LA MAR ROJA DE SANGRE. LEPANTO – Álex Claramunt (ed.)

Mucho se ha escrito sobre la batalla que enfrentó a la Liga Santa y al Imperio Otomano en Lepanto allá por el año 1571. No hay más que dar un vistazo a la extensísima bibliografía mostrada en el libro que hoy reseño. La editorial Desperta Ferro, tal y como hizo con otra de sus publicaciones, dedicada al Desastre de Annual en la celebración de su centenario, afrontó el año pasado el 450º aniversario de la batalla de Lepanto, con un libro en el que varios autores desgranan, con orden y concierto, las causas, los sucesos acaecidos en los meses previos, la batalla naval, sus consecuencias y todas las circunstancias de interés que rodearon aquel encuentro bélico que  enfrentó ambas formaciones de naves, hombres y armamento, por el dominio del Mediterráneo. Y todo ello, realizado bajo la coordinación de Àlex Claramunt, director de la revista de la editorial dedicada a la Edad Moderna.

Este ensayo se reparte en una decena de capítulos firmados por una serie de historiadores e investigadores especialistas en la batalla y el contexto histórico que rodeaba a las corte otomana y a los aliados de la Liga Santa, conformada por un papado unificador y propulsor de la misma, la corte hispánica, Génova, la Orden de Malta y Venecia. Los cuatro primeros capítulos nos sitúan en el entorno mediterráneo durante la primera mitad del siglo XVI. Presentan la larga y compleja negociación entre los aliados cristianos para formar la gran alianza, la monumental organización logística de la flota, su formación y reunión antes de ir en busca del enemigo y, finalmente, la composición de la flota otomana y sus movimientos de expansión en el Mediterráneo Oriental, incluyendo la conquista de Chipre y la caída de Famagusta. En sus páginas observamos la compleja formación de la alianza cristiana, en la que una Venecia, siempre balanceante entre sus intereses económicos y mercantiles, veía perder importantes enclaves ante la expansión del turco, con quien no hace mucho había mantenido cierta relación amistosa. Esta situación  no ofrecía un exceso de confianza a Felipe II, quien, por otro lado, buscaba controlar el Mediterráneo occidental ante los ataques berberiscos, afianzados por el apoyo de Estambul. Fue el empuje y la voluntad de Pio V, además de la pérdida de Chipre, lo que forzó que los aliados llegaran a una compleja entente, dispuesta bajo el mando de un Juan de Austria, en quien tampoco el rey español tenía excesivas expectativas como comandante de la flota.

Los tres siguientes capítulos están expresamente dedicados a la batalla, dividiéndola por frentes, es decir, la batalla en el centro, donde se enfrentaron las galeras comandantes, el cuerno izquierdo cristiano, en donde la cercanía de la costa marcó, en cierta manera, el destino de la batalla, y el cuerno derecho cristiano, lugar donde las oportunidades de los otomanos de Uluj Alí para ganar la batalla, fueron mayores. En sus páginas se muestra la conformación de las flotas y sus formación, así como las circunstancias que favorecieron en el combate, a la Liga Santa. La utilización de la artillería, especialmente en la proa de las galeras y la presencia de un cierto número de galeazas artilleras, así como el armamento y la protección personal de la infantería cristiana, pusieron en principio, en ventaja a los cristianos. Posteriormente, la existencia de la reserva en las líneas cristianas permitió que se acudiera en ayuda del cuerno derecho de la Liga cuando se encontraron con graves dificultades.

Para terminar, tres capítulos tres, cierran este libro, abarcando la rápida reconstrucción de la armada otomana tras la batalla, lo que demostró que la victoria de Lepanto, resultando impresionante, también tuvo cierto perfil pírrico. También se ocupa de las importantes repercusiones y consecuencias de la batalla, en cuanto que cada aliado de la Liga propuso nuevos objetivos para la siguiente campaña. Tras la muerte del papa Pío V, se produjo la salida de la alianza de Venecia y su posterior tratado con los turcos, así como el abandono de Felipe II de su estrategia ofensiva, pasando a una fase defensiva en el Mediterráneo Occidental, mirando con recelo hacia la situación embarrada de los países Bajos, a donde terminó por enviar a D. Juan de Austria. Para terminar, el último capítulo se ocupa de las publicaciones que, en forma de poesía épica, se publicaron para más gloria de Lepanto, obras que marcaron el inicio de la historiografía literaria dedicada a semejante evento histórico.

