LA CINTA ROJA – Carmen Posadas

LA CINTA ROJA. Carmen PosadasEn esto de hacer reseñas, me he encontrado con tres situaciones distintas: la de los libros que no me han gustado o me han decepcionado, es incómoda pues hay que decir educadamente lo negativo y buscar lo que se pueda salvar. La de los libros que me gustan, ésas son fáciles, claro. Por último, la de los que me gustan y mucho, pero no sé cómo hincarles el diente. Así me he visto en dos ocasiones, una, por falta de formación propia que se solucionó con el ofrecimiento a reseñarla de alguien más preparado y apropiado para hacerlo (ejem, ejem); otra, en ésta ocasión, por distintas razones. Así que allá va.

La novela se narra en primera persona, en los años comprendidos entre los albores de la Revolución francesa y la subida de Napoleón al trono como primer hombre de Francia. La ambientación es excelente, llena de poesía en el lenguaje y buen gusto en el detalle, lo que crea unos escenarios de una plasticidad casi real. El vestuario, descrito con soberbia elegancia de quien entiende que es importante la primera impresión y está acostumbrada a apreciar cada complemento en un solo vistazo; las casas, recreadas con las sensaciones que transmiten al entrar en ellas, desde las lujosas mansiones llenas de ornamentos de época a las cárceles, donde uno no puede evitar oler la suciedad y un gesto de asco ante la inmundicia.
El entramado histórico es interesante, riguroso con los datos y a la vez con esa desmitificación que da el vivir en primera persona los hechos que a lo largo de los años se magnificarían o se despreciarían.

Hasta aquí, es fácil. Ahora viene lo complicado. Los personajes, correctamente construidos y desarrollados, tienen esa objetividad del paso del tiempo y arrastran el juicio de la Historia en ellos, pero es que ninguno importa, sólo son comparsas necesarios para explicar distintos hechos, igual que los decorados o los atuendos. Porque lo importante del libro, a pesar del reclamo histórico y del paralelismo con la Pimpinela, es su protagonista.

Es Teresa Cabarrús un personaje lleno de claroscuros según reza y resume la contraportada. Y es así en cuanto a las vicisitudes que tuvo que pasar por aquellos turbulentos años. Se vio en todas las situaciones posibles: aristócrata, amante de los poderosos, revolucionaria, espía, condenada a morir en la guillotina, salvadora de infelices… todos estos adjetivos son los que aparecen en sus biografías pero de nuevo no dejan de ser más que parte del escenario, escenario, repito, bien edificado.

Pero es la Teresa Cabarrús que crea la autora, la que me ha fascinado. Y he aquí la verdadera dificultad de hacer esta reseña, porque en ese sentido, no es un libro de historia. Es un verdadero tratado sobre la supervivencia de la mujer en la historia que escriben los hombres, con las únicas armas que dispone: su belleza y su inteligencia.

Teresa es una figura controvertida y a la vez simple, sus acciones pueden juzgarse frívolas o comprometidas, interesadas o generosas, intrigantes o inocentes, apasionadas o manipuladoras, depende del cristal con qué se miren. Por encima de todas ellas, sin justificarlas ni avalarlas con una moral hecha a la época, con honestidad y sinceridad, se sitúa este peón de segunda fila histórica, como tantos habrá habido, testigo privilegiado de acontecimientos tan importantes, que supo capear y salir bien parada de ellos, sin renunciar a una vida intensa. Y, siento parecer sexista, pero los pensamientos íntimos de una mujer sólo los puede comprender otra. La importancia de un adorno en el pelo, una mirada estudiada para causar un efecto determinado, la clasificación de un individuo con un vistazo, el olfato de cómo cambian los vientos políticos y los afectos populares… todo esto rezuma página tras página ese sexto sentido femenino que ella supo aprovechar y la escritora apreciar. Por encima de prejuicios y estereotipos, con autenticidad y solidez.

Mención aparte merece el capítulo amoroso. En ella se dieron todos los casos posibles en las relaciones sentimentales: el primer amor, breve e idealizado; el interesado aunque tierno y casi maternal; el profundo y no correspondido; el conveniente y tranquilo: el ocasional y desenfadado; el fiel y duradero… y lo sorprendente, de todos aprendió y salió airosa llevándose lo mejor de ellos y dejando lo que le pedía el alma en cada momento.

En resumen, los amantes de la Historia, encontrarán algunas curiosidades más que añadir como anécdotas a ese saber. Los lectores que busquen entretenimiento lo tendrán, pues la acción no desmerece, con algunos pasajes mejor conseguidos que otros. Aquellos que no esperen nada, se dejarán cautivar por ese carácter que, especialista en hacerlo en su época, parece alargar su poder seductor hasta nuestros días.

