LA DICTADURA DE FRANCO – Javier Tusell

Con motivo del trigésimo aniversario de la muerte de Franco; y con este, El Caudillo- Centinela de Occidente- Luz y Guía de la Cruzada Nacional- Antorcha Incombustible de las Esencias Patrias , revolviéndose en el frío suelo de la Cripta de Cuelgamuros, no sabemos si porque todavía le dura la indigestión por el caldo gallego que se tomó horas antes de ser ingresado en La Paz o por haber oido a la calaña nacional-socialista catalana presentar su proyecto de disolución de la España Eterna; releo con atención este librillo del «Científico-Historiador», ya fallecido, Javier Tusell.

El libro fue publicado en 1988, y su planteamiento responde a una discusión, encendida, que involucró tanto a historiadores como a sociólogos sobre la naturaleza del franquismo. Polémica, si hoy en día se la puede llamar así, muy propia de los años que siguieron a la muerte del que iba por ahi «con la hija de la mano, inaugurando pantanos…» como decía la copla de la época.

Me sorprende en esta segunda lectura el objetivo del libro: la explicación de esa naturaleza de un régimen tan longevo. Porque tal discusión está desde hace muchos años completamente clausurada… por la sencilla razón de que ya a nadie interesa y porque, como toda polémica entre «científicos sociales» de diverso pelaje, esta tiene su tiempo y su contexto.
Tal vez la forma más lógica a la hora de hacer una crítica del Régimen , desde posiciones de izquierda aunque no solo desde estas, fuese mediante su desentrañamiento, buscando la esencia de ese «sistema político» que duró tanto y utilizando una pretendida objetividad que, desde luego, hoy en día, les falta a todos los historiadores que se acercan a ese período o al de la Guerra Civil.
La crítica, por tanto, se hizo mediante el análisis del «alma» del franquismo, con ciertas dosis de moderación, pues imagino que la memoria del difunto, y su larga sombra institucional, todavía seguían presentes después de su muerte.

Aunque ya bastante apolillado este debate, muchos de sus argumentos y caractizaciones nos pueden servir para modelar nuestra idea sobre el Franquismo, y bastante menos, sobre su figura.

Tusell, tan dado al cientifismo histórico, con sus realidades empíricas mensurables fruto de una permanente observación sobre la realidad política y social, hizo este análisis sobre tres bases:

1- Introducción taxonómica sobre los sistemas e ideologías de derecha en la Europa contemporánea con
sus variantes nacionales, analizando sus ideologías y sistemas. Capítulo 1: » Derecha Contemporánea y Dictadura».

2- Explicación del régimen de Franco y su naturaleza en el capítulo 2: «La peculiaridad del Franquismo».

3- Comparación del franquismo con los regímenes salazarista-portugués y fascista-italiano en el capítulo 3: » El Franquismo y las dictaduras contemporáneas».

Como se ve, Tusell no evitaba la caracterización del Régimen sin olvidarse de ese » quehacer» histórico tan suyo que lo entroncaba casi directamente con el mundo de la Entomología.
Porque siendo sinceros, cuando lo leí por primera vez el libro me gustó, ahora, en esta relectura, tanto magisterio y pedagogía me resultan chirriantes.

Tusell comienza bien con su caracterización del Régimen al alejarlo de cualquier consideración del mismo como fascista y, por extensión, como un sistema totalitario. Un análisis mínimo de su «arquitectura» institucional, de su organización política y de su «ideología» no resisten la comparación con regímenes como el de Mussolini o Hitler.
Y qué decir de una supuesta adscripción dentro del totalitarismo contemporáneo ya que, desde un punto de vista puramente formal y esto lo digo yo, este presupone una concepción del estado y de la sociedad lo suficientemente compleja y elaborada como para que pudiese ser, primero, desarrollada por un único partido ( en este caso la Falange) y , segundo, que ese programa ideológico de construcción estatal fuese asumido enteramente por el conjunto de la sociedad española.

