LA BUENA REPUTACIÓN – Ignacio Martínez de Pisón

9788432222535Uno de los inicios de novela más conocidos de la literatura universal es el de Anna Karenina de Lev Tolstói: «Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera». Y a menudo te acuerdas de esa frase mientras vas leyendo este novelón de 650 páginas sobre una familia; concretamente, tres generaciones de una misma familia, más de treinta años de historia familiar, con el trasfondo de la propia historia española. Un trasfondo sutil, de todas maneras, ya que Ignacio Martínez de Pisón no pretende narrar un Cuéntame cómo pasó (ni, espero, le pasaría por la cabeza): la novela inicia su andadura –tras un prólogo que luego se trenza con su desarrollo– en Melilla, donde en 1950 vive la familia Caro Campillo. Una familia de curiosa mezcla: el padre, Samuel, es un judío (no ortodoxo) que se casó con la católica Mercedes, la hija de un militar, y aunque las dos hijas de la pareja, Miriam y Sara, lleven nombres judíos, la suya no ha sido una educación en las costumbres religiosas judías; válgame Dios, Mercedes, una mujer con carácter, no lo habría aceptado. Son los últimos años del Protectorado español en Marruecos, pronto Melilla pasará a ser, junto a Ceuta, el último enclave español en suelo africano y todo cambiará para una familia que, aún no siendo judía en su totalidad, emprende su particular diáspora. 

La buena reputación (Seix Barral) es una novela que dentro de los cánones de la literatura se insertaría en el realismo, etiqueta con la que el autor está más que satisfecho: «desdeñamos el realismo español y apreciamos el de fuera, olvidándonos de Galdós, y yo quería tirar atrás, vincularme a una novela con estructura y desarrollo y personajes clásicos de la gran tradición realista», comenta en una entrevista-artículo. Y lo cierto es que leyendo la historia de esta familia llegas a conclusiones parecidas. Pues es una novela de personajes y desarrollo muy «realista», alejada de juegos literarios a los que últimamente la novela nos acostumbra; aunque, también es cierto, el lector se siente cómodo con el realismo de toda la vida: aquel que evoca a Galdós, Dickens o Tolstói. Yo mismo disfruto mucho con las novelas de John Irving, quizá uno de los autores estadounidenses actuales en los que la estela dickensiana es más perceptible. En el caso de Martínez de Pisón, su novela juega con la baza de la estructura y los personajes construidos en la tradición realista, sí, pero también le toca la fibra emocional al lector; y con esto no me refiero a que busque emocionarle, sino que éste, como cualquier persona, tiene una familia con los más y los menos, los dimes y diretes, las disputas y reconciliaciones que encontramos en los Caro Campillo. Y eso, a la postre, es una baza importante para atrapar al lector: acercarle a su propio imaginario colectivo. Que el autor además sitúe la trama de su novela entre 1950 y 1986, evocará muchas sensaciones a lectores de una cierta edad, especialmente aquellos que vivieron la etapa de la Transición, época sobre la que Martínez de Pisón parece «especializarse».

Quizá haya lectores a los que las idas y venidas de una familia de clase media española hace ya unas cuantas décadas le parezca una materia ligera para tratar en una novela; quizá incluso piense que le están vendiendo una «telenovela» más que una novela en sí, por muy «realista» que sea. Y hay momentos en el libro en el que me parecía estar viendo el «culebrón» familiar, lo admito. Pero el autor no se contenta con narrar, desde los puntos de vista (que no las voces narrativas, pues siempre utiliza un narrador omnisciente) de cinco miembros de la familia, de modo que cada parte lleva el título «La novela de…», es decir, de los cinco personajes seleccionados; por orden: el padre Samuel, la madre Mercedes, la hija Miriam y los nietos Elías y Daniel. Cada personaje modula un acercamiento, desde sus pensamientos y sensaciones más o menos «personales» (o incluso «egoístas»), a lo que le sucede a una familia que vive, por etapas, en Melilla, Málaga y Zaragoza… para volver a Melilla, los orígenes. Samuel es un judío que se lleva bien con la élite melillense y española del Protectorado, hasta el punto de que queda en la retina del lector su apoyo a los sublevados en la Guerra Civil y actúa como puente entre militares y políticos de la zona con la comunidad judía local. Como colaborador, la vida le va bien a Samuel, ajeno (hasta cierto punto) a la mirada que sobre él tiene esa misma comunidad judía. Los tiempos cambian, el final del Protectorado será también el final de un sueño; como muchos españoles que se trasladaron a la península cuando Marruecos alcanzó su plena independencia, la familia de Samuel hará lo mismo, dejando atrás un legado que pesará en el corazón del patriarca, especialmente cuando, de ser un judío bastante laicizado, pase a ser un ultraortodoxo en Málaga, la nueva tierra de promisión (Málaga y, sobre todo, Zaragoza), para desesperación de una Mercedes que siempre fue ajena a las costumbres religiosas de su marido.

