HOMBRES BUENOS – Arturo Pérez-Reverte

9788420403243Cuando en noviembre del año pasado supe que Arturo Pérez Reverte estaría en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara no tardé demasiado en decidir cuál de todos sus libros quería que me autografiara. A pesar de lo mucho que he disfrutado con la colección de Alatriste y de que considero “Un día de cólera” su mejor novela histórica elegí “El tango de la Guardia Vieja” por muchas pequeñas razones, aunque sólo una me bastaba, una mujer, Mecha Inzunza. En su momento escribí que sin ser una obra maestra y a pesar de su desastroso final —no sé qué manía tiene don Arturo con los finales desastrosos— me parecía una novela deliciosa, madura y muy bien construida. Una de esas historias que los verdaderos escritores cocinan a fuego lento en la cabeza durante años hasta que ellas mismas —las historias— saben que están listas y el escritor sólo tiene que sentarse delante de su máquina y dejarlas nacer. Así nació “Cien años de soledad”. Pero Pérez Reverte quedó a debernos. Como casi siempre. Publicó después una novelita innecesaria “El francotirador paciente” y se dedicó, por encargo de la Real Academia de la Lengua, a trabajar en una adaptación de “El Quijote” para el público menos atrevido a quien le asusta adentrarse en las no siempre sencillas  —pero siempre enriquecedoras— aventuras del ingenioso hidalgo de La Mancha. Y claro… esa intimidad con don Miguel de Cervantes y la casualidad de encontrarse en la biblioteca de la RAE con los 28 tomos originales de la Enciclopedia de D’Alembert y Diderot que cimentaron y expandieron las ideas ilustradas que hundieron el Antiguo Régimen,  dieron como producto la más cervantina de las novelas de Pérez Reverte y —¿por qué no atreverse a decirlo?— para mí, su mejor novela. 

Tenía todos los ingredientes en las manos: una historia de aventuras sobre dos académicos de la RAE que, a finales del siglo XVIII emprenden un viaje a la Francia de Luis XVI en busca de los originales de la enciclopedia que estaba revolucionando el mundo de las ideas; una historia de amistad entre dos hombres buenos que desde pensamientos distintos —un marino ilustrado y un bibliotecario conservador— encuentran en la conversación sana y respetuosa el modo correcto de construir una España diferente; una historia de ideas en la que el autor pone en boca de sus personajes —la mayoría de los diálogos son magistrales— los temas que pueblan su cabeza y a los que nos tiene acostumbrados en sus artículos semanales; una historia de construcción literaria: porque para agilizar la novela a Pérez Reverte se le ocurre intercalar capítulos en los que le cuenta al lector el modo en el que el escritor construye la novela. Y para los que tenemos vocación de escribir, o por lo menos, las ganas de hacerlo; que un escritor te regale sus claves sobre el modo en el que escribe una novela no tiene precio. Las conversaciones con expertos en la época elegida, su búsqueda inagotable de libros y mapas para la construcción del ambiente perfecto, sus viajes y pensamientos para encontrar el detalle preciso y el giro literario más adecuado. Todo está en la novela. Una novela que tuve que obligarme a leer despacio y con pausas para no devorarla en una noche y pudiera durarme, por lo menos, una semana.

Y así, durante toda esa semana, cada vez que abría la novela viajaba a través del tiempo al Madrid y el París de finales del siglo XVIII. Porque pocos autores tienen esa capacidad que tiene don Arturo de armar un escenario ideal, en el que no sobra ni falta nada, para que sus personajes se muevan sobre él con absoluta seguridad. Quizá se le puede criticar que sea demasiado cinematográfico o, en este caso, demasiado teatral, pero eso también forma parte de una novela que tiene como referentes no sólo a Rousseau, a Voltaire o a Choderlos de Laclos, sino también a Moratinos, a Cadalso y, como dije antes, al mismísimo Cervantes. También aprovecha, don Arturo, para poner a los franceses de la época —y a algún historiador actual también— en su lugar mostrándole al mundo sus miserias y por contraparte demostrando que en España tampoco todo era tan malo y oscuro. Vamos que ni los franceses brillaban sin mancha ni los españoles carecían de virtudes. Algo que se agradece sin entrar en patrioterismos de pandereta. Eso sí, eché en falta un erotismo un poco más subido de tono en la escena con el personaje femenino —infaltable en una novela de Pérez Reverte—: madame Dancenis. Una escena que estaría perfectamente justificada como homenaje a otro de los personajes del dieciocho francés: el marqués de Sade. Pero quizá eso ya son perversiones privadas. Y en el capítulo final ya se me andaba desbarrancando otra vez —estuvo cerca, muy cerca de la trituradora de papel— pero cierra con un final digno y elegante; a la altura de su personaje alter-ego: el almirante Pedro Zárate. Sin esa costumbre tan suya de publicar una novela cada dos años; si hubiera dejado que, como la novela del tango, se cociera un poco más a fuego lento, estoy seguro de que su mejor novela hasta la fecha hubiera pasado a la historia como una obra maestra. Pero dicen los que saben que el “hubiera” no existe y nos queda una gran novela como homenaje a todos los personajes anónimos, a todos esos hombres buenos, que han luchado y luchan por una España diferente.

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61 comentarios en “HOMBRES BUENOS – Arturo Pérez-Reverte

  1. Balbo dice:

    Pues siento disentir. A mi en cambio la novela me aburrió sobradamente. No por el tema, que es interesante sino por los continuos discursos que se sueltan continuamente los protagonistas. Discursean hasta para irse a la cama. Me ha parecido más un recurso del autor el utilizar esta novela para mostrar sus ideas, que una novela en sí. Al principio, con el duelo, muy al estilo de Los Duelistas, prometía pero luego a tres cuartos de novela se derrumba la acción. Lo siento pero desde El Asedio Reverte no levanta cabeza. Es mi opinión, claro está.

  2. Farsalia dice:

    ¡Enhorabuena por la reseña y bienvenido al club de los reseñadores! Quizá me haga con la novela más adelante, Pérez-Reverte suele hastiarme pero el tema planteado resulta atractivo…

  3. ARIODANTE dice:

    Veo que lo prometido se ha cumplido ¡y con creces! Javi ha estado certero publicando ya mismo esta esperada reseña, que por cierto, me ha parecido excelente. Bienvenido al club, Caballero, bienvenido y bienhallado. En fin, habrá que leer la novela, …pero no sé, no me queda claro hasta qué punto hay equilibrio entre la acción y el discurso. ¿ qué dices a eso, Caballero? ¿ la novela tiene una trama o el argumento es una excusa para largar discursos, como dice Balbo?

  4. Arturus dice:

    Excelente reseña, enhorabuena, Caballero. En cuanto a Pérez-Reverte, he leído unas cuantas novelas suyas y la mayoría me han gustado (mi preferida es «El Club Dumas»), pero donde creo que realmente brilla este hombre es en sus artículos. Esta me la apunto para un un futuro.

