LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS – Joseph Roth

LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS - Joseph RothNostalgia e idealización del pasado como fuentes de inspiración literaria: nada de raro que el resultado sea una obra de tono crepuscular. Es, precisamente, el caso de La Cripta de los Capuchinos, un más que digno colofón para la que generalmente se considera como la obra maestra de Joseph Roth, La marcha Radetzky. Publicada originalmente en 1938, la novela refleja el aura sombría de la época en que fue escrita y el pesimismo de su autor.

Francisco Fernando Trotta, primo de aquel Trotta que cierra el ciclo familiar de La marcha Radetzky, es el protagonista y narrador. Joven aún, vive de las rentas de la fortuna heredada de su difunto padre y frecuenta, en la refinada Viena de los años previos a la Gran Guerra, un círculo de aristócratas y burgueses adinerados, todos ellos personas ociosas y displicentes. Un día es visitado por un desconocido pariente, cierto primo de nombre Joseph Branco, humilde campesino y comerciante esloveno que vende castañas a lo largo y ancho del Imperio Austro-húngaro. Por su intermedio conoce a un cochero judío, Manes Reisiger, oriundo de Galizia; con ambos llega a establecer una curiosa relación, parecida a la amistad. Desatada la conflagración de 1914, Trotta contrae apresurado matrimonio con la joven que ama y se incorpora al ejército con el grado de teniente. De inmediato solicita ser trasladado al regimiento galitziano en que han sido alistados sus dos nuevos… amigos, su primo y el cochero. (Amistad que resultaría inverosímil, dadas las notorias diferencias sociales, si no fuese porque en ella media siempre un reconocimiento implícito de estas diferencias y porque la narración está impregnada de una sutil ironía.)

El capítulo bélico acaba de forma nada gloriosa, con los tres amigos cogidos prisioneros por los rusos. Internados en Siberia, Branco y Reisiger adelantan el retorno a la patria huyendo de sus captores mientras que Trotta sólo volverá en 1918. En Viena lo hallará todo trastocado y sumido en crisis, incluso su relación con la frustrada esposa.

La novela consta de una llamativa mixtura de ironía y liviandad, desparpajo y amargura. En algunos capítulos iniciales asemeja el estilo de cuasi parábola que el propio Roth desplegó poco más tarde en La leyenda del santo bebedor (novela publicada en 1939); esto es notorio en los pasajes relativos al trato del protagonista con Branco y el cochero Reisiger. Por demás, en concomitancia con la crisis desencadenada en 1914 y el postrer quiebre del Imperio (datos fundamentales en una obra históricamente consciente y motivada como la de Roth), la novela respira melancolía y una lánguida decadencia, características que se vuelven más pronunciadas según progresa la narración. Mustios, desnortados, a los personajes -en particular los de rango social elevado- no les resta sino una desmayada resignación y el renunciar a la vida, cuando no la huída a través de lo que eventualmente pasa por descarrío (tal el caso de Isabel, la esposa de Trotta).

El protagonista está imbuido de la sensación de pertenecer a una generación marcada por el fin de una época, nacida para la guerra y la destrucción. Algunos de los miembros de esta generación, no necesariamente los mejores, han sobrevivido a la catástrofe sólo para asistir a la siguiente: el derrumbe de la doble monarquía y de los sueños de una convivencia multiétnica. Trátase de gentes, contando al protagonista, cuyo infortunio mayor es que la muerte no se haya apiadado de ellos, llevándoselos consigo:

«Nosotros […] habíamos vuelto a casa, desesperados, estériles, tullidos. Una generación elegida por la muerte, y por ella repudiada. El veredicto del tribunal que dictaba la aptitud para el servicio militar, decía de forma irrevocable: «Incapaz para la muerte»».

Antihéroe por excelencia, Francisco Fernando Trotta se deja estar, aplastado por la corriente histórica. Visita ocasionalmente la Cripta de los Capuchinos, en la iglesia de Santa María de los Ángeles (Viena), en cuyos sarcófagos de piedra reposan los restos de los emperadores; ¿dónde más si no podría ir un Trotta? Es entonces cuando se consuma y se nos revela en plenitud, al fin, el sentido último de la novela, pues es el momento en que confluyen los símbolos del fin de una era emplazados por Roth: el real, la cripta, y el ficticio, los Trotta concebidos por el novelista (representados por el narrador-protagonista). Sentido simbólico tanto más impactante cuanto más conscientes somos del ominoso destino que se cernía sobre Austria y sobre Europa.

Hay, apenas bosquejada pero crucial, una visión idealizada del Imperio Austro-húngaro como aglutinador de múltiples etnias, aunque no del todo armónicamente relacionadas (bien lo saben unos personajes que pueden discutir en torno a qué pueblo se lleva la palma en lo de oprimir a otros). Uno de los personajes secundarios, un tal conde Chojnicki, pronuncia una sentida diatriba contra la «fidelidad nibelunga» del núcleo germánico: austríacos, alpinos, sudetes, considerados traidores a la vocación supranacional del imperio por su afán de anexionarse al Reich alemán. La esencia del Imperio Austro-húngaro, según el conde, reside no en el centro sino en la periferia; no en el elemento germánico sino en la multitud de etnias congregadas en torno a la figura simbólica del emperador, convocadas por una romántica ilusión de paridad entre los pueblos. En «la loca Europa de las nacionalidades y los nacionalismos» (palabras del referido personaje), el Imperio representa no sólo un estadio superior de organización geopolítica sino una idea por completo sublime; pero mientras los pueblos periféricos (eslovenos, galitzianos, judíos, rutenos y otros) entonan el Dios salve al emperador, los del centro se dejan seducir por aspiraciones pangermánicas y cantan, muy germánicamente, La Guardia en el Rin. «A Austria -brama Chojnicki- no se la encuentra en los Alpes, allí hay rebecos y rosas blancas de los Alpes, y gencianas, pero ni sombra del águila bicéfala. La esencia de Austria se nutrirá y se completará siempre en las comarcas del reino.»