Mercedes es precisamente un personaje fuerte, con carácter y dispuesto a ejercer de matriarca implacable. Las relaciones con sus hijas Miriam y Sara no serán fáciles, no sólo en la juventud de estas, sino prácticamente toda su vida. El testamento, cuya lectura se produce en el prólogo y que será la muestra de cómo pretende influir en las vidas de sus descendientes más allá de su propia muerte, es un macguffin literario que nos lleva a conocer el pasado de esa familia y su tránsito por los años sesenta y setenta. Frente a ella, Sara (que no «protagoniza» una «novela de») es la rebeldía y Miriam la sumisión que acaba por explotar. La novela sigue las andanzas de la segunda generación en la época del «desarrollismo» español, con una sucesión de lugares comunes para quienes hayan tenido una familia en aquellos años. De hecho, y aunque mis recuerdos de infancia pertenecen a la década de los años ochenta, la novela consigue hacerme «familiares» esos años sesenta y setenta por el modo de enfocar actitudes y mentalidades, o reconstruir una cultura material que no ha sido hasta la era Internet cuando ha cambiado radicalmente. Con ese feeling hacia el lector juega Martínez de Pisón, con algunas referencias literarias e históricas muy sutiles, y con el recuerdo más «reciente» en la memoria de los años ochenta, la época de la tercera generación de la familia: los nietos, Elías y Daniel. Con ellos transcurre el último tramo de la novela, más próximo y al mismo tiempo más idealizado. Pero los tiempos cambian, y en la mirada a la Melilla de los años ochenta por parte de Martínez de Pisón se percibe que ya no es la ciudad en la que vivieron los abuelos: época de contrastes entre los habitantes «españoles» y los trabajadores «inmigrantes» marroquís, que en la actualidad se nos hace presente con la cuestión de la inmigración subsahariana; lo que entonces eran los problemas de los marroquíes que venían a trabajar a España, podemos leer ahora como las aventuras de quienes saltan las vallas en Ceuta y Melilla y llegan a las costas gaditanas en pateras.

Con esta novela, Martínez de Pisón evoca el cambio generacional de una España que vivía en una dictadura pero al margen de la misma. Con un ritmo ágil y un estilo sencillo pero evocador, y poniendo la mirada casi a ras de suelo, se nos reconstruye una época de color sepia y preocupaciones cotidianas –el trabajo fijo, la casa propia, el coche, las vacaciones de verano, los «lujos» que se pagan a plazos– y las aspiraciones de una vida dentro de los cánones de una clase media que busca el confort y la estabilidad de un modelo industrial de sociedad que paulatinamente ha ido desapareciendo. Un modelo familiar que se ha transmutado con el cambio de milenio y en el que la estructura nuclear permanece por necesidad, pero las mentalidades son otras y las aspiraciones han pasado de la euforia de final de milenio a la inquietud emocional y el desamparo socioeconómico que la crisis económica ha dejado en los últimos años. La buena reputación nos traslada a una época anterior a todo esto, con una mirada que no es nostálgica (aunque para muchos lectores pueda serlo… según su mirada personal).  A unos años que forman parte de la historia sentimental del país y a las idiosincrasias que jalonan el rumbo de una (miles de) familia(s). Pues la familia, ay, la familia, no sabes cómo es la (mi) familia…

 

PS: por esta novela, Ignacio Martínez de Pisón ha recibido el Premio Nacional de Narrativa 2015.

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13 comentarios en “LA BUENA REPUTACIÓN – Ignacio Martínez de Pisón

  1. Blackdolphin dice:

    Simplemente informar que se publicará en formato bolsillo (en booket) el 5 de noviembre a 10,95€…

  2. Farsalia dice:

    Una buena oportunidad para conseguirla…

  3. Caballero dice:

    Dominas el arte de reseñar novelas, mi estimado Farsalia. Interesante, informativa, respetuosa con escritor y lector y buen ritmo. Deberían darse una vuelta por aquí los directores de algunos periódicos para seleccionar entre lo mejor a reseñadores independientes. Ya había leído con anterioridad una reseña sobre la misma novela y la había descartado por tendenciosa y mal escrita. En fin. Un abrazo.

