LA BATALLA DE SEKIGAHARA, 1600 – Enrique F. Sicilia y LA GUERRA IMJIN – Rubén Villamor
El periodo Sengoku fue una larga y sangrienta etapa en la historia de Japón, comprendido entre el último tercio del siglo XV hasta finales del XVI y cuyos últimos coletazos llegarán hasta el XVII con la toma de Osaka por parte de Ieyasu Tokugawa, derrotando a su último opositor y dando a Japón, finalmente, un gobierno unificado y estable. En esos largos años se enfrentaron numerosos señores feudales (daimyo) por el control de Japón, a veces solo por el dominio de algunas de sus provincias o islas y tras veces en un intento de unificación que tendrÃa su empujón final bajo el mandato de los tres grandes unificadores: Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y el ya mencionado Tokugawa.
Este último se alzó al poder en todo Japón tras la batalla más decisiva en la historia del paÃs del sol naciente: Sekigahara. AllÃ, los partidarios de Tokugawa se enfrentaron a los de Toyotomi Hideyori, hijo de Hideyoshi. El 21 de octubre del 1600, el infierno se abrió en la prefectura de Gifu y allà se enfrentaron a sangre y fuego los dos mayores ejércitos que se habÃan visto en Japón hasta la fecha. Eso sÃ, cualquier idea que podamos tener de oleadas de nobles jinetes samuráis cargando unos contra otros y luchando en nobles duelos a espada podemos borrarla de nuestra mente. HacÃa ya unos décadas que en Japón la pólvora comenzaba a sustituir a la espada y el arco como lo definitorio en el arte de la guerra, por más que a los antiguos señores feudales y su casta guerrera les escociese. Cuando el clan Takeda, poseedor de la caballerÃa samurái más célebre de todo Japón, fue derrotado en 1575 en la batalla de Nagashino quedó patente de forma indeleble que el uso de las armas de fuego y la artillerÃa eran capaces de vencer a un ejército samurái. Campesinos y soldados de a pie vencieron a la crema de los guerreros de Japón y eso sacudió el mundo militar nipón. La pólvora habÃa llegado para quedarse. Y en Sekigahara, ambos bandos iban equipados hasta los dientes.
El libro de Sicilia Cardona es un estudio de como las armas de fuego penetraron en Japón, como fueron adquiridas y copiadas por los señores feudales más emprendedores y como con su uso pudieron doblegar a sus vecinos y rivales hasta que el teppo (arma de pólvora) venció a las katanas, hasta llegar a la decisiva batalla de Sekigahara, donde ambos bandos conocÃa ya bien la importancia de su uso. Tendremos entonces también en sus páginas una detallada crónica del enfrentamiento tal y como podemos estudiarlo en las fuentes japonesas, incluyendo los años anteriores y el epÃlogo en forma del asedio de Osaka de 1615 con el que Tokugawa Ieyasu era ya señor de todo japón.
Diagramas, mapas e ilustraciones nos ayudaran a ponerle forma a las letras o a situarnos en el terreno de la batalla, una de las más decisivas de toda la historia y que marcó la historia de los japoneses para siempre. Su autor, Enrique Cardona, licenciado en geografÃa e Historia y en Periodismo, es miembro de la Asociación Española de Historia Militar y ha escrito diversos artÃculos y colaborado en varias revistas enfocadas al estudio del mundo bélico.
Yo, como japonófilo -que mal suena esto, ¿no?- y aficionado al mundo de la historia militar, he disfrutado muy mucho con su lectura, aunque supongo que pueda ser un poco más dificultosa para alguien sin nociones de historia japonesa.
