GRANDES ENIGMAS DEL CRISTIANISMO – José Gregorio González

Grandes enigmas del cristianismoAlgunos comentarios sobre el libro.
Grandes Misterios del Cristianismo es un libro que, a mi parecer, se define tanto por su título como por lo que no es.
Desde luego el título es específico. El autor va desgranando toda una serie de misterios “grandes” o mejor famosos, relacionados con la religión cristiana.

Y digo “famosos” porque ¿Quién no ha oído hablar del Evangelio de Judas, el Santo Grial, La Lanza de Longinos o el Anticristo? (Lo mas lógico es que a esta reseña sigan un montón de comentarios del estilo “yo no”, o “ni idea”). Actuales Best Sellers como el “Código da Vinci”, “El Evangelio según Judas” o “Apocalipsis” (tan queridos por estos lares) nos traen una y otra vez a sus tramas estos misterios, convirtiéndolos en figuras centrales de historias rocambolescas e imposibles, emocionantes a veces, y a veces también decepcionantes.

Junto a estos misterios de Best Seller, el libro nos habla de otros tal vez más serios (o, quien sabe, menos aprovechables para la ficción literaria, o menos aprovechados, que sólo es cuestión de dar ideas). Así tenemos historias de Reliquias, Sábanas Santas, Misterios de Fátima, Diluvios o Arcas de Noe.

Por otro lado el libro se define por lo que no es. Veamos. Grandes Misterios del Cristianismo no es un libro sensacionalista, cosa curiosa si tenemos en cuenta que los temas que trata ya son de por si sensacionales. El autor se dedica a explicar las diferentes versiones, informaciones, investigaciones, chapuzas, desinformaciones y burradas que se dicen o se han dicho sobre cada tema concreto de los que trata. Lo hace, necesariamente, de forma breve, y seguramente se deja cosas en el tintero, pero en general el resultado es un buen resumen del “estado de la cuestión” sobre cada tema concreto.

A esto hay que añadir que el autor tiene el detalle, al revés que otras publicaciones sobre estos temas, de no desvelar “la verdad definitiva” sobre las cosas de las que habla. Tampoco nos ofrece “revelaciones sorprendentes”, y eso es todo un descanso, tanto para el espíritu como para el intelecto.

El libro tampoco es (o al menos no demasiado) tendencioso. La verdad es que sobre la gran mayoría de los asuntos el autor se limita a dar una información bastante aséptica. Los estudios de fulanito, las impresiones de menganito. Sólo cuando se trata de lo que él considera verdaderas burradas se atreve el autor a ser crítico, irónico o a desmentir. Así le sucede a algún documental de Cámeron, o a la famosa teoría sobre el ocultismo del Vaticano con referencia los papiros de Qumran, entre otros.

Y sobre su autor.
Unas notas sobre el autor, que no falten, aunque la solapa del libro dice bastante. José Gregorio González, nacido en 1972, es periodista, y desde hace bastante tiempo centra su actividad en el campo de la “misteriología” (si puedo permitirme la expresión), interviniendo tanto a través de la radio (Esencia de Medianoche, en Radio El Día, de Tenerife), como a través de la prensa periódica (la sección semanal “Claves del Camino”, en el periódico tinerfeño “El Día”, así como colaboraciones en revistas como “Enigmas”, “Mas Allá” o “Año Cero”) o a través de publicaciones propias (“Los Ovnis en Canarias”, 1995; “Canarias Misteriosa” 2002, y “Grandes Misterios del Cristianismo”).

Con respecto a mi punto de vista.
Resumiendo y para terminar, no voy a deciros que se trata de un libro interesante del todo (igual le falta morbo, aunque expone verdaderos prodigios de imaginación), pero si puede resultar informativo para el profano. El autor demuestra estar bien informado y ser bastante objetivo y por lo menos al terminar de leerlo no le entran a uno ganas de hacerse templario y lanzarse a conquistar… a saber que. Por otro lado, lo que es imperdonable son los múltiples errores ortográficos y de edición que nos vamos encontrando. Uno no sabe si son culpa del autor o de la editorial, pero en todo caso rebajan el nivel del libro, y hacen, incluso, que algunos párrafos resulten confusos ¿Cómo ha podido suceder tal cosa? No lo se, pero siempre podemos escribir un libro sobre los “Grandes Misterios de la Edición”

Esto es, por supuesto, una opinión, que podrá ser fácilmente rebatida por cualquiera.