La Falange no pasó de lanzar eslóganes y proclamas que, ciertamente, apelaban a una idea de España pero que en nada enfatizaban la subordinación de todo individuo y de toda la sociedad al Estado ( el Behemoth de turno…) a través de la disciplina, o mejor dicho, de la dictadura del partido único. Porque esa es la raiz del totalitarismo: la asunción del Estado como ente monopolizador de cualquier actividad social, negando la independencia de la sociedad civil con respecto del orden político… diluyéndose la sociedad y el individuo dentro del Gran Hermano Estado.
… afortunadamente la Falange no dió con tales ideas, y su postura ideológica fue casi más estética que otra cosa.

Tusell califica al Régimen como un régimen autoritario siguiendo las pautas dadas en la definición del sociólogo Juan Linz:

«…régimen caracterizado por un pluralismo limitadoy peculiar, radicalmente diferente del democrático; caracterizado por la existencia de una mentalidad mucho más que por una ideología precisa; que no propiciaba la movilización identificadora con las características fundamentales del mismo, sino, por el contrario, la apatía y al aceptación pasiva; con un partido cuya función y características resultan diferentes de los de un partido totalitario y en el que un lider o un grupo pequeño ejerce el poder dentro de unos límites formalmente mal definidos pero en realidad bastante predecibles».

Como se puede ver, definición muy precisa del Franquismo, pero propia de una interpretación más sociológica que histórica.

Cita, también, al historiador Josep Fontana:

«… la verdadera incógnita del franquismo reside no en como fue al principio sino en como logró modificar su apariencia externa sin cambiar en nada fundamental y como, además, presenció un grado de crecimiento económico y de transformación social como no había tenido lugar en la época contemporánea española».

Tambien esta caracterización «gatopardiana» del régimen es asumible y Tusell no hace en su libro sino desarrollar ambas ampliamente.

Tusell tiene la pretensión de desmontar a lo largo del libro la comentada peculiaridad del Franquismo. Según él, compartió elementos propios de regímenes dictatoriales europeos y, posteriormente, iberoamericanos.
Su explicación desde luego no convence porque señala como rasgos peculiares, aunque secundarios, la longevidad, la capacidad de adaptación, la creación de una condiciones que facilitasen la transición hacia una democracia y , finalmente, el hecho de que este surgiese como resultado de una guerra. Y estos son, para mi, elementos que solo se dieron en España y que contribuyeron a lo que es el mayor y definitorio rasgo del Franquismo: su «eternidad», como dictadura, de casi 40 años.

Si la peculiaridad es buscada a través del desarrollo dentro del Régimen de un sistema institucional que no solo lo perpetuase sino que también lo apuntalase como sistema político, está claro que el Franquismo fue algo esteril. Su nivel de institucionalización fue mínimo, jamas existió, por parte de Franco, la pretensión de construir un sistema o una serie de instituciones que pudiesen limitar su poder y su forma de entender el ejercicio del gobierno.
Fruto de una mentalidad tan prosáica y tan militar, el hecho de entender que el «Régimen» debía dar el salto al de » Sistema» y construirse, a través de Constituciones o leyes fundacionales que diseñasen y racionalizasen la arquitectura del Estado y que parcelasen las distintas esferas del poder, es algo que se le escapó a alguien que entendía el ejercio de la política como algo puramente personal. Y de ahí que lo suyo fuese una dictadura tan personalista, en donde la fuente de todo el poder no emanaba de una constitución por muy despótica que fuese ni de un consenso social, sino de su figura como Caudillo.

El poder lo detentaba de manera absoluta. Jamás en la historia de España un gobernante dispuso de una capacidad tan amplia y arbitraria al ejercer el mismo pero, curiosamente, hizo «un uso moderado de su omnipotencia política».
Su función fue sobre todo la del arbitraje entre las distintas familias políticas ( tradicionalistas, Falange, católicos- posteriormente versión Opus-, militares…) que representaban a los sectores más destacados de la «coalición» nacional que ganó la guerra.
Como bien dice el autor, «… la esencia del régimen fue siempre la misma: una dictadura de concentración…», factor que, también según el autor, lo alejaría del totalitarismo.

Si el poder provenía directamente de Franco, su legitimidad se basaba en La Victoria.

