LA FRECUENTE OSCURIDAD DE NUESTROS DÍAS. UNA ESTADOUNIDENSE EN LA RESISTENCIA ALEMANA CONTRA HITLER – Rebecca Donner

“Ernst y Harro intercambian algunas bromas. Luego Ernst se pone serio. Le dice a Harro que sus actividades en la resistencia son peligrosas. Es más: son traicioneras. Está cometiendo «un delito».
La encantadora sonrisa de Harro se desvanece. Su mirada adquiere una expresión más dura.
«La inactividad», le dice Harro, es «el mayor delito de todos»”.

Que durante la Segunda Guerra Mundial se edificó una oposición al nazismo de naturaleza clandestina en algunos territorios ocupados, es un hecho bastante conocido. En Francia y Checoslovaquia, por ejemplo, la “Resistencia” hizo grandes esfuerzos por sacudirse el yugo que los alemanes impusieron a esos países. Es, en cambio, menos sabido que también existió una resistencia al régimen nazi en el mismo seno de la nación germana, en su capital, Berlín.

No todos los alemanes se dejaron embaucar por la figura de Hitler. No todos miraron hacia otro lado ante el horror nazi. No todos prefirieron vivir en una cómoda ignorancia de las atrocidades que se cometían en los campos de concentración mientras duró la Segunda Guerra Mundial, e incluso antes. Por el contrario, hubo un buen puñado que decidió plantar cara y no dejarse doblegar. El libro de Rebecca Donner La frecuente oscuridad de nuestros días nos ofrece el relato de esos grupos de resistencia que se gestaron y llevaron a cabo su labor en tierras alemanas, pues fueron capaces de ver el terrible destino que esperaba a su nación y a sus habitantes con el ascenso al poder del líder totalitario fascista llamado Adolf Hitler. Y curiosamente, el libro se centra en la historia de un miembro de la resistencia alemana que no era alemán, sino de Milwaukee, Estados Unidos. Una mujer llamada Mildred Harnack.

Mildred Fish nació en 1902 y en 1926 se casó con Arvid Harnack, joven alemán a quien conoció durante los estudios de posgrado. Pocos años después se instalaron en Berlín, donde ella se dedicó a trabajar como profesora de inglés mientras finalizaba su doctorado (ella solía cantar a sus alumnos, gente heterogénea de clase obrera en su mayoría, John Brown’s Body, canción de libertad y antiesclavista por antonomasia). Al inicio de los años 30 irrumpió en el gobierno de Alemania el nazismo, ideología con la que el matrimonio Harnack no comulgaba en absoluto. Ambos promovieron la creación de un “círculo de discusión”, formado principalmente por alumnos de Mildred. El signo de los tiempos llevó al círculo a plantearse preguntas genéricas pero candentes: ¿qué está pasando?, ¿qué podemos hacer? Los regímenes totalitarios tienen la particularidad de considerar enemigo a todo aquel que no comparte sus ideas, de modo que el círculo de Mildred no tardó en pasar a la clandestinidad, verse obligado a realizar actividades ilegales y sufrir persecución policial. Pero lejos de claudicar, el círculo persistió.

El libro de Rebecca Donner no es una novela, pero su composición, ritmo y manera de relatar los hechos dan la sensación de estar leyendo ficción. Con cadencia y buen detalle, en sus páginas se nos cuenta cómo Hitler y la ideología nazi se van haciendo poco a poco y de modo inexorable dueños de todo. Las leyes que coartan libertades básicas se van sucediendo una tras otra, hasta llegar a la ley que da plenos poderes a Adolf Hitler. En ese momento lo que queda de democracia parlamentaria en Alemania se transforma, con la aquiescencia de los propios parlamentarios, en una dictadura. Una vez instalado en lo más alto de la pirámide del poder, el nazismo se despliega por Alemania como una mancha oscura que todo lo destruye: leyes discriminatorias encaminadas a preservar la pureza de la raza germana, leyes que otorgan amplísimos y abusivos poderes al gobierno nazi, leyes que atentan directamente contra los judíos (como las leyes de Núremberg de 1935), asesinatos indiscriminados realizados sin ningún pudor “por el bien de Alemania”, juicios sin garantías (los nazis recuperaron el uso de la guillotina para la pena capital, por ser un sistema rápido y efectivo), creación de campos de trabajo en los que encerrar a los indeseables, campos de exterminio donde acabar con ellos… La ideología nazi se imprime en todos los aspectos de la vida; está prohibido criticar a Hitler, es obligatorio saludar y despedirse con un Heil Hitler

¿Cómo los alemanes dejaron someter sus mentes al nazismo? Por una mezcla de miedo y “lavado de cerebro”, quizá. Cuenta Rebecca Donner cómo el gobierno alemán, bajo los auspicios de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda, veló por la fabricación de un modelo de aparato de radio que fuera asequible para el bolsillo de cualquier alemán. “¿Qué pasaría si cada alemán, joven o viejo, rico o pobre, habitante de la ciudad o del campo, pudiera escuchar la voz de Hitler aunque viviera a kilómetros de su megáfono?”. A través de la radio (y con la seguridad de que los aparatos receptores no tenían alcance para captar emisoras extranjeras), el nazismo llegó a los oídos de todo el país. “Sin la radio”, dijo Goebbels en 1933, “no nos habría sido posible tomar el poder ni utilizarlo del modo en que lo hemos hecho”.

