saludos.
    Agradezco los comentarios de todos Uds.
    Jerufa, tengo entendido que ‘Wehrmacht’ era la designación genérica de las Fuerzas Armadas alemanas de la era de Hitler, desde 1935 hasta 1945. El nombre empleado durante la República de Weimar fue ‘Reichswehr’, y después de la IIªGM, ‘Bundeswehr’ (en la Alemania Occidental). Como señala Urogallo, el ejército de tierra era Das Heer.
    Advierto que no sé alemán. Aquí sólo identifico denominaciones.
    Por otra parte, debo decir estimado Jerufa que no he intentado dar clase -¡madre mía, no me alcanza para eso!. Sólo hacer una reseña más o menos digna del libro y del tema.
    Sergio Flashman: mi impresión respecto del libro es positiva. Vale al menos como presentación sistemática del tema, uno que he debido abordar tanto por interés personal como por razones laborales -desde una perspectiva paralela a la de la historia-.
    RoyBatty: me alegro de que mi reseña te anime a leer el libro.

  11. Jerufa dice:

    Investigaré, investigaré, pero no sé… eso de Das Heer, me suena a Albert Speer…

  12. Rodrigo dice:

    Viejo, acabo de verificar en Wikipedia poniendo en el google esos nombres. Parece que lo que lo que señalaba es correcto. Ahora, todo es cuestión de si se le otorga crédito a no a la wiki…

  13. Germánico dice:

    He terminado recientemente el libro, y, a falta de consultar las notas que tengo en casa para hacer un comentario más extenso (o no hacerlo…) sí me gustaría destacar un par de ideas. Aunque comparto en general las tesis de Wette, en ocasiones me parece que va un poco más allá de las certezas, entrando en el terreno de las valoraciones subjetivas y de la narración insuficientemente avalada por pruebas, gravísimos errores, desde mi punto de vista, que además favorecen las contestaciones de los inevitables negacionistas (¿cuánto tardará en aparecer el primero por este hilo?; apuesto que menos de 24 horas); en fin, que a veces el hombre hace de un árbol el monte. Y otra cosa: ojo, que el libro tiende al tostonazo. Pese al enorme interés que tengo por este asunto, me costó mucho terminarlo.

    Jerufa… OKW, OKH… ¿no son términos que te suenen?

  14. Rodrigo dice:

    Germánico, has mentado al demonio y su tenebrosa corte -los negacionistas-. Encargaré un sahumerio porque no se asomen por aquí.

    Vale, lo de tus aprensiones sobre el libro y su autor. A ver si te animas luego a ese comentario más extenso.

  15. Urogallo dice:

    Oberkommando des Heeres ( Cuartel General del Ejército de Tierra).

    Oberkommando der Wermacht ( Cuartel General de las Fuerzas Armadas del Reich).

  16. Germánico dice:

    A ver, Rodrigo. La verdad, últimamente me he vuelto muy vago. Pero bueno, si se me ocurre algo muy gracioso, lo comentamos.

    Oye, Padre, ¿tú te llamas Jerufa?

    [Ah, ejem… en mi comentario anterior, donde pone «monte» debe leerse «bosque». Es que esto de tejer y escribir al mismo tiempo provoca confusiones]

  17. Urogallo dice:

    LLámame como quieras, ya sabes que siempre te contesto.

    Monte: Berg en alemán.

  18. Rodrigo dice:

    Tejer, ¿al calor de un tecito, Germánico, en medio de una animada merienda? Pero si no es hora… (jejeje)

  19. Hindenburg dice:

    Mas parece un libro sobre la pólemica de como deben valorarse ciertos acontecimientos, ya que esos acontecimientos son de sobra conocidos y parece que la obra no entra tanto en revelaciones novedosas.

    Muchas de las medidas antipartisanas corrieron a cargo de la Werhmacht, y por cierto que viendo las noticias de actualidad no han cambiado demasiado en los ejércitos actuales cuando son desafiados con «guerra sucia». Es cierto que con demasiada alegria el propio ejército intentaba colgarle todos los sambenitos a la SS.

    Pero como siempre, al tratar este tema tambien deberian salir a relucir prácticas poco «humanitarias» de otros ejércitos en la II G. M. o antes de ella ( especialmente el sovietico y su papel represivo junto con la Cheka ), porque sino se pierde la perspectiva y se convierte en una mera requisitoria parcial contra el ejército alemán.

  20. jerufa dice:

    ¿Que pasa, que os gusta tela la 2GM, no?
    Vaaaaaaaaaale. No investigaré. Me fiaré.

    Pero es que a mí no me ha sonado nunca eso de Das Heer. Claro, que tampoco tengo 200 libros de la guerra, como otrosssss…
    Adiodió.
    Otra cosa, tampoco me pongais palabritas en clave porque NO PIENSO perder el tiempo en buscarlas.
    Otravé Adiodió.

  21. Urogallo dice:

    ¿200?. ¿Quién no tiene en España 200 libros al menos sobre la SGM?.

  22. Sergio Flashman dice:

    Sólo añadir a este galimatías que confunde hasta al mismísimo amigo Jerufa, que en el libro también se cuestiona el papel jugado por los oficales del Alto Mando de la Kriegsmarine (OKK) y de la Luftwaffe (OKL), además del indicado por Urogallo del ejército de Tierra o «Heer» (OKH).

    Por «encima» de estos 3 Altos Mandos de las respectivas armas estaba el Alto Mando de la Wehrmacht (OKW), comandado por el «lacayo» Mariscal Keitel.

    Lo de «por encima» lo dejo entrecomillado por que daría mucho que discutir.

    Un saludo.

  23. Aretes dice:

    Uro, ¿es obligatorio responder?

  24. Urogallo dice:

    Si Mario, es obligatorio. No me falles.

  25. Aretes dice:

    Bueno, si es obligatorio, no creo que Cavilius tenga muchos..

  26. Germánico dice:

    Entregas gratis, únicamente. Ya sabes, de esos primeros números que te regalan con los periódicos del domingo. Y así, toda la biblioteca. En fin: griegos…

    Tomado el te y dejada a un lado la cesta de las labores, retomo la disquisición. A mí el libro me pareció poco de fiar, no por lo que dice, sino por cómo lo fundamenta. Lo encontré excesivamente simplista, y demasiado generalista, con abundancia de expresiones, creo recordar, del tipo «es un hecho que…», «sin la menor duda…»,… que no traen a continuación la imprescindible referencia a los documentos que sustentan tales frases. Es obvio que sin la colaboración de la Wehrmacht el Holocausto, tanto en su fase de matanza indiscriminada sobre la marcha como en su fase más «científica» del campo de exterminio, no hubiese sido posible; tampoco cabe negar que la Wehrmacht fue autora directa de crímenes especialmente en el Este (véanse las órdenes de ciertos generales…), pero también en el Oeste (ejecución de civiles rehenes en Italia o Francia por represalia a actividad partisana, hecho sin parangón alguno entre el resto de los Ejércitos europeos durante la SGM, incluyendo al Rojo). Pero creo que no es suficiente decir que von Manstein dijo en un determinado acto público no-sé-qué para considerarlo un criminal de guerra. No digo que no lo sea, él u otros; digo que tal prueba no es suficiente.

    Por otra parte, creo que Alemania no ha sido absuelta por su pasado hasta el punto que el autor defiende; creo que ni siquiera los propios alemanes han ido tan lejos. Tan sólo «neos» y semejantes han llegado hasta ese punto.

    Otro asunto que me parece despachado con excesiva ligereza es el del papel de los Aliados en todo esto. Es casi una certeza que estos sabían lo que estaba pasando, en mayor o menor medida (como los civiles alemanes, por otra parte), y que no hicieron nada para para detenerlo; ni siquiera bombardear determinadas líneas férreas que desembocaban en los campos. Pero es una absoluta FALACIA la afirmación de la página 257, en la que señala que el Holocausto se excluyó «permanentemente» de los Juicios de Nüremberg. ¿Es que este hombre no ha oído hablar de los juicios a los Einsatzgruppen o a los Doctores? Y si a lo que se refiere es al juicio principal, el de los grandes jerarcas, ¿en qué piensa que se sustentaron las condenas por crímenes contra la humanidad, por los que, por ejemplo, se condenó al infame Hans Frank, cabeza del Gobierno General en Polonia? Y, no sé, ¿no es una referencia al Holocausto este fragmento de las Actas de Nüremberg, seleccionado totalmente al azar:

    http://www.nizkor.org/hweb/imt/tgmwc/tgmwc-03/tgmwc-03-26-04-sp.html

    En fin… que el libro es un peligro por lo fácilmente atacable que resulta.

    Un saludo.

  27. jerufa dice:

    Germánico dijo:

    En fin… que el libro es un peligro por lo fácilmente atacable que resulta.

    A ver si va a resultar ahora que nos la vamos a coger con papel de fumar a la hora de hacer una reseña.
    Yo voy a escribir sobre la segunda parte del Genji, que ahí sí que cojo en pelotas a todos.