El recurso permanente a la victoria en la guerra y al alzamiento del 18 de Julio dotaron al régimen de la más perfecta justificación «ideológica» para imponer un régimen que gobernaba por una simple situción factual , habían ganado una guerra, y que se autolegitimó como el baluarte de una concepción de España que había frenado la autodestrucción del pais a manos de una república liberal, del marxismo y del nacionalismo separatista … eso que se llamó, con mucho éxito, la «Anti-España».

Fue esta apelación a los «Principios del 18 de julio» el recurrente sonsonete que empleó el Régimen cuando afrontaba situaciones de crisis pero, sobre todo, fue la expresión certera de como el franquismo hizo un uso inmoderado del recuerd0 de la Guerra Civil como base de su autojustificación y por extensión de su legitimidad política.
Así, la guerra, en el recuerdo permanente de los españoles, fue explotada de manera que esta se extendió hasta el mismo día en que Franco murió.
El recurso era muy fácil, pero terriblemente efectivo: gracias a Franco, España gozaba de una paz preciosa. Solo él había logrado traerla a un pais cercenado por las divisiones y abocado a un futuro de horizonte marxista. De ahí su providencial misión que podría truncarse si el régimen sucumbía, azuzando convenientemente los temores a una vuelta a las andadas tan hispánicas de guerra, muerte, destrucción… y quema de conventos.
… sin Franco, España volvería a perderse.

Otra peculiaridad del Franquismo fue su, ya señalada, longevidad la cual ha de verse, necesariamente, junto con la evolución del mismo y las etapas por las que pasó. Esto nos lleva a analizar otra característica básica del régimen de Franco: su capacidad de adaptación ante las distintas situaciones en las que se vió envuelto.

Una primera etapa es la que define al Régimen como un producto propio de los regímenes fascistas del momento y que lógicamente coincide con los años de la victoria del eje durante la II Guerra mundial.
El acercamiento al fascismo se manifestó en el apoyo del Régimen a favor de las de las potencias centrales. Esta actitud fue encabezada por las «familias» falangistas que veían en el ideario de los totalitarismos europeos un referente para a construcción de la nueva España. Ideológicamente estaban estrechamente vinculados pero, como ya se dijo más arriba, no hubo ningun intento de crear un estado totalitario.

Con el cambio de signo en la Guerra Mundial, el avance de los aliados, el Régimen abandonó gradualmente su abierta simpatía hacia el Eje y proyectó un tibio acercamiento aliado liderado por los sectores más moderados de las familias políticas (antiguos realistas ). Ni que decir tiene que este acercamiento fracasó rotundamente cuando los Aliados, al ganar la Guerra, no vieron en el Régimen de Franco más que un antiguo y débil socio de las potencias del Eje. Su postura, lógica, fue la de aislar a un pais cuyo régimen encajaba más con lo que se había acabado de combatir en Europa que con una democracia liberal parlamentaria.

La siguiente etapa fue, sin lugar a dudas, la peor que vivió el Franquismo: Autarquía y aislacionismo.
Fruto de la derrota del Eje, del aislamiento impuesto por los vencedores y por las consecuencias terribles de la Guerra Civil, al régimen no le quedó más remedio que volcarse hacia dentro en un intento por sobrevivir.
Y lo hizo como una buena dictadura acostumbra a hacer: creando todo un aparato de propaganda que autojustificaba su situación de dificultad culpando al «enemigo exterior» y legitimando toda una política, en lo económico y social, de pura autarquia pero con el gravísimo error de que fue vendida no ya como la unica solución para un pais aislado, sino como algo que realmente iba a funcionar… y ,pásmense ustedes, se hizo desde consideraciones puramente económicas.

Y así fue. La Autarquía también iba a salvar a España, pero desde una posición puramente ideológica.
Económicamente la situación fue deteriorándose hasta el punto de que en la décda de los 50 se llegó a niveles de renta per cápita y de desarrollo económico más bajos que durante la II República. Se llegó a a la bancarrota del Estado a mediados de la década de los 50, y como no, el culpable era la guerra y la amenaza del exterior. En absoluto se entró a lo largo de esos años en una crítica abierta al modelo económico bendecido por el mismísimo Caudillo.

Y a partir de ahi surge de la «nada» el «milagro» español.