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41 comentarios en “LA CINTA ROJA – Carmen Posadas

  1. Javi_LR dice:

    Sin querer quitar protagonismo a la magnífica reseña de Aretes, os comunico que la editorial Espasa se puso en contacto con nosotros para sortear tres libros de este título entre los lectores de Hislibris. Así que aprovecho el hilo para deciros que echaré a suertes, entre los que de aquí al próximo miércoles escribáis algo acerca del libro o de la época histórica en que se desarrolla, quiénes se quedan con los ejemplares.

    Saludos

  2. Marbenes dice:

    Maravillosa reseña Aretes, encandiladora y sincera. Me llama muchísimo la atención el personaje y más después de leerte; sin embargo, nunca he léido nada de Carmen Posadas y la tengo por autora costumbrista más que de novela histórica, ¿podrías contar un poco sobre su forma de escribir?

  3. Koenig dice:

    Mira tu por donde estaba pensando en intervenir para felicitar a Aretes por su reseña (lo juro) (por Snoopy), muy clara e ilustrativa. Debo reconocer que es raro que una reseña me anime a comprar un libro, pero esta ha tocado una fibra sensible.

    En fin, que te prodigas poco Aretes.

    Saludos.

  4. Marbenes dice:

    Perdón: «leído», no «léido»

  5. juanrio dice:

    Felicidades por tu reseña, Aretes. Grandiosa, en especial el segundo párrafo, pide relectura. Eso si, a pesar de tu reseña creo que es un libro al que no le echare el ojo. No acaba de llamarme la atención y además leí algo de la autora hace años y no me convencio.

  6. juanrio dice:

    «echaré» «convenció» y todos los que me salto, so ignorante….que no haces más que emborronar reseñas…..castigo de muchacho

  7. ipi dice:

    Esta Carmen Posadas no era la mujer del fallecido gobernador del banco de España… y la misma que ahora escribe una columna duplo al alimón con su hermano en el diario… Marca. ??.

    La reseña… bien, Ajetes, bien.

    Uf!!, en qué estaría yo pensando…….. «Ajetes» no, ARETES.

  8. Rodrigo dice:

    Preciosa reseña, Aretes.

  9. Clío dice:

    ¡Qué preciosa y sensible reseña, Aretes! y que bien escribes chiquita!

    Al leerla trataba de acordarme de otro personaje relacionado tambien con Carabanchel y buscando, buscando he recordado!: dos mujeres triunfadoras en París, en dos épocas distintas, la primera: Teresa Cabarrús que nace en Carabanchel, y la segunda: Eugenia de Montijo, que pasaba largas temporadas en la villa que sus padres tenían en Carabanchel, ¿curioso no?, ¿será el aire, de este ahora barrio de Madrid, el que hacia irresistibles a estas dos féminas entre los franceses?.
    De Carmen Posadas no he leido nada, pero el otro día le hicieron una entrevista y me resultó bastante simpática, y despues de tu comentario sobre el libro me apetece muchísimo leerlo (sexista que es una).
    Lo de Eugenia de Montijo, sirva como pequeño homenaje a Valeria.

  10. Clío dice:

    Javiiiii! ya estoy moderá como siempre!

  11. Marbenes dice:

    «Mira tu por donde estaba pensando en intervenir para felicitar a Aretes por su reseña (lo juro) (por Snoopy),»

    Ah, pero es que Javi especifica que el sorteo será entre quienes hablen del libro o la época en que se desarrolla, no sobre la reseña, Koenig, así que me temo que no entras (entramos) en él (sorteo).

  12. cavilius dice:

    Pero Aretes, con reseñas como ésta, ¿y esperas que nos creamos que hay una que no te sale? Las he visto mejores. Excusas, digo; reseñas, pocas.

    Saludos

  13. Koenig dice:

    Pues me quedo mas tranquilo Marbenes, porque el Koenig, además de ser honrado, ha de parecerlo.

  14. Incitatus dice:

    Muy evocadora la reseña Aretes, muchas gracias, me animaras a leerlo aunque no sea mujer… ;-) (a propósito Javi no me metas en el saco del sorteo que ya lo tiene mi novia y no tiene sentido sino…)

    La época de la revolución francesa es fascinante sin duda. En tiempos escolares la tenía mucha manía ya que en un colegio francés te la meten con calzador para cualquier cosa… pero años después me he reconciliado con ella. De Teresa Cabarrús sé poco así que me lanzaré a leerla (cuando acabe con Antonio y Cleopatra)

    De nuevo gracias Aretes

  15. Atilio dice:

    Precisamente hace algo más de una semana, tuve ocasión de acceder, en cierto modo, a la persona de Carmen Posadas a través de lo que ella quiso revelar en el programa presentado por Juan Ramón Lucas. Se trata de un tipo bastante interesante que supo cómo hincarle el diente a la entrevistada – o a la víctima, tanto monta-. He de reconocer que, al no saber nada de esta señora, sus peculiares respuestas, junto con esta reseña, crean cierto influjo positivo sobre mí.

