LA FRAGATA LIGERA – Luis Delgado Bañón

LA FRAGATA LIGERA - Luis Delgado Bañón.Llegamos por fin a cumplir la segunda decena de la Saga Marinera Española de Luis Delgado Bañón (Murcia, 1946), prolífico escritor, investigador histórico y marino profesional en situación de retiro, autor del que ya hemos comentado novelas en diversas ocasiones. Cuatro generaciones de marinos Leñanza han pasado por estas páginas para contarnos sus aventuras a la par que la historia española: desde el pobre galeote de Fuentelahiguera de Albatages, en pleno siglo XVIII que descubre el mar con grandes penalidades, pasando por su hijo Francisco, Gigante, que por medios poco ortodoxos consigue entrar en el Cuerpo de Guardiamarinas pero desarrolla por propios méritos una magnífica y honorable carrera que concluye en la batalla de Trafalgar donde entrega la vida con sangre y honor; tomando el relevo en el relato Santiago, un segundo Gigante, que vive aventuras americanas y europeas, en mar y guerra, adquiriendo honor en diversos lances para continuar la tradición familiar, hasta que en esta narración de nuevo un Francisco, al que apodan Pecas, se incorpora a la mar mientras el padre está en situación, primero de destierro ―por apoyar posiciones contrarias a los deseos reales― y luego de cuartel en la Península, revuelta por un continuo movimiento de protestas y alzamientos militares, ante el desastroso gobierno absoluto de un rey supuestamente deseado. Sin embargo, el padre encuentra una manera gozosa de pasar esos años en feliz compañía que le resarce de otras desgracias, mientras el hijo navega por el Caribe en busca de aventuras y honor, ansioso de ver mundo, a bordo de la fragata Ligera.

¿Qué pasa en España, mientras tanto? Fernando VII, gobernante absoluto, instalado en el trono tras la guerra de Independencia, ha de soportar una larga lista de pronunciamientos militares, y finalmente accede ―de mala gana― a aceptar la Constitución de 1812 y las limitaciones que ésta le impone en el gobierno de la nación. Pero con una bala en la recámara: en cuanto pueda, retomar el poder. Ello sucede al fin del llamado trienio constitucional, a lo largo del cual los gobernantes liberales aprovechan para tomar una serie de medidas, quizás por tan ansiadas, aplicadas con demasiada rapidez y rotundidad, no asimiladas por las fuerzas vivas y reaccionarias como diversas limitaciones a la autoridad real y eclesial (¡con la Iglesia hemos topado, Sancho!), en una etapa en la que, superado el periodo revolucionario, en Europa volvían a restaurarse los monarcas absolutos ―la Santa Alianza― y España parecía entrar en un proceso peligroso que había que frenar.

El propio ruedo político español se hallaba terriblemente dividido: los liberales se enfrentaban entre sí en diversas facciones, y los absolutistas también, aunque probablemente éstos se unieran antes que aquellos, con el resultado que conocemos: el aplastamiento por parte de Fernando VII del intento liberal de democratizar y racionalizar la política, el popular «¡vivan las caenas!», y a poner el cuello para que nos lo pisen, que resulta más soportable que ejercer la libertad. Por descontado, una vez que el rey, ayudado por los llamados «cien mil hijos de San Luis» que cruzaron la Península en loor de multitudes, saludados casi como libertadores en vez de cómo invasores, volvió a tomar las riendas del poder, se aplicó inmediatamente a la tarea de deshacer todo lo que se había hecho en esos tres años, una tradición muy española, por desgracia: derogó las leyes, destituyó los cargos, fusiló a cantidad de oponentes y encarceló o desterró a los restantes que no habían tenido tiempo de escapar.

Y mientras en la Península discutían y enfrentaban entre sí las fuerzas políticas y sociales, descuidábase la mar, y por tanto la ultramar: las posesiones americanas, reclamadas para sí por las fuerzas independentistas, aprovechaban la debilidad metropolitana y las guerras intestinas que políticos de una u otra facción llevaban a cabo para avanzar posiciones y ganar terreno, que ya no se iba a recuperar. La Real Armada seguía bajo mínimos, sin pertrechos, sin material, caudales y personal humano. Las tripulaciones por debajo de lo imprescindible, frenada la construcción naval y muchos oficiales pasando necesidad por ausencia de paga. En este oscuro y desalentador panorama se enmarca la acción de la novela, dividida en tres partes diferenciadas por el narrador y el escenario.

En la parte primera del libro, tras un capítulo en el que se hace resumen de las andanzas marineras y terrestres de los Leñanza en las distintas generaciones, el autor nos pone en antecedentes de la situación que vive España hacia el año 20 del siglo XIX, por medio, entre otras cosas, de una interesante conversación entre el general D. Cayetano Valdés, recién nombrado Ministro de la Guerra, con el jefe de escuadra Santiago Leñanza, en el Palacio madrileño de los Montefrío. Conversación que destila malos augurios de futuro.