[tags]enigmas cristianismo, José Gregorio González, historias especializadas[/tags]

Compra el libro

     

44 comentarios en “GRANDES ENIGMAS DEL CRISTIANISMO – José Gregorio González

  1. David L dice:

    No soy muy aficionado a los libros que desvelen «grandes misterios», no sé, siempre creo que acaban siendo obras demasiado frívolas para mi gusto. De todas formas, y con el aval del compañero Koening, tal vez pudieramos darle una oportunidad a este libro de José Gregorio González.

    Un saludo.

  2. Casio dice:

    Yo, al igual que David L, soy un tanto escéptico para este tipo de libros. A pesar de que, como señalas, no se trata de un libro sensacionalista, la verdad es que el tema no me acaba de atraer…

  3. Germánico dice:

    Pues… paradójica situación. Con ese título, va a atraer a quienes van buscando otra cosa, y va a repeler a gente que podría estar interesada en él. Bendito marketing…

    Buena reseña, Koenig.

  4. Koenig dice:

    Buenas noches.

    Richar ¿Hay premio para la reseña menos comentada del Blog? En todo caso gracias a los que habéis intervenido.

    Saaaludos.

  5. richar dice:

    Bueno, compañero, date tiempo, que has pillado fin de semana :-)

    En cualquier caso, tampoco te lo llevarías…

    Saludos,
    Richar.

  6. Paco T dice:

    Buenas tardes. A priori parece que el libro sea un batiburrillo de misterios más o menos misteriosos o espectaculares, pero, dejando aparte esta impresión, ¿qué opinión te merece la forma en que el autor los resuelve? Quiero decir, ¿tiene fuste histórico o se limita a divagar como en tantos libros del mismo tipo? Dices que hace un resumen del estado de la cuestión, pero esto da la impresión de que no ha aportado nada a la misma, y por ahí es por donde va mi pregunta. Por cierto, no mencionas entre los misterios la tan traída y llevada «cuestión magdalénica», así que, ¿es posible que el tema se haya agotado por fin, o quizá no quiere ser un remedo más de tantos libros tipo «La verdad verdadera y auténticamente definitiva del Código da Vinci»?
    Como siempre, gracias por la reseña.

  7. marbenes dice:

    En primer lugar, enhorabuena por la reseña. Curiosamente, yo que siempre voy buscando quien me responda preguntas, aunque sea con su verdad subjetiva, lo que menos valoro, al parecer al contrario que tú, es que el autor no se «pringue» dando su opinión, ya que él ha investigado los temas y alguna idea se habrá hecho. Es decir, me gustan los tratados en los que se plantean hechos, pero prefiero que haya conclusiones.

    Respecto a tu duda, “… Por otro lado, lo que es imperdonable son los múltiples errores ortográficos y de edición que nos vamos encontrando. Uno no sabe si son culpa del autor o de la editorial…”, quizá esto te aclare algo.

    Si de buscar un culpable se trata, te diría que de ambos; pero, en realidad, se supone que el escritor escribe y el corrector corrige. Es decir, antaño, el proceso de corrección de un libro era una profesión apasionante, preciosa, y casi tan reconocida como la de escribir. Prácticamente ningún escritor osaba discutir los conocimientos de un corrector, excepto quizá alguno como Juan Ramón Jiménez, que escribía todas las palabras que llevaban el fonema /x/, de grafías g y j, con j, literalmente porque le daba la gana.