    Por cierto y aprovechando la confianza. ¿Alguna recomendación sobre alguna biografía o biografía novelada sobre Fernando de Aragón?

  4. Farsalia dice:

    Hombre, Caballero, «dominar» tampoco, sólo unas impresiones personales. ;-)

    Sobre Fernando de Aragón el libro clásico es el de Jaume Vicens Vives, Historia crítica de la vida y reinado de Fernando II de Aragón (reed. por Institución Fernando el Católico, 2006). Más recientes son las biografías de Ernest Belenguer (Ediciones Península, 1999) y Luis Suárez Fernández (Ariel, 2004, reed. en 2013).

  5. Caballero dice:

    Suena bien lo de «Historia crítica de la vida y reinado…» Me quedaré con ésa. Me gustan más las biografías que explican e interpretan (sobretodo en los personajes de mente estratégica) que las que se limitan a enumerar tantos datos que te terminan asfixiando (caso de la Biografía definitiva de Felipe II de Geoffrey Parker que es la única en la que me he visto en la necesidad de plantar por salud mental).

    Muchas gracias por la recomendación. Me la pude descargar gratis directamente de la página de la Institución Fernando el Católico. Increíble.

  6. Publio dice:

    Muy buena reseña, Farsalia. Ya tenía el libro en la carpeta de pendientes esperando su turno y tu reseña ha hecho que avance unos cuantos puestos.

  7. Farsalia dice:

    Gracias, Publio, esperaré a tus impresiones para cuando lo hayas leído. ;-)

  8. pepe dice:

    Pues yo creo (desde el cariño) que la reseña podría muy bien prescindir de algunos elementos descriptivos y que, en cambio, se beneficiaría de que Oscar se mojará más diciendo si le ha gustado o no le ha gustado la novela …

  9. Farsalia dice:

    No suelo escribir reseñas de libros que no me gustan… y este libro no es de esos. De todos modos, que me haya gustado no debería ser un factor a tener en cuenta por el lector de esta reseña, sino que debería tener en cuenta otras cuestiones para valorarla (los gustos son subjetivos, ya se sabe, y lo que a mí me haya gustado no necesariamente gustará a otros); cierto es que con otras reseñas de novelas mi «entusiamo» se ha mostrado con mayor hincapié, pero tampoco todas las buenas novelas me provocan sensaciones parecidas. Y tampoco, a diferencia del ensayo, me gusta entrar en todos los pormenores de una reseña (sería facilitarle demasiado el trabajo al lector, que si tiene curiosidad por la novela, al margen de esta reseña, debería, en mi humilde, dejarse llevar por eso, por la curiosidad). En mi caso, me la autorregalé en Sant Jordi del 2014, dejándola para leer en verano, en alguna semana de relax, como así fue. Me interesaba el tema de fondo (una familia judía que deja su hogar en el Protectorado marroquí para iniciar una «nueva» vida en la Península, con lo que ello conlleva de dejar atrás algo más que una «vida»). También el autor me seducía, por su estilo. Y la novela me atrapó desde el principio, pero con «tranquilidad».

    Pillín eres… ;-)

    1. Javi_LR dice:

      A Pepe solo le haría caso si me lo pidiese en verso.

  10. pepe dice:

    Yo no había leído nada del autor hasta ahora, en que estoy con un volumen de relatos que se titula «Aeropuerto de Funchal», me falta sólo uno para terminarlo. Escribe bien, hay un par de cuentos que me parecen muy buenos, pero por alguna razón que no sé explicar bien, no me entusiasma.

  11. Publio dice:

    Martínez de Pisón utiliza un estilo sencillo, directo y claro. Con unos personajes sólidos, muy bien construidos incluso algunos de los secundarios como Sara, Felisa, Esther o Rebeca.

    El autor sabe describir muy bien la historia de la Familia, porque a pesar de tratarse de la familia Caro Campillo es mucho más, puesto que podría tratarse de cualquier familia con sus discusiones y reconciliaciones, de ahí que el lector sienta empatía por los personajes con sus virtudes y defectos.

    En suma una buena novela de lectura muy recomendable.

  12. Iñigo dice:

    Fantástica novela, leída en 2018, la disfruté de principio a fin…
    Con permiso, comparto la reseña que escribí entonces:
    https://elpuentelejano.blogspot.com/2018/08/la-buena-reputacion-ignacio-martinez-de.html

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