Novela crepuscular, ya está dicho. También, a su manera, una deleitosa además de interesante lectura.

-Joseph Roth: La Cripta de los Capuchinos. Acantilado, Barcelona, 2005. 219 pp.

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47 comentarios en “LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS – Joseph Roth

  1. ARIODANTE dice:

    Estupenda reseña para acabar el año, Rodri. No sé por qué, pero siempre te toca a ti poner la última palabra, jajaja…¿Qué le das a Javi?
    En fin, leí ese libro hace años y si te digo la verdad, solo recordaba el espíritu de la novela, pero nada de la historia. El espíritu melancólico, muy de Roth, del derrumbe de un vasto imperio. No en balde el protagonista se llama Francisco Fernando, como el archiduque asesinado en Sarajevo.

  2. pepe dice:

    He pasado por delante de la iglesia de los Capuchinos en Viena en varias ocasiones pero nunca me he decidido a pagar la entrada para verla. Me viene a la memoria el revuelo que se armó cuando se publicó el último libro de la saga de Monaldi y Sorti, en el que sostenían que José I no murió de viruela. Creo que llegaron a pedir permiso para exhumar el cadaver y comprobar su teoría. Con respecto al asunto de la novela, estoy con Rodrigo en que nadie como Roth o Zweig para narrar aquella época. Enhorabuena por la magnífica reseña.

  3. pepe dice:

    Continuando con el comentario de ayer, Zweig y Roth tuvieron bastante relación. A ver si tenemos suerte y alguien lee (y después reseña) las memorias de Friederike Zweig, la que fuera primera mujer de Stephan Zweig, recién publicadas en España. «Destellos de vida», se titulan. Allí creo que se relata la relación de la pareja con un buen número de escritores de la época, entre ellos Romain Rolland del que hablábamos en el hilo del maestro Martínez. Al igual que éste, Zweig era profundamente antibelicista. Ahora que lo pienso, igual Juanrio le ha metido mano ya a las memorias…

  4. ARIODANTE dice:

    Uuuy , Pepe, ¡tú dando ideas, como siempre…! Me interesa muchíiiisimo ese libro, porfa, dame datos. La editorial Papel de Liar no me suena de nada, he buscado en la red y no la encuentro…¿De qué año es la edición? ¿Alguien sabe algo? Porque si no, cojo la primicia y me ocupo del tema…sólo que necesito el libro!
    Pepe,Juanri, Rodri: feliz primer día del año, por cierto.

  5. Rodrigo dice:

    Gracias, muchas gracias.

    A mí las sugerencias de Pepe me dejan un sabor agridulce. La del bailaor en Rusia y las memorias de Friederike Zweig pintan muy bien, pero me temo que nunca llegarán a Chile. Una pena. A todo esto, desconozco por completo lo de la saga de Monaldi y Sorti, lo que me motiva a investigar en el google.

    Eso, Juanrio es un maquinón en lo de estar enterado –y haberse leído- novedades interesantes. A propósito, a él no le gustó La cripta de los capuchinos.

    Saludos a todos, y que sea un gran 2010.

    P.S.: Había olvidado señalar la relevancia simbólica del nombre del protagonista. Muy propio de los Trotta, que uno de ellos ponga a su hijo el nombre de un Habsburgo principal. Gracias, Ario.

  6. juanrio dice:

    Mil perdones, pero hasta ahora no había sacado un rato para leer tranquilamente la reseña. Tienes razón, Rodrigo, a mí no me gusto esta novela, no acabé de engancharme al estilo de Roth.

    Con respecto al libro que cita Pepe, primera noticia de él, pero me pongo a buscar y si no es un tocho de 1.000 páginas haré por leerlo…Este Pepe…

  7. Rodrigo dice:

    Vale, Juanrio.

    Con franqueza. Aún gustándome estas dos novelas que conforman lo que puede llamarse el ciclo de los Trotta, prefiero el Roth de obras como Confesión de un asesino y La leyenda del santo bebedor, en que las tramas, el ritmo y el fondo anímico son distintos. Y claro, es que no están presididas por esa melancolía a que alude Pepe a propósito de Banffy.

  8. juanrio dice:

    He estado echándole un vistazo al libro del que nos hablaba Pepe (Destellos de vida de Friederike Zweig) y tiene buena pinta. La editorial es Global Rhythm en su colección Papel de liar y anuncian la póxima publicación de una biografia de Stephan Zweig próximamente. Por cierto, Pepe, que ésta editorial forma junto a Asteroide y otras más el grupo Contexto….

  9. ARIODANTE dice:

    Yo también le he estado echando el ojo. Muy muy jugosillo,¿Qué es el grupo Contexto y Asteriode, Juanri?

  10. juanrio dice:

    Contexto es la asociación de siete editoriales independientes (Libros del Asteroide, Global Rhythm, Barataria, Impedimenta, Nórdica, Periférica y Sexto Piso) que obtuvieron el premio a la mejor labor editorial el año 2008. En general tienen un nivel excelente y lo merecían con creces.