  5. Caballero dice:

    La elección de la anécdota del autógrafo no fue casual. Quise dejar claro desde las primeras líneas hacia qué novelas revertianas me inclino para que los lectores supieran de qué pie cojea el reseñador. Me gustó mucho «El tango de la Guardia Vieja»; mucho más que «El asedio». Es más, siendo ésta última mucho más ambiciosa en tema, estructura e intención siento que le quedó grande a Don Arturo y no supo muy bien qué hacer con ella. Algunas partes tuve que ayudarlas a bajar con un güisquito en la mano. Pero «Hombres buenos» es una novela diferente. Teniendo todos los ingredientes de sus novelas anteriores (que muchos lectores critican por repetitivos) los enriquece con una dosis de «quijotismo» que siento yo le viene muy bien. ¿Es el Quijote una novela de acción o las aventuras de don Alonso Quijano son la excusa de Cervantes para poner en boca de sus personajes su opinión sobre temas diversos? Don Pedro Zárate y don Hermógenes Molina hablan de su época y su entorno como Don Quijote y Sancho hablan de la suya. Por eso platican todo el tiempo: en la berlina en la que viajan, en las posadas en las que se detienen, paseando por París con el abate Bringas… La acción es sólo un acompañante necesario – y no siempre afortunado -. Creo que el autor quiso regalarse y regalarnos una novela con la que exorcizar sus demonios personales. Por es creo que «Hombres buenos» gustará más a los amantes del Reverte articulista y del Reverte virtuoso del Tango que a los amantes del Reverte más thrillero (la RAE me perdone) y aventurero.
    Espero haber contestado a tu pregunta Ariodante. Muchas gracias a todos por los ánimos y las opiniones. Estuve un poco nerviosín desde que Javi me dijo que publicaba la reseña el lunes. Un abrazo.

  6. ARIODANTE dice:

    Sí, me has contestado, Caballero. De modo cristalino. Yo, para entendernos, soy de las amantes del Tango Viejo (que reseñé oportunamente aqui:http://lamiradadeariodante.blogspot.com.es/2013/09/bailando-un-tango-con-perez-reverte.html), aunque siempre he buscado que haya un equilibrio entre acción y discurso. Pero un buen discurso bien vale una misa, que diría Enrique IV, y si no, que se lo pregunten a Don Quijote, efectivamente.

  7. ARIODANTE dice:

    Mientras me moderan el comentario anterior, sigo:
    ¿Nervios, dices? Pues, mi querido Caballero, si has salido de la prueba con un notable alto, y no te doy sobresaliente porque creo que la siguiente (porque habrá más, espero) será aún mejor.

  8. Richar dice:

    Saludos a todos,

    me uno a las felicitaciones a caballero por su reseña, gran estreno en tierras hislibreñas ;)

    Por otro lado, también estoy de acuerdo con él sobre esta novela, me ha gustado bastante. Y es curioso, porque al contrario que tú, caballero, yo soy más del Reverte de acción, aventura y cierra España, que del Reverte del tango (de hecho no pude terminarla).

    Lo que más me chocó al inicio pero luego se volvió de lo mejor, es la crónica de la creación de la novela en sí que va alternando con las aventuras de los personajes. La primera aparición me rascó mucho, la segunda algo menos, y las últimas las iba esperando con ansia, porque la verdad es que no te sacan de la trama y sin embargo aportan cosas interesantes sobre la trastienda de la novela.

    En definitiva, a mí me gustó y se me hizo bien entretenida.

    Un saludo,
    Richar

  9. ARIODANTE dice:

    Vaya, Richar, me has puesto la puntilla. Está claro que la voy a leer.

  10. Caballero invisible dice:

    Muchas gracias, Ariodante, por el enlace. No me extraña que me hayas calificando con un notable alto escribiendo las reseñas que escribes. Fuiste generosa. Espero alcanzar el sobresaliente con esfuerzo. Todavía hay una crítica pendiente que decidí que se publicara después de ésta por varias razones. Una de ellas porque APV genera más expectativa y la otra porque ésta es una crítica generosa mientras en la otra destrozo la novela y no quería que pensaran que soy un monstruo destructor (ya llegará ese momento :P).
    Es gratificante recibir una bienvenida tan cálida por parte de los reseñadores que llevo meses leyendo. Y después compartir nuestras opiniones. Ya sé que cada cabeza es un mundo y cada quien defiende sus gustos pero es increíble que un autor como APR genere tanta controversia. Es imposible saber si a alguien le va a gustar o no una novela en específico. Para unos «El asedio» es su mejor novela; para otros un tocho infumable. Para unos «El tango de la Guardia Vieja» es de lo mejorcito del autor; otros no pudieron terminarla. Con la serie de Alatriste y sus thrillers culturales pasa un poco de lo mismo. Yo ubico «Hombres buenos» en el lado de los que sí me gustaron: junto a la serie Alatriste (no todos), El tango de la Guardia Vieja y Un día de cólera. -vaya mezcla-

    Un saludo.

  11. alexander dice:

    Señor Caballero me gustó su reseña, además creo que ud. ha dado con el clavo del erotismo, porqué si la obra se desarrolla en el siglo xviii no se habla del marques de Sade? Tal vez porque Sade es libertad y diversión y en la cultura occidental la libertad y la diversión son peligrosas. Creo que Sade ha hecho mas por la libertad en la cultura occidental que Nietzche o Mijaíl Bakunin.

    Sin otro particular me es grato suscribirme de Usted,
    Su amigo,
    Alexander.

  12. ARIODANTE dice:

    Pues, señor Caballero invisible (¿lo de «invisible» es por alguna moderacion? ) le participo que en mi siguiente reseña «La taza de oro» pongo bastante mal al señor Steinbeck. En su disculpa hay que decir que es su primera novela. Pero yo la elegí como lectura porque me va el tema de los piratas, del mar, etc. Y me llevé un buen chasco.
    Así que puede consolarse usted y enviar reseñas negativas, que hacen falta de todas, no solo laudatorias.

  13. Caballero dice:

    Utilicé el nombre de «caballero invisible» después de algunas participaciones en las que me sentí ignorado. En este caso fue un error de dedo. Ariodante, esperaré ansioso sus reseñas sobre libros de piratas y marinos. Tema que también es de mi interés. Aunque mis reseñas estarán más centradas en la conquista de América. Que es mi tema fetiche.
    Alexander, muchas gracias por su comentario. Me hace usted hablar de un tema delicado: el erotismo. Es usted malvado. Pero ya puestos, allá vamos. En «El tango de la Guardia Vieja» el señor Reverte nos regala una escena de un erotismo delicioso. Él mismo reconoció que por el tema estaba obligado a hacerlo pero que le dio muchísimo trabajo encontrar el tono perfecto de la escena para no resultar vulgar. Tenía tres personajes jóvenes y atractivos en Buenos Aires que terminan en la cama después de una noche de tango y alcohol… pero no se anima a explicitar el trío. Lo compensa después con la escena entre Meche y el bailarín, ya más maduros, en la costa de Niza. Repito: una escena fantástica. En «Hombres buenos» la temática es distinta. Es una novela de ideas pero menciona constantemente las famosas «novelas filosóficas» que circulaban de mano en mano en la corte y aristocracia francesas de la época. Así que me hizo pensar que se animaría a una escena de corte «sádico» entre el almirante y madame Dancenis. No entraré en detalles para no arruinar la novela a quienes no la hayan leído pero digamos que pecó de mojigato. Como diríamos aquí en México «prendió el boiler pero no se metió a bañar» (encendió el calentador del agua pero no se animó a meterse al agua). Hubo otro momento en la novela en la que también parece que llega la acción entre el matarife Raposo y una francesita hija de los dueños de la posada. Dos personajes perfectos para una escena de sexo cochinón. Nada. Lo dicho, don Arturo es un caballero y no le gusta ensuciarse las manos con las perversiones de sus lectores. ¿Ya ve lo que me hace escribir, Alexander? Hago una aclaración, no busco escenas eróticas innecesarias pero cuando la novela las pide no entiendo por qué no enfrentarlas con originalidad y bien gusto. Uffffff.