  28. Germánico dice:

    Je, je. Pero no te mosquees, hombre. Ay, qué falta de foro tenemos…

  29. carlos.assuncao dice:

    no pude terminar el libro de Wette porque me resulto terriblemente «pesado», por lo oscuro de los razonamientos como por la forma en que esta escrito, un trabajo que quedo muy lejos de libros como el «Amos de la muerte» de Rhodes o similares

    hay que tener cuidado en «generalizar» culpas, en el caso que nos toca, el holocausto, hay gente que pretende culpar hasta al ultimo zapatero o granjero aleman

    Rhodes, por ejemplo se contradice, habla de una responsabilidad de la Wehrmacht y en el mismo parrafo destaca varias veces la resistencia de la Wehrmacht a participar en asesinatos masivos, y menciona algunas resoluciones de Hitler referidas a resolver el tema por ej, el 17/jul/41 decreto la autoridad total de Himmler en territorios ocupados, en asuntos de policia interna, dicha autoridad con el grado equivalente a la suya en territorio aleman, otra donde «La solucion final» o eliminacion de enemigos internos ( por ej, en Polonia los primeros blancos fueron los sacerdotes catolicos e integrantes acomodados catolicos de la sociedad y no los judios) quedaba bajo orbita exclusiva de la SS, ya sean los Einsatzgruppen, Waffen SS o cualquiera de las organizaciones de seguridad o las integradas por nativos en los territorios ocupados, nada podia hacer la Wehrmacht alli sin enfrentarse a un peloton de fusilamiento

    hubo, sin dudas, asesinatos cometidos por los integrantes de la Wehrmacht , pero no a un nivel generalizado, la Wehrmacht cometio las mismas atrocidades que cualquier ejercito invasor: EEUU en Vietnam, en Corea, en el Sur de Italia durante la 2GM,en Irak en Afghanistan o en casi todos los lugares donde estuvo , Israel en el Libano, en Palestina, Stalin en todos lados , Japon en China y Filipinas, Francia en Argelia, son solo algunos de los ejemplos de una lista infinita de los que pocas potencias occidentales podria evadirse

  30. TICO dice:

    HABLA RODRIGO:
    ESPECTACULAR TU RESEÑA.COMO SEA ME HARE PARA CONSEGUIR EL LIBRO. YA HABIA LEIDO ALGUNOS DATILLOS MUY LIGEROS DE WEITT.NO HAY MEJOR FUENTE QUE UN HISTORIADOR ALEMAN,PARA LOS ASUNTOS DE LA WEHRMACHT Y ESTE TEMA TRATADO EN EL LIBRO PARTE DE ALGO BIEN CIERTO Y REAL.MUCHOS OFICIALES ANTISEMITAS, DESPUES DE LA GUERRA NEGARON SU AFILIACION AL PARTIDO NAZI, MANIFESTANDO QUE SOLO CUMPLIAN ORDENES. EN MUCHOS FUE ASI, CUMPLIEMIENTO DE ORDENES, Y ORDENES ESTRICTAMENTE MILITARES….PERO OJALA ESTE LIBRO DE SUSUTENTO A QUE MUCHOS CONOCIAN ACERCA DEL HOLOCAUSTO, SU PLAN DE LA SOLUCION FINAL Y TANTOS OTROS DETALLES. APARTE QUE EN LA EX UNION SOVIETICA, EL EJERCITO HIZO BARBARIDADES , SOLO POR CONSIDERAR A LOS DE EUROPA DEL ESTE COMO INFERIORES.(NO OLVIDEMOS LAS MASACRES EN BIELORUSIA Y ALGUNOS LUGARES DE UCRANIA).
    SIGUE ASI RODRIGO, POR EL LADO BUENO
    JA JA.MAS RESEÑAS DE LIBROS SOBRE ESTOS TEMAS

  31. cavilius dice:

    Caramba, Rodrigo, la verdad es que el tema me importa un carajo, con perdón (podía haber dicho «un pimiento» o «un pito», es que hoy tengo el día tonto), pero las cosas como son: vaya reseñas que te gastas.

    Y no, no tengo 200 libros sobre la SGM (la Segunda Guerra Mesenia, supongo) y ahora que lo pienso, no tengo ni siquiera uno que sea específico sobre el tema. Cielos, qué vergüenza. En cambio sobre la Segunda Guerra Mundial sí tengo uno de la invasión de Polonia. Y recuerdo que tenía otro, El día más largo de Cornelius Ryan (creo); ambos conseguidos por el sistema que dice Germánico, evidentemente. El del Cornelius se lo regalé rápidamente a mi hermano, y el de Polonia seguirá el mismo camino en cuanto él vuelva a pasarse por mi casa. No vaya a ser que me dé por leerlo y me guste.

    Saludos.

  32. lucano dice:

    Hola a todos

    Excelente reseña, Rodrigo. Sospecho a la luz de algunos comentarios que resulta más amena la reseña que el libro, por muy interesante que resulte su planteamiento…
    Sobre la actuación italiana:
    Respuesta del comandante italiano de su zona de ocupación en el sur de Francia a la demanda de cooperación de las autoridades policiales alemanas en su persecución antisemita: «dichas acciones son incompatibles con el honor del ejército italiano» (A.J. Toynbee, «La Europa de Hitler», la cita creo es casi literal, no tengo el libro delante y lo leí hace mucho tiempo, pero la recuerdo porque me impresionó) No conozco ninguna actuación remotamente parecida de algún oficial alemán de alto rango.
    En lo que sí que disiento es en lo de las culpas colectivas. De los millones de soldados y oficiales alemanes estoy convencido de que hubo muchos que no tuvieron ninguna actuación semejante, incluso ejércitos enteros: por ejemplo, desconozco los crímenes causados por los más de 100.000 componentes del Afrika Korps (y no digo que no cometieran ninguno). Si participasen de una actitud colectiva tal, es de suponer que hubiesen cometido numerosas atrocidades sistemáticas contra los judíos del norte de africa u otras razas «inferiores» locales, supongo.

    Un saludo

  33. Urogallo dice:

    Difícil lo habrían tenido, ya que apenas existía población civil en la zona donde combatieron ( Libia sigue siendo uno de los países menos poblados de la tierra, y entonces no había petroleo).

  34. jerufa dice:

    …si había petróleo, listo.

  35. jerufa dice:

    …lo que pasa es que aún no habían escarbado.

    ¡Osú, como se nota que es viernes noche!
    Adiodió. Me voy de finde.

  36. ignacio el argentino dice:

    Felicitaciones Rodrigo!!!! Un reseñón!!!!!

  37. Rodrigo dice:

    Puede que tengas razón, Germánico. Deberé revisar el libro en cuanto me sea posible –es decir, en cuanto llegue a casa-. En todo caso, me parece que la intención de Wette ha sido no tanto aportar pruebas de crímenes o situaciones específicas (para eso habría que recurrir a la cuantiosa bibliografía que ha documentado su trabajo), sino más bien trazar una mirada panorámica del asunto en cuestión, delimitando sus diferentes aristas: el tema de los imaginarios o estereotipos culturales e ideológicos, el adoctrinamiento antisemita y la propaganda racista en la Wehrmacht, el papel de altos oficiales emblemáticos y el del soldado raso, la leyenda de la Wehrmacht supuestamente limpia de culpas, las circunstancias que propiciaron el arraigo de esta leyenda y algún otro aspecto que se me escapa. También, por supuesto, la revisión que se viene haciendo de este tema en la propia Alemania, asunto que, me figuro, debe ser muy doloroso para los alemanes de hoy -o muchos de ellos-.
    Creo que con esto respondo en buena medida a la intervención de Hindenburg. Es cierto que la obra no entrega revelaciones asombrosas –hasta donde he podido advertir-; el interés principal del libro reside en este ejercicio de sistematización sinóptica del tema al que he aludido. Respecto de que al tratarlo debieran salir a relucir los crímenes y excesos de otros ejércitos (que yo no voy a negar, menos los del Ejército Rojo), no me parece un requisito imprescindible. Sería como si un trabajo de investigación sobre irregularidades cometidas por personeros del gobierno de Ricardo Lagos –hablo de mi país, Chile- debiese ir complementado por una investigación sobre las eventuales irregularidades de los gobiernos anteriores y del que le sigue. Cada investigación tiene su tema y su rango de alcance. Por otra parte, parece que sí es necesario que se haga esta especie de requisitoria –no parcial, sino fundada- contra la Werhmacht, puesto que ha habido una leyenda exculpatoria de sus responsabilidades. Para los crímenes y excesos cometidos por otras fuerzas armadas, otros investigadores y otros informes y libros. Aparte, no estoy por la política de emparejar responsabilidades, o la de aducir las faltas de otros para excusar las propias.
    He adelantado un poco una respuesta a Carlos A. En efecto, Carlos, hay que tener cuidado con lo de generalizar culpas.
    Ah, Germánico, otro punto sobre el que tengo muchas dudas: en un libro que leí recientemente sobre el Holocausto, de Dwork y Van Pelt, se señala que el tema del genocidio de judíos en los juicios de Nuremberg tuvo (o habría tenido) un tratamiento menos explícito del que le correspondía, más o menos solapado bajo el acápite de ‘crímenes contra la humanidad’. Luego revisaré el enlace que has puesto.

    Saludos.

  38. Rodrigo dice:

    Añado: personalmente, no creo que todos y cada uno de los componentes de la Wehrmacht hayan estado involucrado en los crímenes, ni todos sus ejércitos y diversas unidades.

    Curiosamente el libro no me ha parecido todo lo pesado que a otros de sus lectores. Acaso por lo relativamente breve y por constar de capítulos temáticos variados.

    Bueno, Cavilius, no todo tema debe interesar a todos por igual, está claro. A mí no me puede dejar indiferente, por razones varias (incluidas las de índole familiar). Pero agradezco la acogida que dispensas a mi reseña. Lo mismo que a todos los demás contertulios.