Entre la resistencia pasiva (Resistenz: por ejemplo, negarse a decir Heil Hitler) y la activa (Widerstand: escribir panfletos, ayudar a los judíos), Mildred y su círculo optó por esta última. El arma que utilizaron contra el nazismo fueron las octavillas, y ocasionalmente ayudaron a algunos judíos a huir del país. El riesgo era alto: arrestos, multas, palizas, torturas, campos de concentración… Pero Mildred era optimista. Como dice la autora:

Aun así, ella se aferra a la esperanza de que es posible combatir el fascismo. A todos esos nazis que deambulan por los pasillos del gobierno marchando al paso de la oca se les puede derrotar; es posible arrebatarles de las manos las riendas del poder. Si se le da la oportunidad, Alemania podría convertirse en un modelo que otros países de todo el mundo podrían seguir; un modelo de justicia, decencia e igualdad. Tal es la firme creencia de Mildred.

El mundo en el que Mildred y su marido Arvid se hallan inmersos se percibe cada vez más opresivo, más restrictivo, más peligroso. Un mundo en el que el horror se afianzaba a marchas forzadas, y no solo en Alemania: se mencionan también en el libro las purgas de Stalin, así como el increíble pacto de no agresión entre el comunismo y el nazismo, entre Hitler y Stalin. Un mundo que desembocó en una guerra terrible, en el momento en que Gran Bretaña decidió reaccionar y abandonó su pasividad ante la evidente política beligerante de Hitler, quien llevaba años «preparándose para la guerra». Se inauguró así para Mildred y Arvid su relación con el espionaje a alta escala, el ruso (sofisticado, metódico y de larga tradición) y el estadounidense (desmadejado, descentralizado, desordenado). Mildred y su marido Arvid se vieron envueltos en la compleja red de mensajes en clave que se tejió en torno al gobierno de Hitler, un juego peligrosísimo en virtud del cual el matrimonio Harnack y su círculo pasaban a ser auténticos enemigos del estado alemán.

El libro avanza a ritmo de documental con profundo dramatismo. En sus pequeños capítulos se despliegan las acciones de Mildred, de Arvid y de un amplio elenco de hombres y  mujeres que lucharon por la defensa de Alemania contra el dominio nazi. Se trata de un cúmulo de historias reales, documentadas hasta la extenuación por Rebecca Donner, quien ha consultado innumerables archivos, diarios, memorias, cartas, ha verificado testimonios y ha realizado entrevistas (incluida la realizada en 2016 a Don Heath, un hombre de 89 años que colaboró en las tareas de espionaje de Mildred cuando apenas contaba con 11). La abuela de la autora era sobrina de Mildred, y también ha supuesto una fuente de información de primera mano, como confiesa Rebecca Donner en las últimas páginas. Unas páginas que recogen la degradación física y mental de Mildred Harnack en sus últimos días, cuando le quedaba muy poco para que la cabeza le fuera separada de su cuerpo por la hoja de una guillotina. Aun así, en aquellos últimos momentos tuvo ánimo para traducir del alemán unos versos de Goethe, que son un canto a la esperanza por un futuro mejor:

De la frecuente oscuridad de nuestros días
nos dio un Dios compensación -loado sea-
en el deber de alzar al cielo la mirada,
en el sol y la virtud y la belleza.

 

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Rebecca Donner, La frecuente oscuridad de nuestros días. Una estadounidense en la resistencia alemana contra Hitler (traducción de Francisco J. Ramos Mena). Barcelona, Libros del Asteroide, 2023, 667 páginas.

 

     

7 comentarios en “LA FRECUENTE OSCURIDAD DE NUESTROS DÍAS. UNA ESTADOUNIDENSE EN LA RESISTENCIA ALEMANA CONTRA HITLER – Rebecca Donner

  1. Farsalia dice:

    Lo tengo entre mis futuribles, la reseña me abre aún más el apetito.

  2. cavilius dice:

    Pues cuando pase de futurible a «presentible», verás que el libro realmente merece la pena.

  3. Iñigo dice:

    Le eché el ojo con ganas cuando se publicó… Buen reseña de un libro que pinta de maravilla… Bien hecho.

  4. cavilius dice:

    Gracias. Es un libro apasionante, y pese a que pueda parecer muy largo (más de 600 páginas), se lee con agilidad y creciente interés. Una excelente lectura.

  5. juanrio dice:

    gracias Cavilius, lo tengo en la pila para próxima lectura, bien recomendado ahora de dis personas de confianza. Leí no hace mucho otro, Creían que eran libres de Milton Mayer que toca parte del tema de este, el uso de la radio y la propaganda fundamentalmente, y me resultó muy interesante también

  6. Macario dice:

    Pedazo de libro. Sin duda top 5 del año para mí. Las 600 páginas, con el trabajo de edición, fotos, relaciones, separación de capítulos, etc, se quedan en 400. No lo digo como algo positivo, sino para quitar perezas, que el tocho puede asustar.

  7. hahael dice:

    Gracias Cavilius, lo tendré que leer o pedirle a mi clon que lo haga por mí. Se me acumula el trabajo, pero el tema me interesa.

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