Franco tan reticente a cambiar en su política económica como exterior, no tuvo más remedio que aceptar los consejos de un grupo de expertos, personas algo más preparadas que el Caudillo, que le hicieron una exposición muy clara de la situación: o España iniciaba un lógico y salvador aperturismo o todo se iba al garate. Y así fue.

La apertura supuso la entrada masiva de inversiones extranjeras, sobre todo estadounidenses, y el reconocimiento progresivo a nivel mundial ( incorporación a la ONU, acuerdos de Defensa con los EEUU).
Amen de que en política económica, dios salve a los tecnócratas, se impuso la implementación de un modelo de desarrollo económico más racional y que siguiese las pautas, en lo posible, de la ortodoxia capitalista.
Aquí comenzó un proceso de acumulación de capital amparado por las masivas invesiones extranjeras tanto en bienes de equipo como en capital.

El «desarrollismo», como no, también fue utilizado por el Régimen como elemento de legitimación política que junto con el lema de los » 25 Años de Paz» y su materialización mesiánica de «Cruzada», configuraron lo que es para mi la Tripleta Mágica del Franquismo a efectos de alimento ideológico.

Los tres soportaron muchos de los mitos del Franquismo, en los que no voy a entrar, y le permitieron sobrevivir en un mundo que cambiaba.

Paul Preston, autor al que no tengo un excesivo apego, dijo que a Franco le salvó la Guerra Fría. Y yo coincido plenamente con él. EEUU encontró en España a uno de sus más fieles aliados anticomunistas y fruto de ese odio compartido España pudo salir del pozo y aspirar a un grado de desarrollo al que tuvieron paises como Italia después de la II Guerra Mundial.

… y todo los demás son milongas. Ni el turismo , de una importancia crucial en el desarrollo social y económico de España; ni la genialidad de los tecnócratas; ni el visionario caudillismo del Centinela de Occidente, ni el brazo incorrupto de Santa Teresa de Jesús; … ni los goles de Di Stéfano con el Real Mandril en Europa, robado al BarÃÂ�a en un flagrante acto de dictatorial y despótico partidismo político fiel reflejo de como y quien mandaba desde los despachos del poder… pudieron salvar a España.

Lo hizo el Amigo Americano y su furor anticomunista…

     

12 comentarios en “LA DICTADURA DE FRANCO – Javier Tusell

  1. calimero dice:

    Lo de llamar a Tussell, historiador….es de coña ¿no?.

  2. javier dice:

    Muy bueno este post, Nando. Creo que todavía cuesta reconocer la influencia del exterior en los asuntos de casa, y aunque el factor americano que tú destacas siempre es reconocido, al menos cuando yo lo estudié quedaba reducido a una causa menor. Los tecnócratas, el turismo, las remesas de inmigrantes, y después, vale, "razones de política internacional".

    Un comentario más: En cuanto a la posibilidad de que España fuese un Estado totalitario o fascista, creo que era Azaña quien decía que en España no podía haber fascismo, sino sólo desfiles militares y procesiones a la Virgen. Más que porque la Falange no diera con la idea, porque el grado de desarrollo de la sociedad española ­ industrialización, desarrollo urbano ­ era incomparable no ya con Alemania, sino con Italia. Si a esa sociedad, preindustrial en su mayoría, sumamos que el "éxito" de Falange llega con la propia guerra ­ ya se sabe, elecciones del 36, 0 points-, y que tampoco el propio Franco tenía mayor interés en desarrollar su programa, más allá de los símbolos y la retórica, no resulta extraño que no se pudiera articular un Estado totalitario en torno suyo.

  3. Germánico dice:

    El franquismo inicial fue una amalgama de intereses (monárquicos, terratenientes, católicos, carlistas, africanistas,…) unificada aparentemente por las manifestaciones externas fascistas y carlistas, y definida, sobre todo, por aquello a lo que se oponía. En realidad, el potencial de autodisgregación que llevaba dentro no era menor que el que padecía la composición interna del bando republicano. La diferencia está en que fueron capaces de controlar y domar esas fuerzas. Aún así, Franco no se asentó y mantuvo en el poder tan fácilmente como hasta ahora se consideraba. La etapa de la Segunda Guerra Mundial, también estudiada por el historiador Tussell, supuso graves disensiones entre las «familias» que componían el Gobierno. Es muy interesante la exposición de las tensiones creadas en el Estado ante el envío de la División Azul, que hace el historiador Moreno Xuliá en su «La División Azul: sangre española en Rusia» (Crítica).