    Dicho proceso pasaba por varias etapas y varios profesionales intervenían en él:
    1º_ corrector de estilo,
    2º_ linotipista,
    3º_ corrector de estilo y atendedor,
    4º_ autor,
    5º_ de nuevo, corrector de estilo y,
    6º_ por último, otra vez linotipista

    Ahora, ese proceso casi ha desaparecido, pues es más importante el hecho de que el libro salga pronto que el hecho de que salga bien. De modo tal que el autor es a veces también maquetador y/o linotipista, el corrector es en ocasiones el linotipista -cuando no es también maquetador-, y la figura del atendedor ha desaparecido las más de las veces.

    Ante la falta de profesionalidad de muchos correctores actuales, algunos autores mantienen verdaderas batallas -que rara vez ganan- con los primeros y las editoriales, para que prevalezcan sus pautas de estilo y ortografía. Otros, lo dejan completamente en manos de las editoriales, pero no por ello cuidan más su estilo, ni su ortografía, y sin preocuparse del problema comentado. Los menos, en fin, se ofrecen ellos mismos como correctores de sus propias obras, sin cobrar un céntimo más por ello, y retrasando así la salida del libro en cuestión.
    Un saludo

  8. Koenig dice:

    Buenas noches de nuevo.

    Amigo Paco T.
    Con respecto a la forma en que el autor los resuelve. El autor en realidad no resuelve gran cosa. Explica de que va la cosa y luego entra en el unos dicen «esto», y otros dicen «lo otro». De una forma bastante aséptica en general. Salvo algunos casos: ¿Cameron posando ante los huesos de cristo? (por ejemplo) ¡una barbaridad! ¡Puro «marketing»! Y lo dice. Pero estas ocasiones son las menos.

    Con respecto a fuste histórico o divagaciones, pues lo dicho, ni lo uno ni lo otro. Sino mas bien fulanito le da este fuste histórico y menganito divaga en esta dirección. Por ejemplo: que la Iglesia Católica haya querido ocultar los famosos manuscritos del mar muerto es algo que rebate, explicando otra versión de los hechos.

    En resumen. No aporta nada, no es su intención, sólo resume. Y en parte se agradece.

    Con respecto a Maria Magdalena, también. Casi todo cabe en el libro, y mi enumeración en la reseña no es exhaustiva.

    Con respecto a Marbenes. Muchas gracias por tu explicación. Que por cierto al final nos devuelve a la pregunta inicial ¿Culpa del autor o de la editorial?

    En fin.

    ¡Touchdown! Green Bay.

    Saludos a todos

    Koenig.

    P.D. Jo Richar, no me negarás que ha sido un buen intento. : )

  9. David L dice:

    Se agradece la explicación tan detallada de marbenes sobre el proceso de corrreción de un libro, es un tema del que siempre me había preguntado cómo se realizaría.

    Un saludo.

  10. cavilius dice:

    Desde luego, un buen intento. Y encima con éxito.

    Clarificadora autopsia del libro, Koenig. O sea, que se trata de una exposición del «estado de la cuestión». Bueno, este tipo de libros tienen la virtud de que, como dices, son asépticos y te informan de «lo que hay» (como un telediario, vamos), pero tienen el defecto de que dentro de 5, 10 ó 20 años, servirá de poca cosa porque el «estado de la cuestión» será posiblemente otro.

    Aprovecho el tema de tu reseña para preguntar por un autor cuyos libros me tuvieron interesado hace ya bastantes años, aunque nunca llegué a leer ninguno: Gonzalo Puente Ojea. Su postura ante el cristianismo era (y es, supongo) de un profundo ateísmo, fundamentado no (o no sólo) en convicciones morales sino en análisis de los textos cristianos y paganos, en estudios históricos concienzudos y en una capacidad de exposición oral de sus ideas que resultaba bastante convincente (alguna vez le oí hablar por la tele). ¿Alguien le ha leído?

    Saludos.

  11. richar dice:

    Efectivamente, marbenes, buena explicación, pero ¿qué es un linotipista y un atendedor?

    Saludos,
    Richar.

  12. marbenes dice:

    Sí, disculpadme, debería haberlo explicado todo ya que me pongo, pero por miedo a aburrir o resultar pedante, he terminado pecando de parca en palabras.