Es cierto que, tanto la batalla de Lepanto como lo sucedido alrededor de ella en el Mediterráneo y en las cortes implicadas en la misma a lo largo del XVI, son temas profusamente tratados en el universo de los ensayos y los libros dedicados a su historia. No hay más que remarcar los importantes trabajos publicados en los últimos años, entre otros, por Roger Crowley y especialmente por Alessandro Barbero. Sin embargo, debo volver a llamar la atención del nivel de los autores que colaboran en la conformación de este ensayo que hoy reseño, especialmente en lo concierne a la propuesta de los estudiosos turcos, tales como Ídris Bostan y Hüseyin Sedar Tabakoblu, quienes aportan un muy interesante punto de vista de quienes salieron derrotados en aquella batalla. Por lo demás, la división de frentes a la hora de describir la batalla también da una diáfana visión de los sucedido en aquella jornada, todo lo cual hace que este libro presente una visión algo diferente de la que se ha considerado como una de las batallas navales más importantes de la historia universal.

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Àlex Claramunt Soto (ed.), La mar roja de sangre. Lepanto. Desperta Ferro Ediciones, 2021, 432 pp.

     

6 comentarios en “LA MAR ROJA DE SANGRE. LEPANTO – Álex Claramunt (ed.)

  1. Farsalia dice:

    Este caerá, sin duda, aunque no me suelen gustar los libros colectivos que reúnen capítulos más o menos «independientes»; pero ya sólo por la «mirada» turca valdrá la pena.

  2. Urogallo dice:

    Fecha inmejorable para publicar la reseña.

    Recuerdo que ya hablamos del libro en su momento, y mantengo lo que allí se habló: Lo refrescante que eran los puntos de vista diferentes y divergentes, ya que al fin y al cabo los hechos principales y la gloriosa e inmensa victoria de las armas cristianas es un hecho que superó a los siglos pasados y asombrará a los venideros.

  3. Balbo dice:

    Desde el libro de Alessandro Barbero y la novela de Luis Zueco, «Rojo amanecer en Lepanto», no he vuelto a leer nada sobre el tema. Habrá que hacerle un hueco a este nuevo trabajo que tan bien lo poneis, porque como muy bien puntualiza Urogallo y Cervantes a la vez, la batalla de Lepanto fue la “más alta ocasión que vieron los siglos”

    “¡Voto a Dios que me espanta esta grandeza
    y que diera un doblón por describilla!»

    (Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla, de Miguel de Cervantes… pero que muy bien podría describir la gesta de aquella batalla)

  4. Juan dice:

    Este ensayo desarrolla más en profundidad los contenidos de la revista Lepanto, contando con los mismos articulistas. Incluida la visión turca. que pone paños calientes hablando de la rapidez con la que se reconstruyó la flota, y obviando de que carecía de los capitanes de galera con experiencia suficiente para poder ser una potencia que disputara el Mediterráneo occidental. De ahí a la tregua había un paso.
    Obviamente quien quiera más y le sepa a poco la revista, ahí tiene el libro. Yp, personalmente no lo recomiendo. ni este ni ningún libro colectivo. Los gráficos de la revista, como siempre excelentes y muy explicativos.

  5. Iñigo dice:

    Pues ya que habláis de libros colectivos y lo acertado o no de su modelo, no puedo dejar de insistir en la recomendación del que también publicó Desperta Ferro Ediciones, dedicado al aniversario de Annual. Un libro colectivo casi perfecto, muy bien ensamblado capítulo a capítulo, como indico al principio de la reseña. Posiblemento con un resultado por encima del que tratamos aquí. Todo depende de la pericia del coordinador correspondiente, en ambos casos muy acertados.

  6. Urogallo dice:

    Me deprime el tema de Annual.

    Los libros de recopilación pueden ser buenos o malos, igual que los propios ensayos. Ninguna fórmula es mala intrínsecamente.

    Pero coincido en que lo ideal es un buen coordinador que realmente orqueste una obra equilibrada, y no que vaya pegando artículos sin coherencia.

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