  39. Ariodante dice:

    Bueno, Rodrigo, la reseña me parece bastante correcta, aunque ya de antemano pienso que el libro -para mi- será un peñazo. Lo siento, pero no voy a leerlo. El tema de la 2GM me satura un poco, ya te lo dije. Lo soporto mejor en pelis o ficción que en ensayos plúmbeos. De todas formas, y cito a Germánico:

    «…Otro asunto que me parece despachado con excesiva ligereza es el del papel de los Aliados en todo esto. Es casi una certeza que estos sabían lo que estaba pasando, en mayor o menor medida (como los civiles alemanes, por otra parte), y que no hicieron nada para para detenerlo;».

    Yo creo que es cierto, que aunque no lo supieran con exactitud, lo sabían. Y los civiles alemanes también, como los civiles franceses que colaboraban con los alemanes en la ocupación. Es un problema de fondo, el problema del antisemitismo y no sólo el antisemitismo, sino el «sálvese quien pueda», que maten al vecino, pero a mi que no me toquen…Tristemente insertado en la naturaleza humana, ese sentimiento cobarde de buscar chivos expiatorios para salvarse uno. Los chivos pueden ser judíos, por aquello de que mucha gente por distintas razones los odia, o pueden ser negros, o pueden ser, sencillamente, diferentes. El odio al disímil, al que no es como yo, aunque yo, en el fondo quisiera ser como él (sobre todo si el odiado posee talentos o dinero, o posición social, o poder, que yo no tengo).
    Perdón por haberme puesto tan filosófica en un tema aparentemente militarote y guerrero. Pero es que en la base de las guerras está la naturaleza humana, que lleva en su interior la semilla del diablo, o sea, del odio, y que, en cuanto puede, sale a la luz y se dedica a jorobar al que está al lado o enfrente. Y se recubre de ideologías diversas para engañar y/o autoengañarse.
    En fin, Rodrigo, que no somos nadie…

  40. Germánico dice:

    En cuanto a Nüremberg, Rodrigo: el Holocausto se trató en los juicios que cito de los Einsatsgruppen y los Doctores, y también en el de los Jerarcas, lo que desautoriza por completo la afirmación de Wette. De hecho, un recluso español de Mauthausen (Boix se llamaba) prestó testimonio allí de las atrocidades cometidas. El resto de los procesos fue en los países en que estos sujetos habían cometido sus atrocidades.

    Ariodante, estoy de acuerdo contigo. El conocimiento existía. Los británicos, incluso, al tener acceso a los códigos secretos alemanes de Enigma, recibían los partes de los Einsatzgruppen sobre las ejecuciones diarias, y disponían además de los informes sobre el terreno de la resistencia polaca. Por otra parte, la población alemana también tenía conocimiento del asunto: ¿acaso no desaparecían también sus vecinos judíos, o no tenían algún hijo, algún hermano en el frente, que se lo contara en los permisos? El propio Victor Klemperer habla del asunto en sus diarios. ¿Por qué no intervinieron los Aliados? La verdad, a mí también me gustaría saberlo.

    Saludos.

  41. Germánico dice:

    Perdón: «Einsatzgruppen».

    En cuanto a la resistencia polaca, creo que ya he contado por ahí en algún hilo, la historia de Pileski, que se infiltró en Auschwitz y escapó de allí dos años después. Su informe no sirvió de nada. Hay que j*derse…

  42. Rodrigo dice:

    En efecto, Ariodante y Germánico, los aliados sabían de los crímenes alemanes. El 14 de diciembre de 1942 el secretario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico envió al Gabinete de Guerra de su país un comunicado en que informaba de que se disponía de pruebas fehacientes de masacres de judíos a gran escala. Una de las fuentes principales era un militar polaco de nombre Jan Kozielewski, apodado Karski, quien se había infiltrado en el campo de exterminio de Belzec (bajo el disfraz de policía lituano) y había presenciado asesinatos masivos. Pudo huir a Inglaterra, en donde informó al gobierno polaco en el exilio de lo que había visto –parte de su relato fue publicado en inglés el 1 de diciembre de 1942-. Lo relevante es que dicho gobierno envió una nota especial a los gobiernos aliados sobre este asunto.
    El 17 de diciembre fue emitida en la Cámara de los Comunes del Reino Unido una declaración hecha en nombre de once gobiernos aliados y del Comité Nacional Francés, en que se afirmaba que los alemanes “están llevando a cabo en la actualidad el habitualmente repetido propósito de Hitler de exterminar al pueblo judío en Europa”.Sin embargo, los aliados no hicieron nada por ayudar a las víctimas de la persecución racial y religiosa obrada por los alemanes. Toda medida adoptada por sus gobiernos y mandos militares fue subordinada al triunfo en la guerra. Sistemáticamente se rechazó toda propuesta de rescate de judíos, incluidas las de gobiernos enemigos de los que se sabía que cooperaban abiertamente con los alemanes en el exterminio. Rumania, por ejemplo, ofreció en febrero de 1943 a los Aliados transferir 70.000 judíos, sugiriendo Palestina como destino, pero el gobierno británico rechazó terminantemente la proposición, con lo que condenó indirectamente a la muerte a la mayoría de esos judíos. En la Conferencia de Bermudas (abril de 1943), en que representantes estadounidenses y británicos discutieron el problema de los refugiados, se descartó de plano cualquier propuesta de rescate de judíos. (Fuente: “Holocausto”, D. Dwork y R. Van Pelt, Algaba Ediciones).
    En cuanto a los franceses, es sabido que el gobierno títere de Vichy colaboró sumisamente con los alemanes en la persecución del pueblo judío, en particular de judíos de ciudadanía extranjera que se habían refugiado en el país. Tras oponer algunos reparos, fue la propia policía francesa a encargada de apresar y entregar a los alemanes a judíos extranjeros, tanto en la zona ocupada como en la no ocupada.

    Es claro, Ariodante, que la guerra saca a relucir lo peor de nuestra especie.

  43. Germánico dice:

    ¿Qué país puede salir limpio de una guerra? Aunque en la SGM, los alemanes y sus cómplices dejaron el listón demasiado alto…

  44. Rodrigo dice:

    Sobre el conocimiento de la población alemana del genocidio, es cierto que los nazis se esforzaron por ocultarlo al pueblo alemán y a los observadores extranjeros, empleando en sus comunicados eufemismos varios y eliminando rastros de la matanza. Sin embargo –aquí cito a Robert O. Paxton, estudioso del fascismo-, “no se hizo ningún esfuerzo especial por mantener el secreto oculto a los soldados alemanes que estaban en el frente oriental, a muchos de los cuales se les ordenaba participar. Algunos soldados y oficiales fotografiaron las ejecuciones masivas y enviaron las fotos a sus familias y a sus novias. Muchos miles de soldados, empleados civiles y técnicos destinados a los territorios ocupados del Este fueron testigos oculares de las matanzas masivas. Muchos miles más oyeron hablar de ellas a los que habían participado. El conocimiento dentro de Alemania de que se estaban haciendo cosas terribles a los judíos del Este era ‘bastante generalizado’… Mientras la destrucción desordenada, como las roturas de escaparates, las palizas y los asesinatos de la ‘Kristallnacht’ [la noche de los cristales rotos], no se produjera debajo de las ventanas de sus casas, la mayoría de ellos dejaban que la distancia, la indiferencia, el miedo a la denuncia y sus propios sufrimientos bajo los bombardeos aliados ahogaran las objeciones” (Paxton, “Anatomía del fascismo”, Península, pp.192-193).

    El Holocausto, para su diseño y ejecución, requirió de todo un funcionariado, miles de empleados y directivos puestos a la tarea administrativa de implementar encierros, deportaciones y ejecuciones masivas. “Estos programas para librar a Alemania [y a las zonas ocupadas, agreguemos] de los ‘no aptos para vivir’, para asesinar a millones de no alemanes ‘sobrantes’, fueron preparados por profesionales orgullosos, por funcionarios ordinarios. Se ocuparon de poner en práctica estas ideas: identificar, separar, aislar, deportar y matar, de forma segura, concienzuda y meticulosamente responsable” (“Holocausto”, p. 409). El exterminio no fue obra exclusiva de una camarilla de racistas desquiciados, sino que involucró -en su conocimiento y ejecución, y también en su divulgación- a muchos miles de personas identificadas con la utopía nazi de la comunidad racial libre de impurezas.

  45. Rodrigo dice:

    Y cuánta razón tienes, Germánico.

  46. carlos.assuncao dice:

    rodrigo

    que podias hacer vos mientras Pinochet fusilaba opositores en el Estadio Nacional? poco y nada, no hiciste nada y eso no te hace complice de Pinochet, lo mismo que los soldados o civiles alemanes , era hacer «nada» o enfrentar a un peloton de fusilamiento

    te pido disculpas por el ej en que personalice en tu persona

  47. Rodrigo dice:

    Cuando Pinochet fusilaba opopsitores en el Estadio Nacional yo era un niño (nací en 1970). Más tarde me uní a la Juventud Radical -clandestina- e hice lo que estuvo en mi mano por colaborar en la oposición a la dictadura. No hay modo de considerarme un cómplice de ella.

  48. Rodrigo dice:

    El tema de la complicidad pasiva o activa del pueblo alemán en los crímenes nazis es muy delicado, Carlos, y es cierto que el miedo hizo mucho por acallar eventuales protestas. Pero también es cierto que el régimen hitleriano obtuvo un alto grado de aprobación y consenso por parte de una proporción significativa de la población alemana, muy superior al que el pueblo italiano rindió a Mussolini, y como nunca lo tuvo Stalin.