  14. Soldadito Pepe dice:

    Hombres buenos me ha parecido una obra maestra, sin medias tintas, un novelón donde el personaje del almirante es magnífico y donde los dos académicos malos están trazados de manera soberbia con todo cuanto simbolizan, sin olvidar el fanatismo sanginario del abate Bringas. En la resolución del desayuno con madame Dancenis el autor no me parece mojigato sino elegantísimo dado el contexto en que se encuentra la cosa. En cuanto a la mejor escena erótica del maestro Reverte creo que sin duda correponde a El pintor de Batallas cuando en la memorable escena Ollvido Ferrara se sube despacio la falda en el hotel Danieli de Venecia la noche de Nochevieja ante Faulques vestido de etiqueta y éste le hace la que a mi juicio es la mejor caricia íntima de la literatura universal («la carne deliciosa de la mujer a la que amaba»).

  15. alexander dice:

    El erotismo cuando toca toca, ahora en cuanto al marqués de Sade erotismo o filosofía en el tocador a través del erotismo….o más bien el erotismo como disculpa de algo más político puede ser, en el caso del marques.

    Ahora menciona ud. que sus siguientes reseñas serán de la conquista de América, se ve muy interesante,
    Queda de Ud,
    Alexander.

  16. alexander dice:

    Mas problemático aún es la relación de los literatos con el alcohol, solo lo han reconocido con gozo, disfrute, diversión y placer Bukowski, Truman Capote y el gran galés Dylan Thomas, los demás lo han ocultado.

  17. Caballero dice:

    Hombre, Soldadito Pepe: yo también creo que «Hombres buenos» es un novelón pero el título de obra maestra creo que se lo dará el tiempo (o no). La novela tiene fisuras y eso le pesará: la parte de la cañada de los Lobos me pareció un poco fuera de lugar y aburrida. En lo que sí estamos de acuerdo es en la calidad de los personajes: el abate Bringas lo considero un personaje redondo; más incluso que los dos académicos «buenos» y los dos académicos «malos» (que como usted muy bien dice representan esos extremos que en su fanatismo se reflejan). También comparto la admiración por el autor y su elegancia al resolver escenas eróticas: la «cena» de Nochevieja es inolvidable. Pero seguiré pensando que en el siglo y la ciudad del marqués de Sade podía haberse atrevido un poco más… no hay más que ver las ilustraciones de los «libros filosóficos» para dejar volar la imaginación.

  18. lanta dice:

    Alexander juraría que son algunos mas los borrachines que reconocen escribir, o a la inversa incluso (jijijiji), mis duda está en si de verdad tu afirmación sobre el disfrute es cierta,pues cómo decía Bukowski «de esto murió Dylan Thomas».

  19. alexander dice:

    Lanta, Dylan murió feliz. Sade no tanto, Capote más o menos, Joyce no tanto, ahora que vicios privados tendrá Pérez Reverte? no sé, pero en sus obras no parece delatar ningún delirium tremens como si lo delataba Edgar Allan Poe, el hecho es que el alcohol y las drogas ayudan a escribir porque nos muestran otros mundos, alivianan las letras, pero si el gran Dylan Thomas murió feliz, el segundo galés más importante del siglo xx, el primero es Tom Jones.

  20. Sança dice:

    Acabado de leer esta misma mañana, me he quedado con la nostalgia en las ultimas paginas de que la historia estuviera a punto de concluir, que penilla, pero es señal de que me ha gustado mucho.

  21. Sança dice:

    Perdon, pero se me ha quedado el comentario a medias. Muy buena reseña Caballero.

    Interesantes personajes,siglo XVIII con sus luces y sombras, mas de estas ultimas.

    Con unos dialogos muy acertados por parte de los personajes, ninguno es baladí, todos te hacen reflexionar.

    Y me encanta como Arturo nos va contando su busqueda de material para poder realizar esta obra.

    Me ha merecido mucho la pena leerlo.
    PD: Al almirante Pedro Zárate me lo he imaginado fisicamente como Arturo, a medida que lo iba describiendo todo cuadraba en mi cabeza con su fisico y caracter :)

  22. Caballero dice:

    Muchas gracias, Sanca (perdón por no poner el nombre correcto pero no encuentro en el teclado la c con colita). Parece que somos más los que disfrutamos con la última novela de don Arturo que quienes la catalogamos como una mala novela. O, por lo menos, somos más los que expresamos que sí nos gustó. Es una novela que merece la pena, no cabe duda. Y sí, no sé si sea bueno o sea malo, pero muchos de los personajes de las novelas revertianas tienen el rostro y el tipo de su creador. ;)

  23. lantaquet dice:

    Alexander: ¿Has leído «De esto murió Dylan Thomas»? Es un cuento de Bukowski, leetelo y quedamos aquí dentro de veinte años…

  24. lantaquet dice:

    Y ahora en serio, me fascina ver que aún el ínclito APR siga despertando curiosidad. Es un autor predecible y aburrido para mi. Pontifica, no escribe, y la verdad ya me dan demasiados sermones en mi vida cotidiana.

  25. Estefanía dice:

    Hola: Que tal? Me gusto mucho ese libro, pues lo he leído y es muy interesante realmente. Les dejo un blog de literatura en donde siempre hay buenas recomendaciones para descubrir. Les dejo saludos.

  26. Soldadito Pepe dice:

    Lantaquet, sería muy educativo para los lectores de Reverte o por lo menos para mi, que lo soy, que me digas en qué novelas «pontifica» el «predecible» y «aburrido» maestro. Supongo que lo que ocurre en Hombres buenos, novela que incluso tú mismo podrías haber escrito si descendieras a esas vulgaridades, lo habías adivinado todo ya predeciblemente antes de leerla. Te pareció predecible y aburrido Reverte ¿en La reina del sur, quizás? ¿En El club Dumas? ¿En la sombra del águila? ¿En el tango de la Guardia vieja, por ejemplo? ¿En los alatristes? ¿En el francotirador paciente? ¿En la fácil de escribir Un día de cólera? ¿En cuantas de las otras quince, o por ahí, que lleva escritas? Incluso sería util saber si alguna vez leíste alguna. Que me da a mí en la nariz que pocas, camarada.