    ¡Felicidades, Aretes!

  16. Lohengrin dice:

    Después de ver la entrevista que le hizo Dragó a Carmen Posadas ya quería leer el libro, después de tu reseña se va a convertir en una de mis prioridades. ¡Gracias Aretes!

  17. pepe dice:

    Excelente reseña, Aretes, y muy sugestiva. Que ahora soplen en Hislibris vientos revolucionarios o mosqueteriles, es una buena muestra de hisdiversidad (acabo de inventar la palabra, Cavilius, ¿a que mola?) y que a mi, en particular, me supone una fuente de hisdiversión (estoy inspirado, sí, me sucede a veces).

    Una de las mejores novelas que he leído sobre ese periodo se llama Mujer en traje de batalla. Tiene base real: una mujer que tuvo que hacerse pasar por hombre en la época de la revolución francesa para poder estudiar medicina. Ya la he recomendado otras veces, pero no es que sea un pesado: en realidad estoy utilizando una figura literaria -de mi invención- llamada hisrreiteración.

  18. Max Staub dice:

    Muy buena reseña si señora…
    Una española que vivió en primera persona mucho de lo más «jugoso» de la revolución francesa y conoció a los más grandes del momento en el país galo…

  19. cavilius dice:

    Mola mogollón, pepe. Perdón, no quería ser tan vulgar: me refiero a que mola una passsssada.

  20. pepe dice:

    Vaya, Cavilius, veo que no te ha gustado porque, de lo contrario, hubieras iniciado sin tardanza el Diccionario Hislibreño del que me permito incluir aquí algunas palabras:

    Hisrritar: hacer sentir ira o excitar vivamente otros afectos o inclinaciones naturales.

    Histúpido: hislibreño que causa hisrritación.

    Histeria: estado pasajero de hiscitación nerviosa (ver definición más abajo), también provocada por un histúpido.

    Histimular: Aguijonear, picar, punzar. Vale aquí también lo del histúpido.

    Hiscitar: provocar o estimular un sentimiento o pasión. Idem.

  21. Valeria dice:

    A mi me queda una dudilla, Aretes, aunque el comentario que ha hecho Clío sobre Eugenia de Montijo me ha tocado la fibra sensible mucho, mucho.
    La pregunta es: como has mencionado a pesar del reclamo histórico , da la sensación de que el marco histórico está más bien difuminado. ¿Los acontecimientos históricos tienen realmente importancia en la trama? ¿Trasciende la Historia el decorado?

  22. Ascanio dice:

    Hola, Aretes querida.
    Pues mira que esta señora siempre me ha caído bien, fite tú. Peeero, nunca he leído nada suyo (recuerdo una novela que trataba de unas moscas verdes, o algo así…), y te aseguro que me han entrado ganas de echarle el ojo a este librejo. Lo que más me ha gustado es lo que comentas sobre la ambientación (ay, la ambientación…qué importante es…), y siempre que se habla de estos asuntos, sobre todo haciendo referencia a salones, fiestas, banquetes, etc, no puedo evitar acordarme de una novela maravillosa (que ya he comentado alguna vez): La edad de la inocencia, de Edith Wharton.
    También me ha gustado esta frase tuya: Los pensamientos íntimos de una mujer sólo los puede comprender otra. Por eso todavía me parto de risa al recordar los humos que se gastaba Arturo Pérez Reverte a propósito de su novela «La reina del Sur», sobre la que comentaba que había recreado la personalidad de la protagonista como si él mismo fuera del sexo femenino. Ja, ja, ja…ay, que me troncho…

    PS: Oye, Javi, ¿entro en el sorteo? Si quieres te hablo de la novela «Venus Bonaparte», de Terenci Moix, sobre la hermana del famosísimo Napoleón…[que diga que no, que diga que no, que casi no me acuerdo de qué iba…]

  23. Ascanio dice:

    ¿Los que estamos en moderación también entramos en el sorteo?