  49. carlos.assuncao dice:

    en eso estamos de acuerdo Rodrigo
    te vuelvo a pedir disculpas porque quiza el ejemplo no era el indicado, pero hay veces en que la gente si bien sabe que paso no tiene otra salida que el silencio como le paso a muchos alemanes

    como en tu caso, tambien vivi bajo un regimen militar que hacia «desaparecer» personas , compañeros mios de facultad tuvieron ese tragico fin tambien, todos sabiamos que estaba pasando, pero tambien sabiamos que el que hablaba se quejaba recurria a la justicia, etc, seguia el mismo camino

    por eso soy mucho mas cuidadoso en generalizar culpas , mucho mas en regimenes salvajes como el nazi o el stalinista

  50. carlos.assuncao dice:

    rodrigo
    quede en moderacion, cuando puedas volve atras y lee mi mensaje de las 10.59pm

  51. Rodrigo dice:

    A propósito, Carlos, sobre el terror nazi se puede decir mucho. Todo indica que era de tipo selectivo y focalizado, no universal como el terror staliniano -del que todos salvo Stalin eran víctimas-. Sin embargo, sus efectos -los del terror nazi- eran mucho más extendidos de lo que a veces se supone. Los nazis sometieron a la población de su país en base a una mezcla de propaganda, seducción y terror. Admito que es de lo más complicado delimitar el nivel de adhesión y complicidad voluntaria, el de la aquiescencia acomodaticia y el del silencio debido al temor.
    Parece en todo caso que porciones muy importantes de la población alemana se sintieron más gratificadas que amenazadas por la violencia nazi (como señala Paxton en el libro que antes citaba), sobre todo cuando ella iba dirigida contra sectores altamente repudiados -judíos, marxistas, homosexuales-. Pero habiendo una tan alta publicidad de la violencia nazi, es cierto que aquellos que sentían escrúpulos de apoyar a un régimen tan cruento debían sentirse apabullados.

  52. Rodrigo dice:

    Ok, Carlos, leí tu mensaje, y debo decir que estoy de acuerdo: hay que ser cuidadoso en el tema de las culpas -o responsabilidades-.

  53. Thermidor dice:

    Muy interesante reseña Rodrigo. Me apunto el libro. Desde luego que la historiografía de posguerra hizo la separación que indicas, que no siempre fué así (sobre todo en la GUERRA TOTAL que tuvo lugar en el frente del este). Sin embargo el antisemitismo de los altos mandos no era una exclusividad alemana, (recordemos el caso Dreyfus en Francia). A RoyBatty le indicaría que la infiltración de los servicios de información del ejército en organizaciones ultra-nacionalistas y antisemitas, no sólo se debía a una afinidad ideológica, sino también a la paranoia que le entró a muchos estados mayores de ejércitos europeos con la revolución bolchevique y el terror a la creación de «comités revolucionarios» en las unidades militares. La conspiración de «La cagoule» (la capucha), en los años 30 en Francia, es un ejemplo de ello. En cuanto a las relaciones entre alemanes e italianos, (es sólo una opinión), me temo que el factor racista no debía ser el más importante ya que tras la catastrófica campaña de Libia, la fallida guerra contra Grecia y el ataque británico contra la flota en Tarento, la imagen del ejército italiano no era, por decirlo suavemente, muy buena en Berlín. Sin embargo los soldados de la división Azul, que solían tener roces con los alemanes por la forma más humana en que trataban a sus prisioneros rusos, si gozaban de la confianza del estado mayor del frente oriental.
    Espero que este post haya aportado algo constructivo.
    Saludos.

  54. Rodrigo dice:

    Yo creo que sí lo aporta, Thermidor.

    Carlos: creo que en mi respuesta de las 10:35 hay una nota de dramatismo que no se condice con la realidad. Lo de la clandestinidad no alude a otra cosa que en aquel entonces (1986) los partidos políticos estaban proscritos, pero existían y operaban sin necesidad de ocultarse -salvo el PC y movimientos afines, por supuesto-. En la jerga de la época se hablaba de clandestinidad porque se operaba al margen del reconocimiento legal, sin que la pertenencia a una agrupación política reportase necesariamente un peligro real o constante. No hay que exagerar. Ni mis correligionarios de entonces ni yo teníamos pasta de subversivos. Por demás, el Partido Radical -la socialdemocracia nuestra, ya entonces muy venida a menos- ha tenido como constante histórica la moderación, muy pocas veces postergada.

    Salidos.

  55. Thermidor dice:

    Gracias Rodrigo.
    De todos modos para los que esteis especialmente interesados en este tema, el anti-semitismo de fondo tuvo sorprendentes excepciones como las del mariscal del aire Erhard Milch que era de padre judío y que no fué depurado gracias a la protección de Goering, siendo juzgado en Nuremberg como criminal de guerra.
    Por otra parte este libro , que todavía no he leido, trae información interesantísima sobre los miembros de de la Wehrmacht denominados como Mischlinge (judíos en parte).
    Estoy esperando que me entreguen el libro, pero pienso que puede ser de gran interés para aquellos de vosotros a los que la Segunda Guerra Mundial apasiona.
    Saludos

  56. juanrio dice:

    Hola a todos y gracias a Rodrigo por la interesante reseña, y a continuación sólo comentaros, sobre el conocimiento de la población alemana sobre la existencia de los campos de concentración y exterminio, tres libros contradictorios sobre el tema:

    Paradero desconocido de Kressman Taylor, escrito durante la guerra y que habala biertamente del tema que nos ocupa

    Quiero dar testimonio hasta el final de Victor Klemperer, linguista judio casado con una alemana no judia y que sobrevivio dentro de alemania al exterminio y que escrito en forma de diario va reproduciendo como se entera poco a poco de lo que pasa en su pais.

    Y por último Una mujer en Berlin, libro anonimo que habla sobre la entrada de los sovieticos en Alemania y en el que se deduce que esta mujer, parece ser que era periodista, está muy poco enterada de la situación.

    Con estos tres ejemplos sólo quiero decir que es un tema contradictorio en cuanto a fuentes de primera mano, así que para las que no vivieron la época debe ser mucho más dificil sacar una conclusión única

  57. Rodrigo dice:

    Es cierto, Thermidor, el libro contiene un capitulito sobre el tema de las excepciones; lástima que sea tan breve.

    Juanrio, agradezco tus sugerencias. Victor Klemperer parece ser referencia obligada: es citado con mucha frecuencia.

    En torno al tema de la aprobación prestada por la población alemana –o parte de ella – al régimen hitleriano, me permito algunas fragmentarias acotaciones librescas.
    El historiador Richard J. Evans (“El III Reich en el poder”, Península, 2007) sostiene que dicha aprobación se debió más a factores materiales que ideológicos. Los nazis llegaron al poder en medio de una profunda crisis social y económica, y en buena medida por causa de esta crisis. Bastaba con que lograsen sacar al país de la depresión para que la población refrenara su renuencia a apoyar a esa banda de salvajes. (Hoy se discute que el manejo de la economía alemana por los nazis haya sido tan exitoso como ellos pretendían.) La mayoría alemana no se habría comprometido con la visión de mundo nacionalsocialista en la medida esperada por los propios nazis. También atribuye importancia a factores como el de la píldora del revanchismo patriótico y su correlato lógico, el militarismo expansionista; la represión de la oposición, de hecho o potencial, mediante el terror; los éxitos ‘diplomáticos’ –Renania, Austria, Checoslovaquia, retiro de la Sociedad de Naciones, cese del pago de reparaciones de guerra, humillación de Chamberlain-, que restituían a Alemania su rango de potencia de primer orden. Misma cosa los éxitos iniciales en la IIªGM. La política plebiscitaria, que invistió al régimen de un aura consensual y pseudo-democrática, debe ser considerada con mucho cuidado. Los nazis recurrieron a todos los medios para controlar los resultados de los plebiscitos: propaganda abusiva, supresión de la disidencia, violencia, fraude.

    Götz Aly, historiador alemán, defiende la tesis de que los nazis habrían ‘comprado’ el apoyo, la complicidad o el silencio de los alemanes mediante el despojo sistemático de judíos alemanes y extranjeros, y el saqueo de los países o zonas ocupadas por las fuerzas armadas durante la guerra. Una parte significativa del producto del saqueo habría beneficiado a segmentos cuantiosos de la población alemana. Véase su libro “La utopía nazi”, Crítica, 2006.

    Sebastian Haffner, periodista y abogado alemán emigrado a Inglaterra en 1938, sostuvo en un libro publicado en 1940 que buena parte del éxito nazi se debía a una cierta debilidad sicológica y cultural de los alemanes: su pasividad social y la renuncia a la autodeterminación política. Al respecto dice lo siguiente: “Cualquiera que sea capaz y tenga la voluntad de llegar al poder, gobernar, y dirigir encontrará en Alemania multitudes que le obedezcan y le sigan alegre y despreocupadamente” (“Alemania: Jekyll y Hyde”; Destino, 2005, p. 33). En la Alemania de entonces las tradiciones libertarias y de autodeterminación, tan caras a las sociedades occidentales, no habrían tenido el mismo arraigo; en cambio, si lo habría tenido una “tendencia masiva a conformarse con la violencia […]. La mayoría de alemanes respeta una política conservadora fuerte que garantice la paz y el orden y que deje intactas la esfera privada y la comodidad doméstica” (id., p. 35). También pesaría la tendencia a idolatrar al hombre fuerte que gobierna con dureza –tendencia proclive al mesianismo y al personalismo autoritario-.