  27. lantaquet dice:

    Efectivamente pocas. Creo que La reina, fue el último libro que le disfruté. Me compré La carta esférica ilusionado y por su culpa ya solo voy a la biblioteca. Luego me obligué a leer SU Trafalgar -una oportunidad más- pero nada niño, que era imposible de leer. Y todo mientras seguía publicando semanalmente en el magazine del Mundo Obrero, perdón del ABC, siempre los confundó. Y es ahí donde pontifica, disculpa soldadito, te doy la razón, no especifique sobre el lugar de su «pontificado» anti islámico, y oye te lo digo yo que hice la militar en Ceuta y se de primera mano lo que le apestan los pies a los moros. Aun así siempre es mejor recomendarles fungusol a la cara, lo agradecen mucho.
    ¿Alatristes? El jubón amarillo ya fue el último. Los siguientes no son muy buenos folletines, los hay mucho mejores. Un día de cólera, no hacía falta escribirlo y además Eslava siempre demuestra su superiodad narrativa sin meterse en fregaos con mucha mas gracia, y eso lo trae por la calle de la amargura.

  28. Soldadito Pepe dice:

    ¿Y qué puñetas tiene que ver lo que el Reverte pontifique o putifique en el grupo Vocento con las novelas, y menos con esta que casualmente yo sí me he leído? Si no te gustan sus artículos escribe cartas al director, pero no me cuentes tu vida aquí cuando hablamos de su última novela. Y sobre la superioridad narrativa de Eslava Galán, que por cierto los dos son muy amigos, cuando tengas un rato me cuentas otro chiste igual de bueno.

  29. Soldadito Pepe dice:

    Por cierto, hoy han dicho en la radio que el pontífice Reverte lleva 125.000 ejemplares vendidos de este libro y 5 ediciones (la Dueñas lleva 160.000 de la Templanza, que también es histórica). Imagino que eso sí que hace pupita.

  30. Soldadito Pepe dice:

    Una mas, ya puestos. Será muy antislámico el tito Reverte pero nunca le he leído ni le he oido decir que a los moros les apesten los pies. Lo mismo es que él es en efecto, anti islamistas radicales y tiene los redaños de decirlo alto y claro con razón y argumentos, no como otros que pueden y no se atreven, y tú lo que eres es un poquito antimoro y xenófobo. Algún lector magrebí tendrá Hislibris digo yo, y me parece que queda feo.

  31. lantaquet dice:

    Moderado… Oh, oh. ¿Me he pasao ésta vez?

  32. lantaquet dice:

    A ver, que yo sepa decir que me aburre APR no es contar mi vida, quizá lea usted tanto entre lineas que ni El Quijote. Incluyo en la obra de este señor todo lo que le leí algún día, revistas o libros por eso menciono su nostálgica opinión en prensa.

    ¿Son amigos? Seguro que si, lo escuché en la radio mientras acompañé a Juan a la estación, es un autor enorme, repito para mi superior a APR en calidad y formas. Usted maneja otras posibilidades, como la pecha de compralibros que menciona, tropecientos mil, discrepancias de opinión. Pero queridisimo soldadito recurrir a las cifras para medir la altura de un escritor, no siempre es baremo amigo ¿sabe usted cuantos libros vendió Mellville, o Zweig, o Boudelaire? Se lo digo yo, no vendieron una puta mierda, pero Dan Brown como APR os la ha vuelto a guindar a ciento y pico mil, ya es mejor escritor. Es mas, “como a alguien en Hislibris se le ocurra criticarlo se salto al cuello fijo”. Pues mire no, y en cuanto a la peste en los pies, no me sea infantiloide joven. Era metafórico, no me creo que no lo haya entendido, por eso su remate final, ha quedado de un falso tono antirracista clamlroso, que seguro que si existe esa comunidad magrebí hislibreña, sabrá ver como ha quedado usted retratado. Que mas da que se sea negro, magrebí, que blanco mientras se sea hislibreño pepe, jo, jo, jo.

    Por favor no deje de postear, me lo estoy pasando muy bien.

  33. Caballero dice:

    Vayamos por partes. Entiendo el enojo del Soldadito Pepe porque en su comentario, Lantaquet, deja usted entrever que a quienes nos gusta Pérez Reverte tenemos unos estándares de calidad lectora muy bajos. Es cierto que don Arturo escribe novelas que venden muy bien y que ha sido inconstante en su calidad. Hay quienes lo califican de oportunista por los temas elegidos o de monótono y predecible. Puede ser. Lo que es innegable es que APR le ha dado a las letras españolas una colección de aventuras al estilo de Dumas (salvando la calidad) que han puesto a leer a muchos jóvenes y no tan jóvenes. Ha creado personajes memorables y escrito novelas deliciosas con las que muchos de los que opinamos en Hislibris hemos disfrutado. Pero Arturo Pérez Reverte no es intocable. Yo mismo he escrito que no le conozco ninguna obra maestra y que hasta en sus mejores novelas parece que siempre nos queda a deber. El mismo Balbo, reseñador estrella de la mayoría de sus novelas en Hislibris, consideró mala y aburrida esta novela. En mi reseña opino que «Hombres buenos» es la más cervantina de las novelas de Reverte y, si lo digo, obviamente es porque me he leído el Quijote (en más de una ocasión) y no veo incongruencia entre disfrutar del maestro del maestros y disfrutar del maestro Reverte. Muchos autores, hoy considerados clásicos, en su época fueron tachados como novelistas menores.
    Y por último quiero puntualizar que no he leído nunca un texto de don Arturo (y tengo todos sus libros de artículos) en el que se le pueda considerar islamófobo. Con la experiencia que le ha dado su vida de reportero simplemente ha aprendido a desconfiar de cualquier tipo de extremismo y ha decir las cosas como son, sin censuras políticamente correctas.
    Soldadito Pepe, creo que podemos defender al maestro Reverte sin necesidad de soltar mandobles a diestra y siniestra.
    Un saludo a los dos.

  34. lantaquet dice:

    Gracias Caballero por darme la oportunidad de discrepar con usted, para mi Club Dumas y Piel Del Tambor son obras maestras. Solo que también considero obra maestra alguna de Von Danikken. Es decir, no creo que mi opinión llegue a ningún deba ser tan considerada. Puede que el personaje me resulte antipático y de ahí mi galopante decepción con su obra.

    En cuanto a su defensa ultranza de la civilización occidental, y constante mención a la «invasión silenciosa», entiendo que puede dependiendo del prisma con que se interprete, así será el tufillo que suelte. Yo pienso que APR debería saber que no solo escribe para el target que le dicen sus editores, cuando uno escribe como él debe saber que será la posteridad quien lo juzgue.

  35. Soldadito Pepe dice:

    Dicho todo lo cual, sigo sin entender qué hace Lantaquet en este hilo atacando una novela que confiesa que no ha leído, o mejor dicho, lo entiendo perfectamente. En su caso. Otros, antes de hablar de un libro, esperamos a leerlo. Es lo usual.

  36. lantaquet dice:

    Si hay un autor predecible para mi, ese es APR, leyendo la fantástica reseña de Caballero tengo suficiente. Reseñaré en breve Un Yanky En La Corte del Rey Arturo, Mark Twain ¿Que es lo último que leíste de Twain Pepe?
    Leyendote aelanto que no te gustará nada mi opinión.