  11. juanrio dice:

    Ya está publicada la biografía de Zweig por Oliver Matuschek
    El título es Las tres vidas de Stephen Zweig, por si alguien está interesado.

  12. Rodrigo dice:

    Me interesa, sí que sí.

    Gracias por la información, Juanrio.

  13. adjalacis dice:

    Yo he leído ya hace un tiempo las memorias de F. Zweig y tengo dos comentarios al respecto de lo que decís. Por un lado, siento decir que el carácter antibelicista de Zweig es un punto dudoso en su biografía que cuenta con la publicación de varios artículos en revistas militares y periódicos durante la guerra en los que azuza los ánimos contra los aliados y arenga a los jóvenes a luchar contra Inglaterra. Por otra parte, las memorias de su mujer en aquella época, Friedericke, son (y las he leído con mucha atención) un intento descarado de recomponer la historia a conveniencia y, de paso, la imagen del marido de entonces (con lo que recompone, claro, la suya) como amantes de la paz y la concordia, cosa que los artículos antes mencionados ponen en duda.

  14. juanrio dice:

    Adjalacis, ¿puedes decirme dónde encontrar esos artículos? Por contrastar lo dicho por Zweig. Gracias.

  15. ARIODANTE dice:

    A mi tambien me gustaria ver esos enlaces o los textos citados.

  16. ARIODANTE dice:

    Supongo que se refieren a la primera guerra mundial, ¿no?

  17. pepe dice:

    Lo que cuentas resulta muy interesante, adjalacis, danos algunos detalles más. No había visto antes ningún comentario tuyo, no sé si porque éste es el primero o porque yo estoy un poco despistado. En cualquier caso, me alegra leerte y te animo a seguir participando con más comentarios.

  18. Carolina Martínez Pulido dice:

    Hola, soy nueva. Me llamo Carolina y acabo de leer vuestros comentarios que me han interesado bastante.
    A comienzos del vernano, en junio aproximadamente, salió en el periódico El País una reseña sobre el libro de Friederike Zweig «Destellos de vida» en la editorial Papel de Liar (bueno,esto ya lo habeis dicho) y me pareció tan apetecible que corrí a comprármela. La leí pronto y, dado que no tenía referencia alguna de esta señora, me gustó. Sobre todo me llamó la atención la gran cantidad de buenos autores con los que ella y su marido, cuando vivían en Salzburgo, se relacionaron. Incluso me dio sugerencias para leermás sobre un tema tan apasionante.
    Sin embargo, poco después leí la biografía de Stepahn Zweig que acabais de comentar (escrita por O. Matuschek y también publicada por Papel de Liar) y me sorprendió la visión que ofrece sobre la primera esposa de Zweig. Finalmente, y para no extenderme demasiado, leí «Huida y fin de Joseph Roth», escrita por Soma Morgenstern, donde también se menciona en diversas ocasiones a la dama.
    Da la sensación de que la autobiografía «Destellos de vida» es una versión edulcorada, adornada y , en cierta medida, falsa del papel que esta mujer jugó en aquella turbulenta época y de cómo fue su vida y su relación con Zweig y con los extraordinarios amigos que el escritor tenía. Creo que merece la pena leerla y constrastar versiones. Es un ejercicio que me ha resultado muy enriquecedor.

  19. Rodrigo dice:

    Hola, Carolina. Bienvenida a Hislibris.

    Llama la atención lo que dices y por cierto que merece contrastar versiones. Ahora bien, en lo personal, más me interesa la persona y la obra de Stefan Zweig que la de su esposa, Friederike. Las afirmaciones de Adjalacis –a quien aprovecho de dar la bienvenida, también- resultan bastante chocantes, pero no he podido encontrar información que las apoye.

  20. ARIODANTE dice:

    Efectivamente, Rodrigo. ¡Bienvenida, Carolina! Stefan Zweig ha sido un autor que ha sufrido muchos cambios en la presentación de su obra; en vida fue muy leído y tuvo un relativo éxito. Luego pasó periodos donde su obra pareció olvidada, e incluso se le tachó de «escritor para señoras» y de blandito, y después resurgió como ave fénix, reconociéndosele, sobre todo en su aspecto ensayístico y como biógrafo, cualidades francamente novedosas y sobresalientes.
    En realidad, es muy difícil llegar a conocer realmente el alma de un autor, salvo lo que trasluce en su obra, que, para mi, es lo más importante. Zweig era un hombre muy inseguro y con muchas contradicciones, y si lees sus «Memorias de ayer», publicadas recientemente, ves que apenas habla de su mujer ni de él mismo con detalle. Habla del mundo que le rodea.

    Su primera esposa, que lo fue durante bastantes años, es un testigo interesante e interesado, lógicamente, porque ninguna esposa abandonada por otra más joven va a ser totalmente creíble en el enjuiciamiento o en su versión de su marido, por mucho que intente ser objetiva. Yo, desde luego, no lo sería. Es absurdo. Por tanto, el libro de Friedericke para mi es interesante, pero ya comienza con un handicap. El de Matuschek, no sé, no tengo referencias. En casa tengo una biografía de Zweig por J.J. Lafaye, que aun no he podido leer, pero que consultaré para ver qué opina al respecto.

    Sería muy interesante, Carolina, si has leído ambos libros, que te animaras a hacer un artículo tipo reseña, como los que aqui puedes leer, comparando en extenso ambos libros, incluso con el de Roth, que por cierto, tampoco he leído, a pesar de que la obra de Roth la voy siguiendo conforme se publican cosas.
    Te leeríamos con muchísimo interés, y serías bienvenida doblemente.

