HATSHEPSUT – Teresa Bedman y Francisco J. Martín Valentín

HATSHEPSUT - Teresa Bedman y Francisco J. Martín ValentínElla ejercerá una realeza bienhechora en todo este país. Mi Ba con ella, mi poder con ella, mi honor con ella, mi Corona Blanca con ella. En verdad, ella reinará sobre las Dos Tierras, ella conducirá a todos los vivientes (…) hasta el límite del cielo (…). Yo he unido para ella las Dos Tierras con sus nombres sobre el Trono de Horus de los Vivientes. Yo haré que la protección la rodee diariamente junto con el dios (protector) de cada día.

Con este texto, el dios Amón se refiere a Hatshepsut en la representación que de su creación, concepción y nacimiento se recoge en el muro del templo de Deir El Bahari y es este mismo texto una muestra de lo que es esta obra: en el método de trabajo, riguroso con la Historia y revelador de los hallazgos arqueológicos encontrados; en el contenido, basándose en los datos y descubrimientos, completo en la biografía del personaje y, finalmente, en la forma, atractiva, comprensible y de gran belleza.

El libro analiza al personaje y su tiempo. Parece una simpleza pero no lo es. Sitúa con los primeros capítulos, no solo los antecesores de la reina, también la importancia de la figura de la «esposa real» y la teogamia, fundamental para entender el profundo sentimiento de legitimidad de Hatshepsut para asumir el trono del faraón. La juventud y cercanía con su padre le brinda una formación que la capacita para reinar un Egipto que hereda libre de invasores pero que necesita una afirmación de poder y grandeza también en tiempos de paz.
A pesar de ser más legítima que su hermano-esposo y de estar preparada para heredar la Doble Corona, el poder masculino, como en tantas culturas a lo largo de la Historia, es incuestionable, pero las circunstancias de una pronta viudedad, la corta edad de su sobrino y el apoyo del Mayordomo de Amón, Sen-en-Mut, hicieron posible que la utopía de una mujer faraón fuera real durante 21 años.

Aunque el hecho es insólito y tremendamente atractivo por sí mismo para la concepción de un libro del estilo que tanto se prodiga en nuestras librerías, los autores no caen en la trampa del ensalzamiento feminista de la figura de Hatshepsut. Exponen en la mesa su reinado con objetividad y realismo, siempre a partir de los descubrimientos arrancados al desierto: su afán constructivo, la conquista de la ruta al país de Punt, los rituales propios de la divinidad del faraón, la importancia e influencia de su máximo colaborador… y lo hacen llenándolos de sentido, leyendo la intención de transcendencia en sus templos, de veneración a la herencia divina recibida y la esperanza en la continuidad de su sangre.

No se puede separar la figura de Sen-en-Mut de la de Hatshepsut, el hombre que la sostuvo en la sombra y que fue el responsable de protegerla incluso en la posteridad de los tiempos. Gracias a su apoyo, la estabilidad del reinado fue posible, pero los autores presentan sin decirlo, pues los hechos son suficientemente explícitos, algo más. Es imposible dejar de apreciar en las numerosas fotografías de estatuas, traducciones de textos, estelas y muros de templos que forman parte del libro, la ternura, la admiración, la relación tan especial que tuvieron los dos. Por ello, es obligado incluir un amplio capítulo a Sen-en-Mut.

Así pues, la realidad supera la ficción. La historia de una reina que se convirtió en faraón, que engrandeció Egipto, que acometió con valentía un hito como el viaje a Punt como vía comercial con Oriente, que probablemente vivió un profundo amor en secreto, sin estridencias, que sembró todo el reino de templos, quedó silenciada por sus sucesores por inaceptable, borrada de las piedras, sustituido su nombre por el de su padre o su esposo para ocultar todo indicio de su poder, sacada de su real tumba y abandonada, desnuda y despojada de toda su dignidad, en el suelo junto al sarcófago de su nodriza.

La otra gran protagonista de la obra es la Arqueología, así, con mayúsculas. Es una ciencia para pacientes y perseverantes, para científicos rigurosos que saben mirar donde otros no vemos, pero también generosos para enseñar y divulgar los descubrimientos de una forma honesta. Paralelamente a la historia de Hatshepsut, las de sus descubridores y hallazgos, traducciones de textos de gran belleza (¿quién no ha querido alguna vez poder leer esos jeroglíficos llenos de pajaritos y ojos?), la simbología de cada objeto en los muros, excavaciones de pasajes escondidos durante siglos, reconocimiento de tumbas y sarcófagos, identificación de momias…

Al cabo de los siglos, la habilidad de Sen-en-Mut para ocultar la verdad y que perdurara a pesar de los perseguidores y la de los estudiosos que la supieron buscar sin desánimo, nos devuelve esa historia tan grande con todo su esplendor.