    “La linotipia es una máquina, inventada en 1886, por Ottmar Mergenthaler, que mecanizó el proceso de composición de un texto para ser impreso. Reemplazó al antiguo sistema de composición a mano con componedor y regleta.” (para más información es interesante acudir a esta página de la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Linotipia)

    El linotipista, en resumen, es el operador que recoge el texto original manuscrito de manos del corrector y, utilizando la linotipia, máquina similar a la máquina de escribir, lo compone de forma que pueda ser pasado a la imprenta para una segunda corrección. Hoy en día lo usado suele ser una máquina de escribir o un procesador de texto pues ya casi no se entregan manuscritos.

    El atendedor es la persona que, con el manuscrito original en mano, atiende la lectura que el corrector de estilo hace del producto que, ya corregido una primera vez, ha salido de la imprenta. Si durante dicha lectura advierte que tras la primera corrección, y su paso por el linotipista y la imprenta, el texto -o alguna parte de éste- ha sufrido cualquier variación respecto a lo que el autor quería decir o cómo lo quería decir, avisa al corrector para su subsanación.
    Saludos

  13. marbenes dice:

    Para el que quiera ampliar información sobre el tema de la corrección de libros y demás textos, y por no llenar la bitácora absurdamente, os pongo unos enlaces a unos textos muy instructivos:

    http://www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral/n_21-22_revistilo_SenzBueno.pdf

    http://www.fundlitterae.org.ar/corrector.html

  14. Arauxo dice:

    Las conclusiones que saco sobre el libro leyendo tu reseña, Koenig, son las siguientes:

    En su contra:
    1. El título de la obra me produce un sarpullido en mi sistema nervioso que me paraliza los miembros superiores y me impide acercarme siquiera a la obra (que supongo que es algo así como lo que le pasa a Germánico, solo que él es más comedido…)

    2. El curriculum del autor es de tal calibre, que me entran ganas de leerme primero Los tres cerditos, las obras completas de Scarrow y todos los guiones del cine español estrenado en la última década.

    3. La cuidadosa edición del libro, su cuidadosa redacción (que deduzco de tus palabras), su cuidadosa terminación, su cuidadosa ortografía y/o su cuidadosa tipografía, me impelen a… ser muy cuidadoso con mi dinerito, al que tengo un gran aprecio porque es muy escasito.

    4. Encima el libro no es interesante (y vuelvo a deducirlo de tus palabras), lo que no me sugiere… nada interesante que añadir.

    A su favor:

    1. Koenig no lo «desautoriza» del todo, lo cual… es una importante baza a favor del libro.

    Balance:

    ¿Tendrá bastante peso el argumento a favor para compensar mis prejuicios en contra del libro? No sé yo, no sé… ¿Tú que opinas Koenig?

    Un saludo muy misterioso y muy intrigado…

  15. Koenig dice:

    Estimado Arauxo.

    En primer lugar, decirte desde mi mas íntima convicción que, como diplomático no tendrías precio.

    En segundo lugar se me presentan algunas dudas con respecto a tus comentarios, y me gustaría que me las resolvieras con el fin de entenderte mejor:
    Con respecto al primero, y dado que el título se divide en palabras, me gustaría saber cual de ellas el la principal responsable del sarpullido: «grandes», «misterios», «del» o «cristianismo». (También tengo cierta preocupación por saber en qué punto del sistema nervioso exactamente se origina el sarpullido, pero entiendo que es una cuestión privada así que no lo preguntaré).

    Con respecto al segundo no dejas nada claro en qué orden leerías esas obras que, repentina e inexplicablemente, y a contracorriente de muchas manifestaciones tuyas anteriores, te apetece leer ahora ¿Podrías aclararlo?

    Con respecto al tercero está muy claro (para algo que pillo no vamos a insistir ¿eeee?)

    El cuarto lo dejas muy en el aire. El libro no es interesante. Vaaamos a ver. Hay que especificar. En primer lugar para quien (o quienes) ¿Para la iglesia de la cienciología? ¿Para el Real Mallorca Club de Futbol? ¿Para el gobierno de los Estados Unidos? ¿Para la imperial asociación de aficionados a los lepidópteros (me encanta esta palabra)?
    En segundo lugar porqué: Aquí te voy a dejar temario libre, como los «profes» que se enrollan.
    En tercer lugar voy a ir acabando que se me agotan las letras.