En la segunda y central parte del libro, la acción pasa a Francisco, Pecas. El hijo de Santiago Leñanza toma la palabra y nos narra, con la ilusión y entusiasmo de sus dieciséis años, la navegación hacia Tierra Firme ya como alférez de fragata, el bautizo de sangre y fuego con la primera batalla, frente a las costas venezolanas y las complicaciones que se derivan de los pobrísimos medios de que se ha de valer la pequeña escuadra que encabeza la fragata Ligera, comandada por el capitán D. Ángel Laborde, frente a los insurgentes independentistas que, ayudados por las potencias anglosajonas, les presentan batalla tanto en tierra como en la mar.

La fragata Ligera proviene de las últimas aportaciones rusas a la Real Armada, por lo que todos dudan de la estructura y seguridad del buque, puesto que los navíos negros han demostrado ser un completo desastre. Aun así la fragata es marinera, y su presencia impone un respeto en la zona, llamándola capitana de las aguas venezolanas. La narración del combate nocturno frente a Puerto Cabello, en el que Francisco toma parte activa, atrae poderosamente y mantiene muy bien la tensión y el dramatismo. En la campaña en Tierra Firme la Ligera realiza varias acciones victoriosas colaborando Armada y Ejército, aunque con ciertas discrepancias y tensiones, hasta que la pobre fragata, que tiene los días contados, debe derivar a un punto final.

En la tercera y última parte del libro retoma el relato Santiago de Leñanza, que tras plácidos días de intimidad y aislamiento, ve como los últimos acontecimientos trastocan vida y proyectos hasta el punto de temer por el inmediato futuro. La invasión francesa, la huida del gobierno hacia al sur, la separación familiar, toda esta parte nos mantiene en vilo, porque las novedades van sucediendo vertiginosamente. Por otra parte, la situación personal de Santiago cambia de repente, a la vez que la política deviene peligrosa y dramática, decepcionante para una persona de honor, que se siente incapaz de aceptar que el rey al que sirve falte a la palabra dada.

Destila el texto no tanto tristeza como en otros casos, a causa del deterioro de la Real Armada y del país, sino cierta agresividad, franco enojo por la posición claramente traicionera de un monarca que piensa más en sí que en su pueblo; apreciándose un lenguaje bastante más subido de tono entre los oficiales, comprensible, pero a veces demasiado contemporáneo, mientras que el lenguaje general de la narración se mantiene dentro de los cánones y las expresiones habituales de la época, cosa que por otra parte el autor cuida mucho. Quizás haya en la parte marinera un excesivo empleo de términos muy técnicos, aunque explicados siempre con notas a pie de página. Acompaña la edición un sencillo mapa, aunque suficiente, de las tierras caribeñas donde tiene lugar la acción marinera.

En suma: en la novela que cumple el número vigésimo de la Saga, tenemos acción a raudales, tensión, amores, alguna sorpresa en la ficción, explicación histórica peninsular y marinera de ultramar. Navegamos, luchamos, amamos con los protagonistas, que se alternan de modo bastante equilibrado para darnos una amplia y detallada visión de esos tres años que tanta esperanza de avance supusieron para el país, esperanza truncada y pisoteada por la traición real. Del general Valdés en su forzado exilio final viene a decir el autor por boca del protagonista: Dios, qué buen vasallo, si hubiera buen señor...

La fragata Ligera
Luis Delgado Bañón.
Ed. Noray, 2011

Ariodante
Diciembre 2011

[tags]Luis Delgado Bañón, Leñanza, fragata Ligera, Fernando VII[/tags]

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18 comentarios en “LA FRAGATA LIGERA – Luis Delgado Bañón

  1. Darklyes dice:

    Hola Ariodante. Muy buena reseña, como siempre.

    La verdad es que me atrae mucho leer algo de Delgado Bañón, que al parecer es amiguete de un tío mio que ha estado en la Armada toda la vida y que conoce al autor porque dirigió el Museo Naval de Cartagena. Luis Delgado Bañón, dicen, es un erudito en la materia y escribe de forma amena y no como Patrick O´brian que al menos a mi me parece un poco farragoso. Pese a que siempre me he sentido tentado de adquirir alguna novela suya después al final nunca lo hago. ¿Serías tan amable de decirme qué título abre esta serie sobre la marina española?. Probablemente me haga con él estas navidades en alguna edición de bolsillo para probar.

    Gracias de antemano y saludos

  2. lohengrin dice:

    ¡Precisamente ahora tengo entre manos ‘El navío Alejandro I’!

    Darkyles, el primero es ‘La galera Santa Bárbara’ pero no creo que haya edición en bolsillo. Sí que puedes elegir entre la edición entapa dura de Noray o la antigua de Aglaya en tapa blanda si la encuentras.

  3. Darklyes dice:

    Okis, muchas gracias lohengrin! Voy a ver qué encuentro por ahí…

  4. Darklyes dice:

    Si, además acabo de ver que está reseñada en Hislibris, también por Ariodante.

    https://www.hislibris.com/la-galera-santa-barbara-luis-delgado/

    Um, creo que empezaré con la Santa Bárbara.