  58. Rodrigo dice:

    Según Ferran Gallego (”De Munich a Auschwitz: una historia del nazismo”, Plaza y Janés, 2002) el carisma atribuido a Hitler habría tenido la fortuna de combinarse con el mito de la comunidad popular o ‘Volksgemeinschaft’: “Difícilmente puede existir uno sin el otro. El ‘Führer’ es la personificación de la idea, pero también el símbolo de la comunidad, el cuerpo visible de la misma. En una cultura que rechaza la complejidad de las abstracciones propias de la sociedad liberal [aquí, Haffner], esta encarnación es requerida como el fundamento de una comunicación entre el líder y la comunidad…” (p. 294). Más adelante Gallego revisa latamente el tema de la supuesta excepcionalidad cultural alemana, en la que se habría asentado el predominio nazi. En este sentido, el libro de Robert Paxton que antes cité, “Anatomía del fascismo”, es un aporte muy interesante.

    Personalmente, creo que la complejidad del asunto impide dirimirlo recurriendo a soluciones simplistas. Otrosí: no parece que sea cuestión de desdeñar la importancia de los señuelos ideológicos tendidos por los nazis a la población: la quimera de la comunidad nacional y racial, la disolución de factores de discordia interna y el fortalecimiento de vínculos identitarios, la conquista de espacio vital, ‘Alemania ante todo’, el desquite de las ‘humillaciones’ impuestas por los enemigos al final de la IªGM, políticas demagógicas como la de la organización ‘A la Fuerza por la Alegría’, el mito de la ‘puñalada en la espalda’, etc. No sólo los nazis se sentirían motivados por estos señuelos.

    Concluyo con una cita de Haffner, a mi juicio, muy decidora: “En realidad, cualquier alemán sabe por observaciones qué ocurre en Alemania con los judíos [recordemos que escribe en 1940]. Pero como apenas lee nada a este respecto y tiene la vaga sensación de que no está bien saber mucho más, desconfía de lo que con sus propios ojos. Y cuando el ‘Führer’ dice, como de paso, que ‘a los judíos no se les ha tocado un pelo’, se pregunta si será verdad. Y así, a través del silencio consciente y de las maniobras de distracción, se da la impresión de que muchos sucesos que durante un tiempo han ocupado a los alemanes ni siquiera han ocurrido. ¿Ha existido realmente el incendio del Reichstag? ¿Y el 30 de junio de 1934 [la ‘noche de los cuchillos largos’]? Hoy ya nadie habla de estos sucesos. Tal vez nunca hayan ocurrido” (ob. cit., p. 113).

    Saludos.

  59. Rodrigo dice:

    Hum, una primera parte está en moderación.

  60. Javichu dice:

    Hay que recordar que la subida de Hitler al poder se produjo en un entorno de gravísima crisis económica y violencia social. El gobierno nazi consguió eliminar el paro, detener la inflación y redirigir la violencia hacía sectores (como bien dice Rodrigo) repudiados ya con anterioridad. Si el precio de la estabilidad económica y la tranquilidad social (repito, para ciertos sectores) era cerrar los ojos… pues se cierran los ojos. Y encima las democreacias europeas que apenas dos decadas antes habían vencido claudicabn ante las exigencias territoriales de Hitler. La población alemana en su mayoría no es que no supiera lo que estaba pasando, sino que no quería saber lo que estaba pasando. Si incluso hasta el mismo Churchill consideraba que Hitler había salvado a Alemania trás la IGM y que si Inglaterra se llegaba a encontrar en una situación como la alemana ojalá apareciera un político así para hacer resurgir el pais (todo esto antes del estallido de la IIGM).

    La novela «Patria» de Robert Harris, con su respectiva película (protagonizada por Rutger Hauer), hace un ejercicio de historia ficción en la cual Alemania gana la guerra. No quiero desvelar la trama de la novela, pero en ella los alemanes no son conscientes del genocidio. Pese a ser una novela da una idea de como todo un pueblo puede cerrar los ojos ante la realidad y creer en lo que le interesa.

    Otra cosa es creer que los mandos del ejercito no supieran nada sobre lo que pasaba tras las propias líneas…

  61. Javichu dice:

    Vaya, veo que la primera parte de mi comentario es prácticamente idéntico al de Rodrigo. Mientras lo redactaba no me he fijado en las últimas entradas … bueno me alegro en coincidir

  62. Urogallo dice:

    También hay que tener en cuenta que en «Patria», sí son conscientes de que los judios han desaparecido, y de que se los han llevado forzadamente a lugares mucho peores, lo que tampoco dice mucho de la clemencia de la sociedad civil respecto a sus vecinos.

    – «¿No se los llevaban para re-asentarlos?».-
    – «Y eso hicimos querida, los re-asentamos en el aire».-

  63. Javichu dice:

    Correcto, al igual de lo que ocurría en la Alemania de la 2GM, donde la población alemana pensaba que los judíos eran reasentados en el este.

  64. Javichu dice:

    Ojo, que con este comentario no quiero decir que la población alemana fuera inocente. Transigió con un gobierno que expoliaba los bienes de sus vecinos y los usaba de mano de obra esclava por motivos raciales, ideológicos ó de orientación sexual. Y de eso seguro que eran conscientes.

  65. Rodrigo dice:

    Es cierto lo que señalas, Javichu.
    En lo referente a Churchill, también él cayó en algún en algún momento bajo el hechizo de Hitler. En 1935 se refería a él más o menos en los términos que refieres. Pero también advertía de los peligros que entrañaban el revanchismo y el antisemitismo nazi. Al respecto escribió lo siguiente: “Adolfo Hitler fue el hijo del dolor y la rabia de una raza y un imperio poderoso que habían sufrido en la guerra [una] abrumadora derrota. Fue él quien exorcizó el espíritu de desesperación de la mente alemana sustituyéndolo por el no menos funesto, pero mucho menos mórbido espíritu de venganza”. Churchill admitía que a Hitler lo movía un “apasionado amor por Alemania”, pero también “corrientes de odio tan intensas para helar las almas de aquellos que nadaban en ellas”; y el objeto principal de este odio eran los judíos (Churchill, ‘Grandes contemporáneos’. Altaya, 1995).
    A Churchill le cabe el honor de ser reconocido como uno de los más decididos adversarios de la política de contención de los nazis implementada por Chamberlain. El hombre tenía sus defectillos, pero también un lado bueno.
    La novela de Harris parece interesante. Habrá que buscarla.
    Saludos.

  66. Rodrigo dice:

    Y bueno, yo me alegro de que coincidas conmigo, Javichu.

  67. Javichu dice:

    De las memorias de Churchill solo he leído los dos tomos referentes a la IIGM. Hay que reconocer que escribe muy bien, pero tiene un problema de falta de autocrítica. Estos dos tomos son un constante «ya lo decía yo». Pese a todo son dos magníficos libros. Y si hay algo que reconocerle es que si no es por él posiblemente estaríamos hablando alemán y desfilando al paso de la oca con el brazo levantado.

  68. Rodrigo dice:

    Muy cierto, Javichu, muy cierto.

  69. karatekamalaga dice:

    Transcurridas con largueza las 24 horas predichas para que entre un «negacionista» en este comentario, y no ser confundido con tamañas alimañas rastreras, lo más bajo de la humanidad, heme aquí.

    Los datos, las fechas y documentos siempre se pueden entender de muchas formas, y más sobre el papel de la Werhmacht en todo tipo de crímenes durante la segunda guerra mundial y parte de los de las guerras púnicas, pero como algunos compañeros ya han dicho, eso está muy visto. A ver, crímenes de guerra cometieron todas las potencias implicadas en la IIGM, lo que les diferencia es que unos fueron juzgados, y otros no. Por ejemplo, el famoso «crimen» de Malmedy, durante la batalla del Bulge, quedó demostrado que fue debido al pánico de guerra, normal por otra parte en cualquier soldado sin experiencia en combate, pero sin embargo, los que si tenían órdenes directas de vengar el suceso a sangre y fuego eran los americanos… pero claro, obviamente, eso nunca fue juzgado. Igual pasa con otras fuerzas militares aliadas: los canadienses, que tenían fama de no hacer prisioneros, las tropas marroquies y argelinas del ejército colonial francés, y para qué hablar de los soviéticos… En fin, esto es lo de siempre, lo nazi vende, aunque ya esté muy visto, y si se puede arrimar un poco de leña, pues mejor que mejor.

    Saludos

  70. Rodrigo dice:

    Admito que tienes una cuota de razón, Karatekamalaga. Tal vez se aplique aquí (¿parcialmente?) aquello de que los vencedores escriben la historia. Los casos que mencionas son válidos como ejemplo del hecho de que otros ejércitos o fuerzas armadas han cometido crímenes imperdonables. Pienso que debiera haber mayor investigación y divulgación de estos y otros casos, pero no creo que haya exageración posible de los crímenes cometidos por alemanes durante la IIªGM -y desde antes, bajo el dominio nazi-. En términos de barbarie e inhumanidad, sólo el Ejército Rojo y el estalinismo resultan comparables, tratándose del contexto europeo. No creo que haya modo de equiparar los crímenes cometidos por alemanes con aquellos de los que fueron responsables los aliados occidentales -aunque los bombardeos aéreos de ciudades son un feo manchón en su historial, indelebles como en los casos de Dresde, Hiroshima y Nagasaki. Pero aún en estos casos, no me parece que haya el ánimo de aniquilación total o de voluntad genocida que caracterizó a los nazis -y que arrastró a muchos otros alemanes-.

    Como señaló Germánico, los alemanes y sus cómplices dejaron el listón demasiado alto.

