H.E.A.: CRÓNICA DE LA MESA REDONDA EN RECUERDO DE NUCCIO ORDINE (PAMPLONA)

El pasado día 13 de noviembre acudí a la pamplonica Biblioteca de Navarra donde tuvo lugar una interesantísima mesa redonda dedicada a la figura del humanista Nuccio Ordine, Premio Princesa de Asturias y fallecido el 15 de junio de este año 2023, a los 64 años de edad. La mesa la componían la directora editorial de Acantilado, Sandra Ollo, y el filósofo y escritor Antonio Monegal, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Ensayo por su obra Como el aire que respiramos. Ambos conocieron muy bien a Ordine. La primera, por ser su editorial la que lo descubrió al lector español, hasta conseguir un éxito de crítica y ventas inusual para un libro del género. El segundo, no solo por conocerle personalmente, sino también por ser como él, un humanista comprometido con la cultura, la educación y el humanismo en la pugna por defender y reivindicar su necesidad y utilidad en el mundo actual.

Lo que se pretendía con esta mesa redonda a dos, era platicar sobre la personalidad y las ideas del autor calabrés, que han dejado honda mella entre los lectores de su ensayo La utilidad de lo inútil y, de paso, profundizar en una serie de ideas y reivindicaciones relativas a la cultura, la educación y la humanística. Ordine planteó en un manifiesto por la educación escrito hace unos años, la importancia de los textos clásicos como argumental reivindicativo de la enseñanza y su supervivencia, hasta el punto de abanderar una especie de apostolado laico en su manera de entender el mundo y la sociedad que nos rodea. Para iniciar la conversación, primero se explica lo accidental de la llegada del texto de La utilidad de lo inútil a la editorial Acantilado, gracias a un artículo aparecido en prensa y que llamó la atención de sus responsables. A partir de su venta, como explica Sandra Ollo, se produjo una pequeña revolución alrededor del libro y su autor.

Es en ese momento cuando Antonio Monegal llama la atención sobre todos aquellos libros que no encuentran al lector que los lea, y subraya la importancia vital de las bibliotecas y librerías como parte principal de un proceso de mediación y un entramado de complicidades. Nuccio Ordine cree profundamente en el diálogo abierto entre los libros y sus lectores, pero para ello, antes, las editoriales deben descubrir esos textos, apostar por ellos y, como apostilla Monegal, se debe desarrollar una militancia activa en esa red de complicidades a varias bandas. Para ello, incide en la importancia de convencer a los políticos en que deben apostar por la cultura y, por supuesto, por las humanidades, especialmente frente al renacimiento de una censura moral y política en la que  se está adentrando peligrosamente nuestra sociedad. Tanto Sandra Ollo como Antonio Monegal coinciden en la importancia de la enseñanza para potenciar todo ello, ante una escasez preocupante de estudiantes en la rama de Humanismo, algo de lo que hay que responsabilizar a varios agentes, empezando por las familias y los hogares de aquellos estudiantes, más preocupados por la economía y el mercantilismo, que por una educación humanista que, a fin de cuentas, construye por definición al individuo frente al pragmatismo general dominante. Aquí es cuando se indica la preocupante presencia de una pereza en la sociedad ante la búsqueda de matices y el esfuerzo por profundizar en las cosas, aspecto especialmente muy notable en la juventud de nuestro tiempo.

La editora Sandra Ollo toma la palabra para remarcar que la recuperación de los clásicos ha sido siempre uno de sus objetivos profesionales prioritarios, con la preclara premisa de mirar atrás para mirar adelante, en clara referencia a un modelo editorial que, con no poco esfuerzo, abandera Acantilado. En su opinión, los textos clásicos iluminan el presente, uniendo la realidad actual, con la de quien escribió sus pensamientos e ideas hace siglos, funcionando como un mapa, una guía, para orientarnos en la dispersión en la que vivimos en la actualidad. Es en este momento cuando Antonio Monegal rebusca en un interrogante vital que le ha marcado el rumbo a seguir como educador y escritor, al plantearse el significado de ser humanista. Simple y llanamente se responde con el hecho de que lo que nos oriente en nuestro camino  sea la Humanidad como centro neurálgico de la vida. Tal y como indaga en su libro Como el aire que respiramos, se apuntala en la convicción de que la Humanidad es la semilla de una inspiración desarrollada en lo cultural, para después ser estructurada eficientemente en el propio enriquecimiento del ser humano. En su opinión, el humanista debe ser un actor político, y plantear desde su espacio personal, una resistencia a las leyes del mercado y la sociedad de consumo, con el fin de formar ciudadanos críticos, quienes se cuestionen las cosas y consoliden sus propios instrumentos en base a este principio, para vivir en el mundo actual. La competencia básica a potenciar debe ser el hecho de enseñar y aprender a pensar, tener capacidad para estar en el mundo, evitando los efectos devastadores de una educación cimentada solamente con el fin de embarcarse en el mercado laboral.

Recuperando de nuevo la voz de Nuccio Ordine, ambos contertulios inciden en su idea de la existencia globalizada de un complot contra el humanismo, creando generaciones incapaces de encarar la vida más que como mera supervivencia, ante lo cual, la premisa imprescindible a trasladar al mundo, debe ser la conquista de un conocimiento cultural que dote a la vida de mucho más elementos y de manera más profunda en el crecimiento personal. Actualmente se tiende a lo fácil, a la economía del poco esfuerzo y esto también se traslada, como indica Sandra Ollo, al universo editorial. En su opinión, en el camino de la creación escrita hay que unir investigación y divulgación, en un esfuerzo por crear y transmitir cultura. No existe divulgación sin erudición. Y esto se consigue a través de la dificultad encontrada y trabajada a lo largo del camino creador. La divulgación no debe surgir de la nada y necesita de un previo y arduo trabajo de investigación, frente a la tendencia actual a recorrer el camino de la mera facilidad, también en ocasiones, en el mundo editorial. Esto deriva directamente en la recomendación del conocimiento lento y trabajado, como indicaba Ordine, de la lectura concentrada, individual, solitaria y, por qué no, exigente en esfuerzo y concentración, frente a esa lectura heredada de una escritura sin esfuerzo, sin investigación, sin profundización, que tan de moda está.