  24. Ariodante dice:

    Llego tarde, lo siento…Aretes, hija, te ha salido una reseña redonda. Completamente redonda, o sea, que te felicito de todo corasón. Hasta me ha entrado el gusanillo por leer a esta señora a la que no he leído nunca pero que no me cae mal, asi que…bueno, Javi ¿entro o no entro? Es que yo no voy a decir nada de la tal Teresa Cabarrús porque no tenía idea de su existencia, ¡fíjate!… ignorancia supina la mía.
    Aretes, un abrazo.

  25. Aretes dice:

    Perdonad el retraso en la contestación, pero el tiempo es lo único que uno no tiene ni puede guardar en un frasco para usarlo cuando quiera.

    En primer lugar, gracias a todos por los comentarios tan amables.

    Uso la reseña para contar la impresión que me causa el libro y a lo mejor peco de poco detallista en su contenido, de ahí las dudas sobre el mismo. De Carmen Posadas, no había leído nada antes así que no sé si su estilo es el que plasma en esta novela o distinto a otras. Lo que sí es cierto es que es elegante, lleno de poesía, delicadeza, sin llegar a ser farragoso o pesado, al contrario, se lee sin sentir.

    Desde luego la ambientación es maravillosa, cuidada pero directa, no esperéis largas e interminables descripciones, con las pinceladas imprescindibles consigue pintar un cuadro completo, lo que a mi juicio tiene casi más mérito.

    En cuanto a la Historia y su importancia en la trama, es vital. Teresa Cabarrús no es un personaje ficticio ni tan de segunda fila, a pesar del desconocimiento de su figura. De hecho, a raiz de leerlo, quise comprobar hasta qué punto esa vida tan intensa no era fruto de la imaginación de la escritora, a pesar de la bibliografía que menciona el libro, y buscando, encontré un librito de Nicolás González (Ed. Cervantes, 1946) que verificó punto por punto todos los episodios.

    Llegó a tener una colección de amores entre los que se encuentran Tallien, Borrás y quizá el propio Napoleón en sus épocas más álgidas; hija de Francisco Cabarrús, personaje cercano a Godoy, pudo influir en la posibilidad de un Borbón español como sucesor del decapitado Luis; rivalizaba en belleza y marcaba la moda del momento con la misma Maria Antonieta; condenada a morir en la guillotina; símbolo, incluso causa, de la caída de Robespierre; amiga íntima de Josefina… ¡Imaginad semejante posición!

    Por todo ello los acontecimientos históricos cobran una dimensión distinta pero de más realismo si cabe. Porque lo que ella narra es su vida, pero ésta corre no sólo paralela, también entremezclada con la de Francia.

  26. Aretes dice:

    Pepe, ¿también entra en ese idioma «cavilear» o «pepear»? ¿son dialectos?

    Interesante tema para el foro ¿no?

  27. Aretes dice:

    Y, respecto al tema que menciona Ascanio, creo que es muy, pero que muy difícil que un hombre sea capaz de expresar lo que piensa una mujer con todos los matices que eso implica. Sí es verdad que aciertan en las ideas, pero no en los envoltorios que llevan implícitos.

    No por eso el hecho de ser de uno u otro sexo resulta incompatible con unas novelas u otras, Incitatus.

  28. Ariodante dice:

    Yo también lo creo asi, Aretes. El problema no es tanto en lo que pensamos las mujeres (acordaros de la peli, jajajaja), sino el cómo lo pensamos, nuestro sistema de razonamiento creo que adolece de ciertas diferencias respesto a cómo razonan los miembros del sexo opuesto, para bien o para mal, asi como lo que sentimos las mujeres y cómo lo sentimos. Aunque algunos hombres -todo hay que decirlo- se acercan bastante…

  29. ignacio el argentino dice:

    A sus plantas desde siempre mi princesa de Antequera.

  30. juanrio dice:

    El próximo miércoles, 5 de noviembre a las 19:30 se presenta este libro en La Casa del libro de Gran Vía en Madrid. Por si alguien está interesado…

  31. Akawi dice:

    ¡¡Uff, qué despiste! No he visto la reseña hasta ahora.
    Es una pequeña joya la reseña y lo que nos cuentas. Ya estaba bien de tanta IIGM y tanto romano, ja, ja, ja.
    A mi me estraña que siendo una mujer que ha vivido en tantas vicisitudes, como tú comentas Aretes, sea tan poco conocida.
    Habrá que tomar nota de esta novela.