    Y finalmente, agradecerte mucho la importancia que das a mi «no desautorización del todo». Pero conr especto a tu pregunta posterior: ¿Tiene peso el argumento? Responderte debo que difícil cuestion esta es viejo padawan ¿Tienen peso las ideas? Te contestaré con un viejo proverbio (de váyase usted a saber donde) «Si te subes a un manzano a coger peras y no coges peras ¿De quién es la culpa?»

    En fin.

    Desvarío (que el opino empieza a estar muy visto)

    Saludos.

    Koenig.

  16. Ascanio dice:

    Sobre la reseña de Koenig (gracias, compañero) tengo que decir que definitivamente NO me voy a comprar el libro. De hecho, no me lo prestéis, que TAMPOCO me lo voy a leer. Como dice Arauxo, el título y el curriculum del autor (que parece sacado de Cuarto Milenio) no dejan lugar a dudas.
    Sobre el tema de las correcciones…en fin, siempre he pensado que un escritor debe, como mínimo, escribir sin faltas de ortografía. Vale que se te pase una -y para eso están los correctores-, pero eso de que el texto esté plagadito…no sé, no sé. Si un autor no sabe escribir, dedícate a otra cosa, querido. Y si además necesitas que te corrijan el estilo, ofú…

  17. Arauxo dice:

    Estimado Sr. Koenig:

    Le quedo eternamente agradecido por el inmerecido cumplido que dirige a mi humilde persona respecto al carácter diplomático de mis intervenciones; agradecimiento cuyo valor se multiplica al comprobar que sus ponderadas palabras nacen de sus más íntimas convicciones. Mas como se ha de rendir tributo a la verdad, renunciando si llegara el caso a hiperbólicos elogios que uno no merece, debo confesarle con humildad y un tanto de atrevimiento que, para mi desdicha, yerra Ud. más -y disculpe Ud. la vulgaridad- que las afamadas escopetas de feria. Porque, muy a mi pesar, si en este rincón del mundo que llamamos Hislibris hay alguien con escasas dotes diplomáticas, ese debe ser, sin duda alguna, un servidor. Lo cual no obsta para que mi agradecimiento hacia su persona se acreciente, incluso corregido y aumentado.

    Respecto a las dudas que formula, he de empezar diciéndole que… todos. Todos los vocablos del título atragantanseme, pero muy especialmente si están dichos de consuno: «grandes enigmas del cristianismo»… Virgen Santa del Amor Hermoso, socórrenos en este trance… Pero he de reconocer que es el segundo («enigmas») el que despierta la aversión de mis neuronas, que como escasas ya son, cuidarlas debo y evitarles disgustos semejantes procuro. Porque no quisiera, en el estado actual de mi sufrida y castigada existencia, contraer las fiebres esas tan virulentas que castigan a mis congéneres y que trastornan la razón y el entendimiento nublan, engañando al alma con esa retahíla de misterios indescifrables cuya solución escapa, al parecer, a los peritos en su impericia, y que tan sólo a los más excelsos cazafantasmas, rappeles y demás expertos de lo suyo les es dado descifrar y desentrañar.

    Respecto a la segunda de mis dudas y a la equivalente que Ud. plantea, debo responderle que…en cualquiera. En cualquier orden que Ud. guste y desee, podría leer un servidor las obras por él citadas, con tal de que, en su magnanimidad, dispensarme Ud. pudiera de ese mal trago que me aterra y me atenaza, cual sería emprender la lectura de esta cosa escrita por tan renombrado autor de tan augusta, ilustre y eximia trayectoria.

    Respecto al interés que la obra pudiere suscitar a quién y cómo, he de reconocer que sólo me mueve en este empeño la cita textual de sus palabras: «no voy a deciros que se trata de un libro interesante del todo», que no quisera yo, excediéndome en mis atribuciones, desvirtuar en nada tan aclaratoria sentencia. Y respecto al complemento nominal «del todo», he de reconocer que casi huelga en el discurso, pues «del todo» o «de nada», tanto monta, monta tanto y que, a más amás… le vayan dando.