  21. Carolina Martínez Pulido dice:

    Hola:
    Estoy totalmente de acuerdo con lo que señalais tanto Rodrigo como Ariodante en lo que respecta a que es mucho más interesante la obra de Sefan Zwieg que la de su mujer. Pero hay muchos puntos en este asunto que llaman la anteción. A mi, quizás por ser mujer y estar más sensibilizada ante estos temas, me ha sorprendido que en «El mundo de ayer. Memorias de un europeo» (uno de los libros que más me ha gustado, incluso diría «enternecido» porque me ha generado un sentimiento de solidaridad y afecto ante un hombre noble que, como a tantos otros, le tocó vivir una época tan difícil); como decía, me sorprende que Zwieg apenas mencione su vida privada, más que en dos ocasiones, una con respecto a la primera mujer en una calle de una ciudad italiana y otra en relación a cuando se casó con la segunda en Inglaterra. Friderike, por el contrario, hace de su marido el centro de los veinte años que vivieron juntos. Y ella quizás idealizó demasiado aquella convivencia, pero era una mujer muy inteligente y culta que tiene una obra publicada nada despreciable. Al parecer escribió una valiosa biografía de Pasteur (que me averguenzo de no conocer porque soy bióloga de profesión). Además de escribir bien, narra con precisión y detalle la vida en el París ocupado y la huída a Estados Unidos de tantos y tantos perseguidos y exilados en aquellos años. Los reencuentros y ayudas mutuas que se prestaron quienes lograban alcanzar la ansiada costa americana y ver desde lejos la tragedia europea, están plasmados, me parece, con mucho realismo y fuerza.
    También he pensado en lo interesante que puede resultar una reseña comparando informaciones diversas y la fuente desde la que proceden… Pero en mi caso concreto, sólo alcanzo para hacer comentarios.

  22. ARIODANTE dice:

    Carolina, quizás no me he explicado bien: no es que yo considere que la obra de Stefan Zweig es más interesante que la obra de su mujer. En absoluto. Desconozco la obra de su mujer, y difícilmente puedo juzgarla.
    Lo que digo es que una biografía de Zweig escrita por una mujer (que lo debió amar mucho, a ver si no cómo iba a aguantarle su manera de ser, harto problemática) que ha sido abandonada, despreciada y humillada, inevitablemente tiene que ser parcial.
    Pero eso en cuanto a la biografía de Zweig. Otra cosa es su propia obra, cuya primera noticia la tengo por lo que cuentas. Es habitual, desgraciadamente, que la obra de mujeres a la sombra de grandes hombres quede en la sombra para siempre, o ni siquiera exista. El caso de las múltiples mujeres de Picasso, la primera mujer de Einstein, etc etc
    Dicen que tras un gran hombre siempre se esconde una gran mujer, pero eso es como el premio de consolación. Lo que se esconde es una mujer hecha polvo, que aguanta durante unos años y que luego o abandona o es abandonada. Hay excepciones, claro.
    Los hombres soportan muy mal que una mujer en su propia casa les haga sombra, y sé de lo que hablo, créeme. Por eso una mujer que tenga obra propia y que quiera conservar al marido ha de esperar a que muera para hablar, como en este caso de Zweig , o callar para siempre y dedicarse a cocinitas y a criar niños, tratando de hacerse invisible y que reluzca el marido. Lo contrario es renunciar a la vida familiar. No hay puntos medios, cada vez lo tengo más claro.

  23. pepe dice:

    Ariodante, guapa, me ha preocupado tanto leer el final de tu comentario que me he puesto a mirar si, en la actualidad, las cosas son como tú dices. He encontrado un artículo (se puede ver en el enlace que incluyo debajo) en el que, al final del párrafo titulado MUJERES ESCRITORAS: HEROÍNAS MEMORABLES Y OCULTADAS, se dice que en el año 2000 y en España sólo un diez por ciento de los libros publicados están escritos por mujeres. Me he quedado pasmado…

    http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=832

  24. Carolina dice:

    Ariodante
    Moreno Claros, un crítico literario de el periódico El Pais, empieza su reseña sobre el libro de Friderike Sweiz con la célebre frase que tu también citas «detras de todo gran hombre…» señalando asimismo que Zweig se bastaba solo para crear su obra y que su mujer no influía en su actividad, pero sí ejercía «de factotum cuidando de que no le faltase nada: ante todo la tranquilidad necesaria para su trabajo» . esta misma impresión me causó a mi la lectura de las memorias de F. Sweiz. Sin embargo, al leer en otros contextos a autores que han tratado el tema (aunque de manera secundaria, ya que el asunto que les ocupaba era otro) he sacado una impresión muy distinta. Al parecer, ella, que estaba divorciada y tenía dos hijas, junto a las pequeñas más bien perturbaron e incomodaron la vida de Zweig. Este hecho me ha dejado un tanto perpleja y no puedo dejar de traer a colación la tan traída llevada cuestión del machismo. Pese a la admiración que me depiertan aquellos autores centroeuropeos de las primeras décadas del siglo XX (anteriores a la II Guerra), destilan todos ellos una misoginia exasperante. En sus memorias o ensayos sobre lo que fue su vida y su tiempo (no me refiero a sus obras de ficción)las mujeres apenas existen y si lo hacen normalmente aparecen como sumisas esposas en un papel harto secundario.
    Pepe, a lo largo de la historia las mujeres han sido en todo momento relegadas a situaciones de subordinación y sometimiento. En la historia de la biolgía, que es un tema que he tratado por razones profesionales, hasta el mismo Darwin se esforzó por intentar explilcar la inferioridad de las mujeres por causas naturales. Sólo en las últimas décadas las cosas han empezado a cambiar.