Hatshepsut.
Teresa Bedman y Francisco J. Martín Valentín
La esfera de los libros
451 páginas

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26 comentarios en “HATSHEPSUT – Teresa Bedman y Francisco J. Martín Valentín

  1. farsalia dice:

    Tengo el libro, no podía dejarlo pasar. Me interesa el tema y una novedad de este tipo no se puede obviar. A ver si lo leo en cuanto termine algunas lecturas pendientes.

    Una de las cosas que espero el libro solucione sea la sensación que se me queda de que, hojeado el índice y leído algo, parezca (y remarco el parezca) una versión del libro Hatsehpsut. la reina misteriosa, de Christiane Desroches-Noblecourt (Edhasa, 2004). Imagino que la cosa irá por otros derroteros, no en balde Bedman y martín Valentín (a ver si conseguimos que aparezcan y comenten algo) llevan años excavando en Egipto, y por ahí las cosas divergerán, como ya dejas entrever, Aretes. La autora francesa también habla largamente sobre Sen-en-Mut y el importante papel que juega en el reinado, sobre todo en la parte final, de Hatshepsut.

    Interesante reseña de un interesante libro, sí señor.

  2. Akawi dice:

    ¡Qué estupenda reseña Aretes! Se nota que has hecho los deberes estas vacaciones.
    En el libro LOS SABIOS DEL ANTIGUO EGIPTO – Christian Jacq, que como sabes por ahí andará mi reseña, también comentaba en unas pocas páginas, la importacia de esta gran faraona. que por cierto, al igual que los demás faraones utilizaba barba postiza y no era para encubrirse.

    Felíz regreso. Abrazos.

  3. Aretes dice:

    Farsalia, no he leído el que comentas así que no puedo comparar. Desde luego la importancia de Sen-en-Mut se evidencia desde el principio del reinado, no sólo en el final. Cuando lo acabes, ya me contarás.

    Akawi, gracias. No recordaba tu reseña (y por cierto, tampoco la he encontrado en el listado) pero sí, usaba barba postiza como cualquier atributo, no para pasar de incógnito.

  4. Aretes dice:

    Se me olvidaba: gracias por la portada.

    A lo mejor resulta obvia, pero da la casualidad que una de las cosas que más me gustó fueron los textos traducidos de los jeroglíficos. El de la concepción sobre todo.

  5. Clío dice:

    ¡Que buenísima reseña, Aretes! y es que esta reina-faraón dió para mucho, siempre ha sido deslumbrante: su vida, su larguísimo reinado, y su intento de olvido. No se si os acordais de una estupenda novela basada en su vida: La Dama del Nilo de Pauline Gedge, creo que se ha hablado por aquí de ella. Comentar también que las fotos que iluminan el texto, y nunca mejor dicho, son muy buenas. Felicitemos pues, a los autores.

  6. ARIODANTE dice:

    Buena reseña, Aretes, buena reseña. Ya echaba de menos leerte. Pues a mi el tema me pilla in albis, Egipto es un mundo del que apenas tengo unas vagas coordenadas. Y desde luego, sólo conocia las imágenes de Hapshepsut, pero no la historia de su vida, mira por dónde. Asi que aunque sólo sea por tu reseña, ya voy algo más ilustradilla, en fin.
    Un abrazo!

  7. Rodrigo dice:

    Por cierto que resulta llamativo el libro. A mí me pasa como a Ariodante, sólo conocía imágenes del personaje y apenas unas breves referencias a su vida y su rol público en uno que otro libro sobre Egipto, de aquellos plagados de fotografías. Va siendo hora de pasar a algo más sustancial…

    Elegante y cautivadora reseña, Aretes.

  8. Valeria dice:

    Aretes, yo quisiera que nos comentaras -si es posible y en modo resumen- por qué su reinado se consideró inaceptable para sus sucesores. Lo pregunto porque sobre ese particular aspecto de la historia de Hatshepsut tengo escasa información histórica.