TÃtulo: La batalla de Sekigahara, 1600: Armas de fuego y apogeo de los samuráis
Autor: Enrique F. Sicilia Cardona
Editorial: HRM (2014)
Páginas: 142
Y si Sekigahara puso punto y final a las guerras civiles niponas, la guerra Imjin fue el principio del expansionismo japonés fuera de sus islas, con la mirada fija en China y Corea, y que tuvo su triste epÃlogo durante el siglo XX y la Segunda Guerra Mundial con las atrocidades cometidas en Manchuria. AsÃ, Toyotomi Hideyoshi ordenó una serie de campañas contra Corea, estado vasallo de los emperadores chinos, que dieron lugar a unos largos y sangrientos enfrentamientos (1592-1598) entre japoneses, chinos y coreanos. ¿Cómo podrÃan hacer frente coreanos y chinos a la maquinaria bélica nipona? ¿estabas preparados para ello? ¿qué medidas tomaron? ¿podrÃan ser capaces de verdad los japoneses de vencer a un imperio tan extenso como el chino? Hideyoshi confiaba en la victoria e incluso promulgó leyes para que sus fieles samuráis no pudieran poseer tierras propias en Japón a la espera de que se les entregasen feudos en las nuevas conquistas. Sin embargo, la flota naval coreana resultó una enorme molestia para la japonesa, a la vez que las tácticas de guerrilla coreanas no les dejaban nunca de acosar, y todo esto sin contar con el apoyo militar del imperio chino. AsÃ, Hideyoshi se encontró con que su larga campaña llegaba a un punto muerto poco antes de su muerte. Con su desaparición se puso punto y final a esta primera época de expasionismo japonés, la cual tuvo un epÃlogo con la campaña de 1609 (ya en el shogunato Tokugawa) cuando los señores de la provincia de Satsuma se lanzaron a la conquista del archipiélago al sur de japón, controlado por sus propios reyezuelos y conocido como el reino de Ryukyu, del que formaba parte, por ejemplo, la isla de Okinawa; en esta campaña militar, lo más destacarle fue la enorme operación de desembarco organizada por los japoneses, ante la que la resistencia de los isleños poco pudo hacer antes de capitular y pasar asà el dominio de las islas a la soberanÃa del emperador japonés y el shogun Tokugawa.
Estamos ante un libro, de nuevo, que se hará algo árido para el neófito, quizás incluso más que el anterior, pero que está repleto de curiosidades, como no podÃa ser de otra forma al tratar algo tan desconocido en el mundo español y siendo la primera publicación al respecto. Su autor cursó estudios en la Universidad Autónoma de Madrid sobre Asia Oriental y sus intereses se centran en Japón y la Segunda Guerra Mundial -de ahà su anterior libro, Los ejércitos del dragón: Voluntarios extranjeros en el ejército japonés– y en el ejército italiano durante ese mismo conflicto.
Los puntos negativos de la publicación son la ya mencionada dificultad debido a su temática y la gran cantidad de nombres, lugares, armas y cargos en lenguas orientales y a algunas pequeñas erratas menores que he podido ver, como llamar Bafuku al Bakufu (el gobierno japones de la época). De nuevo, mapas e ilustraciones nos ayudar a acercarnos al conflicto y se le nota pasión por lo escrito, lo que siempre es de agradecer. Por lo tanto, una buena lectura para los aficionados al mundo japonés de los samuráis y a la historia del continente asiático.
TÃtulo: La guerra Imjin: Invasión de Corea (1592-1598) y Ryukyu (1609)
Autor: Rubén Villamor
Editorial: HRM (2017)
Páginas: 143
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Me gustó mucho el de Sekigahara
Sin duda es un buen libro sobre la batalla y su contexto.
A mà también me gustó el de Sekigahara, batalla que no se puede entender sin la anterior guerra Imjin que desgasta a los clanes occidentales.
No era la primera vez que los japoneses salÃan de su isla para intervenir en Corea, y en ello pesaron tanto la enorme ambición de Hideyoshi como la actitud china hacia los demás (no reconocÃan a Japón y solo comercializan con ellos si estos se convertÃan en «vasallos» como intercambio de regalos, aunque esa misma actitud aplicaban a los europeos).