  71. karateka dice:

    En ningún momento quiero excusar los crímenes de unos por los de otros, o entrar en el ya consabido (y demasiado conocido) planteamiento de a ver quien hizo más muertos. No, no van por ahí los tiros.

    Que la Wehrmacht colaboró en todos los sentidos, aún en el de la destrucción y aniquilamiento, de los enemigos del nacionalsocialismo dirigente en Alemania, por supuesto que sí, no creo que nadie lo niegue ni excuse.

    Que el Ejército Rojo sirvió a los desmanes y salvajadas del Soviet Supremo liderado por Stalin, pues más de lo mismo.

    Pero que las Fuerzas Aéreas Aliadas, norteamericanas e inglesas principalmente, aleccionadas por sus líderes, democráticamente elegidos, eso sí, hicieron una campaña terrorista, brutal y genocida contra el elemento civil del Tercer Reich, de eso no hay ninguna duda, no hay más que releer cuáles eran los objetivos, tácticas y estrategias del Mando Aéreo de Bombardeo Estratégico.

    Y hombre, amigo Rodrigo, definir los bombardeos genocidas de Dresde, Hiroshima y Nagasaki, por citar los más famosos, como «un feo manchón», equivale a decir que Julio César se cortó un dedo con un cuchillo durante los Idus de marzo.

    Saludos

  72. juanrio dice:

    Sin quitarle la razón a karateka, creo que hay una diferencia entre la actitud de los nazis y los japonese, no los olvidemos, y las tambien barbaridades cometidas por los aliados. En primer lugar ellos fueron los agresores, lo que los convierte en los primeros culpables.

    Lo que los convierte en algo mas que culpables es que usaron el poder militar para exterminar a enemigos que ya estaban vencidos y población civil que no se podia considerar un enemigo militar, con una crueldad que no dudo que nos espanta a todos.

    A pesar de que los bombardeos, y no sólo los más famosos como Dresde, Hiroshima y Nagasaki, fueron terribles os recuerdo que el objetivo de los mismos era ganar una guerra y, aunque nos pese, me temo que en una guerra, en cualquiera, de hace 20 siglos o de antes de ayer todo vale para vencer.

    Creo que el ejercito alemán estuvo implicado en crimenes de guerra, tambien el americano, el ingles, el soviético, etc. Pero evidentemente no todo el ejercito y no creo que fuera la misión principal de ninguno de ellos.

  73. Sergio Flashman dice:

    Una vez terminado el libro, solo decir que me ha gustado la parte final que habla de la posguerra y la formación del actual Bundeswehr en 1955, así como de la polémica suscitada entre los militares «tradicionalistas» partidarios de recoger en el nuevo ejército alemán la solera de la Wehrmacht, en contra de la opnión de los «reformistas» que deseaban (y aún desean) olvidar todo lo concerniente a las fuerzas armadas de 1935-1945 cuyo recuerdo entienden que mancha y lastra el presente y el futuro de las FF.AA alemanas en la sociedad actual.

    Interesante debate este.

    Por lo demás, me reafirmo en mi anterior opinión de que el libro es demasiado sesudo y académico.

    Y estoy de acuerdo con Germánico en que a veces las tesis del autor resultan algo subjetivas. Queda claro que el tal Wette le tiene cierta inquina a la Wehrmacht.

    Un saludo.

  74. Rodrigo dice:

    Vale, Karateka, lo de ‘feo manchón’ es un tonto eufemismo que se me ha escapado. En otras partes -no en Hislibris- he criticado el martirio de esas ciudades. En el hilo de las memorias de Von Manstein ha habido un debate muy interesante sobre este asunto, en el que contertulios muy informados y sensatos han expuesto razones a favor y en contra. Por mi parte, por cuestión de humanitarismo, no creo que sea correcto justificar la destrucción de las ciudades a las que nos referimos, ni aun por aquello de que en la guerra todo vale. Aunque el caso de la lucha contra Alemania admite tantos matices… Diantre, es que no creo que haya habido enemigo más pérfido en la historia de las guerras, salvo, claro está, la URSS de Satalin. A Alemania había que vencerla, pero ¿de cualquier modo? No estoy tan seguro.

    Ok, Sergio. Queda constancia de tu evaluación del libro. A propósito, a mí también me ha parecido muy interesante el capítulo al que te refieres, como también el del nuevo modelo de héroe, el cabo Schmid. Por otra parte, es dificil no tenerle algo de inquina a todo lo relativo a la Alemania de Hitler. Es mi opinión que la historia de ese país ha quedado por siempre mancillada.

    Opino que tu comentario es muy acertado, Juanrio.

    Saludos.

  75. Rodrigo dice:

    En realidad, no hay país libre de culpas, pero como las de aquella Alemania en particular, pocas.

  76. Germánico dice:

    Para mí, la diferencia fundamental entre las actitudes de ambos bandos fue la instrumentalización del terror como un instrumento de guerra moralmente legítimo y reconocido por el propio Estado que se dio en el bando alemán.

  77. juanrio dice:

    Has dado en el clavo Germánico

  78. Rodrigo dice:

    Ése es el punto, la legitimación incluso moral de todos los medios, hasta de los más extremos. Aunque esta justificación moral lo sea sólo de nombre, porque en realidad lo que había era un nihilismo total.
    La anulación de todo escrúpulo -salvo los de conveniencia- y la total falta de incertidumbre respecto de los propios fines: de los peores fallos del totalitarismo.

  79. Aretes dice:

    Será una tontería pero algo que siempre me llamó la atención fue el terror que desató el Gobierno alemán contra sus propios ciudadanos, porque los judíos, serían judíos, pero también eran alemanes…

  80. hector dice:

    Aretes
    un tiempo despues de la invasion a Polonia y mucho antes de la «solucion final», se vaciaron todos los hospitales de Alemania de enfermos mentales, invalidos, etc (ciudadania alemana), independientemente de su religion, los trasladaron a Polonia y fueron eliminados en busca de una «purificacion» de la raza aria («Amos de la Muerte», Rhodes)

  81. Aretes dice:

    Claro, a eso me refiero. Judíos, enfermos… un estado que entra en guerra contra otro, pero que amenaza a los suyos

  82. Germánico dice:

    Cierto. Con los únicos sobre los que dudaron en utilizar la violencia terminal fue con aquellos que llevaban algo de sangre alemana «digna de ser salvada» (lo que no dejaba de ser una ventaja, pues permitía que te esterilizasen en lugar de exterminarte), o sea, los famosos… vaya, no recuerdo el término en alemán; significa «mezclados, bastardos»… misch… no sé qué. También merecían cierta consideración los que habían procreado hijos con personas arias (no recuerdo bien hasta cuándo se mantuvo a estos al margen, pero creo que no fue por mucho tiempo); y los que habían ganado la Cruz de Hierro en la PGM. Las Leyes de Nüremberg y los Protocolos de Wansee son muy oportunos para estudiar este asunto.

  83. Rodrigo dice:

    ‘Mischlinge’, ésa es la palabra -Thermidor dixit, arriba-.
    Parece que también pensaban que en los polacos había algo de sangre germana, por lo que valía la pena salvar a algunos de ellos; aunque en posición de subordinación, claro.

  84. Laurence dice:

    Rodrigo, yo en estos temas me siento tan insignificante que procuro pasar desapercibidad como mera lectora.Y cuanto más os leo a unos cuantos compendios andantes de conocimientos que os movéis por aquí como pez por el agua, más claro me queda lo limitado temporal y espacialmente que son mis conocimientos y mis gustos. Pero por encima de todo, es un placer disfrutar de vuestros comentarios y vuestros conocimientos. Igual que cuando me «enfrento»a la erudicción de Cavilius, a la diversidad y multiplicidad de conocimientos de Germánico, Urogallo y tú mismo, entre otros. Y todo ello sin olvidar al genuino Koenig. Lo dicho, lleva una rachilla que me siento abrumada por tanta sabiduría puesta de manifiesto de una forma tan natural y accesible para todos aquellos que tengan interés.

    Felicidades a todos.

  85. Rodrigo dice:

    Se agradecen los elogios, estimada Laurence, aunque provoques que me sonroje –y ya es segunda vez-. En lo que a mí concierne, creo que el sayo me queda grande: en modo alguno soy un compendio andante de conocimientos, sino sólo un mediano lector. Es mucho lo que debo esforzarme para estar más o menos a la altura de algunos ‘colegas’ comentaristas, mucho más sabios y eruditos que yo. No los menciono, que cualquiera los reconoce, y no quiero pasar por pelotillero. Además, son muchos los frentes temáticos en los que soy un verdadero ignorante: tratándose de Grecia y de Roma, por ejemplo, ahí es cuando me toca pasar inadvertido –para mi mucha vergüenza-.

    Algo bueno de conocer y aficionarse a este sitio es lo estimulante que resulta. Lo fuerza a uno a desoxidarse e invita a recuperar el gustillo del aprendizaje.

    Saludos afectuosos.

  86. cavilius dice:

    Pues gracias por la parte que me toca, Laurence, aunque pienso como Rodrigo. Lo único que me gusta de la palabra «erudito» es que suena a diminutivo; así soy yo, diminuto diminuto…

    Saludos

  87. Germánico dice:

    También suena a «eructito».