    «La dama del Nilo» es una novela muy recomendable, estoy de acuerdo.

  9. Urogallo dice:

    Interesante reseña e interesante personaje, enhorabuena Aretes.

    Pero a mí «La dama del Nilo», ni fú ni fá…La biografía novelada no sustituye ni a la novela ni a la biografía.

  10. farsalia dice:

    Hoy lo empiezo, a ver qué tal…

  11. JJSala dice:

    Interesante reseña.

    Yo he leído «La dama del Nilo» . Entretenida.

    Su despojado sucesor, Thutmes III, no lo hizo nada mal, una vez obtuvo el faraonato que legalmente le correspondía. Es uno de los faraones más importantes de la historia de Egipto, cuyas fronteras extendió hasta límites nunca antes alcanzados.

    Salud

  12. farsalia dice:

    Terminé el libro ayer. Me ha gustado mucho, aunque, es cierto, no he conseguido quitarme el fantasma de Christiane Desroches-Noblecourt de encima (os recomiendo su libro sobre Hatshepsut). La teoría de la realeza de Hatshepsut aunque atrevida es plausible y concuerda bastante con los datos que los hallazgos arqueológicos y epigráficos nos ofrecen. Como mínimo, uno puede llegar a la conclusión que si non e vero, e ben trovato. Hay algún que otro capítulo que se me ha hecho más pesado, pero el resultado final es más que positivo.

    Buenísimo libro de Bedman y Martín Valentín, sin duda.

  13. Radhotep dice:

    La figura de hatshepsut es una de las más controvertidas en la historiográfía egiptológica: ¿reina por derecho propio, usurpadora? La damnatio post mortem realizada sobre la mayor parte de sus representaciones escultóricas manifiestan que su reinado no fue diferente a sus coetáneos. En cualquier caso, sobre ella se ha escrito mucho en divulgación, y entre la investigación se puede citar: Bedman González, Teresa, Reinas de Egipto: el secreto del poder (Editorial Oberón, 2003);
    Bedman González, Teresa, Sen-En-Mut: el hombre que pudo ser rey de Egipto (Editorial Oberón, 2004); Casal Aretxabaleta, Begoña, Hatshepsut: la primogénita del dios Amón (Ediciones Aldebarán, 1998); y por supuesto, para mi, una de las mejores, ya citada, la obra de Desroches Noblecourt, Christiane. Hatshepsut: la reina misteriosa (Edhasa, 2004).
    Los viajes comerciales hechos en su época por el sur de África y el papel desempeñado por Senemut – del que se supone que tuvo descendencia – son aspectos a destacar de un reinado que aún llama la atención de los investigadores, y que representa en la época dorada del Imperio Nuevo (dinastía XVIII), junto con el reinado de Akhenaton uno de los momentos más atractivos del mundo egipcio: poder económico, intrigas palaciegas, proyección internacional…
    Jacq, Christian. Las egipcias.

  14. Aretes dice:

    Valeria, siento la tardanza, pero tu comentario saltó en estos días sin percatarme de él.

    Según se deduce de la lectura, la razón de que el reinado fuera inaceptable y por lo tanto surgiera un especial interés en borrarlo fue el hecho de que a ella no le correspondía ser Faraón. No hay que olvidar que en ningún momento hubo un vacío. Al morir Tutmosis II, su esposo, dejó a su hijo, Tutmosis III, que contaba con cinco años, como sucesor. El conjunto de circunstancias (la muerte de uno, la corta edad del otro, el apoyo de Sen-en-Mut, el origen real de ella misma) hicieron posible que asumiera el cargo.
    Hay quien la considera una usupadora, pero fue un reinado largo, próspero y pacífico, Tutmosis III no fue apartado de la esfera política, de hecho aparece en representaciones junto a Hatshepsut y ella fue enterrada con todos los honores de faraón.

    Lo que verdaderamente me intriga es cómo un «joven» Tutmosis III tardara tanto en recuperar el trono en solitario si luego tuvo tanto empeño en hacer que desapareciera.

  15. Valeria dice:

    Gracias, Aretes.

  16. APV dice:

    La cuestión es si realmente fue Tutmosis III el que trató de borrar el recuerdo de su reinado.
    Pues parece que como muy pronto se realizaron 20 años después de la muerte de Hatshepsut incluso muchos fueron hechos décadas después de morir Tutmosis III.

