JOHN MAYNARD KEYNES – Robert Skidelsky
«Por los economistas, que son los fideicomisos, no de la civilización, sino de la posibilidad de civilización». Brindis de John Maynard Keynes en una cena de celebración  su retirada como editor del Economic Journal, febrero de 1945.
Es posible que no existiera alguien cuyo legado haya dejado una huella tan profunda como John Maynard Keynes (1883-1946); alguien que ha cambiado el estudio de la economÃa hasta el punto de influir en el devenir de la historia mundial contemporánea. Su influencia en las finanzas desde la década de 120 ha sido evidente: previó las consecuencias de imponer unas exigencias económicas imposibles de cumplir a la derrotada Alemania tras la Primera Guerra Mundial (las reparaciones de guerra); comprendió las causas de la crisis bursátil y el camino a la Gran Depresión de la década de 1930; batalló contra el retorno británico al patrón oro en 1925, intuyendo que mantenerse en él ya no iba a resultar útil para las finanzas británicas; batalló por encontrar una manera de que el Estado comprendiera que para que haya prosperidad económica debe haber inversión y gasto, y que el liberalismo clásico desatado, lo que se conocÃa como el laissez-faire, debÃa ser regulado (cuando no controlado) por entes estatales (bancos centrales, el Tesoro), pues de lo contrario las crisis recurrentes del primer tercio del siglo XX aumentarÃan y conducirÃan al colapso del sistema capitalista. Negoció la deuda británica con Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y, junto con colegas estadounidenses, puso las bases para el sistema financiero de posguerra que se fraguó en Bretton Woods, cuyo legado se mantiene hoy en dÃa en dos de las instituciones económicas de la era actual (criticadas y posiblemente con una necesidad de ser reformadas), como son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Como afirma Robert Skidelsky en las últimas páginas de esta magna biografÃa, con Keynes ha habido un antes y un después de modo que, «mientras que muchos economistas son antikeynesianos, ningún economista es prekeynesiano» (p. 1160).Â
El libro que (nunca suficientemente bien) reseñamos, con 1.150 páginas de texto y otras doscientas de anexos (incluyendo un valiosÃsimo dramatis personae) es la reducción de una extensÃsima biografÃa en tres volúmenes que publicó, entre 1983 y 2000, Robert Skidelsky (n. 1939), historiador económico y durante un tiempo portavoz de los tories en la Cámara de los Lores británica, aunque, como Winston Churchill, su pertenencia a un partido concreto ha ido dando bandazos: del laborismo a un efÃmero Partido Social Democrático, para luego ser baronet y entrar en el partido conservador, que finalmente abandonó en 2001. En medio de su labor polÃtica y académica, Skidelsky (que también escribió una biografÃa de Oswald Mosley, el lÃder de la Unión de Fascistas Británicos en la década de 1930) ha estudiado a fondo el pensamiento económico y la filosofÃa de Keynes, dando fruto a una biografÃa que con el paso de los años pasó a tener tres volúmenes: John Maynard Keynes: Hopes Betrayed, 1883–1920 (1983), John Maynard Keynes: The Economist as Savior, 1920–1937 (1992) y John Maynard Keynes: Fighting for Britain, 1937–1946 (2000).  Ante la necesidad de hacer llegar a un público no especialista en economÃa (aunque algo cultivado) la obra de Keynes, Skidelsky publicó en 2003 este «compendio».
De entrada cabe decir que Skidelsky considera su libro una biografÃa histórica, más que un estudio económico completo de las teorÃas keynesianas, y ello se percibe en la idea de ofrecernos una imagen completa de la vida de un personaje complejo como Keynes: fuerte de carácter y educado en una moral del trabajo y el esfuerzo pero sin el peso asfixiante de la religión; homosexual pero que vivirÃa veinte años de feliz y cómplice matrimonio con la bailarina rusa Lydia Lupokova, especulador bursátil que estuvo a punto de arruinarse en tres ocasiones (y que al morir tenÃa una fortuna personal equivalente a 15 millones de libras esterlinas actuales); miembro prominente del grupo de Bloomsbury –Ãntimo amigo de Lytton Strachey, Vanessa y Clive, Leonard y Virginia Woolf, y amante y luego mecenas del pintor Duncan Grant, en ocasiones las relaciones con los bloomberries fueron complejas, tirantes y en ocasiones conflictivas, pero nunca rompió los lazos con un grupo artÃstico en el que se sentÃa cómodo y con el que tuvo una visión ecléctica de la cultura, la moral sexual o la amistad; educado en Eton y Cambridge, su alma máter durante toda su vida y en la que, de una manera u otra (como profesor o administrador), trabajó durante cuarenta años.