  25. Aretes dice:

    Clío, mi suegro perdió gran parte de la vista a causa de un desprendimiento de retina y del glaucoma. La biblioteca de la ONCE en Madrid está en la calle La Coruña, creo que en el 20, pero no tiene pérdida. No hizo falta que fuera miembro de la ONCE, con un carnet de una determinada categoría, podía acceder a los libros y le mandaban a casa un resumen semanal de la prensa.
    Eso sí, hay que comprar un aparato especial para oirlos. En la calle Prim.

  26. ARIODANTE dice:

    Aretes, ¿estás segura de contestar en el hilo adecuado? No veo ninguna intervención de Clío.

    Pepe: ¿te enteras ahora? Te creía más informado.

    Carolina, como me ha picado la curiosidad me he puesto a leer la biografía de Zweig que tengo por casa, la de JJ. Lafaye, y efectivamente: Friedericke estaba casada y con dos hijas cuando Zweig y ella se enamoraron. Él no la presionó pero ella acabó divorciándose, previa separación y vivía con Zweig «a temporadas» hasta que finalmente, Zweig, en plena crisis de los cuarenta, se desposa con ella e inmediatamente la abandona para irse a París y ¡ahi te quedas tú con las niñas! Pero ella soportaba eso y más, porque le quería, y sabia que él volvia a ella, finalmente. Pero bueno, lo que quiero decir es que muchos de los desamores son en parte, consentidos, por ellas, generalmente. Pero en un escritor, si era misógino o no en su vida privada, no debería de influirnos (de hecho, hago esfuerzos enormes por evitarlo) porque lo que importa es su obra. Y Zweig, a pesar de que yo no le soportaría en la misma casa ni cinco minutos, probablemente, es un escritor como la copa de un pino. No se puede tener todo.
    Y que él sea misógino no ha de hacernos misántropas. A mi me encantan los hombres. Pero no me caso con todos…con uno tengo bastante, ¡jajaja!

  27. Aretes dice:

    Pues no, no era aquí.
    Ustedes perdonen.

  28. Rodrigo dice:

    Peeeerdonada. Faltaba más.

  29. pepe dice:

    Carolina, es un placer leerte y espero que te animes a participar aquí de modo regular. Ya sé del triste papel que la mujer se ha visto obligada a jugar en la sociedad a lo largo de la historia, pero me ha impresionado lo del 10%. Lo he comentado en la comida con un compañero que me ha propuesto recordar los cinco últimos libros que había leído, a ver si había alguno escrito por alguna mujer. No lo había.

    Ariodante, siento estar tan desinformado pero me gustaría centrar un poco la discusión, que me parece importante. Si he entendido correctamente sostienes que, en la actualidad, en nuestro pais (que es lo que mejor conocemos), la mayoría de las mujeres (¿digamos un 80%?) que pueden «hacer sombra» a sus maridos (¿»hacer sombra»= tener éxito profesional, obra propia?) han de renunciar a ello para poder tener vida familiar. Agradecería mucho saber qué opinan al respecto las mujeres que suelen aparecer por aquí. ¿Empiezas tú, Carolina?

  30. ARIODANTE dice:

    Yo también lo agradecería, no quisiera hacer un mano a mano que pueda parecer como personal.

    Pepe, es broma. Aqui no puedo meter cusivas ni monigotes para que se vea la ironía. Seguramente tú estás mucho mejor informado que yo, en serio.

    Yo no hablo de porcentajes, y hablo de la gente de más o menos mi generación, porque en las generaciones posteriores, veo que en general las mujeres soportan poco a sus cónyuges y a la primera de cambio, se separan o divorcian, en el caso de que se hayan llegado a casar, que es cada vez más raro.
    La familia subsiste si se mantiene mas o menos un cierto orden. Desde del momento en que el orden tradicional salta por los aires, ya para qué hablar.

    Yo me refiero a la familia en sentido clásico, y sin porcentajes, porque no he hecho un estudio de campo; sólo en mi experiencia personal, he podido ver que en las parejas que ellas han intentado destacar o han destacado por su trabajo creativo, haciéndole sombra al hombre, salvo casos, claro, de hombres pusilánimes o especialmente débiles, o lo que se llama «buenaspersonas», el resto han mandado a la mujer (o al marido) a freir espárragos y se divorcian, buscando un/a pusilánime que no les levante la voz. Estamos hablando no de medianías, sino de gente verdaderamente destacada en algo: creadores, artistas, investigadores, médicos laureados, etc etc

    La otra opción es que si la mujer deseaba tener un a familia (marido e hijos) pues dificilmente podía combinar -no digo que no haya excepciones: aquellos que pueden pagarse una nanny y asistencia domestica, claro y aun así a veces tampoco funciona- llevar una casa y una familia y a la vez destacar profesionalmente. Una cosa u otra sufren. A mi esto me parece evidente.