  37. lantaquet dice:

    Sea cual sea…

  38. Soldadito Pepe dice:

    Si en la reseñade Twain, Lantaquet, cambias todas las «i» por «y», como en tu yanky, me temo que no me interesa en absoluto. Será bastante predecible en faltas de ortografía, así que para qué vamos a hablar de criterios literarios.
    Por cierto. Estoy en Madrid y dentro de un rato me voy a la feria del Retiro a que Reverte me firme su novelaza Hombres buenos con la que he disfrutado, como él dice, como un gorrino en un campo de mazorcas. No sabes lo que te pierdes, y Caballero ha dejado buena constancia de eso, pero ya dicen que Alá, el de esos a los que según tu les olían los pies cuando hiciste la mili en Ceuta, ciega a los que quiere perder.
    Lo único con lo que estoy de acuerdo de todo lo que te he leido, y ya paso de seguir haciendolo, es que El club Dumas es una obra maestra. Precisamente por eso deberías mostrar más respeto por su autor, aunque despues te hubiera gustado menos, en vez de tanto pontificar, tanta civiización occidental y tanto mezclar churras con merinas.
    Me agrada que te lo pases bien con mis posteos. Disfruta de este, porque es el último. Profesor.

  39. lantaquet dice:

    Ay Pepe, aburres cuando te pones así de tiquismiquis, que la «y» por la «i», que si pontificado. Como si el corrector del teléfono no te la hubiese jugado a ti nunca.

    «¿para que sirve la utopía?
    Para caminar»
    Doctor Galeano.

    Sigo teniendo esperanzas en ti Soldadito.

  40. Caballero dice:

    Señores, sus ofensas ya sólo tienen redención en un duelo al amanecer entre caballeros. Ustedes deciden si a la primera sangre… o a muerte.

  41. alexander dice:

    Señor Caballero independientemente de las ofensas de estos dos petimetres, es la Feria del Libro de Guadalajara, algo excepcional, como dicen?, como son las librerías de viejo de Ciudad de México? son como las de calle Corrientes de Buenos Aires? o como aquella casa de la calle Garay que pertenecía a Carlos Argentino Danieri y a su prima hermana Beatriz Viterbo?.

    pdta, Usted sabrá perdonarme pero creo que la mejor versión del Quijote no es ni la de Avellaneda, ni la de Pérez Reverte ni siquiera la de Cervantes, sino la de Pierre Menard, el verdadero autor del Quijote.

    Sin otro particular,
    me es grato Suscribirme de Su Señoría,
    Su amigo libresco,
    Alexander

  42. Soldadito Pepe dice:

    Yo sólo me bato con mis iguales, que diría Reverte. Para quienes no llevan casco ni guanteletes, basta una simple bofetada.

  43. lantaquet dice:

    Petimetre y a mucha honra, y Alexander, lo de Avellaneda no lo considero yo versión, para mi es puro plagio. El de APR es el colmo se la soberbia ¿Pero que se ha creído? Y del siguiente que usted menciona como mejor incluso que el original, ni lo conocía.

    Y a los duelistas: Evidentemente el Señor Soldadito tiene razón, yo solo grito «¡¡¡VIVA LA VIRHEN!!!», mientras el afila con astucia su apaño toledano, perdón, paño…

  44. Caballero dice:

    «El caso es que nadie negará que dos de las mejores novelas históricas de la temporada, aunque no lleven esa denominación, son «Hombres buenos», de Arturo Pérez Reverte (Alfaguara), y «La casa de las miniaturas», de Jessie Burton (Salamandra). La primera es sin duda una gran novela sobre la época de la Ilustración, con un retrato sensacional del París prerrevolucionario, y la segunda, una magnífica recreación del Ámsterdam del siglo XVII, el siglo de oro holandés.»
    Jacinto Antón.

  45. Soldadito Pepe dice:

    Un análisis del hombre, según Arturo Pérez-Reverte
    Carlos H Vázquez – gonzoo.com – 08/06/2015

    No es Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) un tipo al que amen por igual jóvenes y adultos. No. Lo miran por televisión y se quedan un rato esperando a que el escritor suelte por su boca el titular. Después, cambian de canal, esperando la repercusión de su pesada palabra.

    En ‘Hombres buenos’ (Alfaguara, 2015), Pérez-Reverte, basándose en la historia real —una especial de odisea homérica— del bibliotecario don Hermógenes Molina y del almirante don Pedro Zárate cuando fueron enviados a París para conseguir los veintiocho volúmenes de la ‘Encyclopédie’ de D’Alembert y Diderot, prohibida en España, se enzarza en la batalla perdida de la peripecia por la libertad mediante las luces de los libros y las sombras de los ignaros. Una historia que no es nueva si se analiza la sociedad y cómo el hombre, como declaró Plauto y popularizó el filósofo Thomas Hobbes, es un lobo para el hombre.

    La sangre siempre ha gustado (sobre todo, los mártires). Más de uno estará esperando la caída de Arturo Pérez-Reverte. Algún enemigo de esos que no leyeron su obra pero que tienen suficiente con odiarle porque todos lo hacen. «Quien no tiene enemigos, o nubes de amenaza en el horizonte, corre el riesgo de dormirse y que el temporal lo encuentre así. Quien no tiene enemigos no sabe lo que se pierde», teoriza con conocimiento este hombre que vivió las guerras en primera persona y el linchamiento en carnes propias.

    ¿Será que ya no quedan héroes sino villanos? «Al contrario». dice. «En un mundo de villanos es donde mejor se aprecia la virtud de los héroes. Un mundo sin villanos sería asquerosamente aburrido. Nos convertiría en corderitos benévolos. Los villanos, paradójicamente, hacen surgir héroes. Esa es la gran aportación del villano a la historia de la humanidad», añade. De nuevo, otra teoría que respalda la dicotomía de los contrarios y la utilidad vital de cada uno dentro de la propia idiosincrasia. Pero están los que no tienen o no quieren tener enemigos. Llámense pacifistas o como se quiera, pero gente que carece de enemigos y, por consiguiente, de una manera de estar alerta. Alguien así, tanto si se es Arturo Pérez-Reverte o no, bien podría medirse por sus enemigos. «Yo siempre deseo a quienes amo que tengan enemigos. Un enemigo es algo útil, porque te mantiene lúcido y en vigilia constante». No es hablar ya de la necesidad de tenerlos, sino de encontrárselos por el camino de manera natural, por el desarrollo humano y por formarse un contrario de lo que es uno. El Némesis, el contrario, la sombra del sol. «Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos; si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen», que diría François de la Rochefoucauld.

    Hay personas despreciables y grandes humanos, aunque el clamor popular, irónicamente, acuse la falta de estos últimos buenos samaritanos. Se demuestra el hecho, de manera empírica, cuando la imagen de un perro maltratado toca más fibras que la de una pelea entre bandas en el metro. Cosa del costumbrismo, será. «Ningún ser humano vale lo que un buen perro». De ser así, y después de haber leído ‘Perros e hijos de perra’ (Alfaguara, 2014), ¿siente Arturo Pérez-Reverte aprensión por el ser humano? Habiendo buenos y malos hombres, a fin de cuentas, «el ser humano es el animal más peligroso que conozco, y a menudo puede ser también, si se le deja, el más despreciable», dice antes de analizar el porqué de su frase, partiendo de los códigos éticos de los perros en comparación con el código ético de los humanos: «Deberíamos aprender códigos éticos de los buenos perros. No hay lealtad, inteligencia ni constancia tan admirables como las de esos animales».