    No quisiera terminar esta misiva sin reconocerle que me ha dejado perplejo su última consideración. Le confieso que no acabo de entender demasiado bien quién debe subirse encima del manzano ni porqué hay que coger las peras de alguien. ¿es un hurto lo que Ud. propóneme o acaso un obsceno latrocinio que no quisiera siquiera mi mente imaginar? ¿Es acaso un acertijo que mis parcas entendederas no logran descifrar?

    En fin, confiado como sigo en la gentileza de su espíritu, ruego me haga llegar, cuando Ud. lo tenga a bien, las respuestas que ansiosamente espero escritas de su puño y letra.

    Quedo a su disposición para lo que guste, en siendo proposición honesta.

  18. hector dice:

    Yo envidio la «perseverancia» de estos escritores que no «creen» en el Cristianismo por tratar de enseñarnos y revelarnos los misterios, enigmas y secretos del mismo

    Ojala fueran igual de «perseverantes» en sus estudios sobre el mismo….

    Hec

  19. cavilius dice:

    Bien, pero no conviene no olvidar lo de Naupacto, ¿eh?

    (¿Esto no era aquí?)

  20. Valeria dice:

    Yo no creo que sea perseverancia, Héctor. Se llama «la ocasión la pintan calva» o «aprovechando que el código da vinci pasa por los santos lugares». Otro año la moda serán los ovnis, o la maldición de los faraones, o las conspiraciones de los productores de hollywood para comernos el tarro.

    Lo que sí me pregunto es por qué no se venden libros como «Todo lo que quiso usted saber de los evangelistas y nunca se atrevió a preguntar», «Los misterios del protestantismo» o «Enigmas insuperables del Corán», o «El pueblo hebreo: lo que la biblia no cuenta». Dicho todo esto con el máximo respeto y en clave de humor.

  21. Arauxo dice:

    Qué tempranito se empieza a beber por el noreste…

  22. Epaminondas dice:

    Yo creía que el Cristianismo tenía «misterios» y no «enigmas», también pensaba hasta ahora que los misterios eran cuestión de fe.

    Yo recomiendo para conocer el mensaje, hechos, y vida de Cristo leer fundamentalmente los cuatro evangelios canónicos y en general todo el nuevo Testamento, quizá oigáis susurradas en vuestro oido palabras que den luz donde antes solo había tinieblas (y por tanto «enigmas»).

    A mí me fue bien, nunca bromearía con esto.

    Saludos

  23. cavilius dice:

    Koenig, se me ocurre ahora: ¿el inexcrutable misterio de la Santísima Trinidad es abordado en el libro? ¿O la insondable cuestión de caminar sobre las aguas (el otro día salió por la tele un reptilito que también lo hacía: su truco era dar uno 20 ó 30 pasos por segundo. ¿Aparece tal vez citado este bichito en el libro?).

    Y por cierto, Paco T, ¿en qué consiste el enigma de las magdalenas, por el que te interesas?

  24. Arauxo dice:

    La de comentarios interesantes que nos está sugiriendo tu libro ¿Eh, Koenig? No te quejarás… Sobre todo a Cavilius…

  25. Koenigus Torresanus dice:

    Mi muy apreciado Sr. Arauxo, que Dios guarde muchos años.

    En contestación a su amable misiva debo primero agradecer a vuecencia haberse tomado la molestia de contestar a mi humilde persona, en absoluto merecedora de su tiempo y su esfuerzo.

    Con respecto a la innegable habilidad diplomática de vuestra merced, me es imposible no discrepar con la humildad y el atrevimiento que manifiesta. No debo aceptar afirmaciones de yerro ni de escopeta, pues no ha habido tales, aunque entiendo sea necesaria cierta aclaración de mi postura, para no dejarle en el engaño. Hablaba yo de que la habilidad diplomática de vuestra merced no tenía precio, y así lo afirmo y lo mantengo. Mas debo aclarar a usted que tanto es importante la habilidad del diplomático que propone tratados y firma compromisos como la de aquel que halla trampas en los escritos y los hablados, para mejor servicio propio y de su señor. Y es en este segundo aspecto donde la habilidad de vuecencia a la hora de encontrar la rugosidad, la grieta, el destello subrepticio de humor, la ambigüedad en la expresión, la esquirla de duda, no tiene precio.