SerÃa imposible (e inane) resumir en esta reseña una biografÃa en la que Skidelsky nos muestra un conocimiento exhaustivo de las diversas etapas vitales de un Keynes que parecÃa predestinado a cambiar el mundo ya desde que se licenciara en Cambridge y que pronto empezó a trabajar para instituciones gubernamentales: la Oficina de la India antes de la Primera Guerra Mundial, el Tesoro (del que fue asesor, con mayor o menor influencia, hasta el final de su vida) y las clases en Cambridge, especialmente en los años veinte y treinta. Skidelsky también analiza, desde el punto de vista de un historiador económico (y no el de un economista) los principales trabajos de Keynes, sobre todo Las consecuencias económicas de la paz (1919, su libro más «redondo» y que también le causarÃa una pésima imagen en los Estados Unidos, por su retrato de Woodrow Wilson), Tratado sobre la probabilidad (1921), Tratado de la reforma monetaria (1923), Tratado del dinero (1930, su obra con menor vigencia) y La teorÃa general del empleo, el interés y el dinero (1936, su magna obra pero que no consiguió el aplauso general que esperaba). Para profanos en la materia, o lectores más impulsivos como quien esto escribe, las páginas dedicadas al análisis de estos libros pueden resultar áridas, pero resultan estimulantes y clarividentes para comprender el pensamiento económico de Keynes durante varias décadas, su legado en la economÃa actual (discutido pero remanente) y el modo en el que el propio Keynes concebÃa que los Estados debÃan mantenerse vigilantes ante los cambiantes mercados financieros. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Keynes comprendió pronto que la economÃa clásica de Adam Smith y David Ricardo ya estaba superada en la época eduardiana en la que se forjó como economista de futuro; aunque siempre echó de menos el mundo anterior a 1914, entendió que la  Gran Guerra habÃa dejado una huella tan profunda que ya jamás se podrÃa volver el reloj atrás. De este modo, en sus diversos y evolucionados libros, Keynes pergeñó una teorÃa económica que ponÃa el énfasis en la moneda, el modo de controlar la deuda y en la búsqueda de un pleno empleo que, intuÃa, nunca serÃa completo  Sus teorÃas económicas, que defendió con fuerza y que nunca consiguió que fueran adoptadas plenamente por los estamentos gubernamentales en Whitehall, darÃan paso a una «revolución keynesiana», que se puede resumir sucintamente como «la lógica y praxis de gestión de las economÃas con el objeto de mantener el pleno empleo y evitar depresiones como la de 1929-1933» (p. 1141). Una revolución que siempre tuvo detractores, dentro y fuera de Cambridge o el Tesoro, en el Reino Unido y especialmente en Estados Unidos (sus intentos por influir en Franklin D. Roosevelt tuvieron resultados muy desiguales), pero cuyo debate sobre su valor y relevancia, asà como el lugar de Keynes en el Olimpo de los economistas y los hombres de Estado, sigue en plena vigencia; incluso después de la edición original de este libro (2003), que no vio las consecuencias de otra gran crisis económica (¿cómo habrÃa enfocado Keynes el crash financiero de 2007-2008?).