    Incluso se alegran, aunque a la chita callando, los que ven caer al caído (valga la redundancia). Está mal visto expresarlo de cara al público pero no de dientes para adentro, como el catalán durante el franquismo. «Siempre dije que cuando desaparece un ser humano, puede desaparecer una buena persona o un perfecto malvado; pero cuando desaparece un buen perro, el mundo se torna más triste, más oscuro y menos noble». Concluye así, sin titubeos, marcando una línea clara entre el animal noble y el hombre.

    Dentro de la gente que lo aprecia, cabe saber si Pérez-Reverte se siente sobrevalorado. Él no duda en responder afirmativamente que se siente «sobrevalorado con frecuencia», pero, por otra parte, en su entorno más personal y por lo general, «la vida, los amigos y los lectores han sido muy generosos conmigo». Bastaría con sentirse bien consigo mismo, sin reparar demasiado en la corrección política, para seguir adelante, sin cuestionarse.

    Como un forastero en tierra patria, Arturo Pérez-Reverte regurgita opiniones sin compasión. Bueno, tal vez sea un extraño en un país donde lo políticamente correcto queda de puertas para fuera y la incorrección política, como se dice, en familia (otra vez la protección de casa cuando se opina a contrapelo). El protagonista de este reportaje, no se siente, de todas formas, un forastero. Al contrario. «Cuando escribo, procuro hacerlo de algo que conozco bien. Para obtener esa nacionalidad dedico muchas horas anteriores a conocer la materia de la que voy tratar. Para mí, escribir una novela es transitar felizmente por un mundo conocido», reconoce.

    Sin embargo, ¿qué opinión le merece que alguien como Belén Esteban ‘escriba’ libros y sea, teóricamente, número uno en ventas? Antes de nada, aclara que «no es cierto que fuera número uno. Vi los informes Nielsen y resultó ser una mentira publicitaria de la editorial». Pero aun así, Belén Estaban, para bien o para mal, y como bien sabe el escritor, «vendió muchos libros». Es, entonces, cuando dispara la bala solitaria en la recámara dispuesto a dar sin miedo a represalias por parte del populacho: «Supongo que cada lector tiene el tipo de autor que se merece».

    En el oficio del periodismo, la corrupción más acusada es la manipulación de la información. «En cierto modo, manipular es una forma de corromper». Pero como en el apartado del lector que tiene el tipo de autor que se merece, recuerda que «el más fácil de manipular es quien menos cultura crítica tiene. Eso quiere decir que, sin víctimas fáciles de la corrupción, no habría corruptores». Bordeando, otra vez, los contrarios y Némesis, el escritor llega a la siguiente conclusión: «Sin ovejas dispuestas a ser esquiladas o degolladas, no habría esquiladores ni lobos carniceros. Quienes se dejan manipular, son incluso más culpables que los manipuladores y los corruptos, pues les dan la mitad del trabajo hecho». ¿Tropieza más de dos veces, la persona, con la misma piedra? La primera vez puede ser por equivocación, la segunda por aceptación, pero la tercera podría ser ya por puro vicio, sobre todo en el periodismo y desde las facultades.

    Existe una discusión sobre si la universidad es útil para el periodismo. Es obvio que hay carreras que necesitan de una base, como pasa con la medicina, pero en cuanto al periodismo, no todo el mundo se pone de acuerdo. Arturo Pérez-Reverte cree que «el periodismo es un dignísimo oficio al que la universidad no aporta nada directo. Se aprende ejerciéndolo junto a viejos y buenos maestros». Lo que sí hace falta, sigue explicando, «es que el periodista tenga una formación cultural adecuada. Pero para eso, y por desgracia en España resulta muy evidente, la universidad no garantiza nada».

    Queda, al final, el poder de la imaginación. La realidad en la ficción como única remesa de posibles para subsistir en una sociedad que cuenta las verdades a la espalda y es hipócrita a su manera. Arturo Pérez-Reverte dice que no reza, por supuesto, pero se encomienda a la pujanza de la lengua ya que «el poder de la palabra no existe si no hay una imaginación poderosa que lo sustente».

  46. Caballero dice:

    «Supongo que cada lector tiene el tipo de autor que merece». Una más de las frases del maestro Reverte que anotaré en mi diario. Gracias por compartir Soldadito Pepe.

  47. Soldadito Pepe dice:

    De nada. Supuse que valdría la pena. Para un lector suyo, este brillante artículo está lleno de claves interesantes.

  48. Soldadito Pepe dice:

    Una pregunta que me ronda la cabeza hace algún tiempo, ¿hay algún mal rollo oficial de Hislibris, y me refiero a los que dirigen esto no a la fiel infantería, con Reverte? No sé pero me sorprenden ciertos detalles con un autor de su calibre y su peso. Hace unos dias en un acto de Random House, comentaron allí que se le hzo una entrevista antes de que saliera Hombres buenos y que nunca se publicó, eso es verdad? Tambien noto alguna frialdad en el tratamiento oficial con este libro y al fin y al cabo estamos hablando de una novela espectacular y nada menos que de un tio que lleva veinte años en las listas de más vendidos y a menudo con novelas historicas y que sigue haciendo en españa y el extranjero lectores a punta de pala. Igual son paranoias mias, ojo.

    1. Javi_LR dice:

      Es verdad, Soldadito Pepe. Una mezcla de causas hizo que no se publicase. Por lo demás, andas desencaminado.

      Saludos

  49. Caballero dice:

    Volví a leer «Hombres buenos»; es la primera vez que me releo una novela de Pérez-Reverte y me reafirmo en decir que es, probablemente, su mejor novela y la que mejor sabrá envejecer.

  50. Vorimir dice:

    Wow, ¿se quedó en el tintero una entrevista con APR? Sí que es raro que no se haya publicado cuando la anterior fue todo un éxito. ¿Entrevista demasiado enlatada? ¿Exigencias de la editorial? ¿tardó mucho en llegar o se fue al limbo?
    A ver si se soluciona y podéis publicarla, más vale tarde que nunca.

  51. Soldadito Pepe dice:

    Meto algo que he encontrado y que completa muy bien la estupenda reseña de Caballero

    Una combinación audaz
    Guillermo Rothschuh Villanueva – confidencial.com.ni – 04/07/2015

    Muchos escritores han optado por dejar constancia de su arte narrativo, casi todos lo han hecho escribiendo libros o ensayos donde muestran al derecho y de revés la manera que han tejido bordados descomunales o la forma que han pintado grandes murales. Son muy pocos -si es que existen- quienes en la medida que van escribiendo sus novelas, a la par van contando las peripecias que han tenido que realizar para construir sus personajes, metiéndose de cabeza a escudriñar infolios, leer actas, entrevistar expertos, adquirir libros, consultar textos, revisar mapas, reconstruir escenarios, contrastar fuentes, verificar datos y de manera escrupulosa desandar el camino transitado hace más de dos siglos por los personajes emblemáticos de su obra. Una temeridad asumida por el escritor Arturo Pérez-Reverte. Al emprender este largo y fatigoso camino quiso poner a prueba su antigua profesión de periodista para ofrecernos en su novela ‘Hombres buenos’ (primera edición, Alfaguara, 2015), una combinación audaz de su manera de fabular y manejar hechos reales, con personajes y escenarios auténticos. Con solvencia logra su cometido.