    Le agradezco en segundo lugar muy amablemente me haya aclarado el origen de su sarpullido, y debo coincidir en los argumentos de vuestra merced punto por punto. La razón por la que el “enigma” atrae al pueblo como la miel a la mosca es un “enigma” difícil de dilucidar. Aunque personalmente tengo para mi que es la falta de emociones y el tedio diario quienes emponzoñan sus mentes y los ponen a disposición de brujos y mistificadores, mas no quiero entrar yo en estos asuntos, pues son competencia exclusiva de la Santa Inquisición, que tiene muy a gala no permitir la injerencia de extraños en sus asuntos.

    Con respecto al orden de sus lecturas, debo manifestar a vuecencia mi extrañeza ante la frivolidad con la que habla de ordenar dichas obras al albur de mi deseo. Piense vuestra merced que algunas de ellas son mortales de necesidad, y su lectura en momento previo a las otras puede provocar la imposibilidad de continuar las lecturas, con lo que se malograría la posibilidad de leer todas ellas, en lugar del edificante opúsculo de grandes misterios que viene siendo el origen de nuestro intercambio epistolar.

    Con respecto al interés y el manzano, ambos puntos pueden aclararse en una sola vez, para regocijo y felicidad de quienes consideren larga esta parla nuestra. Pero no quiero entrar en aclaraciones sin antes disculparme humildísimamente por haberme atrevido a citar un dicho popular ante un personaje tan eminente como vuestra excelencia, que se encuentra tan por encima de ellos. Y dicho esto paso pues, a aclararme. Es con toda humildad que defiendo el opúsculo objeto de nuestro intercambio de pareceres, pues entiendo que está escrito sin prepotencia ni orgullo alguno, sino con humilde objetividad. Que no pretende ni aleccionar ni convencer, sino establecer, y que no es la razón de escribirlo intrigar ni mistificar a los lectores, ni revelarles la revelación, verdadera ni falsa. Así pues, aquellos que al manzano se encaramen, o mejor el opúsculo lean, con la intención de coger peras, o mas bien de encontrar en él sorprendentes revelaciones o increíbles acontecimientos, no podrán culpar al árbol, o mejor al opúsculo, el haber fracasado en su intención, sino tan sólo a si mismos, pues advertidos están de que en el opúsculo objeto de nuestras controversias no hay peras, sino manzanas. Afirmaba por ello y en ello me reafirmo que por eso el libro no es interesante del todo, pues no es medio de inflamar pasiones y excitar curiosidades. Pero si guarda cierto interés, mas por el comedimiento del discurso que por la calidad de la escritura, esta si, execrable en todo punto, condición y orientación.

    Y no quiero terminar sin manifestaros una pregunta cuya respuesta me intriga ¿Oyese hablar griego en lontananza? ¿Es impresión mía exclusivamente o también vuestra merced está oyendo lagartos, como si gitana con ojeriza anduviera por el horizonte?

    Esperando que mi respuesta haya satisfecho su interés, y manifestando con toda simpleza mi disposición ante vuecencia para comentar, preguntar y responder cuanto le sea de interés, quedo muy atentamente suyo.

    Koenigus Torresanus, Gran Contestador de la Orden de Cartabrava.

  26. Aretes dice:

    ¿Todo esto lo has dicho haciendo reverencias? ¿Dando con la frente en el suelo? Jesús!

  27. Epaminondas dice:

    Si me recuerda a trece enanos y un mago que una tarde fueron a tomar té a la casa de un hobbit…

  28. cavilius dice:

    ¿Me ha llamado lagarto?

  29. Epaminondas dice:

    me temo que si Cavi, aunque creo que los que debíamos hablar en griego eramos nosotros, ¿tu sabes hablar en griego Cavi?