  88. Casio dice:

    Y tiene también un matiz peyorativo…

  89. Aretes dice:

    Pero sólo un matiz…

  90. Laurence dice:

    Como diría mi hermana… mira que sois pécoros y arpíos¡¡ jajajaja. A mi no se me ocurriría pensar en ningún matiz peyorativo… o …. puede que sí, pero no en esta ocasión¡¡¡ Al final dejo volar la imaginación y me hago cada representación mental de cada uno de vosotros que sería digno de plasmar. Ahora veo a Cavilius siempre vestido de griego, pequeñito y contando un cuento de Winnie the Pooh. Mi visión de Germánico también es muy peculiar. Tendré que seguir con el resto a ver hasta donde me lleva mi imaginación.

    Un saludo.

  91. Rodrigo dice:

    Cuenta, Laurence, cómo te imaginas a Germánico.
    Después de la anécdota de la vieja -perdón, señora- en el metro, o bus (no recuerdo bien) tengo una imagen muy definida. Je, je, je…

  92. Germánico dice:

    Eeeeh… A ver, a hablar de la Wehrmacht, y a mí dejadme tranquilo… Reflexión en voz alta (más para escurrir el bulto que para otra cosa…): ¿qué tendrá esta institución para que provoque, aún a estas alturas, las insensateces de tanto adolescente deslumbrado por sus uniformes y entorchados? Es una simple reflexión en «voz» alta, nada más.

  93. Rodrigo dice:

    Ja, ja, ja…

    Es verdad, lo de de meter el dedo en el ojo tiene su gracia.

  94. Rodrigo dice:

    Aparte: esa es buena pregunta para sociólogos. ¿No habrá alguno por ahí, dispuesto a contribuir? Sin abusar, que si les dan cuerda, no hay quien los pare.
    Digo.

  95. Laurence dice:

    Rodrigo…. cuando no nos oiga nadie te cuento cómo me imagino a Germánico muchas veces.. jajaja.

    La reflexión es buena. Y hasta se lo podría preguntar a un sociólogo, que lo veo en dos horas, pero sabiendo como desvaría en muchas ocasiones y las ideas radicales que tiene el resto de las veces… no se yo si iba a contribuir para aclarar mucho.

  96. Rodrigo dice:

    Vale, lo primero.

    Lo segundo: lo de desvariar y ser radicales es propio del gremio aquel. Mejor ni le preguntes, Laurence, capaz que te deje más dudas de las que lleves.

    ;-)

  97. Incitatus dice:

    Rodrigo enhorabuena por tu reseña, como siempre apetece que caiga en mis manos. Me he perdido todo el debate. Pero contestando a Urogallo, semanas atrás, ¿solo 200 libros? eso será de uno de los frentes supongo… al final me parece que eso es lo que tengo de libros de aviones de la SGM… y eso que soy de antigua.

  98. Rodrigo dice:

    Mil gracias, estimado Incitatus.

  99. Incitatus dice:

    Acabo de comprarme el libro, ya te contaré

  100. Germánico dice:

    Un apreciado compañero me ha hecho llegar la versión original en inglés de la aludida negación «permanente» a tratar el Holocusto en Nüremberg. La frase literal en inglés debería traducirse por «se vio excluido en buena medida…». La diferencia es abismal. Pues nada: agradecerle al traductor la jugadita.

  101. Germánico dice:

    Y bueno… a ver qué otras joyitas ha dejado por ahí. ¿El «huViera» de la referida página 257 (joder, ya me la sé de memoria) de quién será obra?

  102. Urogallo dice:

    Si son 200 libros sobre aviones, la mitad serán repetidos…ahora, si cuentas lo de Osprey.

  103. Germánico dice:

    «Holocusto»…

  104. Incitatus dice:

    Uro, es que alguno de los libros (comprados en EEUU o Reino Unido) valen por tamaño por 5 o 6 de los normales… jejejeje

  105. Rodrigo dice:

    En verdad, Germánico, una traducción deficiente crea dificultades gratuitas.

    Incitatus, dale hombre, a trabajar.
    ¿Yo?, psé. Tengo una polera con la siguiente inscripción:

    «EL TRABAJO NO MATA.
    (De todos modos, no me arriesgo)»

    ;-)

  106. Incitatus dice:

    Rodrigo, Aunque ya no fumo desgraciadamente:

    LOS FUMADORES AVISAN QUE TRABAJAR PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD

    ;-)

  107. Rodrigo dice:

    (Ja, ja, ja)

    Puesto que la salud es lo primero, y confirmado que QUIEN NADA HACE, NADA TEME, mi opción es la de hacer nada.

    Aaaah, dulce pereza…

  108. Javichu dice:

    Ya que estamos con frases…

    «CUANDO ME CANSO DE NO HACER NADA ME SIENTO A DESCANSAR Y SE ME PASA»

  109. Rodrigo dice:

    Excelente remedio, cien por ciento de efectividad.

  110. Incitatus dice:

    Descartes tenía otra muy buena:

    DICEN QUE EL MONO ES TAN INTELIGENTE QUE NO HABLA PARA QUE NO LO HAGAN TRABAJAR

  111. juanrio dice:

    Ah, el «dolce far niente», os adjunto otra «ME HE LIADO A NO HACER NADA Y NO HE PARADO», para cuando alquien pregunta que andas haciendo

  112. Rodrigo dice:

    Puestos a redactar el ‘Breviario de Sabiduría’ -y qué mejor sabio que el vago-:
    LA PEREZA ES LA MADRE DE TODAS LAS CIENCIAS.

  113. Incitatus dice:

    LOS VAGOS MUEVEN EL MUNDO ¿O ACASO NO ES EL OBJETIVO DE TODOS LOS INVENTOS SIMPLIFICARNOS LA VIDA?

  114. Germánico dice:

    Santísimo Javi del Amor Hermoso: ¡ese foro, que mira cómo está la peña!

  115. Urogallo dice:

    Javi de Los Remedios, en realidad.

  116. Germánico dice:

    Ateo…

  117. Incitatus dice:

    Javier del Gran Podé, ¡¡¡¡sí por favor!!!!

  118. juanrio dice:

    Si es que nos tienden la mano y nos cogemos la reseña….

  119. Germánico dice:

    Devoran sus propias reseñas… Joé, después habláis mal de los caníbales. Eso por lo menos se comen a los de otras tribus, y no a sus hijos…

  120. Rodrigo el Saturno-devora-hijos dice:

    Pero no, si esto está muy bien. Ha salido todo un compendio de sabiduría.
    Muy inspirador, por cierto.
    Y ahora, de vuelta al embrutecedor trabajo.

  121. Javi_LR dice:

    Foropatía, forotitis,
    forofilia, filoforos:
    aquí, Señor, hay de todo.
    ¡Ese foro de hislibris!

    En breve, dijo, en breve;
    no hay fiestas de guardar
    sin tiempo que esperar.
    Que sea la espera leve.

    (Perdón, Rodrigo. Ea, a laborar y a producir.)

  122. Rodrigo dice:

    (Vale, jefe. En eso estoy.)

  123. GUILLERMO dice:

    vamos rodrigo que la verdad pesa, y como.
    que bueno sería que algún autor ibérico se dispusiera a escribir un libro y otro a reseñar con igual claridad las atrocidades perpetradas por los españoles en américa cuando llegaron a exterminar, violar y saquear pueblos indefensos.
    eso sí, con la santa iglesia y la cruz al frente.
    vale para los yanquis, ingleses y franceces, exactamente igual de genocidas y terroristas como los primeros.
    los alemanes comparados con ustedes, parecen carmelitas descalzas.
    14082008

  124. David L dice:

    La historia no se repite nunca, por mucho que algunos se empeñen en afirmar lo contrario. La conquista de América no partió con la premisa de exterminar a sus pobladores indígenas, a diferencia de la idea nazi de eliminar a los judíos y de reducir a los eslavos a una condición de infrahumanidad terrible. Me dirás que los españoles también masacraron y entraron a sangre y fuego en muchas tierras americanas. No lo voy a negar, pero las diferencias con la Alemania nazi son abismales. Por poner un ejemplo, la viruela causó más muertes que las producidas por las armas, a parte de otra serie de causas que no sólo tienen en los hechos violentos su verdadero origen.

    Los españoles no tenían fuerza numérica para realizar un exterminio indígena por sí solos. Cuando Hernán Cortes derrotó a los aztecas lo hizo gracias a la inestimable ayuda de los tlaxcalas, enemigos acérrimos de aquellos. Las guerras entre los distintos pueblos indígenas que poblaban América existían antes de la llegada de los españoles. Tal vez éstos contribuyeron técnicamente a que éstas fueran más mortíferas, pero repito: solos nunca hubieran podido hacerse con los resortes de poder en el Nuevo Continente.

    Otro ejemplo de que la idea de exterminio no era ni estaba planificada desde la salida de la península ibérica, estriba en el mestizaje que se produjo entre los españoles y la población autóctona. ¿Podrían decir lo mismo los ingleses o los alemanes? Me temo que no.

    No es mi idea intentar presentar a mis compatriotas españoles como hermanitas de la caridad, pero tampoco se puede hacer demagogia y presentarlos como si hubieran sido los nazis del siglo XVI.

    Un saludo.

  125. Rodrigo dice:

    Atinadísimo planteamiento, David. Me parece que aquellas burdas generalizaciones apenas merecen respuesta, pero agradezco el esfuerzo de una réplica tan contundente como la tuya.

    Dicho por un sudamericano, chileno, que no español.

    Saludos.