    Saludos.

  4. El post muy bueno, y lo mejor -en mi opinión- el comentario de calimero: ¿Tusell historiador? ¡Por favor! No conozco esa frase de Azaña que destaca Javier, pero un acólito del método propagandístico de Tusellone, el inefable P.Preston, escribe sobre la supuesta «amenaza nazi» de la CEDA, cuando Gil Robles dice en el 34: «Somos un ejército de ciudadanos»… La cosa es que cuando completamos la frase, ya no suena tan amenazante: «Somos un ejército de ciudadanos, no un ejército que necesite uniformes y desfiles militares»… Y así han escrito la Historia estos falsarios de la propaganda. Salud

  5. javier dice:

    Saludos Josefodionisos,

    La frase completa de Azaña, dicha en 1937, decía que podía haber en España «todos los fascistas que se quiera, pero un régimen fascista no lo habrá. Si triunfara un movimiento de fuerza contra la República, recaeríamos en una dictadura militar y eclesiástica de tipo español tradicional. Sables, casullas, desfiles militares y homenajes a la Virgen del Pilar: por ese lado, el país no da para otra cosa».

  6. nando dice:

    Saludos Josefodionisos y bienvenido:

    reconozco que Tusell no es de los historiadores que tengo en más estima pero esta fue una de mis primeras lecturas sobre el franquismo.

    Comparto tu aprensión hacia Preston que tiene auténticas apologías del republicanismo «democrático» y se le vé el plumero a distacia.
    No te leas su infumable pasquín sobre la Guerra Civil publicado en Crítica porque es para tirarselo a la cara. Tusell está, estaba, en esa onda «politicamentecorrectodemocratica», y sus artículos en El Pais, especialmente el que dejó escrito sobre Pio Moa, eran para agarrar el Maúser y tirarse al monte.

    Y que conste que no soy adicto al señor Moa, aunque le reconozco haberse levantado frente a una interpretación de buenos y malos tan proclive en estos años de zapatismo.

    Resulta cargante la permanente caracterización de la República y de los partidos de izquierda como la panacea del democratismo más avanzado…
    sí, ahora resulta que un comunista en el año 37 era tan demócrata como el señor Zapatero, o por lo menos como nos dice él que era su abuelo.

    Y qué decir del comunismo libertario tan a gusto de anarquistas y colectivistas… esos ahora resulta que eran demoliberales radicales comprometidos con el individualismo de Popper…. en nada pretendían una revolución, salvajemente social, eso era invento de la derecha.

    Y los socialistas de Largo Caballero… el precedente ideológico y moral más inmediato de nuestro sistema de libertades y democracia…. libertades que sabían defender muy bien a golpe de pistola frente a otros pistoleros, los falangistas, que curiosamente se quedaron con el sambenito del matonismo político… cuando realmente no pasaban de mil afiliados en Madrid… y sus muertos, por las balas del socialismo,duplicaban las de estos.

    Pues sí, ahora resulta que la democracia que tenemos no es sino proyección de la República del 31 que fracasó por culpa de todos… y se olvidan que 40 años con Franco pudieron dar lugar a un cierto aperturismo, sobre todo al final, que veía en una salida pactada y en la conversión política como la mejor manera de meter a España en la modernidad, para mí, política.

    … y con esto no defiendo a Franco, que como ya dije, de demócrata no tenía nada…

    Pero me resulta muy muy cabreante esta interpretación de buenos-guays-demócratas y malos-fachas-fascistas.
    Frente a eso es muy fácil resucitar toda una interpretación del nacionalismo de derechas como Cruzada, terror rojo… y Franco que nos salvo de las abominables garras de la masonería y del comunismo…

    …. señores la Historia es mucho más profunda y compleja que todo eso…

    Un saludo y sigue escribiendo.

