LA DAMA DE SAIGÓN – J. L. Gil Soto

9788416023820Indochina, Reino de Annam, 1858. La virulenta persecución y masacre de conversos católicos, misioneros españoles y el obispo español J. M. Díaz Sanjurjo, fueron el pretexto que llevó a la declaración de guerra por parte de Francia y España, comenzando una campaña militar que se desarrolló entre 1858 y 1862 en la región meridional del actual Vietnam (llamada entonces Cochinchina) y que constituyó, curiosamente, el inicio de la colonización francesa en Indochina. Las tropas españolas acuarteladas en Filipinas fueron requeridas, en virtud del Tratado de la Cuádruple Alianza, para colaborar con las francesas, que desde el primer momento llevaron la iniciativa y el mando supremo. Reinando la indolente Isabel II y gobernada por O’Donnell, España se limitó a participar, muy honrosamente, pero sin la más mínima visión comercial ni política. Mil quinientos soldados españoles y tagalos, al mando de los coroneles Ruiz de Lanzarote y Carlos Palanca, se unieron, desde Filipinas, a las fuerzas francesas. Después de varias acciones de castigo, se dirigieron a Saigón, ciudad que fue tomada al asalto el 17 de febrero de 1859, al mando del coronel Palanca. Vidas y honor se dejaron los soldados españoles allí, sin que ello supusiera para España el más mínimo beneficio político ni económico, que quedó por completo en manos francesas. Eso sí, se consiguió que los misioneros católicos pudieran volver a ejercer sus actividades, y con ello la católica reina se quedó satisfecha. 

Pues bien, este es el marco donde principalmente se sitúa la presente novela, tercera del autor extremeño. Los escenarios variarán según la acción, y Cádiz, Manila, Saigón, además de las largas navegaciones entre unos y otros lugares, serán el espacio donde los numerosos personajes viven las incidencias, a veces terribles, que el destino o el azar les depara. La mayoría se ve inmersos  —a veces, contra su voluntad— en una guerra terrible en la que solo los franceses sabrán sacar conclusiones positivas. Los españoles, y eso se refleja bien en la novela, solo fueron una comparsa, dejando vidas y truncando destinos para nada (políticamente hablando).

Esta es una novela de personajes, cuyas vidas y aventuras, alegrías y desgracias conocerá el lector de modo paralelo o mejor, convergente. Contada en tercera persona, por un narrador que se va situando alternativamente en el punto de vista de algunos personajes, dejando otros en una cierta penumbra, que nos mantendrá en la duda de su verdadera identidad. Poco las distintas trayectorias vitales, en principio muy dispares, se van aproximando hasta  implicarse unas con otras.  El eje argumental está centrado en la historia personal de Isabel Ripoll, con una complicada trama en la que la dama, joven y única hija de un naviero gaditano vivirá terribles y dramáticas situaciones que la colocarán al borde de la desesperación. Su tesón y juventud, además de la ayuda de benefactores que recibirá como caída del cielo, poco a poco la harán resurgir cual ave fénix. Sin embargo, pasarán varios años, y en el transcurso de ellos el lector, además de seguir las incidencias y pesquisas de Isabel en el intento de recuperar lo que es suyo,  descubrirá otras emotivas y dramáticas historias personales, que el autor presentará desde sus respectivos puntos de vista. Así, la bella pero peligrosamente atractiva Leslie/Ylang, el melancólico y apuesto teniente Queralt, los gemelos Ricart, el sufrido padre dominico Ocaña, por una parte. Otros personajes, más difusos, planos y cuya identidad se mantiene imprecisa, serían: la bella y elegante Marianne, el administrador Zuloaga, el periodista Lapuente, el malvado Artemio, el empresario francés Pierre y el misterioso británico Jerry, conjunto que compone un complicado rompecabezas en el que todo irá encajando conforme nos acerquemos al final de la novela.

La gran cantidad de personajes secundarios e historias confluyentes hace que en algunos casos nos quedemos solo con pocos trazos para construir ciertos caracteres, aunque la historia principal, la de Isabel, es la mejor desarrollada. En algunos momentos uno podría pensar que en esa época una joven de apenas veintipocos años no tendría el valor de arrostrar peligros indecibles y situaciones tan humillantes y dolorosas. Sin embargo, la figura de Isabel, educada en París y con una visión más amplia de la que acostumbraban las jóvenes gaditanas, unido a un carácter fuerte y testarudo, hace creíble que afronte la adversidad sin hundirse en el fango. Obviamente, Isabel recibirá ayuda por parte de determinados personajes masculinos que se comportan con ella de modo honesto y gentil, así como de amigas que la animan y la quieren bien, lo que compensa las humillaciones recibidas por unos desaprensivos estafadores que han aprovechado de su desgracia para medrar. Quizá la historia del dominico Ocaña sea la más floja, porque es la que tarda más tiempo en confluir con el resto de personajes y no llega a implicarse demasiado en el conjunto. Sus dudas y continuas inquietudes son difíciles de seguir, y en algunos momentos parecen un tanto forzadas. Pero es el modo en el que el autor elige para mostrar la situación de los católicos en ese país.

Lo que es muy destacable es la recreación del clima de desvalimiento del ejército y la armada españoles en Filipinas, con respecto a los lejanos mandos de la metrópoli, la desazón ante la cortedad de miras del gobierno español y el abandono a sus propias fuerzas, valor y heroicidad, que nunca faltaron en los militares españoles. También es destacable la misión de las mujeres en esta guerra, como cantineras y enfermeras, apoyando con cariño y eficacia la lucha de los soldados. Y por último, se ve bien reflejado el clima de persecución y de penalidades sufrido por los creyentes laicos y misioneros católicos en el reino de Annam.