  126. soy un aficionado a todo lo que conlleve al conocimiento; y a la historia en particular…..Se que todo lo que se ha escrito es prueba de que somos unos animales con infulas de poder y superioridad, pero hay algo mucho mas crudo en esto…..La distraccion; porque no se habla de lo que los EUA han hecho en otros lados por ejemplo la bomba en hiroshima….o de la farza que le conto al mundo de que la URRS era una amenaza para el mundo si lo unico que ellos querian era no tener tan cerca a alguien que les respirara tan cerca al cuello como ellos; ya que representa un peligro potencial para su ego y altruismo y crearon ciertos estamentos gubernamentales para demantelarlos y quedar ellos como los unicos duños del balon y del monopolio? solo sabemos lo que alguien nos dice o se tradujo pero todo esto esta sin censura?…..ya los alemanes pagaron su cuota por altruistas ahora pasemosle la cuenta a los EU…..Ademas porque ellos siempre se entrometen donde no los llaman acaso no sera por interes….?

  127. La maquiavelismo siempre ha sido la fascinacion y placer para algunos y perversion para otros de cual lado estas…..Ahora pregunto cual esla diferencia entre los animales y nosotros?…. yo digo ninguna puesto que nuestra finalidad esla misma preservar la especie….que opiunan ustedes? comprendamo0s cosas mas de raiz que nos competen desde siempre y no nos limitemos tanto a ver lo que ya paso y de lo que ya no se puede hacer nada…..No soy insensible solo trato de plantear preguntas un poco mas complejas y menos frivolas.

  128. Errar siempre sera de humanos…..Entonces si somos inteligentes no porque recocnocemos y aprendemos de nuestros errores sino porque dejamos de avctuar de una u otra forma irresponsablemente.

  129. jose enrique dice:

    lamento profundamente la torpe insistencia,de hacer leña del arbol caido,todos sabemos que las guerras son caldo de cultivo para que el ser humano despliegue sus peores instintos,lamento profundamente este intento de criminalizar al pueblo aleman en su totalidad,para asi poder seguir justificando ,la ingente cantidad de euros que el actual estado aleman dedica a reparaciones de guerra de la 1º de la 2º y como no a los pretendidos 6 millones de judios liquidados en el holocausto,creo que el sionismo internacioonal ha hecho,un buen trabajo,repitiendo machaconamente hasta la nausea las atrocidades del pueblo aleman en su conjunto,no olvidemos que estos señores son los que actualmente controlan la economia mundial y son responsables de la ruina de los pueblos que quedan atrapados en sus garras(ejemplo flagrante la argentina).La experiencia me demuestra que los pueblos que pierden la guerras son culpables desde la iniciacion de la propia guerra hasta de las consecuencias que se derivan de esta,he seguido con atencion los comentarios los veo comedidos, pero mas de uno sigue la version oficialista que es la politicamente correcta,se minimiza lo de Dresde,y casi se le da valor testimonial a la aberracion que supuso el echo de arrojar una bomba de hidrogeno,y otra atomica a dos ciudades de nulo valor mililtar,en un momento en el cual Iapon a traves de un miembro plenipotenciario nombrado para solicitar la rendicion incondicional,no tuvo la menor respuesta por parte de las autoridades norteamericana hasta despues de cometer el genocidio,por eso el libro lo califico de mas de lo mismo .-Espero que algun dia sepamos la realidad cuando los documentos de los aliados referente a esa guerra que nos queda tan lejana,»sean desclasificados»para entonces creo que yo mis hijos y mis nietos ya nos habremos ido de este planeta. saludos a todos

  130. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    Yo no he leído el libro pero estoy de acuerdo con José Enrique acerca de la injusta «criminalización» de todos los alemanes, más si se intenta criminalizar a los alemanes de hoy.

    Pero, con todas las atenuantes que Vd. quiera, lo cierto es que Hitler, y no sólo él, no vino de marte sino que fue enaltecido por sus compatriotas (lo mismo que Zapatero no vino de marte, sino que fue elegido por 9 millones de españoles, y ahora sufrimos las consecuencias todos). Así es que cada palo aguante su vela.

    Respecto a los bombardeos y ataques de otro tipo indiscriminados contra poblaciones civiles durante las dos grandes guerras está claramente probado lo adelantados que fueron los alemanes en estas prácticas, cosa que no debe olvidarse aunque pueda ser torpe la insistencia sobre ella.

    Cortésmente.

  131. David L dice:

    Por fin he podido leer este libro, aquí dejo mi opinión sobre el mismo:

    Entrando ya a detallar algunos de los aspectos más destacados del libro, comentar que pese a alguna que otra crítica leída respecto a su prosa, en mi caso, no me ha parecido que ésta fuese farragosa, es más, a mí me ha parecido muy clarividente y en ningún momento se me ha hecho cuesta arriba la lectura del mismo. Es más, me he quedado con ganas de seguir leyendo, me ha sabido a poco. Wofram Weite es un historiador alemán revisionista, dicho en el buen sentido de la palabra , intenta a lo largo y ancho de las más de 400 páginas que forman dicho trabajo demostrar al lector que el antisemitismo y el antibolchevismo fueron marcando el ADN de las fuerzas armadas alemanas desde mucho antes de la llegada de Hitler al poder, siendo con el líder nacionalsocialista llevado hasta sus últimas consecuencias gracias a una Wehrmacht colaboradora y partidaria de aplicar estas radicales medidas sobre el terreno. Wette se reafirma en recalcar que en Nuremberg no se trató a la Wehrmacht con el mismo rasero con el que fue tratada las SS como entidad político-militar, a pesar de tener un pasado y un presente muy marcado por su participación en actividades criminales, de las cuales el historiador alemán deja constancia. No hay duda para Wolfram Wette de que las fuerzas armadas alemanas fueron proclives a aceptar los preceptos nazis alentadas por una cultura predominantemente benévola hacia esos conceptos tan manidos una vez acabada la guerra mundial y la caída definitiva del nazismo. Para ello, la construcción de este mito de la Wehrmacht honorable han contribuido desde antiguos militares de la propia entidad militar, hasta los que una vez fueron sus enemigos en el campo de batalla, los Aliados anglosajones, todo ello producto del contexto de Guerra Fría surgido tras el final de la contienda. A pesar de que ya en los años setenta y ochenta surgieron voces menos condescendientes con ese mito de una “Wehrmacht limpia” no fue hasta una exposición sobre la Wehrmacht, organizada por el Instituto para la Investigación Social con sede en Hamburgo a mediados de los años noventa ,cuando de verdad estalla el debate, no sólo académico, sino también en la propia sociedad alemana sobre el papel jugado por sus fuerzas armadas en los crímenes contra la humanidad perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial.

    Con respecto a mi opinión personal debo decir que me ha parecido un libro sumamente interesante, un buen complemento, aunque con matices, a la obra de Omar Bartov “El Ejército de Hitler”, ya que Wette cree las fuerzas armadas alemanas ya portaban en su ADN un intenso antisemitismo y antibolchevismo que no hizo sino que aflorar hasta sus últimas consecuencias con la llegada de Hitler al poder, mientras que para Bartov parece que esta característica acabó por explotar tras la campaña rusa y las atrocidades cometidas en tierras soviéticas. Se acercan mucho ambos estudios, pero a mí me ha parecido que ambos enfocan el problema de forma diferente.

    En definitiva, agradecer a la editorial Crítica que nos acerque en español obras como la aquí reseñada por el amigo Rodrigo .

    Un saludo.

  132. Rodrigo dice:

    “… Wette cree las fuerzas armadas alemanas ya portaban en su ADN un intenso antisemitismo y antibolchevismo que no hizo sino que aflorar hasta sus últimas consecuencias con la llegada de Hitler al poder.”

    Creo que la idea resulta congruente con la atmósfera cultural prevaleciente en la Alemania de entreguerras. Un antisemitismo no tanto intenso como generalizado, más bien pasivo en el ámbito civil, si acaso más consciente y agresivo en el caso del ejército. Y bueno, el antibolchevismo era un sentimiento patente a lo largo y ancho de la sociedad (salvo entre los comunistas, obviamente).

    Encantado de recibir tu opinión, David. Sigo pensando que la traducción al castellano del libro de Bartov debería ser una prioridad.

    Saludos.

  133. David L dice:

    Estoy contigo Rodrigo en lo que respecta al libro de Bartov, una obra para deleitarse desde la primera hasta la última página.

    Un saludo.

  134. LUCIANA B dice:

    HOLA, ME PARECIO MUY INTERESANTE LA HISTORIA.QUISIERA SABER DE DONDE SACARON EL DIBUJO DE LA PORTADA, YA QUE YO TENGO UN CUCHILLO QUE CREO Q ES DEL EJERCITO ALEMAN, Q TIENE ESE DIBUJO EN EL MANGO, UN AGUILA Q SOSTIENE CON SUS GARRAS LA CRUZ.

  135. David L dice:

    La ilustración de la portada corresponde a una condecoración de la Luftwaffe(Arma Aérea). Aquí te dejo un enlace donde puede ver una igual:

    http://www.todocoleccion.net/condecoracion-alemana-luftwaffe~x30177601

    Un saludo.

Responder a Urogallo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hislibris te informa de que los datos de carácter personal que nos proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Ediciones Evohé, S.L. como responsable de esta web. La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicitamos (nombre y correo electrónico) es únicamente gestionar los comentarios que realices en este blog y jamás serán compartidos con terceros (salvo requerimiento legal). Legitimación: Al marcar la casilla de aceptación estás dando tu legítimo consentimiento para que tus datos sean tratados conforme a las finalidades de este formulario descritas en la política de privacidad. Como usuario e interesado te informamos de que los datos que nos facilitas estarán ubicados en los servidores de Factoría Digital (proveedor de hosting de Hislibris) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Factoría Digital. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en hislibris@hislibris.com e info@edicionesevohe.com, así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.