    Quizás soy demasiado tradicional, fíjate. Será la edad… (Estas últimas frases son ironía)

  31. pepe dice:

    Ariodante, contigo es siempre un placer discutir que cualquier cosa, de manera que no me importa que nadie se anime a participar y que esto sea un mano a mano. Al éxito en los campos que mencionas (creadores, artistas, investigadores, …) hay que añadir otro: el éxito empresarial. Hay mujeres muy emprendedoras que están o estuvieron casadas con hombres sin ese mismo espíritu y que han sufrido mucho para sacar adelante un proyecto, aunque sea modesto. Como tú, sé bien de lo que hablo porque lo viví durante muchos años. Tenía sin embargo la ingenua creencia que las cosas habían cambiado. Tengo un hijo y una hija, y no estoy dispuesto a admitir que no van a tener en la vida exactamente las mismas oportunidades. Un ejemplo: al niño, que es mayor, le construí una mesa de pared a pared en su habitación para que pudiera estudiar cómodamente, de 80 cm de fondo. Cuando llegó el turno de la niña, fui a buscar un tablero igual, pero ya no los había de 80 cm y tenía que ser de 70 cm de ancho. No pasa nada, dijo mi mujer, sigue siendo una mesa muy hermosa y más que suficiente para trabajar. Estuve más de un mes dando vueltas buscando el puñetero tablero hasta que encontré otro de 80 cm. Podrá parecer una bobada, pero la moraleja es que no quiero que ni yo ni la sociedad le quitemos a mi hija ni un solo centímetro de todo aquello que le podamos ofrecer.

  32. Aretes dice:

    Si me permitís una intervención, así como pensando en alto, de tres cosillas.

    Ahora que no hace falta la fuerza bruta para nada y existe otra mentalidad, puede que sea el siglo en que las mujeres no partan con ninguna desventaja para llegar a dónde quieran.

    Por lo que veo en mis amigas, todas han hecho su carrera y, con esfuerzo, tienen una vida profesional. Nos hemos realizado, que se diría en los ochenta. A pesar de ello, una gran mayoría se queja por no hallar el modo de compaginarla con la vida familiar. No son pocas las que renunciarían al puesto, que ven en el trabajo un simple sueldo sin tanta realización y que las exigencias de subir en su carrera les ocasiona no pocos sacrificios a los que no todas están dispuestas. Últimamente, a raíz de varias conversaciones, noto que aflora el hecho de revindicar la importancia del trabajo en casa. Como si nos hubieran forzado a golpe de ideario y de idealistas a trabajar fuera para ser “útiles” y lo que hemos conseguido es trabajar dentro, fuera y sin los resultados que queríamos. Nos han puesto un tope profesional del que es muy difícil pasar y nos han limitado el tiempo que dedicamos a nuestra familia, con lo que la sensación es que algo que teníamos en nuestras casas le falta a la nuestra. A veces creo que hemos perdido en el cambio.

    Lo que de verdad sería igualdad, tendría pasar por valorar el trabajo que se realice en la importancia que tiene, sea dentro o fuera del hogar y con la libertad de poder elegirlo, pero sin quitarle una pizca de mérito. ¡Cómo me rechina la palabra “maruja”!
    Desafortunadamente, lo que se da gratis, no se tiene en cuenta. Si a la que se queda en casa se le pagara un sueldo, a la que decide tener un hijo se la premiara en vez de ponerle la cara larga por la baja, a la que pide media jornada para cuidar de los suyos se la cotizara en la SS… (y no hablo de las abuelas, que ese tema daría para un libro) otro gallo, o gallina, vaya usted a saber, cantara.

    No es ninguna tontería esos diez centímetros, pepe. Porque son en esas pequeñas cosas en las que reside todo lo anterior, no en los grandes discursos o mítines feministas. Básicamente, es educación.

  33. Carolina dice:

    Hola:
    En primer lugar, retomando la discusión inicial, quería apuntar que no creo que Stefan Zweig estuviera preocupado porque su primera mujer pudiera hacer ningún tipo de «sombra», ni tampoco creo que ella lo pretendiera. El candidato más probable, contemporáneo, para eclipsar algo la enorme obra literaria de Zweig fue, sin duda, el autor que da nombre a nuestro foro: Joseph Roth. Escribía maravillosamente, sobre todo, según mi criterio, en sus crónica en los periódicos. Acabo de encontrar un párrafo (en un pequeño libro publicado por la ediorial Acantilado y cuyo autor se llama Géza von Cziffra, es un director de cine húngaro que fue amigo de Roth) que me ha encantado. Quizás alguno de vosotros no lo conozcais.

  34. Carolina dice:

    Sigo:
    Cuando Alemania se anexionó a Austria, en 1938, Roth vivía exiliado en París y escribió (esto es sólo un pequeño fragmento):
    …»A la torre de la catedral de San Estaban, que hace un par de siglos se libró de la Media Luna, pronto se le asignará la Cruz Gamada como símbolo de la flasedad. Bajo el suave cielo, entre cuyas bóvedas y nubes flotan casi al alcance de la mano las melodías de Beethoven, Mozart y Bruckner, se escucha desde ahora el estruendo de los pájaros de acero de Alemania, los buitres carroñeros de Prusia, y sobre la Cripta de los Capuchinos ondea la vieja enemiga negra, blanca y roja…» ¡Qué imagen!