Pero la densidad de las secciones dedicadas a analizar la obra escrita keynesiana tienen un contrapunto en el retrato del grupo de Bloomsbury o en los aspectos más mundanos de la vida de Keynes: la influencia activa de sus padres, Neville y Florence Keynes –ambos le sobrevivieron, con 97 y 96 años, respectivamente; la suya fue una familia en la que abundaron los nonagenarios–; cómo concebÃa el mundo a ras de suelo (la necesidad de ganar dinero), en cómo se forjó un prestigio como eminente profesor en economÃa y columnista periodÃstico influyente, o en su pasión y dedicación a las artes. Skidelsky pone al lector en el meollo de la vida cultural del momento, focalizada entre los bloomberries, el grupo de amigos desprovistos de fe cristiana, curiosos pero crÃticos respecto a aquellos que no formaban parte del grupo (de ahà que Lydia Lupokova, tras casarse con Keynes, nunca fuera aceptada como una más, pues la consideraban intelectualmente inferior), Definir a Bloomsbury es complejo pero quizás sea más cómodo si pensamos en ellos como una «revuelta contra los victorianos», un rechazo a la moralidad sexual convencional y los «falsos valores». Como comenta Skidelsky, «los miembros de Bloomsbury eran generalmente hijos excepcionales de padres excepcionales, que habÃan visto cómo las vidas de sus progenitores se recargaban y asfixiaban con deberes innecesarios En lugar de esto, Bloomsbury instituyó el ideal, no de hacer lo que uno quiere, sino de hacer aquello que es bueno», y ello suponÃa poner los placeres culturales en el centro de la «vida buena» (p. 226). La suya fue una revolución «cultural y sexual», y en su seno el complejo ser humano llamado John Maynard Keynes se sintió cómodo y formando parte de una familia que, de un modo u otro, con sus idas y venidas, siempre estarÃa ahà hasta el fin de sus ideas.
El resultado es una magnÃfica y enorme (en todos los sentidos) biografÃa sobre el economista que ayudó a crear el mundo de posguerra. Un libro apasionante, como el propio personaje, en el que la vida y la obra, o mejor dicho, la «vida buena» y el «esfuerzo por cambiar el mundo» hallan un sólido equilibrio gracias a la pluma de Robert Skidelsky. Un libro que atrapa y exige un poco de esfuerzo al lector, pero que le ofrece una completa imagen de un personaje y una época apasionantes.
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Joeeeeeeee,
Abruma tanto la profundidad del tema que con 337 lecturas nadie se ha atrevido aún a hacer un comentario… Es que cualquiera dice algo sin que suene a perogrullo…
Yo de hecho casi que voy a coger fuerzas antes de decir otro dÃa algo que tenga más sentido que este comentario
Gracias, Argonauta. Comentarios como el tuyo animan a seguir leyendo y escribiendo reseñas y a que la Papri siga siendo una página de encuentro de lectores, intercambio de opiniones y, porqué no, un fructÃfero debate. ;-)
PS: emoticonos, qué necesarios a veces…
Vaya, un libro que me resulta muy atractivo, a pesar de que, imagino, habrá partes que no comprenderé demasiado..(me refiero a las puramente económicas) pero me interesa mucho su faceta bloomsberriana, yo siempre he seguido con interés las obras de los miembros de este controvertido grupo de snobs pero inteligentes en grado superlativo y con bastante sentido del humor. Espero que la parte digamos personal tenga un peso equivalente (en páginas) a la parte económica y técnica.
Me gusta esa cita: «con Keynes ha habido un antes y un después de modo que, «mientras que muchos economistas son antikeynesianos, ningún economista es prekeynesiano» «. Creo que es verdaderamente cierta. Keynes, se esté o no de acuerdo con él, ha marcado un hito.
Una excelente reseña, Farsalia.
Una pregunta, ¿está editado en e-book? Porque las 1.150 págs. creo que no podrÃa soportarlas encima de mi estómago…
Acabo de buscarlo en Amazon y no lo veo como e-book…¡maldición! Bueno, lo está en su versión inglesa, pero mil y pico páginas y además en inglés es demasiado para mi cuerpo serrano…
Es un buen tocho, Ariodante, y no, no está en e-book. Las partes económicas siempre puedes leerlas un poco por encima, si no te interesan. De hecho, mientras leÃa el libro y las múltiples referencias al grupo de Bloomsbury (Keynes tuvo dos pilares en su vida: su faceta económica y su pertenencia a este grupo, a pesar de los muchos desencuentros), pensaba en ti. :-P
Cielos, me lo estás poniendo de dulce…a ver, a ver si me atrevo con ello.
Este libro lo tengo en mi lista de objetivos, desde que empecé a cavilar acerca del grupo de Bloomsbury; y más después de leer ( y reseñar en mi blog) «Dos recuerdos», editado por «Acantilado». A mi me interesan tanto la vertiente económica, como la del famoso grupo. La figura de Keynes da para mucho, dada su honda personalidad. No me extraña que el «librito» pase de las mil páginas. Gracias una vez más Farsalia.
Y eso que es el compendio… :-P