    La primera revelación se relaciona con el tema. Los epígrafes -desde el primero al último- sirven de pista para saber qué terreno vamos a pisar. El descubrimiento de los veintiocho volúmenes de la ‘Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné’, en la biblioteca de la Academia de la Lengua Española -un feliz tropiezo, andaba en búsqueda de otros textos- deslumbra su imaginación. Tantea el terreno, desea saber cómo había llegado a esas estanterías. En algún momento aspiró adquirirla y ofreció comprarla al librero anticuario Luis Bardón. No lo logró porque este ya se había comprometido venderla a Pedro J Ramírez. Estaba consciente que se trataba de “una obra rara en el mercado del libro antiguo. Muy difícil de conseguir completa”. A partir de ese momento el regusto por conocer en detalle el aterrizaje de esa obra monumental -cuya lectura había sido condenada por la iglesia católica- se convirtió en una obsesión. En la medida que fue conociendo los pormenores de esta aventura intelectual su interés se acrecentó. Después de conocer la respuesta del presidente honorario de la academia, Víctor García de la Concha, ya no le fue posible soltar la carnada.

    La lectura de las actas de la academia picó su curiosidad. La ‘Encyclopédie’ había sido traída por los académicos de la lengua -hombres buenos, los juzgan- el almirante Pedro Zárate, librepensador y Hermógenes Molina, católico practicante. Ambos fueron comisionados a viajar a París “para adquirir la obra completa conocida como ‘Encyclopédie, ou dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers’ para que, en su biblioteca, quede en disposición de libre consulta y lectura para los miembros de número de esta institución”. El contrapunto Pérez Reverte lo obtiene de dos académicos opuestos abiertamente a su adquisición. Manuel Higueruela, editor del ultraconservador ‘Censor Literario’ y Justo Sánchez Terrón, ilustrado radical, la antítesis de Higueruela. En el desarrollo del drama surge una corriente de amistad entre Zárate y Molina. Se entienden por la tolerancia que guarda el uno por las ideas del otro, no sin cierta sorna. Entre Higueruela y Sánchez Terrón, nunca se genera la mínima simpatía. Son los extremos ideológicos convergiendo para boicotear el cumplimiento del mandato encomendado a Zárate y Molina. Sus rencores jamás desaparecen. Para imposibilitar la traída de la ‘Encyclopédie’, contratan a un mafioso profesional, Pascual Raposo, a quien pagan de su propio dinero.

    En la medida que entreteje su relato, Pérez-Reverte va delineando la personalidad de sus personajes. Alterna la novela con las peripecias que vive para su elaboración. Ambos discursos discurren de forma simultánea. Los tropiezos de los académicos son similares a los obstáculos que tiene que salvar el escritor para escribir su novela. La tensión entre ambos relatos es idéntica. Apegarse a la realidad, supone investigar a fondo, hasta el más mínimo resquicio. Este ha sido el itinerario que se ha trazado el novelista. Para cumplir el encargo, Raposo contrata como aliado a Milot, miembro de baja ralea de la policía parisina. Zárate y Molina encuentran en el abate Bringas -siempre fanático y brillante, lo define Moratín- un aliado incondicional. El novelista logra encuadrar los personajes. De un lado el liberal Zárate, el católico Molina y el exiliado Bringas, condenado por la Santa Inquisición debido a su poema ‘Tiranía’, y del otro, Higueruela, ultraconservador, Sánchez Terrón, liberal, saqueador de los enciclopedistas y el criminal Raposo.

    La otra cara la constituyen los infortunios que viven los académicos, el primer intento de ser asaltados, acompañados por la viuda del coronel de artillería Quiroga y su hijo; los aprietos para encontrar la primera edición de la ‘Encyclopédie’, el robo perpetrado por la gendarmería al servicio de Milot; ante la pérdida del dinero, vuelven a ser recibidos con frialdad por el conde Aranda en la embajada de España, quien se ve compelido a otorgarles un préstamo, (el conde accede darles la plata solo cuando el almirante Zárate le habla en el lenguaje que se expresan los masones); lo útil que resulta Bringas, la correspondencia de Raposo con el académico Higueruela para mantenerle al tanto de sus fechorías, las descripciones de París de 1780, los diálogos entre los académicos, el elogio al desarrollo económico, filosófico e intelectual de Francia, el homenaje oblicuo de Pérez-Reverte a Rousseau -el único puro- puesto en boca de Bringas, las premoniciones de lo que se avecina en la cara Lutecia, el apoyo recibido de Margot Dancenis y sus famosas tertulias, el duelo entre Zárate y Coëtlegon y el asalto fallido a su regreso, con la aviesa intención que la ‘Encyclopédie’ no llegara a su destino.

    Mis preferencias se inclinaron por conocer los esfuerzos y testarudez de Pérez-Reverte al intentar guardar fidelidad a personajes y escenarios; obcecado, consulta y somete a escrutinio hasta el último detalle. Convierte su investigación en parte medular de la obra. Se atrevió a nadar a contracorriente. Optó por el arduo camino de develar sus pasos y relatar los escollos que iba salvando a cada momento. No hay duda que Pérez-Reverte estaba consciente que al narrar cómo iba desmadejando el hilo utilizado para tejer ‘Hombres buenos’, se adentraba por un terreno escarpado. Este acercamiento permite una doble la lectura de la novela. Una primera sería ceñirse únicamente a la búsqueda que hace del material utilizado en la construcción del edificio y otra sería leer solo la ficción y el desarrollo de la trama. Asumió un riesgo a sabiendas que podía sortearlo. Los novelistas siempre han preferido ocultar el diseño de sus grandes edificios, obras a las que uno se asoma con el corazón en vilo, para conocer los trances y apuros sufridos por personajes de los cuales -debemos confesarlo- finalmente quedamos prendados. Criaturas nacidas de la inspiración de novelistas y cuentistas.

    Pérez-Reverte desechó la posibilidad de retirar los andamios para que divisáramos el espléndido mural, sin tener que detenernos a constatar como fundió los materiales, el tipo de pintura utilizada, la diversidad de colores y la conciencia traslúcida de los académicos enviados a Francia a cumplir una grandiosa tarea. García Márquez decidió romper los cuadernos donde dibujó la creación del reino de Macondo y la instalación de la familia Buendía. Dueño de su genio, consideró que no debían conocerse sus recursos de utilería. En su ensayo ‘La novela detrás de la novela’ confiesa que al recibir el primer ejemplar de ‘Cien años de soledad’ (1967) rompió el original que utilizó para sacar copias. “Mi decisión no fue nada inocente ni modesta, sino que rompimos la copia para que nadie pudiera descubrir los trucos de mi carpintería secreta”. (Gabo, ‘La nostalgia de las almendras amargas’, El Tiempo Casa Editorial, 2014). ‘Hombres buenos’ ofrece la oportunidad de ser utilizado en los cursos de escritura creativa. Sobre todo para quienes enseñamos esta asignatura en las clases de periodismo. En un mismo texto podemos analizar a la vez ficción y realidad. Algo que ocurre muy pocas veces.