  7. clavileño dice:

    Simplemente opinar que Preston es un grandísimo historiador y su biografía de Franco, imprescindible, ya es un clásico entre los historiadores. Véase también «La política de la venganza. El fascismo y el militarismo en la España del siglo XX». Tusell acabó escribiendo demasiados libros, es decir, que publicaba a un ritmo incompatible con la crítica y la investigación históricas rigurosas. Pero tiene obras fundamentales, léase su «Radiografía de un golpe de estado», sobre el golpe de Primo de Rivera, es sencillamente magistral.

  8. David L dice:

    Coincido con la opinión de que la Guerra Fria salvó in extremis a la Dictadura franquista. El desarrollo de la política internacional durante el mandato de Franco, sobre todo hasta finales de los 50, no pudo ser más favorable al dictador. Si empezamos en la GCE, ya podemos advertir un golpe de suerte: la conferencia de Munich de sep del 38. Pudo haberse complicado y mucho el transcurrir de la guerra en España si Eden y compañía no ceden ante Hitler, los franceses mismos ya tenían varias divisiones preparadas para intervenir en España, pero al final el mencionado Eden y Daladier salvaron al general Franco.

    Durante la IIGM , hasta 1942, el sector más fascista de el conglomerado político del movimiento nacional dominaba la orientación política interna y externa del país, todo estaba a favor. A partir de 1943 cambió de pareja: orientación política hacia GB, con Jordana como eje principal de la misma y con Serrano Súñer fuera de combate.

    Acaba la guerra y no queda otro remedio que empezar a camuflar el apoyo español al Eje, corrían malos vientos, pero la posguerra de los aliados empezaba a cargarse de rivalidad política: la Guerra Fria había llegado, y nuevamente Franco salva el pellejo. Cualquier régimen que no fuera comunista tenía encaje de alguna manera en el nuevo contexto internacional dominado por los estadounidenses.

    Y a partir de los 60, los tecnocratas asumen claramente toda la orientación política y económica del país y se llega hasta pedir el ingreso en el Mercado Común….ahí es nada.

    ¿quién puede decir que Franco no tuvo suerte?

    Saludos.

  9. sirio dice:

    En clase de 1º de políticas nos han dicho lo siguiente del franquismo: «Cuando el millitar Fernández Morón, del Servicio de Inteligencia de Presidencia del Gobierno con Suárez llega al Pentágono y le pregunta a otro militar «que es lo que hay ahí»? Era un mapamundi; España estaba en el centro.
    Al final de la IIªG.M. los EEUU apuestan por Franco porque les ofrecía más garantías que las democracias de Francia e Italia. Cuando Franco firma los acuerdos con EEUU en 1953 sabía que su relación con ellos le garantizaba que iba a morir en el poder.
    En 1974, en Suresnes, el PSOE es refundado con el apoyo de la CIA y del servicio de Información de España. Ellos son los que llevan a Felipe González a Suresnes, lo escoltan y le dan el pasaporte.
    Hoy, Rota es una de las principales bases de EEUU y el Gobierno español no sabe ni quiere saber lo que sucede allí.»
    ¿Hay algo de cierto en todo esto? ¿Cómo hay tanta manipulación? Gracias por vuestra certera respuesta

  10. Urogallo dice:

    1- En los mapas americanos, America está en el centro. Otra cosa es que para halagar al visitante de turno le pongan uno ex-profeso.

    2- Al final de la SGM las democracias de Italia y Francia ya eran aliadas de EEUU, lo que ocurría es que no ofrecían espacio suficiente para una defensa en profundidad. España era un espacio en blanco que habia que rellenar.

    3- Esa es la teoría de Eslava Galán, por ejemplo.

    4- Pués no es que no sepamos lo que ocurre, es que, diplomaticamente, los americanos nos reconocieron el derecho a examinar todo lo que ocurre dentro de Rota…a cambio de que, diplomaticamente, jamás exigiesemos examinar nada.

  11. alfonso dice:

    Tusell fué un ‘historietador’, paniaguado y encumbrado por un sector ‘bueno-malista’ y revanchista que todavía presume de hacer Historia, así, con mayúsculas. Falta solamente que firme con el nombre del que le encargó sus engendros.
    Sus libros y comentarios siempre ‘se me han caido de las manos’.
    DEP

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