    Con relación al otro tema, el de las mujeres, me parece que en todos los ámbitos de la creación humana (tanto en el arte como en la ciencia, y en otros entornos) su historia ha sido de una lucha constante para logros muy escasos. Hoy las cosas han cambiado muchísimo. Hay quien opina que el el siglo XX ha sido «el siglo de las mujeres». (Yo matizaría que sólo la segunda mitad del siglo). Esto es cierto, pero no hay que bajar la guardia: aún queda mucho por lograr. Y eso no es lo peor, sino que a veces parece que se está produciendo una involución, una vuelta al hogar, al ámbito de lo doméstico, dependiente y sumiso, y dejar a los hombres lo público, lo autónomo y activo. La EDUCACIÓN, así con mayúsculas, tanto de niños como de niñas, para una convivencia solidaria con tareas compartidas, creo que es el camino que más puede acercanos a una sincera igualdad

  35. pepe dice:

    Aretes y Carolina, gracias por vuestra reflexión y por el párrafo que es impresionante. Efectivamente, todo es cuestión de educación y quizá también de un poco de imaginación para cambiar los esquemas de la gente. Imaginación como la que demostraron los responsables del Palau de les Arts de Valencia para convencer a la gente de que le gusta la ópera, organizando una pequeña demostración en el mercado de Valencia. Como puede verse en el video, al final a la gente se le caían las lágrimas.

    http://www.youtube.com/watch?v=Ds8ryWd5aFw

  36. pepe dice:

    He escrito el mensaje anterior al tiempo que hacía otras cosas de modo que, además de redactar mal y usar varias veces la misma palabra, he conseguido mezclar la música con la igualdad de oportunidades, y bien mirado no tienen mucho que ver. Digamos entonces en que el interludio era para celebrar la llegada de Carolina y, si os parece bien y Rodrigo no tiene nada en contra, volvamos a la discusión.

  37. Rodrigo dice:

    Por mí, Pepe, no hay problema.

    Carolina, la cita de Roth es magnífica. ¿Cómo se titula el libro?

  38. ARIODANTE dice:

    Querida Aretes: ésta sí ha sido la intervención adecuada, en el hilo adecuado. Comparto lo que dices al 100%. Y lo dices muy bien, además.
    Me interesaba oir la versión de las mujeres de tu edad y que como tú, trabajan fuera de casa y en la casa y además tienen una familia y se preocupan por ella. (No sé cómo subrayar las «y», pero irían subrayadas).
    En cuanto a la igualdad de oportunidades…se ha mejorado mucho, pero aún queda; y además, partimos de que no somos iguales.

    El tema de la maternidad, se diga lo que se diga, nos diferencia radicalmente. Y lo único que parece estar en la mente de los legisladores es facilitar que nos quitemos de en medio el «problema» que supone tener hijos,(reconocen que es un problema) simplemente no teniéndolos. Ese hecho refuerza mi opinión de que la mujer se ve forzada de elegir, (lo cierto es que un siglo atrás ni siquiera podía plantearse elegir, o sea que ya es algo) sigue teniendo que elegir entre su vida profesional o su vida familiar, cosa que los hombres, en su mayoría, tienen en menor grado. No digo que no lo tengan, ojo. Si son mínimamente responsables.

    Esta es una discusión eterna. Pero bueno, ya que para Pepe es un placer discutir conmigo, jajaja, pues yo correspondo. Me parece fenomenal que les pongas una mesa igual a tus hijos. Pero cuando tu hija tenga la carrera acabada, un buen trabajo, un marido o una pareja, y se quede embarazada, ya me dirás qué es igual entre ella y su hermano, (suponiendo que su hermano, que tiene la misma mesa, haya acabado la carrera, encontrado el trabajo y emparejado) Y gracias si consigue el trabajo. La carrera la acabará seguro: las mujeres, por estadística, (lo he leído muchas veces) está bastante comprobado que suelen ser mejores estudiantes que los hombres. Y luego lo tiran todo por la borda al formar familia. Bueno, no todas, ya lo sé. Perdonad mi pesimismo, pero es que perro viejo sabe más por viejo que por perro.

  39. juanrio dice:

    Coincido plenamente con la intervención de Aretes, y con las demás por supuesto, pero sólo quiero hacer unpequeño apunte en cuanto a la maternidad y la igualdad en las relaciones laborales. Hoy existe un poquito, y digo poquito, más de protección a las mujeres embarazadas y posteriormente madres. No se puede despedir alegremente a una mujer en esa situación, algo es algo. Por otro lado ahora es obligatorio desarrollar un plan de igualdad en todas las empresas con más de 250 trabajadores que también abunda en la protección de la mujer y de sus derechos, que suelen estar mermados en relación a los hombres en la mayoría de los casos.

    Pero hay algo que personalmente me resulta incomprensible en esto de la discriminación a las mujeres embarazadas o madres. Quien las discrimina, del sexo que sea, a debido nacer en una maceta, porque ,si no es así, no hay quien lo entienda.

  40. ARIODANTE dice:

    Hay tantas cosas que una no entiende en esta vida…lo que no se te ocurre a ti se le ocurre a alguien, siempre. ¡La de veces que me he hecho esa pregunta! ¿Como es posible que a alguien…etc? Es posible.

  41. pepe dice:

    No comparto tu pesimista visión, Ariodante. Conozco a muchas mujeres de mi generación que han compaginado la vida laboral y familiar. Yo diría incluso que son mayoría. De las mujeres que estudiaron conmigo y con las que no he perdido contacto, trabajan todas fuera de casa. Las mujeres con las que me relaciono habitualmente (madres casi todas ellas) también tienen muchas una vida profesional o están jubiladas. Creo que quizá hay que tener en cuenta algo que señala Aretes: llega un momento en que a muchas mujeres les apetece más la vida familiar que la profesional, quizá por razón de oscuros mecanismos de instinto natural, o cultural, o vete tu a saber porqué. Coincido contigo en que es una reflexión eterna, y lo único que cabe hacer ante problemas de tan compleja solución es lo que cada uno buenamente pueda. Como decía Roland, la mayoría no hace ni eso.