  32. Nivga dice:

    ¡Qué bonita y qué sentida reseña, Aretes!. Me ha encantado, y además de por sí misma, por el personaje, por el que desde hace tiempo sentía curiosidad. Tengo vagos recuerdos de películas o series de tv sobre Napoleón en que aparecía fugazmente esta señora, que parecía llevar tiempo en el ojo del huracán de la revolución ‘française’. En una creo recordar que figuraba porque el petit c…, como dice Pérez Reverte en sus libros, a la búsqueda una mujer influyente que pudiera ayudarle en su incipiente carrera, le proponía matrimonio, cosa que a ella le hacía mucha gracia aunque rehusaba. Y a partir de ahí le guardaba un odio feroz. En fin, leyendo el libro supongo que aclararé estas y otras cuestiones.
    Otra vez gracias por la reseña y saludos a todos.

  33. Tarquinia dice:

    Llego tarde, sorry…
    Muy buena reseña.

    Pero la novela es pobre, sosa, parece un encargo : «mira, Carmen, me vas a escribir 350 páginas sobre esa española que se encontró en medio de la revolución francesa»

    Lo siento, la Cabarrús no tiene gracia, ni arte, ni alma. Es una puñetera ameba que sobrevive y basta. Como es mona y educadita, pues destaca… Pero la impresión que permanece es que no tenia 100 gramos de materia gris.

    Mientras es jovencita y tiene un niño de su primer marido, no hace más que decir que no le cuidó bien, que le defraudó, que lo que él hizo de mayor era un resultado de su abandono… y el niño crece y desaparece de su vida, de la historia y de la novela.
    Lo siento, no me ha gustado. La leí con interés y cariño (por la autora, por el personaje, por la época histórica) y la considero un pestiño.

  34. Ascanio dice:

    Vaya, pues habrá que leerla (está aquí en la estantería gracias a un alma bondadosa y desprendida) para ver si la balanza se inclina hacia Aretes o hacia Tarquinia.

  35. Paloma dice:

    Aretes, completamente de acuerdo contigo, gracias por ser tan precisa.
    Me ha gustado, me ha aclarado cierto revoltillo histórico que tenia y…lástima que ella, Teresa, supiera que su hija leería el manuscrito (según la autora…)de no haber sido así, segurito que se hubiera explayado un poquito más en sus comentarios amorosos, tales como «el segundo santuario» y alguno más que, a las cándidas inocencias como la mia…nos hubiera dado luzzz.
    Gracias Carmen Posadas, no te conocia pero te seguiré.

  36. Aretes dice:

    Me alegra que te haya servido, Paloma.

    Supongo que si se hubiera prodigado más en esos aspectos tendría más oportunidades para que alguno de nuestros emblemáticos e insignes estandartes del cine español hiciera una película, donde quedaría el personaje desprovisto de todo aquello que realmente cautiva en el libro.

    Por cierto, bienvenida, que no creo haber coincidido antes.

  37. Paloma dice:

    Gracias Aretes, sí, soy nueva.

    Y sí, seguro que en la gran pantalla perdería fuerza, fijaté en los comentarios de ayer mismo de Juan Marsé y en lo que le contestó Vicente Aranda…yo, estoy más con Marsé, creo que al cine español le falta talento porque buenos novelistas hailos…
    saludos.

  38. Ascanio dice:

    Pues ya lo acabé. Y tengo sensaciones encontradas; por un lado creo que la ambientación -como comenta Aretes- es estupenda, y el personaje de Teresa Cabarrús me parece bien logrado, con sus luces y sus sombras.
    Menos me gusta el afán didáctico que se aprecia en algunos momentos, del tipo pero antes de contar lo que pasó tengo que poner en antecedentes al lector sobre lo que ocurría en el París de Robespierre… y a continuación vienen dos páginas de historia francesa. No resulta demasiado descarado en comparación con otras novelas (léase Astur, por ejemplo), pero aun así, es demasiado descarado y resulta un recurso de relleno.
    Tampoco me ha gustado el final de la novela, cuando la voz de la Cabarrús la asume su hija. Me ha parecido precipitado, en plan encargo, como comenta Tarquinia. Me da la impresión de que sus editores le han encargado 500 páginas y que al llegar a la 480 tenía que acabar pronto porque sacaba los pies del tiesto.
    Sin embargo, es uno de esos libros que se dejan leer muy bien, que mantienen el interés hasta el final, que engancha desde el principio y que está escrito con una prosa correcta.

  39. Ivan Sheligo dice:

    Creo que aciertas totalmente en tu reseña, este es uno de los pocos libros que realmente me entristece que acabe, Teresa abanico de matices me ha llegado a cautivar de manera que no podría expresar en estas breves líneas.

    Recomiendo a quienes aún no se animan, a leerlo.

    Saludos.

  40. Alan Bayalinov dice:

    GUSTAR CONSTAN F F MUCHO AMI

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