  30. clio dice:

    Eso parece…griego

  31. cavilius dice:

    Yo sí que sé: joroña ke joroña, por ejemplo (esto queda muy bien decirlo con un yogur en la mano).

  32. Epaminondas dice:

    que significa algo así como «por años y años»….(según me dijeron)

  33. Paco T dice:

    Cavi, el auténtico enigma de las magdalenas es encontrar la proporción adecuada entre los ingredientes para que no te salga bizcocho… ¿O tú preguntabas por la otra?

  34. cavilius dice:

    Ah, bueno; pensé que te referías a la cultura magdaleniense, allá por el Paleolítico Inferior. Entonces nada.

  35. cavilius dice:

    Por cierto, al sujeto por el que me interesaba antes parece que lo conocen en su casa y poco más…

  36. Ascanio dice:

    Por cierto, el bichejo (y no me refiero al de la batalla de Lepanto) al que hacéis referencia se llama basilisco.
    ¿Que cómo corre por encima del agua? ¡Ah! Eso sí que es un enigma del lagartismo…

  37. Arauxo dice:

    Lagarto, lagarto (copirai de Aretes…)

  38. Garnata dice:

    El magdaleniense es del paleolítico superior, adorado Cavilius

  39. cavilius dice:

    Pues tienes razón, Garnata. A mí es que me sacan de la época del imperio luso-español y la Persia safávida, y me hundo en la miseria. Y gracias por el adjetivo, así da gusto que le corrijan a uno.

    Saludos y bienvenida.

  40. Garnata dice:

    No tiene importancia el dato es sólo una anécdota. Sigue así eres muy culto. Saludos a todos

  41. da vinci dice:

    BUENOS DÍAS,,, ESTOY ABURRIDO DE LEER SIEMPRE LA MISMA HISTORIA, RESUMIDA, ALTERADA, ADORNADA, DISEMINADA,, ETCC… QUEREMOS QUE ESTOS ESCRITORES DE LIBROS O PRESENTADORES COMO CUARTO MILENIO,,, NOS DIGAN ¿ HAN TENIDO ALGUNA EXPERIENCIA OVNIS? ¿ CREEN EN LO QUE ESCRIBEN? ¿ CREEN EN LOS ESPIRITUS O ENTIDADES DE OTRAS DIMENSIONES? HAN TENIDO ENCUENTROS CON ALIENIGENAS? ¿ QUE OPINAN DE LAS CARAS DE BELMEZ? COMO CREEN QUE SE FORMARON LAS CARAS… NO NOS VALE LA RESPUESTA… » SEGÚN LAS INVESTIGACIONES SE CREE QUE ES POR CAUSA…..BLABLABLA»,,,,,, NO PODEMOS PERDER EL TIEMPO EN ESTAS COSAS….. Y SI NO PREGUNTELES A FERNANDO JIMENEZ DEL OSO,,,,,,

  42. walid dice:

    Saludos, soy bisnieto de don manuel hernández quesada alias ARCANO, me gustaría recabar información y una posibilidad de contacto con usted. Le estaría agradecido de por vida

Responder a richar Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Hislibris te informa de que los datos de carácter personal que nos proporciones rellenando el presente formulario serán tratados por Ediciones Evohé, S.L. como responsable de esta web. La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos personales que te solicitamos (nombre y correo electrónico) es únicamente gestionar los comentarios que realices en este blog y jamás serán compartidos con terceros (salvo requerimiento legal). Legitimación: Al marcar la casilla de aceptación estás dando tu legítimo consentimiento para que tus datos sean tratados conforme a las finalidades de este formulario descritas en la política de privacidad. Como usuario e interesado te informamos de que los datos que nos facilitas estarán ubicados en los servidores de Factoría Digital (proveedor de hosting de Hislibris) dentro de la UE. Ver política de privacidad de Factoría Digital. Podrás ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y suprimir los datos en hislibris@hislibris.com e info@edicionesevohe.com, así como el derecho a presentar una reclamación ante una autoridad de control.