LA LEVITACIÓN – Guillermo Sánchez
La decadencia de lo que fue la capital de mundo, Sevilla, avanzado el siglo XVII, es el panorama histórico y social en el que Guillermo Sánchez centra su obra. La bula pontificia que sin declarar como dogma de fe la Inmaculada Concepción de MarÃa, obligaba al silencio a quienes se resistÃan a aceptarla, sirve de pretexto al autor para adentrarse en las sinuosidades de tan compleja red social y urbana. Domeñada por el tráfico de influencias, la consentida corrupción, el influjo religioso y un desmedido y manirroto ejercicio de derroche en las finanzas. Felipe II forjador de un imperio sin ausencia de sol, prendió la mecha que, finalmente, hizo explotar el polvorÃn. No sólo era la necesidad de anexionar territorios, en esa peculiar mixtificación de lo divino y terreno en el que iglesia y estado formaban un tándem para conjurar, por devoción o potro de tormento, a los herejes. También la miseria, incultura y fanatismo que procuró intramuros. Mientras los galeones procedentes del Nuevo Mundo y atiborrados de plata y oro, continuaban incesantes remontando el Guadalquivir para atracar en el puerto hispalense, meta de su larguÃsimo periplo viajero.
El autor sevillano señala en el epÃlogo de la obra, citando a Luis Cernuda –este año se celebra el cincuenta aniversario de su fallecimiento en el exilio mejicano- que hay destinos humanos ligados con un lugar o con un paisaje. Los personajes de La levitación son arrojados como dados sobre el tapiz. Su destino está marcado por el grado de intoxicación en el que se encuentra la sociedad de la que forman parte. «Bienvenidos a la ciudad de la confusión y mal gobierno». Sin embargo, se zafan de éste y protagonizan su propio acontecer. Asà podemos ver como Bernardino Monroy y su esposa Catalina de AsÃs, son verdaderos gestores de la reeducación infantil y juvenil de un nutrido grupo de desharrapados niños. A los que enseña el oficio de escribano e impresor y educa en el amor a los libros, «Los libros hacen libre a quien los quiere bien». Uno de ellos, Juanelo, junto a su amigo Jusepe de Isasi, desmadejan el hilo argumental y condensan en sus avatares, cuitas y aventuras, una mirada vivaz y conspicua de cuanta magnificencia y miseria aglutina la sociedad del Siglo de Oro. Los pÃcaros, matachines, tahúres y una cohorte de tipos de los bajos fondos, nutren el poso más oscuro donde la vida no tiene precio, porque no vale absolutamente nada. Otros de mayor sofisticación aristocrática aspiran a más poder con la apoyatura de éstos y sus manejos en la sombra.
El autor hace fiel y sólido principio en la utilización de los vocablos empleados. Surtiendo de verdaderas joyas al lector, que no debe rendirse a la primera tentación de tomar el diccionario. El contexto va asintiendo el significado y abundando en la belleza de la lengua española, en la que aquél debe dejarse fluir. También el uso de germanÃas, giros y dichos dotan a la trama de ese contrapunto que beneficia el regusto por la curiosidad lectora. Hay una reivindicación de la estética del barroco en toda la obra. Se deja translucir en la pormenorizada descripción y la riqueza de las palabras que utiliza. A veces incluso dotando a la secuencia de cierto delirio.
En La levitación la existencia humana aparece con toda su crudeza y grandeza. Alma y conciencia se enfrentan al latrocinio y al fraude. La consistencia del mensaje impregnado de cierta moral y ética, nos invita a reflexionar. Hoy continúan vigentes las cuestiones planteadas en esta obra. La cruenta realidad en la que los valores benefactores e Ãntegros se ven abocados a la exclusión por el influjo económico. Como señala uno de los personajes, «no somos pobres, estamos pobres». La pobreza no sólo se contiene en el estómago. El Padre Medrano lo define con sabia descripción: «el corazón del mundo latÃa sin compás». Qué mejor y mayor precisión que ésta para considerar el mundo contemporáneo.
Editorial Jirones de Azul.
Colección Mundus.
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Ummm… tiene buena pinta. Hace poco reseñé El Comedido Hidalgo que iba sobre la misma época, años finales de Felipe II, en Sevilla y me resultó muy interesante. Me imagino segun nos cuentas que este estará tambien muy bien. ¡Gracias por la reseña Pedro Luis!
Querido amigo:
un placer recibir tus palabras desde la complicidad que atesoran.
Gracias a ti por refrendar mi visión y secuencia literaria sobre la obra que reseño. Estoy seguro que la que me comentas y compartes reunirá ese aliento que describes.
Saludos afectuosos.
Pedro Luis Ibáñez Lérida.
Apasionante.
¡Bienvenido, Predro Luis! Buen estreno.
Querido amigo:
gracias por tu amabilidad en darme la bienvenida. Honrado por tus palabras consideradas y afectuosas.
En todo caso bienhallado.
Saludos afectuosos.
Pedro Luis Ibáñez Lérida.
Querido amigo:
gracias por hacernos participes de tus impresiones. Espero poder continuar contando con tu lectura.
Saludos afectuosos.
Pedro Luis Ibáñez Lérida.
¡Enhorabuena por tu estreno en Hislibris, Pedro Luis! Y has entrado con muy buen pie! Esperamos que continúes tu colaboración con más reseñas. Me encanta el siglo de oro y me parece que ese libro es sugerente e interesante, a juzgar por lo que dices. No conocÃa a ese autor. Es estupendo encontrar autores nuevos con obras destacables.
Querido amigo Ariodante:
gracias por la amabilidad de tus palabras y deseos. El Siglo de Oro es un periodo histórico realmente apasionante por su luces, pero también, aunque resulte paradójico, por sus sombras. Me alegra que, en cierta manera, propicie el descubrimiento de nuevos autores con una más que interesante pulsión narrativa.
Saludos afectuosos.
Pedro Luis Ibáñez Lérida.
Por si alguien quiere ver al autor (me moderarán, seguro) …http://www.youtube.com/watch?v=u0juTTb0uio
Querido amigo Ariodante:
siempre un placer que a la lectura del texto se adiciones complemente la palabra del autor. Mi gratitud por tu rica aportación.
Saludos afectuosos.
Pedro Luis Ibáñez Lérida
Excelente novela que gustará a todo tipo de público. Al leerla te enganchas desde la primera lÃnea y te transporta a un tiempo del que, como dice la crÃtica, no somos tan ajenos como podrÃamos pensar porque hay cosas del universal humano que no cambian.
La trama está magnificamente trabada y la narración es de lo mejor de los últimos tiempos.Hay partes del libro en las que parece que estés asistiendo a una faena de Curro en la Maestranza, de aquellas que hacen época, tras cada frase escuchas un ole, estética barroca en estado puro, porque el barroco también es un arte literario. Este libro está llamado a ser el gran acontecimiento editorial de las letras españolas. Más que recomendable.
Querido amigo Manuel Francisco:
por compartir tus impresiones e invitar a su lectura.
Saludos afectuosos.
pedro Luis Ibáñez Lérida.