    Además mi tío está siempre recomendándome que lea libros del autor… habrá que darle gusto.

  5. ARIODANTE dice:

    Gracias, Darklyes, por tu comentario. Si pinchas en el nombre del autor, en la reseña, puedes entrar en su blog, y allí informarte de todos los detalles y despejar dudas. tienes el listado de las novelas por orden, fotos, ilustraciones, etc. Pero aun así, te digo: la primera de la Saga es La galera Santa Bárbara, de cuya reseña también soy autora en estas páginas. No te pongo el enlace que me moderará el sistema. Pero búscalo y es fácil de encontrar. Además está en el blog de Luis todas mis reseñas y las de Valeria y otras personas.
    Y si estás en Madrid, ya sabes que el lunes presenta su libro.

  6. Darklyes dice:

    ¡¡Mira que lo tenia fácil!!

    Muchas gracias Ariodante. Ya he estado consultando el blog de Luis Delgado Bañón. Te lo agradezco. Procuraré hacerme con la primera y dejar mis impresiones aquí en Hislibris una vez finiquitado.

    Saludos

  7. Valeria dice:

    Ario, me vas a permitir que no me haya leído tu reseña, porque todavía no me he leído este tomo de la saga y no quiero que nadie me adelante absolutamente nada del argumento. Curiosamente ahora estoy con una novelita sobre barcos…pero se desarrolla en la primera guerra mundial. Por supuesto, no tengo duda ninguna de que estarán, reseña y novela, a la altura de otras que las precedieron.

    Aprovecho para desearte que en la presentación del próximo lunes todo vaya sobre ruedas (y recuerda que, si te dejan, tienes que darle algo a Luis de mi parte ;-) )

  8. Darklyes dice:

    Valeria, ¿tu también te has leido los diecinueve anteriores?

    ¿Qué te parecen?

    Si no es mucho preguntar…

  9. Javier dice:

    Darkyles yo no solo he leido los que ha publicado Noray. Sinceramente creo que no encontrarás en el mercado ninguna novela histórica marítima sobre el siglo XVIII tan bien documentada, escrita y tienen todas los elementos novelescos justos para que cada una de las novelas se lean de un tiron. Altamente recomendables todas ellas Darkyles.

  10. ARIODANTE dice:

    Valeria querida: yo te dejo que te leas o que dejes de leer lo que tu quieras. ¡Faltaría plus!
    Aún así, he de decir que he intentado por todos los medios no revelar nada que pueda estropear la lectura, puesto que ya en varias ocasiones me han sugerido que soy un poco bocazas, tanto así que he procurado hablar más del marco y el escenario histórico y no tanto de la historia de ficción.

  11. ARIODANTE dice:

    No sé si en olor de multitud me podré acercar a Luis, pero lo intentaré de todos modos.

  12. Darklyes dice:

    Javier: Pues muchas gracias… como dije antes, caerá La Galera Santa Bárbara.

  13. Valeria dice:

    Hola, Darklyes.

    Mi primera reseña en Hislibris fue la novela de Delgado Bañón sobre Trafalgar. Fue para mí un maravilloso descubrimiento. A partir de ahí, conseguí hacerme poco a poco con algunas novelas anteriores, y gracias a una librería náutica que puso los libros de Áglaya en oferta, conseguí hace tiempo casi todos los que me faltaban por cuatro perras; no me faltan muchos por leer, un par de ellos creo.

    Entre tantos libros que conforman la saga, es normal que haya altibajos, y también hay novelas con las que conectas más que con otras. Luis Delgado tiene el mérito de escribir novela histórica naval de altísima calidad, muy bien documentada (los acontecimientos narrados siempre tienen como base hechos reales, aunque los personajes sean inventados), y cuidando muchísimo el estilo, el aspecto formal. Se respeta la jerga marítima sin hacerla innaccesible al profano, que es lo que acongoja en muchos casos con otros autores, y algunas de sus obras son más historia novelada que novela histórica. Pero una buenísima historia novelada. Y una gran lección acerca de lo que los hombres del mar consiguieron en siglos pretéritos.

    De mis favoritas, dos de ellas están aquí reseñadas, Trafalgar y La fragata Andorinha. Reconozco que, en general, me gustan más las últimas novelas, quizás porque todo escritor crece también con sus obras; las primeras me parecen en algunas ocasiones un poco predecibles, y con un exceso de almíbar que no es muy de mi gusto. También es verdad que la edad y la formación de los protagonistas tiene que limitar las primeras aventuras. Pero cualquier amante de la novela histórica naval tiene que leer a Delgado Bañón.

    Y luego, nos cuentas.

  14. lohengrin dice:

    No olvides ‘La fragata Princesa’ en la Alta Californias

  15. Darklyes dice:

    Muchas gracias Valeria y lohengrin. De momento estoy buscando la Santa Bárbara aunque está dificil. Al parecer está a la espera de reedición. En cuanto consiga la novela y la lea, compartiré mis impresiones con vosotros.

    Gracias una vez más y un saludo

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