  42. ARIODANTE dice:

    No sé, quizás no acabo de expclicarme. No digo que no haya mujeres que compaginen su vida profesional con su familia. Por supuesto que las hay y son unas heroínas, en mi opinión. Digamos en la franja media. Pero si una mujer quiere destacar en algo profesionalmente, ocupar un cargo importante, creativo o empresarial, ¿cuantos casos conoces en los que el equilibrio sea perfecto? ¿Sabe Ana Patricia Botín-es un ejemplo, no sé si tiene hijos- las notas que sacan sus hijos, sus problemas escolares, sus inquietudes? ¿o es su niñera la que lo sabe?¿Tiene tiempo para dedicarle a sus hijos, para leerles un cuento hasta que se duermen? ¿Va con ellos a comprarles ropa o al parque? ¿les repasa los deberes?
    Si muchas mujeres prefieren la vida familiar a la profesional, que las hay, es porque valoran todo esto y lo ponen en una escala superior a la del éxito profesional. PERO ELIGEN. Mantengo mi posición: es inevitable elegir.
    Puedes compaginar , malamente pero puedes, un trabajo como ser maestra, peluquera, administrativa, incluso como abogada, o gestora de seguros, o cualquier otro trabajo de nueve a cinco. Irán acaloradas, corriendo para llegar a tiempo a recoger a sus hijos, pidiendo permiso en el trabajo para llevarlos al médico, cuando enfermen, quedándose hasta las mil para repasarles los deberes, preparándoles la cena que les gusta -porque comerán en el colegio, y tendrán llave para llegar a casa si salen antes que sus padres. Y a la vez tendrán un rato para escuchar las quejas del marido sobre su trabajo, plancharle la camisa para que mañana vaya decente a trabajar, etc etc. Todo esto es el pan de cada día de miles de mujeres, que, lógicamente se preguntan, como decía Aretes, que vaya ganga lo de la igualdad, si resulta que han de trabajar el doble y llevar una vida de locos para conpaginarlo todo. Resultado: muchas desearían lógicamente, quedarse en casa. Otras desearían, también por lógica, no haber creado una familia y dedicarse sólo a trabajar. ¿A que conclusión llegamos? La elección es inevitable. O Moriles o Montilla (con perdón).

  43. Carolina dice:

    Rodrigo, el libro se titula «El santo bebedor. Recuerdos de Joseph Roth». A pesar de ser de la editorial Acantilado (concretamente el número 190), que es un poco cara, éste no llega a 10 euros, supongo que debido a que sólo tiene 150 páginas. En esta misma línea, el períodico El País (siempre lo cito, evidentemente, porque es el que leo) del día 26-08-2006 publica una crítica de libro titulada Reportero del asfalto, que es estupenda. Incluye algunos párrafos magníficos entresacados de distintas obras de Roth.

  44. Rodrigo dice:

    Lo del precio es el drama de siempre, para mí que soy chileno y que vivo en Chile. Sobre todo tratándose de Acantilado.

    Carolina, dices que en España no llega a 10 euros. Fíjate que en Chile cuesta el equivalente a unos 33 euros. ¡Por un libro de 150 páginas! Así pues, esperaré a encontrarlo en biblioteca.

    Gracias por ambos datos.

  45. Carolina dice:

    ¡Qué barbidad, Rodrigo! Ese precio debe ser privativo para la mayor parte de la gente. De todos modos no me sorprende mucho porque tengo familia en Argentina y voy con frecuencia. Cuando veo el precio de los libros me quedo pasmada ¡qué injusticia! Si buscas en Internet este libro por su autor Géza von Cziffra, podrás leer las primeras 8 o 10 páginas en PDF (claro que a lo mejor sólo sirve para «desconsolarte»). En fin.

  46. Casio dice:

    Me temo que la elección es entonces común a los dos sexos.
    Es decir, si un hombre quiere triunfar (con el sentido extremo que le estamos dando), tampoco va a poder dar de comer a sus hijos, llevarles al médico ni hacer nada de nada.

    La duda es quién rábanos quiere triunfar de tal manera… Digo yo, vamos.

  47. ARIODANTE dice:

    Hola, Casio! Tú por aqui, ¡cuánto tieeempo!

    Pues claro que la elección es también del hombre, ¡faltaría plus! y no tengo cifras, pero te sorprendería la cantidad de hombres que han elegido. Quizás por franjas de edad, te diría que a partir de los cuarenta es aplastante la que tiene muy claro su elección, y no es la que tu compartirías. En la de los treinta, afortunadamente me parece observar una cierta participación, me imagino que ahi las mujeres se han impuesto un poco. En la veintena…¿quien tiene hijos hoy en día? O mejor ¿Quien se puede permitir tenerlos?

    Otra cosa que hay que tener en cuenta es el margen que uno tiene:(dejando al lado a los funcionarios, que son un mundo aparte) si hay que sobrevivir con mil euros cada uno, probablemente no pueda ni plantearse dar la cena a los niños porque venga reventado del trabajo o llegue más tarde de la hora de la cena. Pero si a ellas les pasa lo mismo, como conozco miles de casos ¿quién le da la cena? O los niños se apañan solos delante del TV (los famosos «niños de la llave») o, si son demasiado pequeños, y no hay dinero, se tira de la abuela (por supuesto, nunca del abuelo). Y conozco a cantidad de abuelas que van de cráneo porque los hijos no tienen un segundo libre y alguien ha de ocuparse de recoger a los niños y darles la cena.

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