En suma, una novela donde no falta la acción,  intriga, pasión y el marco histórico de una guerra apenas conocida en la historia colonial española. Con un ritmo que paulatinamente va in crescendo, hasta momentos de máxima tensión que atrapan al lector y mantienen la atención hasta la última página.

 

José Luis Gil Soto (Oliva de la Frontera, 1972), es Ingeniero Agrónomo por la Universidad de León. Comenzó su carrera profesional en el campo de las energías renovables y luego pasó a formar parte de la Administración Pública. Es autor de múltiples guiones literarios y ha participado en diversas publicaciones de carácter científico y divulgativo. Su primera novela, La traición del rey  (2008) vio la luz con un notable éxito. Con la obra La colina de las piedras blancas (2010) ha sido finalista del II premio Caja Granada de novela histórica.

 

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10 comentarios en “LA DAMA DE SAIGÓN – J. L. Gil Soto

  1. Rodrigo dice:

    Curioso trasfondo el de esta novela, Ario. Urogallo reseñó un libro sobre el mismo: La guerra de la Cochinchina, de Luis Alejandre Sintes; tuve la suerte de hallarlo por acá y lo leí, sí, intrigado por un episodio histórico tan singular como poco conocido. Recuerdo justamente aquella idea del nulo beneficio práctico que tuvo para España la alocada aventura. En fin. Era cosa de tiempo que algún novelista tentase la suerte de sacarle partido.

    Enhorabuena por la reseña.

  2. ARIODANTE dice:

    Si, recuerdo la reseña de Uro, porque la leí de nuevo para refrescar el tema. Es más, creo que el libro en el que está trabajando ahora Luis Delgado va precisamente sobre esa guerra, si no me equivoco.

  3. Caballero dice:

    Anda… yo soy Palanca por parte de abuela materna. Igual y soy pariente lejano de aquel valiente coronel. Tengo apellidos tan poco comunes que me resulta raro verlos escritos en otros. Un abrazo.

  4. ARIODANTE dice:

    Vaya, pues a ver si vas a descubrir tu ascendencia…te digo una cosa, el vecino de al lado de mi casa también se llama Palanca de apellido…curioso, ¿no?

  5. Caballero dice:

    Ya anduve curioseando en google y resulta que tiene un escudo de armas muy majo. Es un caldero a cuadros con los colores de la bandera de Aragón. Parece la cesta de caperucita roja en versión nacionalista. A ver si voy salir marqués y me tengo que cambiar el nickname. :P

  6. Tiglath dice:

    Gracias Ariodante!
    Sabes si vendrá a Valencia el autor?

  7. ARIODANTE dice:

    Pues se lo he propuesto, Tiglath, pero no lo sabe aún, depende si la editorial colabora con los gastos.

  8. Julia dice:

    Contando ya con los estereotipos de la época, me llama la atención algunas cosas:

    «Estás arruinada y sola; solo te quedan una magnífica educación y un resquicio de buena posición social. Eso es suficiente para asegurarte un marido». (Su tío Miguel a Isabel Pág 43)
    «Isabel sabía que Indalecio consideraba a las mujeres como un estorbo en un mundo que para él era exclusivamente de hombres». (Pág 47)

    «Nunca se tomó en serio su papel: de mujer casadera que tenia que haberse dedicado a buscar un buen marido.»(Indalecio Zuloaga Pág. 486)

    Pero, sobre todo algo que no parece que vaya a cambiar por muchos centenarios que pasen:

    «La moda se imponía por quienes dominaban el mercado y se hacían ricos a costa de la ruina de otros ¡Ah, qué fácil era el comercio si se sabía llevar!» (Indalecio Zuloaga Pág. 487)

    «Un país que está más pendiente de las plantas que de la guerra no es un país serio (conversación entre dos oficiales militares, decepcionados por el abandono que habían sufrido en Filipinas. «Pág 477)

    Y, la guinda, esta es para enmarcarla: «Detrás no tenemos respaldo. Si lo tuviéramos, con la valentía y el arrojo de nuestros hombres, seríamos respetados allá donde fuéramos; pero saben que estamos solos y nuestra valentía puede ser aprovechada enteramente para su propio beneficio.»(Otro militar al teniente Queralt Pág. 245)

    No hace falta que diga que me ha gustado. No sé cómo se las ha averiguado el autor para documentarse. Pero lo ha hecho con empeño. Y la ficción, creatividad y maestría con que juega en el manejo literario, promete. Este autor va in crescendo.

  9. Publio dice:

    El autor maneja con oficio los diferentes hilos de la urdimbre para que el lector no pierda el interés tratándose de una novela tan coral. Refleja muy bien como los españoles a pesar de sus valientes acciones no son más que tropas auxiliares para el ejército francés.

    Una novela entretenida y atrayente por el escenario histórico en el que se desenvuelve la mayor parte de la trama.

    Interesante la nota final del autor donde separa los hechos históricos de los ficticios.

    Esta novela me ha hecho interesarme por la situación de los cristianos en el Tonkín durante el siglo XIX y por la participación en sus misiones de tantos dominicos españoles, hecho que en mi ignorancia desconocía.

    Muy buena reseña, Ario, gracias por ella. Un autor francamente sugestivo. Ahora estoy aún con más ganas de leer La colina de las piedras blancas.

  10. ARIODANTE dice:

    Gracias, Publio, me alegra que te haya gustado. A mí incluso me gustó más aún la de La colina de las piedras blancas.
    Y también me alegro, Julia, que te haya interesado el tema.

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