Sandra Ollo y Antonio Monegal. Fuente de imagen: Carlos Ollo.

De nuevo la conversación regresa al apasionante asunto de la importancia de la educación, remarcando en este caso, la labor del maestro y del profesor. Antonio Monegal critica sin tapujos el esfuerzo de muchos investigadores dedicados a la educación, en su esmero por publicar estudios puntuales en reconocidas publicaciones especializadas, en detrimento de su labor por educar a sus alumnos, en un intento por lograr prestigio, provocando un efecto nefasto para la enseñanza de las humanidades. Nuccio Ordine apostó por una educación transformadora y creía a pies juntillas, en que un buen maestro puede y debe cambiar la vida de sus alumnos. Antonio Monegal remarca el hecho de que la enseñanza no es barata como un ente con estructura administrativa, lo que implica una desigualdad real en el sistema. Así como la sanidad es un derecho conquistado en las sociedades europeas modernas, la educación debería tener un tratamiento semejante y, por tanto, igualitario para sus clientes, para toda la sociedad. La enseñanza, y por ende la cultura y las artes, enriquecen la sociedad, y deberían formar un frente común ante el utilitarismo y el mercantilismo actual, principio en el que Nuccio Ordine y Antonio Monegal se encuentran meridianamente de acuerdo.

Para terminar, ambos contertulios no dudan en apostar por el signo transformador y estructurador de la cultura. Ésta y la educación, son pilares fundamentales de la sociedad y ofrecen lo instrumentos suficientes para entender nuestra actualidad, empatizar y poder resolver conflictos. Cierto es que estos recursos humanísticos no dan garantía de su buen uso y aplicación, pero no tenerlos, carecer de ellos, sería absolutamente catastrófico. Las humanidades no garantizan que las personas sean mejores, pero otorgan los instrumentos necesarios, imprescindibles para serlo. Sin ellos la sociedad se volvería salvaje, asilvestrada, impersonal… Con esta premisa terminó la sesión, acompañada del aplauso de un público concentrado y volcado en el entendimiento y la absorción mental de las ideas y conclusiones expuestas en la mesa. Es la hora de pasar a trasladar algunas preguntas a los contertulios.

En primer lugar, H.E.A. pregunta sobre esa visión del humanismo y la cultura como un acto político y el peligro de que la cultura sea utilizada como arma ideológica por los políticos. Antonio Monegal responde que, ante esta posibilidad, siempre preferirá la presencia de una cultura plural, incluso ante la posibilidad de estar políticamente instrumentada, frente a la que siempre existirá la posibilidad de mantener una confrontación dialogada y entablar combate lingüístico con el otro, antes de enfrentarnos con la indiferencia política ante la cultura como un todo, y encontrar al ignorante y la ignorancia como respuesta. Por su parte, otro espectador plantea su curiosidad al escritor y filósofo, sobre cuál es su género preferido como lector, a lo que responde que no tiene ninguno en especial. Lo que busca siempre es la calidad y el talento que subyace en el texto. Sí remarca que el diálogo entre lector y autor es más completo en el ensayo, concediendo que en la sociedad actual es un género más difícil de vender, siendo junto a la poesía los grandes relegados de un mercado volcado en la novela. Respecto a la poesía, llama la atención en la importancia del género precisamente por la dificultad propuesta en su reto en el uso del lenguaje, en la profundidad y trasfondo del mensaje buscado. Curiosamente llama la atención en la contradicción actual existente entre el desprestigio social del género y el gran reconocimiento intelectual acaparado por la poesía.

Para terminar y como colofón, Sandra Ollo atiende a la pregunta de una oyente, sobre su opinión en cuánto a  lo que cree que ha implicado para la sociedad el fallecimiento de Nuccio Ordine en referencia a sus enseñanzas y lo que por causa de ello, sus lectores se han podido perder. Parece ser, tal y como dice la editora, que el autor italiano esperaba con gran ilusión aprovechar el estrado que le proporcionaba haber recibido el premio Princesa de Asturias, como altavoz de unas ideas y unos mensajes que comenzó a escribir antes de fallecer, todo lo cual hubiese implicado un enriquecimiento humanístico para quienes esperaban aquel momento que nunca llegó. Ese mensaje habría acaparado lo mejor de los puntales de su activismo humanístico. Posiblemente, con su muerte, hemos perdido un compendio perfecto de lo que fueron su ideas y pensamientos primordiales.

Para quien desee escuchar la charla completa enlazamos el vídeo donde podrá disfrutarla de principio a fin.

Como no podía ser de otra manera, Hislibris Estuvo Allí.

     

2 comentarios en “H.E.A.: CRÓNICA DE LA MESA REDONDA EN RECUERDO DE NUCCIO ORDINE (PAMPLONA)

  1. Garnata dice:

    Una crónica muy interesante.

    Una pena que no hayamos tenido la posibilidad de escuchar el discurso que parece ya había comenzado, un discurso, sin lugar a dudas, con un mensaje muy necesario.

    Gracias!

  2. Iñigo dice:

    Hubiese sido muy necesario y oportuno, sin duda alguna. Muchas gracias por tomarte tiempo en leerla.

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