  52. ARIODANTE dice:

    Estoy leyendo el libro y la verdad es que me está pareciendo excelente. A mí, que me gusta la acción, que me encantan las novelas de aventuras, etc. etc., me parece una novela soberbia.
    Después de leer «El pintor de batallas», (que me encantó, pero no me han dejado publicar la reseña aqui por «no ser novela histórica», a pesar de que se publican muchas reseñas que nada tiene que ver con la novela histórica, pero bueno, me da igual, mi reseña saldrá en otra parte),
    el caso es que después de aquello, ésta me está pareciendo excelente. Me encantan las conversaciones, me encanta cómo Reverte nos muestra su proceso para crear la novela, para recrear los espacios, cómo una situación le lleva a otra y cómo plantea el tema.
    El caso es que,bueno, creo que Reverte está llegando a una madurez literaria tremenda, al menos desde «El tango de la Vieja Guardia», novela que me pareció fenomenal. Ya leereis mi reseña de «Dos hombres buenos» cuando salga publicada, si alguien tiene interés en ello.

  53. Caballero dice:

    Comparto contigo, Ariodante que Pérez Reverte ha demostrado gran altura y madurez en sus dos últimas novelas – me brinco intencionalmente la desafortunada El francotirador paciente -. Tanto El tango de la Guardia Vieja como Hombres buenos son dos novelas excepcionales. Estaré al pendiente de tu blog para cuando publiques la reseña.

  54. Victorius dice:

    Vaya por delante que no soy sospechoso de ser un «anti-Pérez-Reverte». Me encanta este autor del que he leído casi todo. «La reina del Sur», me parece su obra maestra, la saga «Alatriste» digna de Dumas, «El asedio» un brillante renacimiento después de algunos títulos con flojera. En fin, que he disfrutado muchísimo con su obra. Pero, compañeros, tengo que reconoceros que no he podido terminar «Dos hombres buenos». Me había pasado antes con «La carta esférica». Pero no había perdido la fe en Arturo, todo el mundo tiene un borrón en su carrera. Este primero por puro subidón de ego, por demostrarnos que podía escribir «bien». Aunque escribiese un soberano coñazo. Y lo consiguió con su indigerible «Carta». Este segundo borrón es mas preocupante. Es el de un escritor que comienza a dar señales de que se le acaba la gasolina. «Dos hombres buenos» es una historia buena, pero pequeña, cogida muy por los pelos. Tan pequeña y de tan corto vuelo, que el autor tiene que rellenar páginas forzando dos planos temporales. El narrador en un plano actual, que aporta muy poco a la historia y es muy forzado casi siempre. Y la historia, en su propio tiempo del viaje de los dos académicos. Leo a Reverte en el Semanal, y me parecía que seguía leyéndole en la novela. El mismo discurso, su discurso, en la boca de sus dos personajes. En fin, novela de pura producción de esas que te obliga el contrato editorial, sin alma, con una trama forzada y alargada y que venció mi voluntad lectora en el primer tercio del relato. Puede que sus compañeros de la Academia se hayan sentido honrados por el homenaje literario de su par. A mí me ha decepcionado profundamente.

  55. Caballero dice:

    Siempre he sentido un profundo respeto a quienes teniendo opiniones diferentes a la mía – en cualquier ámbito – argumentan su postura con acierto y respeto. Gran intervención, Victorius, que, obviamente no comparto. Hombres buenos no es una novela de contrato; más bien es la novela que Pérez Reverte sabía que estaba obligado a escribir porque se lo debía a sí mismo y a sus lectores. Es la época y las ideas en las que se siente más cómodo y aunque, como bien dices, la historia es tan corta que se podría haber desarrollado en un cuento, lo hace con tal maestría que logra en pocas páginas lo que muchos no consiguen en más de mil: que su lector sienta la época con todos sus sentidos. Después de leer Hombres buenos nadie puede decir que no estuvo en París unos años antes de la Revolución que cambiaría la historia.

  56. ARIODANTE dice:

    Libro acabado, Caballero. Me ha gustado, sí. No tanto como «El pintor de batallas» pero sí; en realidad es una larga conversación, al modo cervantino, con dos personajes quijotescos hasta en el físico, sobre temas muy interesantes y actuales, porque por desgracia me temo que seguimos tan necesitados de cordura y de luces como los protagonistas. El doble discurso es un recurso ya antiguo, pero muy de moda aún, que si se sabe hacer bien, da buen juego, como en este caso. En cuanto a la filosofía del tocador, creo que Don Arturo resuelve el tema de un modo muy elegante. Si uno quiere más, ha de buscar en otro jardín…

  57. JUAN CALDERÓN dice:

    Buenas tardes a todos.

    Alguien me puede decir qué tiene de filosofía la novela de Pérez-Reverte para que la mande leer un profesor de esa materia?

    Muchas gracias.

  58. Caballero dice:

    Sin duda el tema es de dolorosa actualidad. Me da gusto que hayas disfrutado la novela tanto como yo, Ariodante. Como dije, estaré al pendiente de tu reseña en La hora azul. El pintor de batallas a mí me resultó un poco monótona. Esperaba más. Y sobre el erotismo… pues no le gusta a don Arturo meterse en esos jardines pero en El tango lo hizo muy bien. Vamos, que la escena de Niza todavía se me cuela en algún sueño.

  59. ARIODANTE dice:

    Jajaja, Caballero…a mí también me encantó el Tango. Puedes leerte, ya puestos «Teresa filósofa», (y verás de donde cita los párrafos Reverte)o «La filosofía en el tocador», del divino Marqués de Sade…con ellos ya tienes para unas cuantas ensoñaciones lúbricas. Por cierto, mi reseña de Hombres buenos ya está publicada en El Placer de la Lectura, por si te interesa, y la semana que viene estará en mi blog.

    Contestando a Juan Calderón, le diré que si la Ilustración no tiene que ver con la filosofía habría que quitar de los programas a Kant. Todo el libro de Pérez Reverte está plagado de diálogos ilustrados: sobre los temas clásicos: Naturaleza /Razón, Religión/ Ciencia, Libertad/Sumisión, Progreso/ Inmovilismo…Aristocracia/Democracia..

  60. Pintaius dice:

    Recién terminada, solo puedo decir que me ha encantado, formando parte de esa categoría personal de libros de los que, una vez leídos, me arrepiento enormemente de no haber priorizado su lectura en la pila, habiéndome privado de su disfrute con mucha más antelación.

    Comparto todas las alabanzas vertidas en la estupenda reseña que le ha dedicado Caballero, y me alineo sin reservas con aquellos a los que les ha gustado la novela.

    Todo en ella me ha gustado, hasta la parte «metaliteraria» a lo Laurent Binet en su «HHhH» que se intercala con la propia novela, con el acicate especial de la sorna empleada en las referencias apócrifas (o no) a diversos académicos de la RAE, durante el proceso inicial de diseño de la novela, y también las referencias disfrazadas a sí mismo y varias de sus propias novelas.

    Especialmente atractivo y magnético para mí resulta el personaje de Don Pedro Zárate. Se advierte que el autor ha sentido un especial cariño por él en la escritura de la novela. En muchas páginas uno siente por él esa misma mezcla de curiosidad y admiración que con frecuencia APR pone en boca o pensamiento de su compañero Don Hermógenes Molina.

    En mi opinión, tras haber leído casi todos sus libros desde que empezase a publicar, Arturo Pérez-Reverte ha alcanzado una madurez literaria espléndida, que permite que sus lectores podamos disfrutar intensamente de joyas como esta novela.

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