  17. JJSala dice:

    A continuación transcribo parte de un trabajo realizado por el profesor Fernando Estrada Lanza para la revista Historia National Geographic.

    …Hija del prestigioso Tutmosis I y joven viuda del sucesor de éste, Tutmosis II, jugó tan bien las cartas de la diplomacia con el clero de Amón que llegó a «gobernar a su antojo» el Doble País. La cosa le vino rodada porque muerto Tutmosis II y no existiendo un hijo legítimo con edad suficiente para reinar, se tuvo que recurrir a una triquiñuela sucesoria orquestada por el clero amoniano.

    …..Hay que achacar le, no obstante, que se pasó del límite pactado con el clero de Amón. Si tal pacto estableció que actuaría como regente durante la minoría de edad de Tutmosis III, su ambición prolongó esa «regencia» durante 22 años atestiguados. Fue una auténtica usurpación del poder, consentida por el clero amoniano al que ella enriqueció.

    Sus sucesores castigaron la osadía de Hatshesut. Tutmosis III, ya reinando en solitario, borró los nombres de la usurpadora en su capilla de Karnac, haciendola inaccesible, al emparedarla con los bloques donde se registraban sus anales. Más tarde, Horemheb continuó la obra iniciada por Tutmosis. Ramsés II, al restaurar el templo de Deir el-Bahari, concluyó los trabajos tendentes al olvido eterno de la reina que quiso ser rey.

    Fernando Estrada Laza es Arquitecto y profesor de Egiptología.

  18. Aretes dice:

    Gracias por la información, JJSala.
    La verdad, APV, es que se concluye al leer el libro es que fue Tutmosis el autor, aunque sus sucesores fueron más implacables.

  19. JJSala dice:

    Hola Aretes.

    En tu intervención del día 17 te preguntas como Tutmosis III tardó tanto en recuperar el trono usurpado.

    Creo que la respuesta está en el pacto de Hatshesut con el clero amoniano (….a quien ella enriqueció).

    La larguísima historia de la clerecía a lo largo de los siglos nos da ejemplos múltiples de como el clero ha intervenido decisivamente en aupar o destituir reyes.

  20. Aretes dice:

    Gracias, JJSala.

    Me llamaba la atención la edad de Tutmosisi cuando ella desaparece, 28 años. Tampoco se puede decir que haya signos de que se le recluyera pues lleva a cabo conquistas fuera de Egipto y no parece, como demostró en los años posteriores, que fuera un títere fácil de manejar.

  21. Clío dice:

    Bueno pues al hilo del tema, los autores comentan que la destrucción de Tutmosis III no fue tanto de las respresentaciones de Hatshepsut como reina consorte sino de sus representaciones como Faraón, es decir le guardo respeto como reina , no así ocurrió con Sethi I y Ramsés II, que si arrasarón con su memoria de una manera feroz.

  22. Aretes dice:

    Cosa que se entiendí menos, porque si la reacción estaba justificada con Tutmotsis III por cercanía y por interés propio, ya me dirás qué les iba a estos dos doscientos años más tarde.

  23. Clío dice:

    En nuestros dias te diria que machismo puro y duro….pues menudos eran esos dos aunque supongo que lo verian como seguir la tradición, exaltación del poder faraónico etc…..

  24. APV dice:

    Bueno yo por lo que he leido en otros libros las destrucciones bajo Tutmosis III fueron tardías más próximas al reinado de Amenhotep II.

    Respecto a las de Seti I y Ramses II pues no me extraña, dejando de lado de que no era raro cambiar las construcciones de faraones anteriores para dejar sitio a sus propios símbolos, lo que pasa es que estos faraones eran de la siguiente dinastía, la XIX.
    Teniendo una relativa legitimidad en su ascenso al trono, pues Ramses I era un anciano visir designado como sucesor por Horemheb (el cual al menos estaba vinculado a la familia real por matrimonio).

    Siendo así sus sucesores se esforzarían en demostrar su legitimidad y su vínculo con los dioses llenando Egipto de inscripciones y eliminando todo resto de rarezas como el atonismo o del recuerdo de Hatshepsut y dominando a clero de Amón.

  25. JJSala dice:

    De acuerdo con tu comentario APV.

    Saludos

  26. Yohannes dice:

    Hola, quisiera saber si esa reina de la que comentan en el Libro es la misma reina Teresa de los Egipcios hija de abel

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